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Salud y Bienestar

Las madres vacunadas con Pfizer y Moderna pasan los anticuerpos a sus bebés por la leche

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EFE/Miguel Barreto

Santa Cruz De Tenerife, 29 mar (EFE/Belén Rodríguez).- Las madres lactantes que se han vacunado con Pfizer y Moderna han generado anticuerpos protectores frente a la covid-19, que transmiten a través de la leche a sus bebés, según un estudio del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, en Tenerife, el primero de España que ha realizado una investigación de este tipo.

Este estudio, realizado con una muestra de 90 madres lactantes, una embarazada y nueve madres sin vacunar, demuestra que estas dos vacunas son efectivas y seguras para las madres, pues ninguna de ellas tuvo ningún tipo de reacción adversa grave, y protegen a los bebés, quienes tampoco presentaron ningún problema.

La jefa de Neonatología del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Sabina Romero, explica en una entrevista con Efe que después de analizar la sangre y leche de estas mujeres, todas ellas sanitarias voluntarias, se puede concluir que la vacunación en madres lactantes es «segura, eficaz y segura».

En esta investigación, cuyo estudio científico está en elaboración para ser publicado próximamente en una revista médica internacional, han participado mujeres de una edad media de 36 años con 11 meses de media de lactancia, si bien 21 de ellas llevan más de dos años dando el pecho a sus hijos.

Ninguna de ellas ha tenido reacciones adversas de carácter grave y los lactantes no tienen síntomas importantes claramente relacionados con la vacuna, agrega Romero, quien por ello afirma que, por lo tanto, no hay ninguna diferencia respecto a la población general.

En su opinión, la importancia de este estudio radica en que por fin, después de meses de incertidumbre, hay evidencia científica para que las madres lactantes se puedan vacunar con normalidad.

Las dudas iniciales tuvieron que ver, según Romero, con que de los ensayos clínicos iniciales, tanto de vacunas como es el caso como de fármacos, se excluye a las mujeres embarazadas y en lactancia, lo que provocó que en algunos lugares se contraindicara su vacunación contra la covid-19 y en otros se dejara como una decisión personal.

Esta investigación, en la que han participado los servicios de Pediatría, Laboratorio de Análisis Clínicos y Microbiología y Obstetricia-Ginecología del hospital, no se ha estudiado el efecto que tiene AstraZeneca, la tercera vacuna que en estos momentos se dispensa en España contra la covid-19.

No obstante, según la pediatra, todo apunta a que suceda lo mismo que con Pfizer y Moderna y que las madres lactantes vacunadas con AstraZeneca también generen anticuerpos contra la covid-19 en leche y sangre.

En principio, la base de seguridad para los lactantes sería la misma, aunque habría que estudiarlo, asegura Romero, quien busca financiación para poder ampliar el estudio en este sentido.

Mientras tanto, el estudio continúa con las mujeres vacunadas hace seis semanas con Pfizer y Moderna, a quienes cuando pasen seis meses les volverán a hacer un control para ver si mantienen los mismos niveles de anticuerpos en sangre y para comprobar si se han infectado de covid-19.

Respecto a las mujeres embarazadas, cuya infección por covid podría causar problemas más graves y por ello son consideradas grupo de riesgo, su vacunación, por el momento, se realiza de forma individualizada dependiendo de cada caso.

La lactancia materna protege a los niños frente a infecciones respiratorias de las vías bajas y también les previene de la muerte súbita y padecer gastroenteritis, otitis medias y obesidad, entre otras enfermedades.

Asimismo, a las madres las protege del cáncer de mama y de riesgos cardiovasculares, sobre todos en las que dan lactancia más de dos años.

«Ahora, en pandemia, la lactancia materna es más importante que nunca», asevera Romero quien anima a las mujeres a proteger a sus hijos, no solo de la covid-19, mediante la lactancia materna.

En los casos positivos, la pediatra aconseja a las mujeres a seguir amamantando a sus hijos, ya que no se ha demostrado que hay infección a través de la leche materna y, sin embargo, les pasan a sus hijos anticuerpos contra el virus, además de otros componentes bioactivos y defensores.

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Salud y Bienestar

Sueño irregular entre semana y descanso extra en fin de semana: ¿cómo afecta al cuerpo?

