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La historia oculta de la Plaza de la Reina

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La historia oculta de la Plaza de la Reina

Durante muchos años, antes de que la València de Calatrava se convirtiera en reclamo fotográfico, fue la postal más buscada. La plaza de la Reina, con la puerta barroca de la Catedral y el Miguelete, símbolo de la ciudad, ha sido fotografiada por turistas y vecinos de la ciudad. Observando sus cambios la Torre de Santa Catalina. Esas viejas postales pasarán a la historia convirtiéndose en objeto de coleccionista con motivo de la nueva reforma. Atrás quedarán las imágenes de los vehículos circulando por la popular plaza un espacio que se recupera ahora para los peatones.

Pero esta zona de la ciudad nos es la primera vez que se transforma, de hecho antes de la década de los años 60 del siglo pasado su aspecto era bien distinto.

Para ello debemos remontarnos hasta el año 1868, cuando nace la Plaza de la Reina de pequeña forma triangular. El enclave surge tras el derribo del Convento de Santa Tecla para poder realizar la actual calle de la Paz. A día de hoy casi nadie recuerda el motivo por que recibió ese nombre ni a que reina se quería honrar.

La historia oculta de la Plaza de la Reina

En un principio no tenía nombre y se le conocía de manera popular como plaza de Santa Catalina. Hasta que se quiso recordar la memoria de María Mercedes de Orleans, esposa del rey Alfonso XII, que murió en 1878 con tan solo 18 años. Y es el día de su boda, el 23 de enero de 1878 cuando recibe la plaza de manera oficial su nombre.

Y así fue hasta que en la Segunda República cambiara su denominación por el de plaza de la Región Valenciana, para volver a recuperar su antiguo nombre «de la Reina» una vez finalizara la guerra civil.

Bulliciosa y concurrida, la plaza de la Reina era el centro neurálgico de la Valencia antigua, pero durante décadas se estudió la manera de abrir una plaza de gran tamaño demoliendo el conjunto de construcciones y casas viejas que se levantaban en el actual espacio que hoy ocupa la plaza.

Antes de la reforma. Foto: jdiezarnal

Después de la reforma. Foto: jdiezarnal

  • La plaza de la Reina estaba formada por dos calles principales verticales y otras pequeñas calles horizontales que las comunicaban entre sí.  El nombre de calle Zaragoza es muy antiguo, desde los primeros años de la conquista de la ciudad y es que en ella se asentaron los reconquistadores aragoneses procedentes de Zaragoza.
  • La calle Campaneros era conocida con ese nombre al menos desde 1644. Ambas calles, la de Campaneros y la de Zaragoza finalizaban en una pequeña plazoleta enfrente de la catedral que recibía el nombre de plaza del Micalet.
  • La más cercana a la catedral recibía el nombre de calle de la Puñalería y la más cercana a la calle San Vicente Mártir, recibía el nombre de calle de Borriol.
  • La calle de la Puñalería, también conocida como de la «Armería» recibía su nombre porque en ella se situaban los artesanos que fabricaban puñales, espadas, escudos, rodelas y materiales de forja para la nobleza valenciana. La calle Borriol era un homenaje a la familia Boil de Arenós señores de la baronía de Borriol.

Calle Zaragoza 1908. La orientación de la fachada de la puerta barroca de la catedral perdió sentido con el derribo de los edificios que formaban la calle.

 

Calle Zaragoza sobre 1900 comunicaba la pequeña plaza de la Reina con la puerta barroca de la Catedral

 

Finalmente en 1944 comenzaron los primeros derribos por la zona más cercana a la calle San Vicente Mártir y la antigua calle Zaragoza, continuando en dirección a la catedral y finalizando en 1963 con el derribo de la última manzana que se encontraba enfrente mismo de la catedral.

Tranvía cuya línea se denominaba “Ruzafa-Sagunto”

Los derribos se llevaron a cabo de manera un tanto anárquica, sin una planificación definida, ni un diseño que dejó un lugar con el derribo definitivo de estas tres manzanas la actual plaza. De hecho esa falta de ideas afectaría a otras construcciones como la puerta barroca de la catedral que quedaba rara sin el sentido con el que se había levantado y que ahora se quiere recuperar con árboles.

En 1950 el Ayuntamiento sacó a información pública un «Concurso de ideas» para la remodelación de la plaza, y el valenciano Alberto Figuerola fue el ganador. Es en 1959 cuando se instala la primera fuente en la plaza.

La historia se detuvo en 1970 cuando se efectuó en la plaza una segunda remodelación para la construcción del estacionamiento subterráneo.

Curiosidades de la Plaza de la Reina

  • En la plaza se encuentra el kilómetro cero de las carreteras radiales de Valencia competencia de la Generalidad Valenciana y es además la referencia para numerar los edificios de Valencia, y no la plaza del Ayuntamiento, como se piensa.
  • En 1930 comenzó a funcionar en la plaza de la Reina el primer semáforo de Valencia que era accionado a mano por el primer guardia urbano

Ahora la disposición de árboles junto a la antigua calle Zaragoza recuperará la perspectiva visual de la puerta barroca de la Catedral como en su origen y en el suelo de la plaza quedará recordado el trazado de la antigua muralla romana.

Los accesos al parking se modificarán, y se situarán en la calle de la Paz para entrar, mientras que la salida se realizará por la calle del Mar.

