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Reacciones a la muerte de Grisolía: «Ayudó a colocar a España en la ciencia internacional»

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Reacciones a la muerte de Grisolía: "Ayudó a colocar a España en la ciencia internacional"

València, 4 ago (OFFICIAL PRESS- EFE).- El presidente del Consell Valencià de Cultura, el científico Santiago Grisolía, ha fallecido este jueves a los 99 años de edad en el Hospital Clínico de València. Tras el conocimiento de su muerte, han sido numerosas las muestras de dolor y pésame de distintas instituciones y personalidades.

El Ayuntamiento expresa sus condolencias

La corporación municipal ha expresado el pésame por el fallecimiento, a los 99 años, del presidente del Consell Valencià de Cultura, Santiago Grisolía, hijo predilecto de València desde el año 1976, cuando el Ayuntamiento reconoció la trayectoria del profesor, dedicada al estudio y la investigación, por contribuir al avance y enriquecimiento científico de la sociedad.

El bioquímico cuenta en su haber con uno de los más prestigiosos premios que se conceden en España, el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1990), e impulsó los premios Jaume I, cuya fundación presidía.

 En 2013, Santiago Grisolía donó al Ayuntamiento los objetos que constituyen el cursus honorum, esto es, la relación de títulos, cargos y honores que el estudioso recibió a lo largo de su vida profesional. El Museo de Ciencias Príncipe Felipe exhibe de forma permanente la colección cedida por el científico a la ciudad, junto a los espacios dedicados a otros nombres de la ciencia: Severo Ochoa, Ramón y Cajal y Jean Dausset. El legado incluía también un juego de té del siglo XIX, de plata sobredorada, presentado en el estuche original, que se conserva en el Palacio de Cervelló.

Santiago Grisolía, nacido en València en enero de 1923, era doctor honoris causa por 15 universidades (entre ellas, las de València y la Politècnica de València, Florencia, Siena, Salamanca o la Autónoma de Madrid), recibió el reconocimiento de colegios oficiales de universidades de todo el mundo (desde Kansas, donde estuvo trabajando más de 40 años hasta la Universidad de Zaragoza, Alicante, València o el País Vasco, entre otros). Fue académico de honor de prestigiosas instituciones como la Real Academia de Bélgica, las academias de Roma, Padua, Madrid, Galicia, País Vasco, Bilbao o Granada. Poseía la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, la Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrícola, la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Medalla de Oro al Mérito de la Investigación y la Educación Universitaria, y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Presidente de la Fundación Premios Rei Jaume I, presidente del Comité Científico de Coordinación del Proyecto Genoma Humano para la Unesco, vicepresidente del Patronato del Centro Príncipe Felipe, presidió también el Consell Valencià de Cultura. Fue, además, el impulsor de los Premios Rei Jaume I, y asesor en el comité de expertos en ciencia y tecnología de la Generalitat. Asimismo ha recibido el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el premio a la Investigación Rei Jaume I. Fue Premio al Mérito Cultural de la Generalitat, se le entregó dos veces la alta Distinción de la Generalitat, y recibió igualmente la medalla de las Corts Valencianes, entre otros muchos reconocimientos que le han llegado de fallas, fundaciones, colegios y otras asociaciones de carácter civil de la Comunitat Valenciana.

María Blasco: Grisolía ayudó a colocar a España en la ciencia internacional

Madrid, 4 ago (EFE).- La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María A. Blasco, ha dicho de Santiago Grisolía que contribuyó a visibilizar la ciencia de excelencia y a poner a la Comunitat Valenciana y a España en el mapa de la ciencia internacional.

«Santiago Grisolía siempre ha apoyado a los científicos de este país, entre los que me encuentro. Recuerdo especialmente su gran interés y apoyo a la investigación en el campo del envejecimiento», ha señalado a Efe esta investigadora.

