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Valencia

La Policía Local de València refuerza la seguridad en las Fallas 2025 con drones

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seguridad fallas drones

La Unidad Aérea de Drones (UAD) de la Policía Local de València ha desplegado un operativo especial para reforzar la seguridad durante las Fallas 2025.

Mediante el uso de drones y mini drones, el objetivo es mejorar la vigilancia en eventos multitudinarios como las mascletaes y espectáculos pirotécnicos que se celebran en distintos puntos de la ciudad.

Drones para la vigilancia de las Fallas 2025

Desde el inicio de la Crida hasta el 19 de marzo, los drones de la UAD están siendo empleados en la Plaza del Ayuntamiento para supervisar las mascletaes y los espectáculos pirotécnicos en horario vespertino y nocturno.

También se usarán en los castillos de Fallas programados en el puente de Montolivet los días 16, 17 y 18 de marzo.

El 19 de marzo, la UAD prestará servicio en la Plaza del Ayuntamiento desde las 20:00 horas para garantizar la seguridad durante la cremà de los monumentos municipales y el espectáculo pirotécnico final.

Vigilancia y control mediante tecnología dron

El uso de drones permite la supervisión de vías de evacuación y zonas de emergencia conforme al Protocolo de Actuación Municipal de las Fallas 2025. Además, la Policía Local de València los emplea para detectar cualquier incidencia en la concentración de personas y proporcionar apoyo a las patrullas terrestres, funcionando como «ojos en el aire».

Para estas misiones, la UAD utiliza:
  • Dron de categoría C0: De pequeñas dimensiones y alta versatilidad, permite capturar imágenes de gran calidad sin ser intrusivo.
  • Dron con zoom potente y cámara térmica: Facilita la detección de posibles incendios provocados por chispas desplazadas por el viento y permite vigilar zonas sensibles como el Jardín del Turia.

Importancia de los drones en la seguridad ciudadana

Los drones de la Policía Local de València han demostrado ser herramientas clave para la vigilancia de espacios públicos y entornos naturales protegidos. Su uso ha optimizado la respuesta ante emergencias y ha permitido recopilar información crítica para la seguridad de los ciudadanos.

Con este refuerzo tecnológico, las Fallas 2025 contarán con un dispositivo de seguridad más eficiente y preparado para cualquier imprevisto, garantizando que las festividades se desarrollen con la mayor protección posible para asistentes y participantes.

 

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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