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Mayores al volante: Se abre el debate sobre cómo reducir la alta tasa de accidentes

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Mayores al volante: Se abre el debate sobre cómo reducir la alta tasa de accidentes
Un guardia civil desvía a los vehículos en una carretera con poca visibilidad. Archivo/EFE/Sxenick

Rosabel Tavera

Castellón, 1 feb (OFFICIAL PRESS-EFE).- Pretender reducir la siniestralidad de las personas mayores al volante solo con mejores reconocimientos médicos es una «ingenuidad», según distintos estudios que destacan la necesidad de abordar múltiples factores, como la complejidad de las señales, la confusión que generan algunas vías, la antigüedad de sus vehículos o sus especiales dificultades para ver de noche.

Así lo explica a EFE el presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), Luis Montoro, que cita distintos estudios en los que pone de manifiesto que nos encontramos ante un tema «complejo» donde no hay una solución, sino múltiples y de distintos ámbitos.

El debate sobre la seguridad de los mayores al volante se ha reabierto a raíz del accidente ocurrido el pasado domingo en la A-7 a la altura de Rotglà i Corberà (Valencia), en el que un conductor de 87 años circuló en sentido contrario hasta colisionar con otro vehículo, y que se saldó con cinco fallecidos.

El experto señala que en general la accidentalidad de los mayores se produce por una pérdida de las capacidades psicofísicas, a lo que se añade «un desconocimiento importante de la normativa y los riesgos».

Montoro, catedrático de Seguridad Vial en la Universitat de València, explica que los mayores de 65 años, junto con los menores de 29, son los conductores considerados de riesgo en todos los países y «por kilómetro recorrido, los mayores de 65 a 70 años tienen tantas posibilidades de sufrir un accidente como los de entre 15 y 19 años», y en el caso de la letalidad «se puede cuadruplicar o quintuplicar la de un joven».

A su juicio, pensar que mejorar los reconocimientos va a solucionar el problema «es una idea ingenua», por lo que plantea las diferentes aristas que hacen que este colectivo de edad sufra más accidentes para así poder abordar el problema de manera global.

Las capacidades psicofísicas en los mayores hacen que tengan una «reacción más lenta», tanto muscular como mentalmente, y «a la hora de pisar el freno no lo hacen con la misma velocidad que un joven, así como a la hora de interpretar lo que ocurre en su entorno».

Las intersecciones complejas, el tráfico complicado, las salidas e incorporaciones a las vías rápidas o la conducción nocturna «les complica mucho el tema: se fatigan más, tienen peor coordinación de movimientos y dudan más».

Un estudio dirigido por Luis Montoro que analizó a 5.000 conductores para evaluar factores elementales de la visión constató que un 25 % de la población tiene problemas visuales y «esto se agudiza» en las personas mayores.

Así, «los deslumbramientos son muy graves, tiene peor agudeza, un campo visual más estrecho, problemas para percibir lo que hay en los laterales y más enfermedades».

A esto se suma que entre el 40 y 50 % de los mayores de 65 años toma de media cinco fármacos al día y el 60 % se automedica. Muchos de estos fármacos no son compatibles con la conducción -y en algunos no se especifica por no estar estudiado su impacto-, algo que no se tiene en cuenta.

En otros países, si los médicos de Atención Primaria «detectan que hay un problema lo comunican a las autoridades de tráfico», algo que en España «no se hace».

Otro factor es el estrés que produce el solo hecho de arrancar el coche y que se ve agravado con la presión del tráfico, sobre todo en vías de alta capacidad.

Y se refiere a algo de «lo que nadie suele hablar», como el hecho de que los mayores conducen automóviles «mucho más viejos», y por ello, mucho menos seguros: «La posibilidad de muerte en un coche de quince a diecisiete años (de antigüedad) frente a la de fallecer en un coche de uno a cinco años es tres veces superior», apunta el investigador.

Además, las infraestructuras viarias son otro gran problema: se refiere tanto al hecho de construir una curva demasiado cerrada como a la señalización, porque «hay muchas señales que no son visibles para las personas mayores, otras no son legibles, muchas no son creíbles y otras no inteligibles».

Al hilo de los problemas que causan las deficientes infraestructuras viales, el catedrático indica que el 80 % de los conductores considerados kamikazes «lo son por errores humanos o de infraestructura», algo que pudo estar detrás, junto al factor nocturno, de las causas del grave siniestro múltiple del domingo.

«Si no conocen los riesgos y no conocen los peligros», el problema es muy grave; por ello, Montoro aboga por informar y formar a los mayores y sus familias, y tener en cuenta medidas como «aumentar la distancia de seguridad, evitar conducir de noche o por vías de alta capacidad y no desplazarse más allá de un radio de equis kilómetros».

Pero, agrega a EFE, sin optar por quitarles sin más el carné de conducir, ya que, según sostiene la propia Organización Mundial de la Salud, «no es la ley del todo o nada», sino «ver la situación y estudiar el caso».

Si no hacemos estudios al respecto, apunta el catedrático, «no sabemos cómo, dónde o por qué las personas mayores tienen accidentes», y por tanto «no tendremos autoridad para plantear ningún remedio o estrategia».

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Rosas: El lenguaje de las flores y las declaraciones románticas

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Rosas: El lenguaje de las flores y las declaraciones románticas

El lenguaje de las rosas: cuando el alma florece en silencio

Hay palabras que no necesitan pronunciarse. A veces, basta con el roce de unos pétalos o el aroma dulce de una rosa para decir lo que el corazón calla. Así nació el lenguaje de las rosas, un idioma silencioso donde cada color, cada tallo y cada espina cuentan una historia de amor, deseo, perdón o esperanza.