Blasco ha destacado, además, que el científico valenciano contribuyó a visibilizar la ciencia de excelencia a través de los premios Jaume I, y «a poner a la Comunidad Valenciana y a nuestro país en el mapa de la ciencia internacional».

Grisolía falleció este jueves a los 99 años en el Hospital Clínico de Valencia, sobre las 06:30 horas de esta mañana tras complicaciones por la covid-19, según confirmaron a EFE fuentes de la Fundación Premios Jaime I y del Consell Valencià de Cultura.

Diana Morant: La bioquímica en España le debe mucho a Grisolía

La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, ha señalado que la bioquímica en España le «debe mucho» al científico valenciano Santiago Grisolía, quien ha fallecido hoy a los 99 años.

En su cuenta de Twitter, la titular de Ciencia ha escrito: «Ha fallecido Santiago Grisolía. Discípulo de Severo Ochoa, impulsor de los premios Rei Jaume I y presidente del Consell Valencià de Cultura».

«La bioquímica en España te debe mucho. Gracias por tu ejemplo y entrega a la ciencia, profesor», indica.

Fundaciones Premios Rei Jaume I y Estudios Avanzados lamentan muerte Grisolía

La Fundación Premios Rei Jaume I y la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados han lamentado el fallecimiento del profesor Santiago Grisolía, presidente fundador de ambas, y recuerdan que el profesor dedicó toda su vida a la ciencia.

La Fundación de los premios estaba preparando una celebración conmemorativa para el centenario de Grisolía, que en enero de 2023 hubiera cumplido cien años.

Según recuerda un comunicado de estas fundaciones, Grisolía ejerció la mayor parte de su trabajo como investigador en EEUU, donde comenzó a trabajar como discípulo del Premio Nobel Severo Ochoa para más tarde pasar a tener sus propios laboratorios de investigación en Wisconsin y Kansas City.

Sus trabajos en estos laboratorios le llevaron a completar el ciclo de la urea, lo que le llevó a estar nominado al Premio Nobel durante algunos años.

Estas buenas relaciones con numerosos científicos internacionales consiguieron que, una vez establecido de nuevo en València desde 1976, donde dirigió el Instituto Valenciano de Investigaciones Citológicas, creara, junto a una amplia representación de empresarios valencianos, la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados.

Fue esta fundación el espacio donde se celebraron numerosas reuniones internacionales de amplio prestigio internacional, como el Proyecto Genoma Humano (1988-2000) y también la que daría pie a la creación de la Fundación de los Premios Rei Jaume I.

Estos premios, de gran prestigio nacional e internacional, reúnen en sus jurados, hasta una veintena de Premios Nobel que deliberan en torno a los mejores científicos, investigadores y emprendedores de España.

Grisolía era actualmente presidente del Consell Valenciá de Cultura y recibió a lo largo de su larga vida numerosos reconocimientos, como el Marquesado de Grisolía.

Su íntegra dedicación al desarrollo de la ciencia, así como a su necesaria promoción en España, le convirtieron en una figura que aunaba el reconocimiento científico con una alta popularidad entre numerosos colectivos sociales, señala el comunicado.

Hace apenas una semana clausuró telemáticamente desde su domicilio una jornada sobre Bioeconomía Forestal, organizada en la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados. «Si no pedaleas, te caes» era su frase favorita para indicar su necesidad de continuar una vida activa, su interés por salir todos los días de casa a cumplir con los compromisos de su agenda, han recordado.

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Valencia

Maribel Vilaplana remata a Mazón con este comunicado

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Mazón Maribel Vilaplana

Antes de nada, quiero expresar mi respeto y mi solidaridad más profunda hacia todas las víctimas de la Dana y hacia sus familias. Soy plenamente consciente del sufrimiento que provocó aquella tragedia. Lamento de corazón si en algún momento mi decisión de mantenerme en un segundo plano pudo haber generado dolor. Esa decisión la tomé para no avivar el circo mediático y para evitar que mi nombre pudiera ser utilizado como un instrumento político, como lamentablemente ha sucedido.

