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Qué pasó

Qué pasó un 29 de abril

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Qué pasó un 29 de abril-FREEPIK
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José Luis Fortea

El 29 de abril ha sido testigo de diversos acontecimientos a lo largo de la historia. Desde la inauguración de la Feria Mundial de Nueva York en 1939 hasta la finalización de la Guerra de Vietnam en 1975, esta fecha ha marcado hitos significativos en política, cultura y tecnología. Descubre más sobre qué pasó un 29 de abril.

…..en 1624, a sus treinta y ocho años de edad, es nombrado primer ministro del rey Luis XIII, Armand Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu, sin duda alguna una de las figuras políticas de mayor influencia de la monarquía en Francia, al ser el máximo defensor e impulsor del absolutismo, contrarrestando el poder de la nobleza mediante la implantación de un modelo centralizado.

Como a uno de los asesores oficiales del cardenal, de nombre Joseph Leclerc du Tremblay, también conocido como el Padre José, le apodaban “eminencia gris” al propio Richelieu por su vestimenta púrpura tan característica del cardenalicio acabaron por llamarle “La Eminencia Roja”.

La carrera política de este prelado comenzaría siendo este muy joven, pues apenas contaba con veintiún años de edad cuando el rey, entonces Enrique IV, le nombró Obispo de Luçón, pero al carecer este del requisito, exigible por el papado, de la edad mínima fijada en los veintitrés años, para la consecución del obispado, necesitó obtener una dispensa del mismo Sumo Pontífice, con quien se entrevistaría  durante el mes de abril de 1607, otorgándole el Papa Paulo V dicha excepción de gracia el día 14.

Qué pasó un 29 de abril

No hay que confundir al cardenal con el también duque de Richelieu, mariscal de Francia, Louis François Armand de Vignerot du Plessis, su sobrino nieto, ahijado de Luis XIV y de la duquesa de Borgoña, al que precedía cierta fama de mujeriego sin rumbo y de quien en cierta ocasión, reunidas varias cortesanas de alto linaje, entre las que se encontraba la marquesa de Saint Pierre, hablando precisamente acerca de la afición del mariscal de Francia por sus congéneres femeninos, argumentase una dama de las allí presentes, que si bien el aludido galán y seductor había estado con multitud de mujeres, en realidad no había llegado a amar a ninguna, frase esta que aprovechó la antes mencionada marquesa de Saint Pierre para exclamar ante las allí concurridas,

-“¡¿sin amar?!, ¡Ja!, sé de una que en cierta ocasión le hizo volver trescientas leguas (que vienen a ser unos mil quinientos kilómetros aproximadamente), para comenzar seguidamente a contar un encuentro entre aquella misteriosa dama y el seductor, todo ello narrado en tercera persona, con detalle, hasta que dejándose llevar por el impulso narrativo acabara por decir –“y la llevó a la cama con una violencia increíble y allí, pasamos tres días”- .

Singular y peculiar personaje este el mariscal, que a sus ochenta y cuatro años de edad todavía tendrá ocasión de contraer matrimonio con Jeanne Catherine de Lavaulx, de treinta y ocho, el 13 de febrero de 1780, enlace este que provocará cierta perplejidad en la sociedad parisina de la época, convirtiéndose en toda una atracción para los paseantes de los jardines de las Tullerías, que durante ochos años más aún tendrán ocasión de pasear su amorío, hasta que el mariscal fallezca a la edad de 92 años.

Richelieu

Richelieu en un rápido ascenso y con una brillante carrera, fue nombrado obispo a los veintiuno, secretario de Estado a los treinta, cardenal a los treinta y seis y primer ministro a los treinta y ocho, donde permanecería en el cargo durante dieciocho años, en los que no sin ciertas rivalidades, luchas internas y conspiraciones palaciegas llegaría a acusar a la misma reina, Ana de Austria (la hija de Felipe III), esposa de Luis XIII, y madre del futuro rey Luis XIV de conspirar contra el Estado francés, al mantener en secreto correspondencia con su hermano Felipe (futuro Felipe IV) al encontrarse ambos países en guerra, (la de los treinta años), en la que, por cierto, no dudó el cardenal en aliarse con los protestantes frente a la católica nación española para de esta forma debilitarla aún más.

