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Salud y Bienestar

El IIS La Fe logra un gran avance en la lucha contra el cáncer de ovario

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El Grupo de Investigación en Medicina Reproductiva del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) acaba de publicar los resultados del primer ensayo clínico mundial sobre la técnica del ganglio centinela en pacientes con cáncer de ovario en estadio aparentemente inicial.

El estudio se ha publicado en la revista ‘International Journal of Gynecological Cancer’ y recoge las conclusiones del proyecto Sentov, que tiene como objetivo confirmar la eficacia de la técnica en pacientes con cáncer de ovario en fase temprana y la disminución de las secuelas de la cirugía.

Gracias a la investigación liderada por Víctor Lago Leal y Santiago Domingo Del Pozo, investigadores del Grupo de Investigación en Medicina Reproductiva del IIS La Fe y ginecólogos-oncólogos del Hospital La Fe, se ha estandarizado la técnica del ganglio centinela tanto en cirugía abierta como laparoscópica y se ha logrado una tasa de detección del 100% de los casos sin consecuencias adversas para las veinte pacientes que participaron en el ensayo.

El ganglio centinela es el primer ganglio linfático donde las células cancerosas tienen más probabilidad de diseminarse desde un tumor primario. Esta técnica estudia si este ganglio presenta o no células tumorales. Así, si el resultado es negativo se evita realizar una linfadenectomía y, por tanto, la morbilidad y costes asociados a ella.

«En este punto -ha explicado Lago-, el proyecto entra en un segundo periodo en el que intentaremos llevar a cabo un ensayo clínico fase III. Necesitamos un estudio con un número mucho mayor de pacientes para valorar si la técnica de ganglio centinela puede sustituir a la linfadenectomía en cáncer de ovario inicial».

Para ello, la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital La Fe coordinará el ensayo trabajando en red con otros centros españoles como los hospitales Vall d´Hebrón i Clínic en Barcelona, el Hospital 12 de Octubre en Madrid, el Complejo Hospitalario de Navarra en Pamplona y el Hospital Universitario Quirón en Madrid.

El ensayo tendrá una duración estimada de 4 años con el objetivo de incluir a 180 pacientes, siendo necesario un presupuesto estimado de 180.000 euros.

Sentov y medicina personalizada en cáncer de ovario

El tratamiento de cáncer de ovario requiere cirugía y quimioterapia, por lo que la intervención es compleja y con secuelas importantes para las pacientes. En España se diagnostican 3.300 nuevos casos cada año. La alta tasa de mortalidad se debe en parte a que el diagnóstico se realiza en estados tardíos de la enfermedad. Cerca del 75% de los casos se diagnostican en estado avanzado.

La iniciativa liderada por la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital La Fe permitirá seguir estudiando la utilidad de la técnica del ganglio centinela en el tratamiento quirúrgico del cáncer de ovario en estadio inicial. Una técnica quirúrgica compleja que podría suponer un paso más hacia la medicina personalizada en las pacientes de cáncer de ovario.

Esta técnica, utilizada en el tratamiento de otros tumores ginecológicos, no ha sido suficientemente estudiada en el tratamiento de cáncer de ovario. Por ello, para determinar si el tumor está localizado solo en el ovario o existe metástasis en los ganglios linfáticos, las pacientes han de someterse a una linfadenectomía.

Sin embargo, en torno a un 80% de los casos no presenta metástasis y podría, potencialmente, evitar esta compleja intervención. De confirmarse la técnica del ganglio centinela, los equipos médicos podrían determinar cuál es el primer ganglio al cual drena el tumor y estudiar, en caso de ser negativo, evitar la linfadectomía.

