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Salud y Bienestar

Pies hinchados en verano: consejos para evitarlo

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Pies hinchados en verano
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Hace calor, te quitas los zapatos… y al cabo de un rato cuesta volvérselos a poner. O te aprietan. Tienes los pies hinchados. ¿Es el calor? ¿Mala circulación? ¿Qué ha pasado? “Soy joven”, piensas, mientras recuerdas cómo los pies hinchados en verano y la pesadez en las piernas son “cosas” que le pasan a tu madre. O a tu abuela.

Y lo cierto es que no hace falta tener muchos años para haber sentido alguna vez esa hinchazón en los pies. Por ejemplo, después de un viaje largo en avión, tren o coche.

Pero también es verdad que con el paso de los años, la sensación de hinchazón en los pies se repite con más frecuencia. Y no solo en viajes largos. También después de muchas horas en la oficina. Y lo que es peor, en días de descanso pero con mucho calor. ¿Por qué?

¿Por qué se hinchan los pies en verano?

El jefe de la Unidad de Cirugía Vascular de Ribera Salud en el Hospital de Torrejón, David Fernández Caballero, nos lo explica de manera muy didáctica. “El calor provoca una vasodilatación, es decir, hace que las venas de la circulación de retorno se agranden y entonces no pueden hacer bien su papel de retorno venoso”, asegura. De esta forma, si no hay problemas en el retorno venoso, de la circulación de los pies hacia arriba, “se acumula más líquido en la parte inferior del cuerpo y se produce la hinchazón que los profesionales sanitarios llamamos edema”.

El doctor Fernández Caballero asegura que con el calor “hasta las vías de tren se dilatan en verano”, por lo que la hinchazón en los pies es bastante habitual, también en personas sanas.

Consejos para evitar la hinchazón

Es por eso que, según el especialista de Ribera Salud, si lo que causa el edema es el calor “debemos intentar evitarlo”. “Lo ideal es no pasar mucho tiempo al sol, ni con mucho calor y buscar refugio en el aire acondicionado o en espacios frescos”, explica el doctor Fernández Caballero.

Además, recomienda darse baños en agua fría. O por lo menos, meter los pies y las piernas. Porque sí, es verdad. No es cosa de madres ni abuelas. Activa la circulación. “El agua fría actúa como un vasoconstrictor, hace que las venas reduzcan su tamaño y facilita la circulación de retorno”, ayudando por tanto a que no se acumule tanto líquido en la parte “más baja” del cuerpo, los pies.

El jefe de la Unidad de Cirugía Vascular del Hospital Universitario de Torrejón también recomienda darse masajes con geles fríos e intentando buscar siempre la dirección “de pies hacia arriba”, para ayudar a activar esa circulación de retorno.

Es fundamental, añade, que aprovechemos cuando estamos descansando para elevar las piernas, si es posible, unos centímetros por encima del ángulo rector, para facilitar la disminución o desaparición del edema.

¿Qué más podemos hacer? ¿La alimentación nos ayuda? Como casi siempre, la naturaleza también facilita el cuidado de nuestra salud. El doctor Fernández Caballero recomienda encarecidamente una alimentación saludable, poca sal en las comidas y mucha hidratación. Pero además, explica que hay productos naturales que actúan como “venotónicos” como la vid roja, que contiene potentes polifenoles; y el castaño de Indias.

Otros venotónicos naturales que recomiendan los especialistas son la corteza de pino marítimo y su pycnogenol, la centella asiática, considerada la aliada natural de las venas y el melitoto o melitotus officinalis y su cumarina.

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Cuidado, así afecta el calor del verano a los medicamentos

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Cuidado, así afecta el calor del verano a los medicamentos

Especialistas del Departamento de Salud de la Ribera alertan de que una incorrecta conservación de los medicamentos en verano puede provocar importantes problemas de salud en el organismo al verse alteradas las características de calidad y eficacia de los fármacos.

Efectos nocivos que el calor puede provocar en los medicamentos

Teniendo en cuenta las altas temperaturas que suelen alcanzarse en estos meses, el personal especializado advierte de la necesidad de llevar a cabo una correcta utilización de los fármacos, con especial atención a aquellos medicamentos que deben conservarse en frío o deben utilizarse tan pronto se hayan sacado de la nevera.

Según los farmacéuticos de Atención Primaria del Departamento de Salud de la Ribera, Miguel Murcia y Rocío Broseta, “las condiciones de conservación que indica un medicamento, se establecen según los ensayos realizados antes de ser comercializados, por lo que deben respetarse para no perder su eficacia y seguridad”.

Por ello, antes de consumir cualquier medicamento, se debe comprobar su estado y su apariencia exterior, sobre todo en cremas, colirios, supositorios u óvulos, ya que por su aspecto se puede conocer su estabilidad.

Cuando nunca debes consumirlos

Si no se ha conservado correctamente o el producto ha cambiado al abrirlo, el medicamento no debe ser consumido bajo ningún concepto, ya que podrían estar alteradas las propiedades del fármaco.

Por lo que respecta a la conservación en casa, es aconsejable mantener los medicamentos en sitios frescos y secos, evitando la exposición directa a la luz solar.

Por ello, el personal experto recomienda no guardarlos en la cocina o el baño, estancias de la casa que, por lo general, suelen acumular más calor a lo largo del día, y siempre lejos del alcance de los niños.

En cualquier caso, es importante que antes de tomar un medicamento se consulte con  profesionales sanitarios y se evite la automedicación.

Igualmente, cuando se adquiera por primera vez, se recomienda leer el envase y el prospecto para conocer la temperatura a la que debe conservarse.

Viajar con medicamentos

En los trayectos por carretera, es recomendable no llevar los medicamentos en el maletero o la guantera del coche, ya que pueden llegar a alcanzar altas temperaturas.

Es imprescindible mantener las condiciones de transporte específicas para cada medicamento; es decir, los fármacos a conservar entre los 2ºC y 8ºC, deben conservarse siempre en nevera y, por tanto, transportarse en embalaje isotérmico refrigerado (sin llegar a congelar); por su parte, los fármacos que deben permanecer a una temperatura de entre 25ºC y 30ºC, han de transportarse en un embalaje isotérmico no refrigerado para evitar que puedan alcanzar temperaturas mayores.

Síndrome de agotamiento y golpe de calor

Por otro lado,  el personal especializado advierte de que algunos medicamentos pueden acentuar los efectos de las altas temperaturas, agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación, propiciar los golpes de calor o inducir una hipertermia.

En este grupo de medicamentos se encuentran los diuréticos, los antiinflamatorios no esteroideos, los antihipertensivos, algunos antibióticos y antivirales, los antiarrítimicos, algunos antidiabéticos, los hipolipemiantes (empleados para regular el colesterol), los antidepresivos, los antihistamínicos y los antipsicóticos.

“Hay que estar atentos al estado general de aquellos pacientes que toman este tipo de medicamentos, así como propiciar una serie de medidas que ayude a controlar su temperatura corporal: ambiente fresco, buena ventilación y aireación, y continua hidratación.

Es importante resaltar que, a pesar de las altas temperaturas, en ningún caso se deben suspender los tratamientos establecidos por los facultativos”, concluyen Murcia y Broseta.

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