Con Ana de Austria, el cardenal no mantuvo nunca buenas relaciones, desde que a esta la acusaran de un asunto turbio de galanteos e infidelidades con un inglés, de nombre George Villiers, duque de Buckingham, al que acabaron expulsando de la misma Francia.

Cuentan que en cierta ocasión Richelieu le presentó a la reina a su secretario Mazzarino (quien sería años después su sucesor al morir este), quien con cierta inquina le introdujo la presentación de la misma argumentándole que sería del agrado de la reina ya que guardaba un enorme parecido con aquel inglés, el duque de Buckingham.

El día 4 de diciembre de 1642, falleció en París, a la edad de cincuenta y siete años, el purpurado Richelieu que dispuso en su testamento de una casa, y de una cantidad, ciertamente considerable en aquella época, destinada al cuidado y mantenimiento de sus mascotas, catorce gatos, de los que al parecer era un gran entusiasta y admirador.

Día internacional de la Danza

…………desde 1982, el día 29 de abril, ha sido declarado como el día internacional de la danza, al ser esta la fecha del natalicio del considerado creador del ballet moderno, Jean Georges Noverre, en París, un 29 de abril de 1727, y que en el año 1742, a los quince años, haría su debut como bailarín en la corte del rey Luis XV, en Fontainebleau.

Misma edad, los quince años, en la que 89 años antes, Luis XIV encarnase la salida del sol, en el Ballet de la noche, que le valdría el famoso remoquete del Rey Sol.

Sería precisamente este monarca quien impulsaría la danza, mediante la creación de la Académie Royale de Danse en marzo del año 1661. Una verdadera pasión de Luis XIV por esta disciplina que quiso promover como parte de la educación de cada joven noble, junto a la esgrima y la equitación.

La danza es una de las maneras más bellas de expresar sensaciones, sentimientos y emociones. Hay especies de animales que desarrollan un verdadero ritual de bailes y danzas como manera de elegir y seleccionar pareja, como por ejemplo el singular baile y cortejo de la araña pavo real (https://youtu.be/R5mtEzhqf0I), o el del ave del paraíso Victoria (https://youtu.be/1Sj-UdjqlFw), o el cortejo de los cisnes ( https://youtu.be/2i7MirfOU1o) en la ría de Jaizubia en Hondarribia (Fuenterrabía).

La danza, se ha utilizado para realizar ritos, declarar la guerra, firmar la paz, sellar pactos y amistades, enlaces nupciales…..

A lo largo de la historia las distintas monarquías han utilizado los bailes como forma de interactuación y potenciador de relaciones diplomáticas.

En el Congreso de Viena, celebrado tras la derrota de Napoleón, con el objetivo de restaurar las fronteras, alteradas como consecuencia de la nueva configuración de la Europa napoleónica, durante más de veinte años, entre los meses de octubre de 1814 y junio de 1815, no se realizó una sesión plenaria entre Estados, o una serie de estas, sino que más bien se tendió a realizar pequeñas reuniones entre dos o a lo sumo tres diplomáticos que discutían sobre una cuestión determinada, exponiéndola al resto de los participantes, una vez habían alcanzado un acuerdo entre ellos. En ocasiones estos diplomáticos realizaban sus diálogos en medio de celebraciones, banquetes y bailes de gala, por lo que en cierta ocasión Charles Joseph Fürst, príncipe de Ligne dijera aquella frase de –“Se danza pero no se avanza”-.

Celebremos el día internacional de la danza y avancemos pues… be dancer my friend.

¡Felicidancers!