El proyecto Sentov ha recibido financiación a través de las ayudas internas de investigación clínica del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe y de la Plataforma Española de Investigación Clínica y Ensayos Clínicos, SCReN (Spanish Clinical Research Network), financiada por el ISCIII-Subdirección General de Evaluación y Fomento de la Investigación, mediante el proyecto PT17/0017/0035 integrado en el Plan Estatal de I+D+I 2013-2016 y cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

También ha contado con el apoyo económico de la sociedad a través de una iniciativa en Precipita, la plataforma de ‘crowfunding’ de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología, Fecyt, así como mediante donaciones particulares.

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Qué significa tener hambre al rato de comer: la señal de que algo va mal

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Dieta Bioimis
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¿Te ha pasado que terminas de comer y, apenas una hora después, sientes otra vez hambre? No estás solo. Tener hambre al rato de comer es una sensación más común de lo que parece, y puede estar relacionada tanto con lo que comes como con cómo come tu cuerpo. En este artículo te explicamos por qué ocurre, qué causas pueden estar detrás y qué puedes hacer para controlarlo sin pasar hambre ni ansiedad.


¿Es normal tener hambre poco después de comer?

Sentir hambre poco tiempo después de comer puede ser normal en determinadas circunstancias, pero también puede indicar que algo no está funcionando correctamente en tu metabolismo, tus hormonas o tus hábitos alimenticios.

El hambre es un mecanismo fisiológico controlado por una compleja red de hormonas (como la grelina y la leptina), neurotransmisores y señales del sistema digestivo. Cuando el cuerpo necesita energía, se libera grelina, la “hormona del hambre”, que avisa al cerebro de que es hora de comer. Tras una comida completa, deberían aumentar los niveles de leptina y otras hormonas de saciedad, lo que envía al cerebro la señal contraria: la de estar satisfecho.

Si esa sensación de saciedad dura poco o desaparece enseguida, puede que el cuerpo no esté recibiendo los nutrientes o las proporciones adecuadas para mantenerse estable.


Causas más frecuentes del hambre poco después de comer

1. Comidas bajas en proteínas o grasas saludables

Uno de los errores más comunes es comer platos con muchos carbohidratos simples (pan blanco, arroz, pasta o dulces) y pocas proteínas o grasas saludables.
Estos alimentos provocan picos rápidos de glucosa en sangre que, tras una subida, se desploman en poco tiempo. Esa caída brusca de azúcar activa de nuevo el apetito y genera la sensación de hambre, aunque el estómago esté lleno.

Solución: incluye en cada comida una fuente de proteína (pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva virgen extra). Te ayudarán a mantener la glucosa estable y a prolongar la sensación de saciedad.


2. Exceso de azúcares o carbohidratos refinados

Los productos ultraprocesados, los zumos industriales o los cereales azucarados generan lo que se conoce como “montaña rusa de glucosa”. Este fenómeno hace que, tras un pico energético momentáneo, tu cuerpo reclame más comida rápidamente.

Solución: opta por carbohidratos complejos y de bajo índice glucémico, como avena, arroz integral, legumbres o pan de centeno, que se digieren más lentamente y mantienen estables los niveles de energía.


3. Comer demasiado rápido

Cuando comes con prisa, el cerebro no tiene tiempo de procesar la señal de saciedad. El cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos para activar la respuesta hormonal que indica que has comido suficiente. Si terminas antes, es muy probable que al poco rato vuelvas a tener hambre.

Solución: mastica despacio, evita distracciones como el móvil o la televisión y da tiempo a tu cuerpo a “registrar” la comida.


4. Falta de fibra en la dieta

La fibra es uno de los componentes más importantes para regular el apetito. Aumenta el volumen de los alimentos en el estómago, ralentiza la digestión y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.
Si tu dieta es pobre en frutas, verduras o cereales integrales, es normal que la sensación de saciedad desaparezca enseguida.

Solución: añade más fibra soluble (presente en avena, manzana, lentejas o chía) para mantenerte lleno durante más tiempo.