Dicho esto, me he decidido a escribir estas líneas después de la continua oleada de ataques, falsedades y mensajes de odio que he recibido en redes sociales, amplificados además por otros canales, tras mi reciente intervención como consejera portavoz del Levante Unión Deportiva, una responsabilidad que asumo desde 2023.

Soy la primera interesada en que se clarifiquen absolutamente los hechos que acontecieron aquel día, porque es imprescindible que no se desvíe el foco hacia historias paralelas que lo único que han hecho es generar más dolor a los afectados. Pero también porque las consecuencias que esta situación está teniendo sobre mi persona, sobre mi familia, sobre mi vida laboral y sobre mi estado psicológico están siendo brutales.

Ese día mantuve mi agenda laboral tal y como estaba prevista, como cualquier otro día, porque no era consciente de la magnitud de la tragedia que se avecinaba.

Mi jornada comenzó a las 9:30h en Ford Almussafes, donde impartí un curso de formación para sus profesionales que finalizó sobre las 14:00h. Cuando los asistentes se marcharon, me quedé unos 30 minutos más en el aula, como hago habitualmente, para elaborar el informe de la sesión y dejar todo documentado.

Después recogí mis cosas, fui a por mi vehículo y me trasladé desde Almussafes al centro de Valencia, donde había sido citada por el presidente de la Generalitat para una comida de carácter profesional. Estacioné el coche en un aparcamiento cercano y llegué al restaurante pasadas las 15:00h.

Acudí a esa cita a petición del presidente, con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional. Durante la conversación se me plantearon varias opciones, entre ellas presentar una candidatura a un cargo en la televisión autonómica, que rechacé de forma clara por convicción personal y profesional. A partir de ahí, me pidió mi opinión sobre la situación de la televisión: qué aspectos consideraba que funcionaban bien o mal y qué cambios podrían aplicarse. Desde mi experiencia, expuse mi punto de vista, lo que derivó en un intercambio de pareceres y acabó en una sesión de consultoría de comunicación en la que se abordaron cuestiones propias de mi especialidad.

En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada. Yo seguí en el restaurante, completamente ajena a esas comunicaciones: no pregunté, no participé, ni conocí en ningún momento su contenido, y el presidente tampoco me trasladó ninguna inquietud al respecto. Actué, como siempre he hecho, desde la discreción y el respeto que me caracterizan.

Esas interrupciones, sumadas a la espera y a la despedida, demoraron también mi salida del restaurante, que se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45. En su momento, en medio de la vorágine con que se desencadenaron los hechos, el desconcierto y la presión vivida, sinceramente no dimensioné la importancia de ese desfase horario inicial que se hizo público. Sin embargo, con la distancia del tiempo y tras hablarlo con las personas más cercanas, he considerado necesario aclarar también ese punto.

Quiero dejar claro que en el momento en que me marché de la reunión no era consciente de la gravedad de lo que estaba sucediendo en otras localidades valencianas, porque en la ciudad no llovía y eso me hizo sentir todavía más ajena a la situación. Al regresar a casa, empecé a tomar verdadera dimensión de lo ocurrido. Nada más entender la magnitud de lo que había pasado, me puse en contacto con el presidente cuando le fue posible. En esa conversación le trasladé mi angustia y también le pedí, de forma muy clara, que por favor mi nombre no saliera. Le expliqué que me parecía profundamente injusto quedar vinculada a un capítulo tan doloroso cuando no había tenido absolutamente nada que ver. Ese fue mi error, porque ese silencio, aunque bienintencionado, alimentó la especulación y, cuando finalmente se supo, desembocó en un acoso brutal.

Los días posteriores fueron una auténtica pesadilla. Me sentí absolutamente perdida. Y cuando finalmente se dio a conocer públicamente que yo era la persona que había estado con el presidente durante aquella comida, mi cabeza estalló. Entré en un shock que me llevó a un ingreso hospitalario.