El lenguaje de las flores, también conocido como floriografía, se popularizó en la época victoriana, cuando los gestos eran más elocuentes que las palabras. En los salones y jardines de la alta sociedad, un simple ramo podía expresar lo que una carta jamás se atrevía a escribir. Entre todas las flores, la rosa reinó como símbolo supremo del amor, la belleza y la pasión.


La historia del lenguaje de las rosas

Aunque su apogeo se dio en el siglo XIX, el simbolismo de las rosas tiene raíces más antiguas. En la mitología griega, se decía que la rosa roja nació de las lágrimas de Afrodita al llorar por su amado Adonis. En Roma, las rosas decoraban los banquetes del amor y el secreto: de ahí la expresión sub rosa, “bajo la rosa”, que significaba confidencialidad.

Durante la Edad Media, los caballeros ofrecían rosas a sus damas como promesa de fidelidad. Con el tiempo, este gesto evolucionó hasta convertirse en un lenguaje universal, capaz de expresar emociones con solo un color o una combinación de pétalos.


El significado de los colores en el lenguaje de las rosas

Cada color de rosa es un mensaje distinto, una emoción que florece con su propio matiz.

Rosa roja: el amor eterno y la pasión ardiente
La rosa roja es el emblema del amor profundo. Representa la entrega total, la admiración y el deseo. Una sola rosa roja puede decir “te amo” con una fuerza que ninguna palabra iguala.

Rosa blanca: pureza, sinceridad y nuevos comienzos
Símbolo de inocencia, la rosa blanca habla de amores puros, de promesas verdaderas y de corazones que comienzan un nuevo camino juntos. Es la favorita en bodas y reconciliaciones, donde el alma busca un renacer.

Rosa rosada: dulzura, gratitud y ternura
El rosa transmite delicadeza y cariño. Una rosa rosada expresa admiración, aprecio y gratitud. Es el detalle perfecto para agradecer un gesto o celebrar una amistad que florece con el tiempo.

Rosa amarilla: amistad, alegría y energía
Vibrante y luminosa, la rosa amarilla simboliza la alegría de compartir la vida. Representa la amistad sincera, el optimismo y la celebración. Sin embargo, en tiempos antiguos también evocaba celos o amores no correspondidos, lo que le añade un matiz de misterio y dualidad.

Rosa azul: misterio y deseo imposible
No crece de forma natural, y quizás por eso la rosa azul es símbolo de lo inalcanzable. Habla del amor idealizado, de los sueños imposibles y de la belleza de aquello que no puede tenerse. Regalar una rosa azul es decir: “Eres única, un misterio que no deseo resolver”.

Rosa negra: despedida, transformación y renacimiento
Aunque suele asociarse a la muerte o el adiós, la rosa negra también encierra poder y renacimiento. Representa los finales que abren paso a nuevas etapas, el cierre de un ciclo y la fuerza para comenzar de nuevo.

Rosa naranja: fascinación y deseo
Entre el rojo y el amarillo, la rosa naranja arde con pasión y entusiasmo. Es la flor del deseo, la admiración intensa y la energía de un amor que está naciendo.

Rosa lavanda o violeta: amor a primera vista y encanto místico
Su tono delicado evoca el amor instantáneo, la atracción inexplicable y los vínculos espirituales. Una rosa lavanda dice: “Desde que te vi, supe que eras tú”.


Combinaciones y mensajes en el lenguaje de las rosas

El verdadero arte está en combinar colores para crear mensajes más profundos:

  • Roja + blanca: unión y amor eterno.
  • Rosada + amarilla: gratitud y felicidad compartida.
  • Blanca + azul: sinceridad y admiración por lo enigmático.
  • Naranja + roja: deseo y pasión que crece.
  • Negra + blanca: final y nuevo comienzo, como el ciclo de la vida.

Cada ramo es una carta silenciosa. Cada color, una palabra escrita con pétalos.


El lenguaje oculto de los gestos

En el lenguaje de las rosas, incluso el modo en que se regalan tiene significado:

  • Una rosa sola expresa devoción o amor verdadero.
  • Un ramo de doce rosas representa gratitud o una declaración formal.
  • Entregar una rosa con la mano derecha significa aceptación; con la izquierda, rechazo o duda.
  • Colocar una rosa boca abajo comunica el final de un sentimiento.

Estos pequeños gestos convierten cada entrega en un diálogo íntimo entre corazones.


Curiosidades sobre el lenguaje de las rosas

  • En la cultura japonesa, regalar tres rosas rojas significa “te amo”.
  • En Rusia, los ramos con número par se reservan para funerales, mientras que los impares son para celebraciones.
  • En la literatura, la rosa ha simbolizado tanto el amor divino (en Dante) como la pasión humana (en Shakespeare).

El poder de esta flor trasciende lenguas y fronteras: todos entienden su mensaje, aunque nadie lo diga en voz alta.


Conclusión: deja que las flores hablen tu verdad

El lenguaje de las rosas no pertenece solo al pasado; sigue vivo en cada gesto, en cada regalo que busca decir algo más que “me gustas”. Es el idioma del alma, el susurro del amor cuando las palabras sobran.

La próxima vez que elijas una rosa, no lo hagas solo por su belleza: hazlo por lo que deseas comunicar. Porque cuando el corazón no encuentra las palabras, una rosa puede hablar por ti. 🌹

 

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