5. Desequilibrio hormonal

En mujeres, especialmente en etapas de perimenopausia o síndrome premenstrual, los niveles de estrógenos y progesterona pueden alterar las señales de hambre y saciedad.
También en hombres y mujeres con resistencia a la insulina o hipotiroidismo, el apetito puede dispararse incluso tras comidas completas.

Solución: si notas que este patrón se repite con frecuencia, consulta con un endocrino. Un análisis hormonal puede detectar desequilibrios que estén afectando tu metabolismo.


6. Deshidratación

A menudo confundimos hambre con sed. El hipotálamo —la parte del cerebro que regula ambas sensaciones— puede enviar señales similares cuando el cuerpo necesita agua.

Solución: antes de picar algo, bebe un vaso de agua y espera unos minutos. Si la sensación desaparece, probablemente tu cuerpo solo necesitaba hidratarse.


7. Falta de sueño y estrés

Dormir poco o vivir en estado de estrés continuo aumenta la grelina (hormona del hambre) y reduce la leptina (hormona de la saciedad). El resultado: más apetito, más ansiedad por comer y más dificultad para controlar los impulsos, sobre todo por alimentos calóricos y dulces.

Solución: procura dormir entre 7 y 8 horas por noche y busca técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como el ejercicio físico, la meditación o pasear al aire libre.


8. Consumo excesivo de alcohol o cafeína

El alcohol inhibe temporalmente la producción de leptina, mientras que la cafeína puede alterar el equilibrio del azúcar en sangre. Ambos factores provocan un efecto rebote de hambre tras su consumo.

Solución: reduce el alcohol y limita la cafeína a dos tazas de café al día. Si te apetece una bebida caliente, elige infusiones naturales o descafeinadas.


Cómo saber si lo que sientes es hambre real o emocional

A veces, el hambre no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino con una respuesta emocional.
El hambre emocional aparece repentinamente, suele dirigirse hacia un tipo concreto de alimento (dulce, salado o ultraprocesado) y no desaparece aunque comas.

Por el contrario, el hambre fisiológica crece gradualmente y puede satisfacerse con casi cualquier tipo de comida.

Truco: antes de comer, pregúntate si es hambre o aburrimiento, ansiedad, estrés o cansancio. Identificar la diferencia es clave para mantener una relación sana con la comida.


Consejos para evitar tener hambre al poco tiempo de comer

  1. No te saltes comidas. Saltar comidas desequilibra tus hormonas y aumenta el riesgo de atracones.

  2. Incluye proteínas y grasas saludables en cada plato. Ayudan a mantener estable el azúcar en sangre.

  3. Prioriza alimentos reales. Evita ultraprocesados y apuesta por frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

  4. Mantente hidratado. Muchas veces el cuerpo pide agua, no comida.

  5. Descansa lo suficiente. Dormir bien mejora el control del apetito.

  6. Gestiona el estrés. Evita que el cortisol dispare el hambre emocional.

  7. Escucha a tu cuerpo. Come despacio, sin distracciones y solo hasta sentirte satisfecho.


Cuándo consultar con un especialista

Si sientes hambre de forma constante después de comer, incluso tras menús equilibrados y con horarios regulares, puede ser un signo de resistencia a la insulina, hipoglucemia reactiva o alteraciones hormonales.
Un endocrino o nutricionista puede ayudarte a encontrar la causa exacta y ajustar la dieta a tus necesidades metabólicas.


Conclusión: el hambre temprana es una señal que el cuerpo envía, no un fallo

Tener hambre poco después de comer no siempre es un problema, pero sí una alerta de que algo puede mejorarse en tu alimentación, tu descanso o tu equilibrio hormonal.
Escuchar al cuerpo, elegir alimentos saciantes y mantener hábitos saludables son las claves para controlar el apetito sin renunciar al placer de comer.

Cuando el cuerpo recibe los nutrientes adecuados, el hambre deja de ser una lucha y se convierte en un mensaje de equilibrio interno.

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