El Vaticano se prepara para vivir una de las decisiones más relevantes en la historia reciente de la Iglesia católica: el cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, fallecido la semana pasada. La elección comenzará este miércoles 7 de mayo, y en ella participarán 133 cardenales electores procedentes de más de 70 países. A diferencia de otros cónclaves recientes, no hay un candidato claro, y el abanico de papables es amplio y diverso.
Un cónclave con muchos papables y sin consenso
A medida que los cardenales han ido llegando a Roma, se ha confirmado lo que muchos analistas vaticanos intuían: la falta de un favorito indiscutible. Algunos prelados acuden al cónclave como posibles sucesores de Francisco, mientras que otros simplemente representan su corriente ideológica y se limitarán a votar al candidato más afín a su visión de Iglesia.
Como es habitual, los nombres que suenan como papables provienen en buena parte de las quinielas de expertos vaticanistas, que analizan perfiles, trayectorias y afinidades doctrinales, aunque con la cautela que exige el conocido refrán: «quien entra papa, sale cardenal». Esto se debe, en parte, a que los cardenales tienen prohibido hacer campaña o manifestar abiertamente sus preferencias, tal como establece la constitución apostólica Universi Dominici Gregis.
Perfiles continuistas: Parolin y Zuppi entre los favoritos
Candidatos que podrían seguir el legado de Francisco
Algunos de los nombres que más suenan en este cónclave 2025 del Vaticano son Pietro Parolin, actual secretario de Estado y una de las figuras más influyentes de la curia; Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y enviado de paz en Ucrania; Peter Turkson, ghanés con peso en el desarrollo humano; y Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, cercano a los ideales migratorios de Francisco.
Parolin destaca por su experiencia diplomática y por ser visto como un candidato continuista con fuerte presencia institucional, lo que lo coloca como uno de los papables mejor posicionados.
Candidatos dialogantes que ganan terreno
Erdő, Tagle y Hollerich, símbolos del equilibrio
Otra corriente dentro del cónclave apuesta por un perfil más dialogante y menos polarizante. En este grupo figuran nombres como Péter Erdő (Hungría), conservador pero moderado; Luis Antonio Tagle (Filipinas), considerado un puente entre sectores progresistas y conservadores; y Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo), de talante reformista.
Aunque no encabezan las quinielas, sus perfiles cumplen con los requisitos que muchos cardenales buscan hoy en un pontífice: capacidad de consenso, sensibilidad social y apertura a los desafíos globales.
Los ‘king makers’: influyentes pero poco probables
Sarah y Schönborn, más electores que elegibles
Algunos nombres de peso dentro de la Iglesia católica siguen sonando con fuerza, no tanto por sus opciones reales de ser elegidos, sino por su influencia en el cónclave. Es el caso del guineano Robert Sarah, ex prefecto del Culto Divino y figura emblemática del ala conservadora, y de Christoph Schönborn, conocido por su postura aperturista.
Ambos tienen ya 80 años o están cerca de cumplirlos, lo que reduce sus opciones reales, aunque sus opiniones y apoyos serán clave para la elección final.
¿Y los españoles? Por ahora, sin candidatos claros
El cónclave podría dar sorpresas
Aunque ningún cardenal español aparece entre los papables, no se descarta que surja alguna sorpresa en las votaciones. En la historia reciente ya ha ocurrido: el propio Francisco no era considerado favorito en el cónclave que lo eligió en 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI.
Además, cabe recordar que, desde 1378, todos los papas han sido elegidos entre cardenales, aunque en teoría cualquier hombre bautizado podría ser designado pontífice.
Casas de apuestas y quinielas internacionales
Nombres emergentes de todo el mundo
Las casas de apuestas como Ladbrokes o William Hill también han elaborado sus propios listados. En ellos aparecen nombres como Malcom Ranjith (Sri Lanka), Willem Eijk (Países Bajos), Charles Bo (Myanmar) y Pierbattista Pizzaballa (Jerusalén).
Otros candidatos internacionales mencionados son Fridolin Ambongo (Kinshasa), comprometido con el medioambiente; Leonardo Steiner (Manaos); Sérgio da Rocha (Brasil); Wilton Gregory, primer cardenal afroamericano; Blase Cupich (EE.UU.); José Tolentino de Mendonça (Portugal) y Mario Grech (Malta).
Un cónclave marcado por la incertidumbre
Más allá de las quinielas, la realidad es que este cónclave presenta una dificultad adicional: la mayoría de cardenales no se conocían previamente y solo una veintena ha participado en procesos similares. Esto aumenta la incertidumbre y hace que cualquier predicción sea arriesgada.
La elección del sucesor del papa Francisco se plantea, así, como una encrucijada para el futuro de la Iglesia católica, en un momento marcado por la necesidad de reformas, diálogo con el mundo moderno y defensa de los valores humanos en un contexto global cada vez más complejo.
¿Cómo funciona un cónclave?
El cónclave es un proceso regido por normas estrictas y protocolos centenarios:
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Quiénes participan: estarán llamados a votar 120 cardenales electores —todos ellos menores de 80 años— de los 232 cardenales que integran el Colegio Cardenalicio, representando a 89 países.
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Representación española: España contará con cinco cardenales electores en este histórico proceso.
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Dónde se alojan: los cardenales vivirán en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano, para garantizar su aislamiento y privacidad durante todo el proceso.
El inicio solemne: «Veni Creator Spiritus» y «Extra Omnes»
La entrada en la Capilla Sixtina se realiza invocando la asistencia del Espíritu Santo a través del canto del «Veni Creator Spiritus». Tras el juramento de mantener el secreto absoluto sobre todo lo relacionado con la elección, el maestro de ceremonias pronuncia el solemne «Extra Omnes» («Todos fuera»), momento en que solo los cardenales electores permanecen dentro.
Desde ese instante, comienza el estricto aislamiento del cónclave:
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Comunicaciones prohibidas: los cardenales no pueden recibir ni enviar mensajes al exterior.
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Secreto absoluto: violar la confidencialidad acarrea penas canónicas severas, incluida la excomunión automática.
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Ritmo de votaciones: se realiza una votación inicial; si no hay elección, se hacen dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, cada día.
Para ser elegido papa, un cardenal debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos.
Fumata blanca y elección del nuevo papa
Cuando finalmente un candidato alcanza los votos necesarios, la Capilla Sixtina libera una fumata blanca, señal inequívoca para el mundo de que la Iglesia tiene un nuevo pontífice.
Después, el cardenal electo debe aceptar el cargo y escoger el nombre con el que será conocido.
Inmediatamente después, el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mambertí, saldrá al balcón central de la Basílica de San Pedro y pronunciará el esperado anuncio: «Habemus Papam», revelando el nombre del nuevo líder de la Iglesia Católica.
Un momento histórico para la Iglesia y el mundo
Este cónclave será el tercero del siglo XXI, tras los celebrados en 2005 (elección de Benedicto XVI) y en 2013 (elección del papa Francisco).
El mundo entero observa con expectación un proceso que no solo determinará el futuro de la Iglesia, sino que también tendrá repercusiones políticas, sociales y diplomáticas a nivel global.
La elección del nuevo papa será, sin duda, uno de los grandes hitos informativos de este 2025.
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