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Valencia

«Los bomberos sentimos que acabamos defendiendo a las personas de los bosques que se queman»

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València, 22 ago (EFE).- Los cientos de millones de euros y miles de profesionales que cada verano luchan contra los fuegos forestales en España ganan batallas, pero expertos como Carles Roselló, técnico forestal del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, no ven claro que se esté ganando la guerra contra el fuego.

Roselló es de quienes piensan que si no se cambia la estrategia hacia la prevención, “los bomberos forestales acabarán defendiendo a las personas contra el bosque”, advierte en declaraciones a EFE.

Bomberos, técnicos de los ministerios o de las comunidades autónomas, militares o cuadrillas… Son miles, quizá decenas de miles las personas que luchan contra los incendios forestales en nuestro país, y cientos de millones de euros, la mayoría procedentes del presupuesto autonómico, los que se dedican cada año a la lucha contra los incendios forestales.

Y lo que los expertos en esta lucha contra el fuego señalan es que es necesario invertir más en prevención, porque la capacidad para gestionar una de estas emergencias, cuando cobra la fuerza suficiente, es limitada.

“Un incendio como el Ávila es muy difícil de manejar”, señala Roselló en alusión al incendio más grave en lo que llevamos de año en toda España, declarado en Navalacruz y Cepeda de la Mora y ya estabilizado aunque todavía peligroso. Ha llevado a la Junta de Castilla y León a solicitar al Gobierno la declaración de zona catastrófica y su perímetro superó los 130 kilómetros de extensión.

“Si no se limpian los montes, cuando se produce un incendio grave puede ser intratable. La clave es la gestión forestal adecuada. La naturaleza está adaptada al fuego, pero el ser humano alteró el equilibrio original con ganado, recogida de leña… y al variar el equilibrio ecológico, la presencia humana ahora es necesaria».

Un monte lleno de matorral y sin la gestión adecuada, con unas condiciones meteorológicas malas, puede acabar, a su juicio, en un incendio muy severo, de llamas y extensiones grandes. «Esto es lo que piensas cuando muere un compañero tuyo en una emergencia”, explica Roselló.

La extinción de incendios forestales es competencia de las comunidades autónomas y cada una organiza su propia estructura administrativa. Si el fuego adquiere la gravedad suficiente, intervienen medios estatales.

La Generalitat Valenciana dedica este verano 89 millones de euros al Plan de lucha contra incendios forestales, cuyo presupuesto ha crecido un 10 % con respecto al año pasado, y pone a la tarea a unas quinientas personas, además de medios terrestres y aéreos.

Y eso solo en la Comunitat. Para hacer el cálculo nacional, basta con multiplicar estos cientos de personas por las diecisiete comunidades autónomas de nuestro país. Y sumar las 3.000 personas, además de soportes logísticos y operativos, que la Unidad Militar de Emergencias (UME) dedica a este servicio, o los cerca de 1.000 profesionales y 85 millones de euros, sin contar el coste del personal funcionario, aportados por el Ministerio de Transición Ecológica.

En la Comunitat, los avisos se suelen recibir en el 112. Los primeros en intervenir ante un conato pueden ser las brigadas forestales de la Generalitat, ubicadas en las cercanías e integradas por cientos de efectivos, o incluso los bomberos de un ayuntamiento.

“Siempre tienes una emisora contigo en tu vehículo, o una portátil. Cuando se declara una emergencia, como un incendio, te reclaman a través de la emisora. Van pidiendo unidades desde la central, y te movilizan en función del criterio de cercanía”, explica Miquel Ferriz, de la Unidad de San Mateu (Castellón) de los Bomberos Forestales de la Generalitat.

“Yo estoy, por ejemplo, al norte de Castellón”, continúa Ferriz, “y, si nos llaman en un pueblo, vamos a ser los primeros. El mando lo toma mi jefe de unidad y él organiza. Pero si el fuego es de gran magnitud, los mandos del Consorcio de Bomberos se hacen cargo”.

Roselló, como técnico forestal del Consorcio de Valencia, debe valorar los datos que le llegan desde el 112 y decidir qué respuesta se debe dar teniendo en cuenta la meteorología, la topografía… y enviar unos u otros medios.

«Atacar la cabeza del incendio, de manera directa, es muy complicado, al menos por tierra. Lo normal es entrar por la cola. Apagar esa zona y que, por tanto, sea segura, por ejemplo. Si el viento cambia, ya tienes una zona donde estar seguro, lo pasarás mal por calor y por humo, pero no te vas a quemar», explica Roselló.