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Sueño irregular

Dormir mal o dormir poco entre semana es un hábito muy extendido. Muchas personas intentan compensarlo “recuperando” horas de sueño durante el fin de semana, confiando en que así el cuerpo volverá a equilibrarse.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Sleep demuestra que dormir más el fin de semana no revierte los daños metabólicos provocados por la falta de sueño de lunes a viernes.

La investigación, realizada por la Facultad de Medicina Yong Loo Lin de la Universidad Nacional de Singapur (NUS Medicine), advierte de un impacto silencioso y preocupante: un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, incluso en personas jóvenes y sanas.


El estudio: 48 adultos jóvenes y un análisis exhaustivo del sueño y la glucosa

El equipo liderado por June Chi-Yan Lo y Khoo Chin Meng siguió durante dos semanas a 48 adultos jóvenes sanos (21–35 años) en un laboratorio del sueño.
Todos comenzaron el estudio con dos noches de descanso adecuado para medir correctamente su glucosa e insulina en un estado basal sano.

Después fueron divididos en tres grupos:

1. Sueño corto estable

  • 6 horas de sueño entre semana

  • 8 horas durante el fin de semana

  • Simula una semana laboral típica

 2. Sueño corto variable

  • Entre 4 y 8 horas entre semana (horarios irregulares)

  • 8 horas el fin de semana

  • Mismo tiempo total de sueño que el grupo anterior, pero distribuido de manera desigual

 3. Grupo control

  • 8 horas de sueño todos los días

  • Patrón de descanso óptimo

Durante todo el estudio, se controlaron sus comidas y se realizaron repetidas pruebas de tolerancia oral a la glucosa (PTGO) para medir cómo respondían sus cuerpos.


Resultados clave: la falta de sueño daña la gestión de la glucosa, incluso con “sueño de recuperación”

Los resultados fueron contundentes:

 1. Dormir poco entre semana altera la glucosa aunque se duerma más el fin de semana

Los grupos con falta de sueño mostraron tolerancia a la glucosa deteriorada, un marcador temprano de riesgo metabólico.

2. Resistencia a la insulina en quienes dormían 6 horas de forma regular

Su cuerpo necesitaba más insulina para mantener los niveles estables, pero aun así la glucosa seguía alta.

 3. Peor aún en quienes dormían con horarios irregulares

El grupo de sueño variable presentó:

  • aumentos más fuertes de glucosa,

  • sin producir insulina compensatoria suficiente.

Esto sugiere un daño más temprano en las células del páncreas encargadas de producir insulina.

4. Solo el grupo que dormía 8 horas diarias mantuvo un metabolismo normal

No se observaron cambios en la regulación de la glucosa.


¿Por qué dormir poco aumenta el riesgo de diabetes tipo 2?

Según los investigadores, el sueño insuficiente altera procesos esenciales para el metabolismo:

  • Desregula la sensibilidad a la insulina

  • Aumenta el estrés oxidativo

  • Cambia la actividad del sistema nervioso

  • Afecta hormonas clave como la leptina y la grelina

  • Reduce la capacidad del páncreas para equilibrar la glucosa

Cuando este patrón se repite cada semana, el cuerpo entra en un ciclo de estrés metabólico que dispara el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.


Dormir más el fin de semana NO basta: la regularidad importa

El hallazgo más importante del estudio es claro:

No se puede “resetear” el cuerpo durmiendo más el fin de semana.

La recuperación parcial del sueño no impide que los niveles de glucosa aumenten cuando vuelve el patrón de pocas horas entre semana.
Y, además, los horarios irregulares son incluso peores que dormir poco pero de manera estable.


Implicaciones para la salud y consejos prácticos

Este estudio destaca la importancia de incluir el sueño dentro de los factores de prevención de enfermedades metabólicas. Para proteger la salud, los expertos recomiendan:

Dormir entre 7–9 horas cada noche Mantener horarios estables, también los fines de semana

Evitar variaciones bruscas en las horas de acostarse y levantarse

Priorizar el sueño tal como se prioriza la alimentación y el ejercicio

Consultar con un especialista si hay insomnio o dificultades crónicas

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