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Salud y Bienestar

¿Qué indican las rayas en las uñas?

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rayas en las uñas
CLÍNICA ELENA NOGALES

La causa principal de la aparición de rayas en las uñas es el propio envejecimiento, la sequedad relacionada con la edad, la falta de hidratación (interna o externa) o bien las manicuras frecuentes.

El aspecto de las uñas puede ser indicador de que hemos padecido un traumatismo, tenemos un déficit nutricional o bien puede revelar alguna patología más importante.

Hay dos tipos de líneas:

  • Las líneas verticales (que van desde la punta de la uña hasta la cutícula)
  • Las horizontales(que ocupan el ancho de la uña). Ambos tipos pueden ser un signo de déficit nutricional.

Ante cualquier cambio en la coloración de una o todas las uñas lo más prudente es acudir al dermatólogo para un correcto diagnóstico.

Rayas en las uñas

Las líneas de Beau

Las líneas horizontales son conocidas como líneas de Beau y se producen como consecuencia de una disminución del proceso de crecimiento de la uña. Son consecuencia de alguna infección, una enfermedad o incluso de haber estado en situación de hipotermia. En estas circunstancias donde se reciben menos nutrientes, la matriz ungueal lo sufre y deja de crecer. Este tipo de trastorno se resuelve con el tiempo por sí solo, regenerándose las uñas progresivamente en menos de un año.

Cambios de color o decoloración

Si la uña comienza a engrosarse y pasa a tener un color blanco, negro, amarillo o verde probablemente esté infectada por un hongo. En estos casos la uña se puede caer. Es necesario acudir al dermatólogo para iniciar un tratamiento antifúngico que elimine la infección.

Si la uña se ve de color azul indica falta de oxígeno y puede ser un reflejo de que estemos expuestos a bajas temperaturas o por la enfermedad de Raynaud. En estos casos lo que cambia de color no es la uña si no la piel que está debajo.

Líneas negras

Es una de las líneas que más nos debe preocupar ya que son rayas que se forman por melanina. Pueden ser síntoma de un tipo de cáncer de piel llamado melanoma subungueal. Generalmente aparece en una sola uña y puede afectar a la piel de alrededor. Se debe acudir de inmediato al dermatólogo.

Déficits nutricionales que pueden ocasionar alteraciones en las uñas

Déficit de zinc

El zinc es un nutriente imprescindible para muchas funciones del organismo y su deficiencia puede estar relacionada con manchas o líneas en las uñas, y cabello frágil. El zinc puede suplementarse y también obtenerse de alimentos como:

  • Ostras
  • Carne
  • Mantequilla
  • Semillas y frutos secos.

Déficit de vitamina B12

La deficiencia de vitamina B12 ocasiona lo que llamamos anemia perniciosa, una enfermedad grave que debe ser diagnosticada por un médico. La solución es suplementar bajo supervisión médica. El déficit puede deberse a una alimentación vegana estricta (que puede mejorar con suplementos) o a una mala asimilación de esta vitamina por enfermedades más graves de origen intestinal.

Encontramos buenas fuentes de vitamina B12 en:

  • Carnes
  • Huevos
  • Mariscos
  • Productos lácteos.
  • Levadura de cerveza enriquecida con vitamina B12.
  • Suplementos de vitamina B12

Déficit de magnesio

La falta de este nutriente puede reflejarse en las uñas. No obstante, no es recomendable tomar un suplemento de magnesio sin consejo médico.

Los siguientes alimentos son ricos en magnesio:

  • Aguacate
  • Frutos secos
  • Pescado azul
  • Vegetales de hoja verde.

Cómo tener unas uñas sanas

Para evitar la aparición de las líneas en las uñas y su deterioro es recomendable tener en cuenta lo siguiente:

  • Hidratación: tanto interna, bebiendo una cantidad suficiente de líquidos, como externa, aplicando crema antes de ir a dormir, de esta manera, habrá suficiente tiempo para que se absorba y brinde beneficiosos tanto a la piel como a las uñas. Una crema rica en vitamina E y aceites de origen vegetal es la más adecuada.
  • Comer equilibrado:la dieta mediterránea es la mejor opción.
  • Descansar entre manicuras: es recomendable hacer pausas entre una manicura y otra, al menos de 24-36 horas, para dejar que las uñas ‘respiren’ e hidratarlas a conciencia con un aceite vegetal de coco, por ejemplo.

 

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Salud y Bienestar

¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
PEXELS

Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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