Pero añade que «el incendio forestal se mueve, está vivo, y tienes que prever que la cola, si no está muy bien controlada y fría, puede evolucionar y puede llegar a un fondo de barranco y cambiar y convertirse en algo complicado. El peligro viene cuando pasa lo que no te esperas».

O puede que el incendio adquiera proporciones verdaderamente graves y amenace a viviendas o incluso a personas, y entonces ellas son la prioridad, y por eso dice Roselló: «Como cada vez va a haber más incendios graves, los bomberos sentimos que acabamos defendiendo a las personas de los bosques que se queman».

En 2021 no ha habido muchos incendios de gran magnitud en relación con 2020. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, hasta el 1 de agosto se ha producido un 20 % menos de incendios de importancia que en 2020. Pero las altas temperaturas y la progresiva sequedad de los suelos en agosto elevan el riesgo de incendios de gran magnitud en el final del verano.

Francisco Tomás-Valiente

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Salud y Bienestar

La muerte de la niña de Alzira reabre el debate sobre los riesgos de la anestesia: ¿cuáles son los peligros reales?

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La Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) ha trasladado sus condolencias a la familia de la niña de 6 años fallecida tras haber sido atendida previamente esa misma mañana en una clínica dental privada en Alzira. Además, ha insistido en la importancia de que las sedaciones sean “realizadas exclusivamente por médicos especialistas en Anestesiología y Reanimación”. Estos son los riesgos reales de la anestesia.

Llamamiento a la prudencia y advertencia sobre la falta de información clínica

La SEDAR, en un comunicado, ha hecho un llamamiento a la “prudencia, respeto y responsabilidad institucional”, subrayando que actualmente “se desconocen los datos clínicos y las circunstancias exactas” del suceso. Por ello, remarcan que no pueden valorar causas ni responsabilidades hasta que avance la investigación.

La sedación con fármacos anestésicos generales: un procedimiento de alto riesgo

El organismo científico ha insistido en que las sedaciones que emplean fármacos anestésicos generales son “procedimientos con riesgos potencialmente graves, incluso vitales”. Por ello, recalcan que deben realizarse únicamente por especialistas en Anestesiología y Reanimación, los únicos con formación avanzada en farmacología, fisiología, manejo de la vía aérea, ventilación mecánica y reanimación avanzada.

La SEDAR recuerda que, en los últimos años, ha advertido reiteradamente de un “problema muy serio”: la autorización de sedaciones profundas para ser administradas por profesionales que no son anestesistas. Esto incluye médicos de otras especialidades como neumología, cardiología, digestivo o urgencias, e incluso enfermería, mediante cursos que no equivalen a una especialidad médica completa.

Normativas que permiten sedaciones sin anestesistas: un riesgo para el paciente

Según la SEDAR, estas normativas autonómicas generan un riesgo añadido porque los anestésicos generales pueden provocar “apnea, depresión respiratoria y colapso cardiovascular en cuestión de segundos”. Para la entidad, la administración de estos fármacos “exige la formación avanzada específica” de los anestesiólogos.

“El anestesista es el único profesional con la capacitación completa para realizar sedaciones de forma segura y responder de manera inmediata ante cualquier complicación”, remarcan.

Recomendaciones a los pacientes y mensaje del presidente de SEDAR

La SEDAR recomienda a la ciudadanía que, antes de someterse a una sedación, “pregunten siempre quién la va a realizar y verifiquen que se trata de un médico especialista en Anestesiología y Reanimación”.

El presidente de la sociedad, el doctor Javier García Fernández, ha destacado que “la seguridad del paciente es el compromiso central e irrenunciable de la SEDAR”. Ha subrayado también que “la sedación profunda no es un procedimiento menor” y que toda la comunidad sanitaria debe reflexionar tras un suceso tan grave.

La anestesia siempre conlleva riesgo, incluso en manos expertas

SEDAR recuerda que la anestesiología es una disciplina compleja que requiere vigilancia constante y experiencia. “Incluso realizada por profesionales plenamente cualificados, nunca está completamente exenta de riesgo”, advierten.

Por ello, insisten en que estos procedimientos deben realizarse “bajo los estándares máximos de seguridad” y con equipamiento adecuado.

Compromiso de la SEDAR con la seguridad y la evidencia científica

La entidad afirma que seguirá defendiendo que la seguridad del paciente esté “por encima de cualquier otro factor” y trabajará con evidencia científica para evitar que normativas o decisiones organizativas permitan prácticas que puedan comprometer la salud de los ciudadanos.

 

 

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