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Cultura

Una Valencia de película: las calles de la ciudad como escenario de cine

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La capital valenciana, que ya multiplicó por seis el número de solicitudes para el rodaje de anuncios, películas, cortometrajes y otros productos en 2016, según Valencia Film Office-Turismo Valencia, sigue siendo objeto de deseo para nuevas obras como ‘Formentera Lady’, ‘El Reino’ o ‘El desentierro’.

Y es que la luz, calles y gentes de la ciudad un plató de rodaje perfecto. Por todo ello, la residencia universitaria de Valencia Colegio Mayor Ausias March, gran embajador de la capital para sus residentes desde 1975 y sabedor de la gran acogida de los productos audiovisuales entre el público universitario, se ha encargado de componer un mapa de la ciudad destacando los lugares en los que se ha realizado la grabación de alguna de las escenas de estas películas nacionales e internacionales.

Desde la clásica ‘Todos a la cárcel’ (1993) de Luis García Berlanga a títulos más futuristas y sonados fuera de nuestras fronteras como ‘Tomorrowland: El mundo del mañana’ (2015), se invita a dar un paseo por la Valencia cinematográfica.

Tomorrowland: El mundo del mañana (2015)
Esta superproducción de Disney protagonizada por George Clooney y Hugh Laurie, entre otros, eligió la Ciudad de las Artes y las Ciencias para representar un mundo futurista.

La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003)
Esta cómica película española basada en los personajes de cómic de Francisco Ibáñez rodó algunas escenas en el barrio de El Carmen. Allí precisamente, por ejemplo, ubicó el cuartel general de estos dos famosos agentes de la T.I.A., la 13 Rue del Percebe

Paella Today (2016)
Esta comedia española con el arroz como argumento central eligió lugares icónicos de la ciudad de Valencia como el Mercat Central, Plaza Redonda o La Lonja, entre otros.

El amor no es lo que era (2013)
La avenida Aragón o Blasco Ibáñez son algunas de las localizaciones de esta comedia española coprotagonizada por Nicolás Coronado, Aida Folch, Alberto San Juan, Blanca Romero, Carlos Álvarez-Novoa y Petra Martínez, y con la colaboración especial del actor José Coronado.

Mil cosas que haría por ti (2017)
Comedia surrealista que muestra hasta dónde puede llegar una persona por amor. El cauce del río, los puentes y las calles del Carmen son solo algunas de las localizaciones valencianas de esta película española de Dídac Cervera.

Todos a la cárcel (1993)
Luis García Berlanga eligió la Cárcel Modelo de Valencia para rodar esta comedia ganadora en 1993 el Goya a mejor película, mejor dirección y mejor sonido. El film cuenta con la participación de actores tan destacados como José Sacristán, Juan Luis Gallardo, Manuel Alexandre, José Luis López Vázquez y Antonio Resines, entre otros.

Amar (2017)
Película acerca de una historia de amor de dos adolescentes que busca devolver al público la ilusión del primer amor. El film tomó los exteriores cercanos a las Corts, la calle Túria y el IES Sorolla como parte de las localizaciones de la obra.

My bakery in Brooklyn (2016)
A pesar de que gran parte de la historia es rodada en Nueva York, las últimas secuencias del film tienen como localización Valencia, más exactamente la zona del edificio de Correos en la Plaza del Ayuntamiento. La obra, una comedia romántica, está coprotagonizada por Blanca Suárez y Aitor Luna.

La noche que mi madre mató a mi padre (2016)
Además de en un caserón de la población valenciana de Moncada, en el cuál transcurre la mayor parte del film, esta comedia que cuenta con un reparto destacado con nombres como Belén Rueda, Patricia Montero o María Pujalte, entre otros actores.

3:19 (2008)
Esta comedia protagonizada por Miguel Ángel Silvestre fue rodada en Valencia en mayo de 2006 en localizaciones como la Calle del Mar, entre otras. La obra plantea al espectador algunas preguntas acerca del destino y las casualidades, todo ello envuelto en una historia de humor, amistad y amor.

La mala educación (2016)
Este film dirigido por Pedro Almodóvar escogió la casa de los azulejos del barrio de Benimaclet como casa de los hermanos Juan (Gael García Bernal) e Ignacio (Francisco Boira). La casa, de principios del siglo XX es una de las más características del barrio y fue la escogida por el afamado director manchego para regresar a los 60. La obra contó con otras localizaciones de la ciudad de Valencia como la plaza de San Luis Bertrán, El Carmen y el cine Tyris.

Títulos todos ellos que demuestran el gran potencial de la ciudad de Valencia como un escenario perfecto para protagonizar las localizaciones de películas.

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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