Cullera (Valencia), 13 ago (OFFICIAL PRESS- EFE).- Algunos de los asistentes al Medusa Festivalde Cullera han relatado cómo vivieron el momento de la tormenta de arena que se produjo «de improviso».
Esta madrugada ha fallecido una persona y otras 40 han resultado heridas al caer sobre ellas varias estructuras a consecuencia de los fuertes viento, han destacado el «momento caótico» que vivieron.
El Medusa y la tormenta de arena
Una de las asistentes ha explicado que de repente empezó a aparecer un montón de arena y a llover y «empezaron a caer cosas del escenario», «que hubo jaleo» y al rato llegaron las ambulancia y la policía.
Preguntada por si pasó miedo, ha dicho que «un poco» porque «tampoco sabía de qué manera teníamos que evacuar. No teníamos información de nada, no nos dejaron salir por la puerta de emergencia y tampoco estaba bien puesto en el plano por dónde teníamos que salir. Todo estaba muy desorganizado».
Tras señalar que fue un momento caótico y que «nada» estaba controlado dentro, esta joven afirma que todo pasó de forma muy rápida: «Estábamos bailando y de repente empezaron a caer las cosas».
Caos absoluto
Otro chico procedente de València asegura que vivió la situación «con un poco de estrés» porque empezó a soplar el viento muy fuerte y con muchísima arena y con algo de lluvia, y «nos empezamos a mover» cuando apagaron las luces y la música «por si acaso, por precaución».
Según explica, fue un «largo camino» hasta las tiendas de campaña y allí pudieron comprobar que muchas de ellas y las lonas para protegerse del sol habían volado. «Tuvimos suerte, pero mucha gente no», ha asegurado antes de advertir «largas colas» para poner reclamaciones a la organización.
Asegura que no pasó miedo porque había mucha gente y estaban protegidos, pero reconoce que el viento y la arena eran «muy molestos», y explica que todo se produjo «de un momento a otro, fue cuestión de segundos».
15 minutos de terror
Otra de las asistentes al Medusa Festival explica que cuando ocurrió todo estaba junto al escenario principal. «Estaba todo guay, todo perfecto, y de repente ves toda la arena moviéndose y ráfagas fortísimas», explica, para indicar que todo el suceso «no duró más de 15 minutos».
Al caer gotas de lluvia y pensar que iba a producirse un chaparrón se dirigieron al camping y más tarde supieron que había habido heridos. Salieron del lugar «muy tranquilamente porque seguimos el flujo. con mucha tranquilidad salimos hacia la salida principal y no tuvimos problemas».
Preguntada por cómo está el ánimo de la gente, indica que a todos les gustaría que el festival continuara, porque cree que Medusa tiene la capacidad de encargarse de resolver el problema, aunque reconoce que «está claro que es un hecho traumático que le podía haber pasado a cualquiera».
El viento quemaba
Un joven procedente de Canarias explica que mientras estaba en el concierto empezó una «ráfaga de viento muy fuerte y que quemaba, como si fuese un lanzallamas, además de una lluvia fría rara. Y dijimos que nos íbamos».
«Se paró la música y empezaron a llegar ambulancias y gente y parte del escenario en el suelo. Una catástrofe», ha explicado para añadir que cuando quisieron salir «había vallas en suelo y todo estaba tirado» y cuando llegaron al camping vieron que «todo estaba destrozado y no había lonas».
También ha explicado que querían salir por la puerta de emergencia y les dijeron que todos debían hacerlo por la misma puerta, «imagino que para evitar riesgos y tenerlo todo más controlado», y aunque afirma que es una «lástima» lo ocurrido porque «vienes a pasarlo bien, podemos decir que no nos ha pasado nada. La salud es lo importante, la fiesta es lo secundario».
También otro asistente al Medusa Festival, procedente de Barcelona, ha explicado todo se produjo «de un momento para otro» y aunque pensaban que era una «tormenta normal», la policía y el personal de seguridad les dijo que salieran.
«Todo el mundo estaba saltando las vallas por encima, no había camino fijo. Se vivió con bastante caos, fue bastante caótico, pero tampoco fue exagerado», indica para añadir que no pasó miedo porque estaban en un escenario distinto al que ocurrió el accidente.
A juicio de otro de los asistentes, «parecía una película, una especie de ‘walking dead’, muy caótico todo» y señala que hay gente que se está yendo y otra siguiendo la fiesta por su cuenta pero «el ambiente es bastante triste».
