Salud y Bienestar
Mounjaro: qué es, cómo funciona y por qué es el nuevo fármaco estrella contra la obesidad
Publicado
hace 3 mesesen

La lucha contra la obesidad ha dado un giro en los últimos años gracias al desarrollo de nuevos medicamentos que van más allá de las dietas y el ejercicio. Uno de los fármacos más prometedores en este campo es Mounjaro, cuyo principio activo es la tirzepatida. Desarrollado por la farmacéutica Eli Lilly, este medicamento se perfila como uno de los tratamientos más eficaces para la pérdida de peso sostenida en personas con obesidad o sobrepeso, incluso en aquellas que han fracasado con métodos tradicionales.
¿Qué es Mounjaro y cómo actúa en el organismo?
Mounjaro es un medicamento inyectable de administración semanal que combina dos mecanismos de acción en uno: actúa sobre los receptores del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) y del polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP). Esta doble acción potencia su eficacia frente a otros fármacos ya existentes como Ozempic o Wegovy, que solo se centran en el GLP-1.
Estos receptores están implicados en el control del apetito, la regulación del azúcar en sangre y el metabolismo. Al activarlos, Mounjaro logra:
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Reducir el apetito y aumentar la sensación de saciedad.
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Retrasar el vaciado gástrico, lo que prolonga la sensación de estar lleno.
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Mejorar la sensibilidad a la insulina, reduciendo los niveles de glucosa en sangre.
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Favorecer la pérdida de grasa corporal mientras preserva la masa muscular.
Aprobación y uso médico
Mounjaro fue aprobado inicialmente en Estados Unidos por la FDA en 2022 como tratamiento para la diabetes tipo 2. Sin embargo, su eficacia para la pérdida de peso ha sido tan destacada que en noviembre de 2023 también recibió la aprobación para su uso como medicamento contra la obesidad en personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 o superior a 27 en casos con enfermedades asociadas como hipertensión o apnea del sueño.
En Europa, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ya ha dado luz verde a su comercialización como tratamiento para la diabetes tipo 2, y se espera que en 2025 se amplíe su indicación para la obesidad. En España, de momento solo se dispensa en hospitales bajo prescripción médica, y su uso para adelgazar aún no está cubierto por la sanidad pública.
Eficacia comprobada: ¿cuánto peso se puede perder con Mounjaro?
Los estudios clínicos muestran que Mounjaro puede generar una pérdida de peso superior al 20% del peso corporal en algunos pacientes. En el ensayo clínico SURMOUNT-1, en el que participaron más de 2.500 adultos con obesidad o sobrepeso, los resultados fueron espectaculares:
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Los pacientes tratados con tirzepatida en su dosis más alta (15 mg) perdieron una media del 22,5% de su peso corporal tras 72 semanas de tratamiento.
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Un 36% de los participantes perdió más del 25% de su peso, un porcentaje que hasta ahora solo era posible con cirugía bariátrica.
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Los efectos beneficiosos sobre la presión arterial, el colesterol y la resistencia a la insulina también fueron significativos.
Estas cifras colocan a Mounjaro en la cima de los tratamientos farmacológicos contra la obesidad, superando con creces a medicamentos como Saxenda (liraglutida) o Wegovy (semaglutida).
¿Para quién está indicado Mounjaro?
Aunque ha ganado popularidad como medicamento para adelgazar, Mounjaro no es un fármaco de uso cosmético. Está destinado a personas con obesidad diagnosticada o con sobrepeso severo que ya presentan riesgos para la salud. Sus indicaciones médicas incluyen:
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Personas con un IMC ≥30 (obesidad).
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Personas con un IMC ≥27 que tengan alguna comorbilidad como hipertensión, dislipemia o diabetes tipo 2.
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Pacientes con obesidad resistente a dieta, ejercicio y otros tratamientos médicos.
No se recomienda para personas con un peso saludable, ni como tratamiento exclusivo sin acompañamiento médico o sin cambios en el estilo de vida.
¿Cómo se administra?
Mounjaro se presenta en forma de pluma precargada para inyección subcutánea, que el paciente puede administrarse una vez a la semana en el abdomen, el muslo o la parte superior del brazo.
El tratamiento comienza con una dosis baja que se va aumentando progresivamente para minimizar los efectos secundarios, especialmente los gastrointestinales. El esquema típico de dosis es:
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2,5 mg/semana durante 4 semanas (fase inicial).
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Incremento gradual hasta 5, 10 o incluso 15 mg/semana (fase de mantenimiento), dependiendo de la tolerancia y los objetivos del paciente.
Efectos secundarios y precauciones
Como cualquier medicamento, Mounjaro no está exento de efectos adversos. Los más comunes están relacionados con el sistema digestivo:
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Náuseas
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Vómitos
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Diarrea o estreñimiento
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Dolor abdominal
Estos síntomas suelen ser leves y temporales, especialmente durante las primeras semanas. Sin embargo, hay que vigilar posibles reacciones más graves, como:
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Pancreatitis aguda
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Hipoglucemia (en pacientes con diabetes tratados también con insulina o sulfonilureas)
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Posibles efectos sobre la tiroides (en estudios con animales)
Mounjaro está contraindicado en personas con antecedentes de cáncer medular de tiroides o síndrome de neoplasia endocrina múltiple tipo 2. También se desaconseja en embarazadas, mujeres lactantes y menores de edad.