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Qué pasó un 22 de julio

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Qué pasó un 22 de julio

José Luis Fortea

………….corría el verano de 1975, aquel en el que no cesaba de sonar en las radios el Bimbó de Georgie Dann, que acabaría siendo declarada oficialmente la canción del verano, aquel en el que Televisión Española emitía su series detectivescas de moda, las de “Tony Baretta” y “Kojak” y que amenizaba desde el pasado mes de abril, la noche de los sábados, con un nuevo programa llamado “Directísimo”, presentado por un joven bilbaíno de treinta y tres años, de grandes bigotes, llamado José María Íñigo Gómez.

Bernard Thévenet

Aquel verano, en el que ganaba el tour, contra todo pronóstico, el francés Bernard Thévenet, imponiéndose a un Eddy Merckx, líder desde la sexta jornada, que había sido golpeado por un espectador en su costado derecho en el ascenso al Puy de Dome, presentando desde entonces unas molestias que le harían perder a partir de aquella etapa, la decimocuarta, el maillot amarillo y que no lo volvería a recuperar, de un periodo estival más que sofocante y tórrido, en el que una caña en aquellos días costaba entonces diez pesetas, de aquel verano, el del 75, el último del jefe del Estado español, que fallecería cinco meses más tarde.

Qué pasó un 22 de julio

El martes 22 de julio, de un día como hoy, de hace más de cuarenta años , a unos cincuenta y tres kilómetros de Sevilla, en el término municipal de Paradas, iba a tener lugar uno de los sucesos más trágicos de los últimos tiempos, que acabaría por convulsionar la vida de sus cerca de ocho mil habitantes, de un terrible episodio que en los juzgados terminaría conociéndose como el expediente 20/75.

A unos cuatro kilómetros de la mencionada población de Paradas, se encuentra la finca de los Galindos, perteneciente, desde hace seis años, a Gonzalo Fernández de Córdoba y Topete, marqués de Grañina, donde suele acudir esporádicamente, en tiempo estival, sin la compañía de su mujer, María de las Mercedes Delgado Durán. Al frente del aludido inmueble, se encuentra Manuel Zapata Villanueva, de cincuenta y nueve años, antiguo legionario y miembro de la Guardia Civil, que allí vive junto a su mujer Juana Martín Macías, de cincuenta y tres años, desempeñando las tareas de capataz, en unos terrenos dedicados principalmente al cultivo de la aceituna.

En el cortijo trabajan siete personas, tres tractoristas y cuatro temporeros, que a eso de las ocho de la mañana, de aquel martes día 22, ya se encuentran allí para ponerse a bregar, antes de que el sol les ajusticie con esos 49 ºC que alcanzarán a lo largo de aquella misma mañana. Zapata, como de costumbre, es quien distribuye “la faena”, mandando a las alpacas, a medio kilometro de la finca, al tractorista José González Jiménez, a un segundo tractor, junto con tres braceros, a la parte posterior del cerro y al tercer tractorista Ramón Parrilla a regar garrotes (que son los troncos de los olivos metidos en bolsas con tierra) de una jornada laboral que se prolongará hasta la una, momento en el que harán un alto en el camino para almorzar, durante cerca de media hora, y proseguir hasta eso de las cuatro de la tarde, cuando el mercurio se encarame en lo más alto de los termómetros respondiendo al calor abrasivo de esos casi cincuenta grados.

Y es entonces, sobre esa hora de las cuatro de la tarde, cuando el grupo de los tres temporeros que se encuentran en la parte del cerro observan salir un humo negro y espeso del cortijo, dirigiéndose rápidamente hacia allí.

