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La EMA registra trombos en Pfizer y Moderna, pero sin abrir una investigación

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La Haya, 29 abr (EFE).- La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha recibido informes sobre once casos de trombosis con trombocitopenia tras la vacunación con Pfizer y dos tras el uso de Moderna en el Espacio Económico Europeo (EEE), integrado por la UE, Noruega, Islandia y Liechtenstein, pero aun no va a abrir ninguna investigación específica y seguirá vigiando, aseguró a Efe una fuente del regulador.

Según la fuente, “si bien se han informado algunos casos” de coagulación de sangre con un nivel bajo de plaquetas, cuando se observan en el contexto de la exposición de las personas a las vacunadas, estas cifras son extremadamente bajas y no generan preocupación” como para iniciar una investigación específica del riesgo de desarrollar trombos con estos dos preparados, que usan la misma tecnología de ARN mensajero.

No obstante, añadió la fuente, la EMA “está monitoreando de cerca los casos notificados después del uso de las vacunas de la covid-19 Comirnaty (nombre comercial de la vacuna de Pfizer/BioNTech) y Moderna”, aunque “considera en este momento que no hay señales» de alarma sobre el riesgo de coagulación sanguínea con estas vacunas.

En el caso de Pfizer, se han notificado hasta el pasado 13 de abril un total de once casos de trombosis con trombocitopenia en el Espacio Económico Europeo (EEE), donde se han administrado alrededor de 60 millones de dosis de esta vacuna.

Mientras tanto, se han inyectado más de 5 millones de dosis de Moderna y solo se han notificado dos casos de trombosis con trombocitopenia en el EEE.

“A modo de comparación, con Vaxzevria (nombre comercial de la vacuna de AstraZeneca) se habían notificado 142 casos de trombosis con trombocitopenia en el EEE hasta el 13 de abril y se habían administrado más de 17 millones de dosis”, añade a EMA.

A nivel mundial, ascienden a más de 300 los casos recogidos por la red europea de procesamiento de datos sobre reacciones adversas de medicamentos en el EEE, EudraVigilance, en los que los vacunados contra la covid-19 desarrollaron coagulación sanguínea y un nivel bajo de plaquetas, lo que, incluyendo los casos europeos, divide la cifra total entre 25 casos registrados con Pfizer y 5 con Moderna, además de los 287 con AstraZeneca y 8 con Janssen.

A diferencia de las que usan el ARNm, AstraZeneca y Janssen se basan en otra técnica: un vector adenoviral derivado de un adenovirus causante del resfriado común de chimpancé y de humano, respectivamente, modificado genéticamente para que no pueda replicarse y causar la enfermedad, por lo que se ha transformado para que exprese la proteína Spike del SARS-CoV-2 en las células.

“La EMA y los Estados miembros de la UE continuarán monitoreando y evaluando cualquier información nueva, incluidos los informes sobre presuntos efectos secundarios, relacionada con todas las vacunas del covid-19, y tomarán medidas cuando sea necesario para proteger la salud pública”, advirtió la agencia, que, de momento, mantiene su respaldo científico a la seguridad de todas las vacunas autorizadas en territorio comunitario.

El comité de seguridad (PRAC) de la EMA, con sede en Ámsterdam, tuvo que abrir dos investigaciones separadas sobre el riesgo de coagulación sanguínea con las vacunas de AstraZeneca y Janssen, y concluyó que existe un “posible vínculo” entre varios casos notificados de tromboembolismos y la vacunación con estos preparados, y decidió añadir una anotación de este posible efecto secundario inusual en el prospecto de las vacunas.

De momento, las cuatro vacunas mencionadas tienen una licencia de uso condicional en la Unión Europea y se están usando activamente en las campañas de vacunación contra la covid-19.

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Trump no descarta una guerra con Venezuela

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Así afectan los aranceles de Trump a las empresas valencianas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este viernes que “no descarta” la posibilidad de una guerra con Venezuela, en medio de crecientes tensiones entre ambos países. Esta declaración se produce pocos días después de que Trump ordenara un bloqueo a los petroleros que entran y salen de Venezuela, medida que busca presionar al gobierno de Nicolás Maduro en un contexto de conflicto político y económico prolongado.

Según la Casa Blanca, la acción también forma parte de un esfuerzo más amplio para combatir el narcotráfico en el Caribe, tras recientes bombardeos y ataques contra lanchas sospechosas que supuestamente transportaban drogas hacia Estados Unidos. No obstante, analistas internacionales advierten que estas operaciones podrían escalar rápidamente y derivar en un enfrentamiento militar directo.

Contexto histórico y geopolítico

Las relaciones entre EE. UU. y Venezuela han estado marcadas por la tensión desde hace décadas, especialmente tras la llegada de Hugo Chávez al poder y la posterior administración de Nicolás Maduro. La imposición de sanciones económicas, bloqueos comerciales y restricciones financieras ha sido una constante de la política estadounidense hacia Caracas, buscando limitar los recursos del gobierno venezolano y presionar por cambios democráticos.

El anuncio de Trump se suma a esta dinámica, generando preocupación en la región y entre los aliados de Estados Unidos. Algunos expertos señalan que la combinación de sanciones, bloqueos y declaraciones beligerantes podría aumentar la inestabilidad política y económica en Venezuela, con efectos negativos también para los países vecinos.

Reacciones internacionales

Organismos internacionales y gobiernos de la región han seguido con atención las declaraciones de Trump. Aunque aún no hay una respuesta oficial de Caracas, se espera que Venezuela incremente sus medidas de defensa y diplomáticas ante cualquier escalada.

En EE. UU., analistas políticos debaten sobre la viabilidad de un conflicto armado, señalando que aunque Trump no descarta la guerra, la probabilidad de un enfrentamiento directo podría depender de factores internos y de la presión de aliados internacionales.

Conclusión

La declaración de Donald Trump sobre una posible guerra con Venezuela refleja la persistente tensión entre ambos países y el riesgo de que medidas económicas y militares escalen hacia un conflicto abierto. Mientras tanto, la comunidad internacional observa de cerca los movimientos en el Caribe y las decisiones políticas de Washington y Caracas.

 

 

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