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Valencia

Vicente Barrera, del mundo de los toros y de la empresa a vicepresidente del Consell

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Vicente Barrera vicepresidente
El nuevo vicepresidente primero de la Generalitat y conseller de Cultura y Deporte, Vicente Barrera Simó, a su llegada a la reunión con el president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/Biel Aliño
València, 19 jul (OFFICIAL PRESS- EFE).- Vicente Barrera Simó, el nuevo vicepresidente primero del Gobierno valenciano y conseller de Cultura y Deporte,  es un apasionado del mundo de los toros, donde ha cosechado grandes éxitos como torero, que ahora, tras dedicarse a la actividad empresarial, pasa a la primera línea de la política en el Ejecutivo de coalición entre PP y Vox.

Su etapa taurina

El máximo representante de Vox en el Gobierno valenciano, donde el partido de Santiago Abascal ocupa tres sillas, nació en València en 1968 y antes de dedicarse a una pasión que le venía de su abuelo paterno, el diestro Vicente Barrera Cambra, su familia se empeñó en que estudiara y completara la licenciatura de Derecho.

Debutó por tanto como novillero al acabar sus estudios, en agosto de 1992, y en julio de 1993 tomó la alternativa en la Feria de San Jaime, con un capote que llevaba bordada la imagen de la Virgen de los Desamparados y un primer toro que brindó a la ciudad de València y a su afición.

Desarrolló a partir de entonces una carrera en la que destacó por su toreo vertical y lento, que le llevó a convertirse en el primer torero valenciano que salió por la Puerta del Príncipe de la Maestranza, y que le permitió torear en plazas de Ecuador, Perú, Venezuela, y Colombia.

Se retiró de los ruedos hace doce años, tras lo que recibió la Alta Distinción de la Generalitat en 2011 del Consell presidido por Alberto Fabra (PP) como reconocimiento a su contribución a la pervivencia y disfrute de la fiesta de los toros.

La trayectoria profesional de Barrera

A partir de ese momento inició una trayectoria profesional que le ha llevado a gestionar empresas ligadas a la industria agroalimentaria en el sector de la restauración y la hostelería, además del mundo inmobiliario, en línea con el pasado de una familia paterna en la que hubo importantes empresarios, como su abuelo, uno de los pioneros textiles más importantes de Ontinyent (Valencia) a principios del siglo pasado.

Tras dejar el traje de luces se le vio en actos del PP, y en 2012 fue uno de los personajes públicos que acudió en persona a felicitar al expresident de la Generalitat Francisco Camps (PP) cuando fue absuelto por el Tribunal Superior de Justicia valenciano en la conocida como causa de los trajes, en el marco del caso Gürtel.

En 2018 se afilió a Vox y pasó a ser coordinador de zona de Ontinyent, tras lo que figuró en la candidatura al Ayuntamiento de València tanto en las elecciones municipales de 2019 como en las de 2023, aunque no obtuvo acta de concejal en ninguna de las dos ocasiones.

Vicente Barrera, vicepresidente

Tras las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo, que ganó el PP y en las que los 13 diputados que logró Vox en Les Corts contribuyeron a este partido en decisivo para poder desalojar a la izquierda de la Generalitat, fue una de las personas designadas por Vox para negociar un pacto de gobierno.

De hecho, su nombre fue, después del de Carlos Mazón, el primero del nuevo Consell que se conoció, ya que en el acuerdo de gobierno de 50 puntos que se firmó el pasado 21 de junio se establecía que Vox ocuparía una vicepresidencia primera con las competencias de la Conselleria de Cultura, encabezada por Vicente Barrera Simó, además de las Consellerias de Agricultura y de Justicia.

Según el decreto con las atribuciones del nuevo Consell, el nuevo vicepresidente primero del Consell gestionará las competencias en materia de cultura, promoción cultural, patrimonio cultural y deporte.

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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