Al llegar al lado de la verja de la entrada, encuentran restos de lo que parece un reguero de sangre, que les hace presagiar que alguien pudiera haber resultado herido, de un rastro abundante que dibujando un movimiento sobre la tierra serpenteante poco a poco se va diluyendo hasta llegar a desaparecer, por lo que Antonio Escobar, uno de aquellos trabajadores, acude raudo hacia el cuartel de la Guardia Civil, para dar el pertinente aviso, mientras Antonio Fenet Pastor, que lleva cinco años trabajando las tierras de Los Galindos, divisa lo que le da la sensación son dos cuerpos mutilados en aquel fuego que acelerado con gasolina desprende un olor más que nauseabundo, decidiendo no indagar más, hasta la llegada de la Benemérita.

No tardan mucho en personarse en el cortijo el cabo Raúl Fernández acompañado de un número de la Guardia Civil, para realizar las primeras diligencias de investigación. Al entrar en la casa, observan, al lado de una mesa camilla, otro gran charco de sangre, cuyo rastro se dirige pasillo arriba, hacia donde se encuentra la puerta de una habitación cerrada con un candado, colocado en la parte exterior, que fuerzan para poder acceder a su interior, encontrándose una vez dentro, el cuerpo de Juana Martín, la mujer del capataz, con la cabeza destrozada, golpeada por algún objeto romo, no hallándose nada más reseñable en la vivienda.

En el exterior, donde todavía permanece encendido aquel fuego, aparecen los restos casi calcinados del tractorista José González, Pepe, de 27 años y su esposa Asunción Peralta, seis años mayor que él, de 34 años, a quien al parecer había ido a recoger al pueblo para traerla allí, en algún momento de aquel día, aparcando su seiscientos de color crema en la entrada del cortijo, desconociéndose los motivos.

En la cuneta del llamado Camino de Rodales, cubierto con un montón de paja, se descubre un cuarto cuerpo sin vida, el del jornalero Ramón Parrilla, de 40 años de edad, tractorista eventual de la finca, muerto de un disparo de escopeta.

De Zapata, el capataz de la finca de Los Galindos, no hay rastro alguno, por lo que las primeras sospechas recaen sobre este, emitiéndose incluso, a la mañana siguiente, por el recién llegado juez del juzgado de Écija (al estar el de Carmona de vacaciones) Andrés Márquez Aranda la pertinente orden de busca y captura.

Al parecer, en los mentideros del pueblo, se decía que las relaciones entre el capataz y el tractorista Pepe no eran todo lo buenamente deseables que podían ser, fruto de un intento de José González por cortejar a una de las hijas de Zapata, negándose este a dicha relación, enemistando en cierta manera a ambos. Lo cual fue considerado como un posible móvil de aquel crimen, aunque no resolvía las dudas existentes sobre las restantes muertes.

Y fue entonces cuando tres días más tarde, el 25 de julio apareció el cadáver del capataz, que tras la autopsia realizada determinaría que había resultado ser la primera de las víctimas de aquel crimen que ya sumaba con esta, cinco muertes, desarbolando la hipótesis que se había venido considerando como probable.

El sumario del caso, el denominado expediente número 20 de 1975, con más de mil trescientos folios, ha dado a lo largo de la historia numerosas elucubraciones y teorías que no han podido resultar finalmente probadas, recayendo durante años las sospechas, tras haber sido encontrado el cuerpo de Manuel Zapata, sobre José González Jiménez que juzgado y condenado por el pueblo tendría que esperar hasta la exhumación de los cadáveres mediante orden emitida por el juez Heriberto Asensio que acabaría determinando que el “sospechoso” era, de igual forma, triste víctima de este suceso, y que además en opinión del prestigioso médico forense Luis Frontela Carreras, estudiando aquellas manchas de sangre en el piso encontradas, concluiría que a –“Juana la arrastraron desde el comedor hasta el dormitorio entre dos personas por lo menos”- .

Transcurrido los plazos legales previstos sin encontrarse el culpable de estos hechos, la causa quedaría archivada en el año 1988, y siguiendo el principio que extingue la responsabilidad criminal por el transcurso del tiempo, siendo para este tipo de delitos el previsto de veinte años, fue por tanto declarado su prescripción en 1995, a los veinte años de haberse cometido.

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