Reconoce que tras una «época dura» por la pandemia de covid, «veniamos a disfrutar. Estaba siendo un día increíble, un día a disfrutar» y confiesa que tuvo algo de miedo por el pánico que se crea, ya que «incluso se dijo que había caído la noria sobre la gente».
Un estudio internacional coordinado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha revolucionado el abordaje del tratamiento del infarto de miocardio. La investigación concluye que los betabloqueantes, recetados de forma rutinaria desde hace más de 40 años, no aportan beneficios en pacientes que han sufrido un infarto no complicado, es decir, cuando la función contráctil del corazón se mantiene conservada.
El estudio Reboot cambia las guías clínicas del infarto
Los resultados proceden del ensayo clínico Reboot, en el que han participado 8.505 pacientes de 109 hospitales en España e Italia. El trabajo, publicado en dos de las revistas médicas más prestigiosas —The New England Journal of Medicine y The Lancet—, se ha presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en Madrid.
“Nuestro trabajo va a cambiar el tratamiento del infarto en todo el mundo. Más del 80% de los pacientes con infarto no complicado reciben betabloqueantes al alta, pero no hay evidencia de que les aporten beneficio”, explica Borja Ibáñez, director científico del CNIC e investigador principal del estudio.
Por qué se recetaban betabloqueantes tras un infarto
Desde los años 80, los betabloqueantes se recetaban tras un infarto porque reducen la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el consumo de oxígeno del corazón, protegiéndolo frente a arritmias y complicaciones.
Sin embargo, con la llegada de tratamientos más efectivos como la angioplastia coronaria y la colocación de stents, que abren la arteria obstruida en cuestión de minutos, el papel protector de estos fármacos ha quedado obsoleto en muchos casos.
El CNIC ya lo adelantó en su polipíldora cardiovascular (que combina aspirina, un antihipertensivo y un medicamento para el colesterol), de la que se excluyeron los betabloqueantes por su cuestionada utilidad.
Beneficios de eliminar los betabloqueantes
Según el estudio Reboot, dejar de prescribir betabloqueantes de forma rutinaria tras un infarto no complicado supondrá:
Menos efectos secundarios: cansancio, bradicardia (ritmo cardíaco bajo) y disfunción sexual.
Mayor adherencia al tratamiento, al reducirse el número de pastillas diarias.
Ahorro económico para el sistema sanitario, al disminuir la prescripción innecesaria.
Un riesgo especial para las mujeres
Uno de los hallazgos más relevantes del ensayo es la diferencia en el efecto de los betabloqueantes según el sexo.
En las mujeres, el estudio encontró un mayor riesgo de muerte, reinfarto y hospitalización por insuficiencia cardiaca cuando recibían betabloqueantes en comparación con aquellas que no los tomaban.
En los varones, en cambio, no se detectaron estos efectos adversos significativos.
Este resultado pone de manifiesto la importancia de tener en cuenta el sesgo de género en las enfermedades cardiovasculares, algo históricamente poco considerado en la investigación clínica.
Una advertencia para los pacientes que ya los toman
A pesar de los resultados, los cardiólogos insisten en que nadie debe suspender por su cuenta la medicación.
“Si un paciente está leyendo esta información y toma betabloqueantes, no debe interrumpirlos sin hablar antes con su médico. Es el especialista quien debe decidir si mantenerlos o no en cada caso”, advierte Ibáñez.
El infarto en España: cifras y contexto
Cada año, alrededor de 70.000 personas sufren un infarto en España.
El 70% de los pacientes sobreviven con la función cardíaca intacta, el grupo donde los betabloqueantes no ofrecen beneficio.
Hasta ahora, más del 80% de los pacientes eran dados de alta con esta medicación.
Con los nuevos datos, se espera una actualización de las guías clínicas internacionales de cardiología, lo que cambiará la práctica médica en hospitales de todo el mundo.
Conclusión: un cambio histórico en el tratamiento del infarto
El ensayo Reboot marca un antes y un después en la cardiología. Los betabloqueantes dejan de ser necesarios para la mayoría de los pacientes que superan un infarto sin complicaciones, reduciendo riesgos, efectos adversos y costes.
Se trata de un cambio de paradigma comparable al que supuso en su día la introducción de los stents coronarios, y que impactará en la vida de miles de pacientes cada año.
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