¿Cuánto cuesta Mounjaro?
Uno de los principales inconvenientes de Mounjaro es su precio. En Estados Unidos, el coste mensual ronda los 1.000 dólares sin seguro médico. En Europa, su precio puede variar, pero se espera que se sitúe entre los 250 y 400 euros al mes, según dosis y país. En España, al no estar aún autorizado como tratamiento para la obesidad, su dispensación está restringida y no cuenta con financiación pública.
¿Es el “nuevo Ozempic”?
A menudo se compara Mounjaro con otros medicamentos similares como Ozempic o Wegovy, ambos basados en semaglutida. La principal diferencia es que Mounjaro combina dos hormonas intestinales (GLP-1 y GIP), lo que potencia su eficacia para perder peso.
Además, los estudios demuestran que la pérdida de peso con Mounjaro es superior: entre un 15% y un 22% en función de la dosis, frente al 10-15% que suele lograrse con semaglutida.
Perspectivas de futuro
Mounjaro es solo la punta del iceberg en una nueva generación de medicamentos diseñados para combatir la obesidad como una enfermedad crónica, no como un problema estético. Su impacto podría ser comparable al que tuvo en su día la insulina para la diabetes o las estatinas para el colesterol.
Se espera que en los próximos años surjan más combinaciones de hormonas intestinales que mejoren aún más los resultados. Además, las farmacéuticas trabajan ya en versiones orales para facilitar su uso.
Conclusión
Mounjaro se ha consolidado como una de las terapias más eficaces y revolucionarias contra la obesidad. Su doble mecanismo de acción, sus resultados clínicos espectaculares y su potencial para cambiar el abordaje del sobrepeso lo convierten en una herramienta de primer orden para los profesionales de la salud.
No obstante, debe utilizarse bajo control médico, con seguimiento profesional y acompañado de cambios en los hábitos de vida. No es una solución mágica, pero sí una aliada poderosa en el camino hacia un peso saludable y una mejor calidad de vida.
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La larga espera en València: medio año para que un paciente con sospechas de alzhéimer acceda a un especialista
Publicado
hace 5 horasen
18 septiembre, 2025
Pacientes valencianos con sospecha de alzhéimer esperan medio año para ir a consulta hospitalaria, según un estudio
Recomendaciones para mejorar el recorrido asistencial de los pacientes con alzhéimer
Expertos constatan «desigualdad en función del código postal» y exigen cubrir el acceso al diagnóstico temprano
VALÈNCIA, 18 Sep. (EUROPA PRESS) –
Los pacientes de la Comunitat Valenciana con sospecha de alzhéimer deben esperar más de seis meses para ver al primer especialista hospitalario, ya que la necesidad de formación específica y de profesionales especializados y la falta de acceso a ciertas pruebas son algunas de las principales barreras para el diagnóstico temprano y de precisión de la enfermedad.
Así lo concluyen dos proyectos presentados por la compañía farmacéutica Lilly llamados mapEA y Alma-Care, en los que han participado más de 140 expertos de varias especialidades y de todas las comunidades de España, 20 de ellos valencianos.
Estos proyectos tienen como objetivo identificar cómo afrontar el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las personas con enfermedad de alzhéimer en España a nivel sanitario, político y social, así como preparar el sistema para incorporar los últimos avances terapéuticos.
Barreras en el diagnóstico temprano del alzhéimer en la Comunitat Valenciana
En la Comunitat Valenciana, la falta de tiempo en consulta y de conocimiento de los profesionales sanitarios sobre la patología son las principales barreras para el diagnóstico temprano y de precisión de la enfermedad, según el 86% de los expertos consultados en el proyecto mapEA. A esta situación se suman los problemas en la capacidad e infraestructura del sistema (67%) y el rechazo y falta de concienciación sobre la enfermedad (58%).
Aunque el 80% de los profesionales indica que existe un protocolo de derivación desde Atención Primaria hacia Neurología o Geriatría, con un grado de conocimiento moderado, la facilidad de derivación entre niveles asistenciales es baja. Además, el 67% considera insuficiente la información en fases iniciales y el 85% detecta carencias en la planificación de decisiones anticipada.
Según el doctor Pablo Martínez Lage, director científico del Centro de Investigación y Clínica Memoria de la Fundación CITA-Alzhéimer, «sigue existiendo desigualdad en función del código postal en el acceso de las personas a un diagnóstico a tiempo y certero».
«En España hay zonas en las que la coordinación entre Atención Primaria, la atención especializada y, más aún, la atención superespecializada en deterioro cognitivo, es más ágil y eficaz que en otras», apunta. Los nuevos datos de mapEA constatan, en comparación con la anterior edición, que el número de unidades especializadas o de consultas monográficas en deterioro cognitivo ha crecido «sensiblemente».