Unos hallazgos arqueológicos encontrados nos descubrirán más sobre esta plaza que fue calle. Calles.

Este descubrimiento nos ofrecerá otros secretos ocultos por el paso de los siglos de este pedacito de nuestra ciudad. Restos que nos permitirá saber más sobre los orígenes de nuestra querida ciudad.

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La autenticidad del Santo Cáliz de Valencia

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autenticidad Santo Cáliz Valencia
Imagen de archivo de una reproducción del Santo Cáliz que alberga la Catedral de Valencia. EFE/ Juan Carlos Cardenas

València, 29 mar (OP-EFE).- Dos investigaciones del profesor de la Universitat Politécnica de València (UPV) Manuel Zarzo, publicadas recientemente, aportan indicios inéditos sobre la autenticidad del Santo Cáliz de la Última Cena, custodiado en la Catedral de Valencia desde 1437.

La autenticidad del Santo Cáliz de Valencia

Zarzo explica que la investigación se ha de hacer desde tres puntos de vista, uno de ellos la datación de la copa, que «es esencial, pues es condición necesaria para ser auténtica el haber sido tallada antes de la Última Cena», ha informado la UPV.

«Por otra parte, hay que seguir investigando en la trazabilidad de la copa desde Jerusalén hasta Huesca, pues los indicios de su presencia en la Península Ibérica son muy escasos antes del siglo XII. Y por último, hay que plantearse qué probabilidad hay de que sea una falsa reliquia», añade.

Una datación precisa

La primera cuestión la aborda con detalle en una de sus recientes investigaciones, publicada en la revista Heritage, en la que concluye que el patrón de diseño de la copa de ágata, la moldura del borde y de la base concuerdan con las copas de época helenístico-Romana.

Sin embargo, el profesor Zarzo opina que la clave para una datación más precisa está en la tecnología del vidrio, cuya elaboración por soplado data del siglo I antes de Cristo.

«Anteriormente, los recipientes de vidrio se fabricaban con moldes, siendo caros y poco transparentes. La disponibilidad de vasos más transparentes fue una revolución, pues permitían apreciar la calidad de los vinos, de modo que su comercio se extendió rápidamente por todo el Mediterráneo», relata.

Según afirma, «dicho desarrollo entró en competencia con los vasos tallados en piedra preciosa, muy valorados por las clases aristocráticas, lo que obligó a los artesanos a reducir el espesor de estos vasos para aumentar su transparencia. Pero, en el caso del Santo Cáliz, el espesor del ágata hace pensar en una manufactura anterior al boom del vidrio por soplado, anterior a la Última Cena».

Ana Mafé, Doctora Historia del Arte: «La única copa en el mundo que resiste análisis científico, el Santo Cáliz de València»

Trazabilidad desde Jerusalén hasta Huesca

Respecto a la trazabilidad de la copa desde Jerusalén a Huesca, durante 800 años «suscita muchos interrogantes, ya que hay muy pocos vestigios de la presencia del Santo Cáliz en la provincia de Huesca con anterioridad al siglo XII», motivo por el que mucha gente considera que «no puede demostrarse que la reliquia venerada en València sea el auténtico Cáliz de la Última Cena».

Zarzo ha revisado algunos de estos indicios, como los propietarios de la copa, supuestamente la familia de san Marcos Evangelista.

«Si Marcos acompañó a San Pedro a Roma y tuvo una estrecha vinculación con él, esto hace verosímil que la copa de la Última Cena viajara hasta Roma, como afirma la tradición», apunta en otra de sus anteriores publicaciones.

La hipótesis de una falsa reliquia

«Si en época medieval, antes del siglo XII, un orfebre hubiese manufacturado un preciado Cáliz a partir de una copa de ágata con la pretensión de que fuese considerado como el auténtico Cáliz de la Última Cena, ¿por qué habría elegido una copa tallada en piedra preciosa?», se pregunta.

A su juicio, «lo razonable habría sido un cáliz de oro o quizás de plata, pues los vasos sagrados de uso litúrgico han sido elaborados con metales nobles desde el siglo tercero».

«Es muy improbable que se hubiera elegido una copa de este material, pues no existen yacimientos de ágata en la Península Ibérica, y esta copa (o bien el ágata en bruto para ser tallado) tendría que haberse traído de muy lejos». De hecho, se especula que la piedra original del Santo Cáliz podría proceder de la India».

Otras claves relevantes

Por otra parte, aporta otras claves relevantes en un reciente estudio publicado en la revista Religions como que «las excavaciones arqueológicas en las décadas de 1970 y 1980, en Jerusalén y alrededores, han descubierto una gran cantidad de recipientes tallados en piedra caliza de época romana».

Estos hallazgos han puesto de manifiesto que, en época de Jesucristo, era habitual el uso de recipientes tallados en piedra para usos rituales de ámbito doméstico, probablemente porque se consideraban inmunes a la impureza ritual, lo que supone que «no necesitaban ser purificados previamente a su utilización».

Esta cuestión no ha recibido demasiada atención hasta la fecha en los estudios sobre el Santo Cáliz pero, según Zarzo, «desde un punto de vista teológico es muy simbólico que Jesús hubiese utilizado un cáliz preciado no susceptible de impureza para instituir la Eucaristía».

«Este conocimiento es relativamente reciente, pero era totalmente desconocido en época medieval, lo cual refuerza la autenticidad del Santo Cáliz de Valencia», concluye.

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