Cuando salí del hospital, mi situación seguía siendo extremadamente delicada. No me sentí con fuerzas para tomar yo las riendas y exponerme directamente. Por eso pedí a una persona de mi total confianza que explicara de mi parte lo sucedido. Así se hizo público entonces el relato de los hechos.

Pero con el paso del tiempo he comprobado que no fue suficiente. Hoy entiendo que es necesario hablar en primera persona. Hasta ahora no lo había hecho porque confiaba en que el tiempo y el sentido común bastarían para que se entendiera lo evidente: que yo no tengo nada que ver en esta historia. Pensé que quedaría claro por sí solo, pero no ha sido así.

La realidad es que me he convertido en una diana. Una diana utilizada políticamente y alimentada con insinuaciones machistas que han condicionado esta historia desde el principio. Y por eso hoy hablo: porque ya no puedo seguir soportando que este relato eclipse lo verdaderamente importante, que es esclarecer qué pasó aquel día y asumir las responsabilidades que correspondan.

Durante estos diez meses he vivido sometida a una presión insoportable. He sido objeto de un acoso constante, de insultos, de burlas y de un escrutinio injusto. Estoy en tratamiento psicológico con un diagnóstico de estrés postraumático. Es una terapia dura y compleja, que afronto con esperanza, pero la realidad es que mi salud mental se ha visto gravemente dañada. Cada nuevo golpe reabre heridas que aún no han cicatrizado.

Este proceso no solo me ha afectado a mí. Ha golpeado también a mi familia, que sufre al verme sufrir. Ellos han tenido que soportar conmigo este acoso, y ese es, sin duda, el dolor más grande de todos.

Dicho esto, no puedo obviar una triste realidad que me ha roto desde el principio y quisiera que estas líneas sirvieran de reflexión: ¿realmente habría pasado lo mismo si en lugar de una mujer hubiera sido un hombre quien se reunió con el presidente? ¿Se habrían dicho las mismas cosas, con el mismo tono y el mismo juicio? ¿Habría despertado tanto morbo, tanto machismo rancio y tanto prejuicio? Ese enfoque profundamente sexista ha servido como cortina de humo para desviar la atención de lo verdaderamente importante: esclarecer las responsabilidades que se derivaron de aquella jornada. No se puede construir un relato cargado de insinuaciones y morbo para distraer el foco de lo que realmente importa. Es realmente triste y decepcionante, porque no solo me ha hecho daño a mí, sino que ha distorsionado una historia que merece ser abordada con rigor y respeto.

Estar allí aquel día fue una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte. Pudo haber sido cualquier otro, pero fue ese día. El día más difícil y duro para miles y miles de valencianos. Ese es y será siempre mi tormento, y tendré que aprender a sobrellevar esa carga durante toda mi vida.

Lo único que pido ahora es respeto. Respeto hacia mi persona, hacia mi familia y hacia mi vida privada. Respeto para poder seguir adelante sin que mi nombre se siga utilizando como arma política ni como entretenimiento morboso.

Pero, sobre todo, pido respeto para las víctimas. Porque a ellas es a quienes les debemos sensatez. Les debemos que su dolor no se utilice ni se banalice.

Y a los responsables les corresponde dar las explicaciones que yo no puedo dar, porque nunca he ostentado ningún cargo público ni ese día tuve capacidad de decisión alguna. Ojalá hubiera estado en mis manos hacer algo, pero no fue así. Por eso el foco debe estar donde corresponde: en las personas que aquel día tenían responsabilidades y poder de decisión. Son ellas las que deben dar explicaciones.

Y para concluir, me gustaría agradecer a todas aquellas personas que me han acompañado en este proceso. Han sido muchas: desde mi círculo más cercano hasta mi entorno profesional, compañeros de medios de comunicación y ciudadanos completamente anónimos que han querido hacerme llegar su solidaridad y su apoyo. Gracias de corazón, porque es lo que me ha sostenido en pie.

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