Eliminar el estigma en las familias y mejorar la concienciación social
Desde la perspectiva de los pacientes, Jesús Rodrigo, director ejecutivo de la Confederación Española de Alzhéimer y otras demencias (Ceafa), señala que las necesidades más urgentes por resolver, además de concienciar a la población sobre la observación de los factores de riesgo y su intervención activa sobre ellos, pasan por cubrir «el acceso al diagnóstico temprano, comenzando por eliminar el estigma que todavía hoy existe en el seno de la familia para reconocer determinadas situaciones anómalas como un verdadero problema, continuando por las dificultades de detección y derivación dentro del sistema sanitario que genera importantes listas de espera, así como la dilatación temporal en el acceso a consultas».
«Es fundamental avanzar en el diagnóstico temprano y de precisión y mejorar la gestión del alzhéimer para ofrecer a los pacientes más años de vida autónoma e independiente. Si tomamos ahora las medidas necesarias, y desarrollamos una ruta asistencial sencilla y eficiente, podríamos ayudar a revolucionar el abordaje de la enfermedad de alzhéimer en beneficio de los pacientes y sus familias», defiende el doctor José A. Sacristán, director médico de Lilly España y Portugal.
El papel clave de la Atención Primaria en el alzhéimer
En este contexto, resulta clave el papel de la Atención Primaria. El doctor Pablo Baz, del Grupo de Trabajo de Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), recuerda que «para garantizar un diagnóstico temprano y de precisión, es necesario aumentar las capacidades de la Atención Primaria»: «Solo así podremos ofrecer tratamientos más efectivos, mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes, reducir los costes sanitarios y facilitar la planificación de la enfermedad a las familias».
Faltan planes autonómicos para el alzhéimer
En el primero de los estudios, el Mapa de Recursos Políticos, Sociales y Sanitarios para la enfermedad de Alzhéimer (mapEA), el panel de expertos concluye que existe un bajo nivel de conocimiento e implementación tanto de la Estrategia de Enfermedades Neurodegenerativas del Sistema Nacional de Salud (2016) como del Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias (2019-2023) a nivel estatal, pese a que fueron «elaborados hace más de cinco años», además de la escasez de planes autonómicos específicos.
Entre los retos a los que se enfrenta el SNS a la hora de abordar la enfermedad de alzhéimer se encuentran la necesidad de implementar mejoras en la coordinación entre niveles asistenciales, la sobrecarga asistencial como barrera para el diagnóstico temprano y de precisión, la necesidad de formación específica para los profesionales, la falta de recursos o la necesidad de adaptar al sistema para el uso eficaz de los nuevos tratamientos.
Los resultados de mapEA señalan que el diagnóstico ha mejorado algo en los últimos diez años, pero queda mucho trabajo aún por acercar a la población los avances en la investigación en lo que se refiere al uso de biomarcadores y a la comunicación de un diagnóstico temprano y fiable.
Según el estudio, estos avances no se han realizado ni con el plan estatal ni con la estrategia de enfermedades neurodegenerativas, sino que se ha debido fundamentalmente al interés, esfuerzo y dedicación de profesionales de Atención Primaria, Neurología, Geriatría, Psiquiatría o Enfermería, así como de las asociaciones de familiares.
Recomendaciones del proyecto Alma-Care
Por su parte, el proyecto Alma-Care se centra en identificar los puntos críticos y los recursos necesarios para trasladar a la práctica clínica las innovaciones terapéuticas en alzhéimer, así como en establecer modelos de organización asistencial óptima en los servicios, hospitales, áreas y comunidades autónomas. El objetivo es definir unas recomendaciones de mejora del sistema sanitario, resultado del consenso de un panel multidisciplinar de expertos a nivel estatal.
De las más de 40 recomendaciones elaboradas por un grupo de 50 expertos de varias especialidades, 14 se identificaron como prioritarias. Según la doctora Raquel Sánchez-Valle, neuróloga en el Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del Grupo de estudio de conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología, se necesitan diagnósticos tempranos y de precisión, y para ello, «urge establecer circuitos ágiles de derivación entre niveles asistenciales y disponer de las herramientas adecuadas, incluyendo biomarcadores».
«Y no solo eso –subraya–: necesitamos equipos clínicos expertos bien dimensionados y que cuenten con neurólogos, enfermeras, neurorradiólogos, entre otros profesionales sanitarios; así como los recursos adecuados, como hospitales de día, resonancias magnéticas y atención continuada. Estos 14 puntos son condición sine qua non para llevar a cabo la selección de personas candidatas a las nuevas terapias y la administración de fármacos y su monitorización. De ahí su carácter prioritario».
Estos proyectos, señala el director de Ceafa, suponen «una oportunidad para facilitar la planificación de la acción futura en base a la detección de las áreas de mejora que proponen»: «De este modo, las administraciones podrán disponer de un punto de arranque privilegiado para corregir deficiencias y para hacer que sus servicios sean más sólidos y robustos en la lucha contra la enfermedad y sus consecuencias».
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