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Salud y Bienestar

El mensaje de Ana Lluch en el Día del Cáncer de Mama

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VALÈNCIA, 18 Oct. (EUROPA PRESS) –

La doctora Ana Lluch, coordinadora del Grupo de Investigación de Biología de Cáncer de Mama del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva y catedrática de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universitat de València, ha lanzado un mensaje de optimismo de cara al Día Mundial del Cáncer de Mama, que se celebra este sábado, 19 de octubre, instando a las mujeres que lo padecen a «eliminar el miedo porque esta enfermedad se puede curar en un porcentaje muy elevado, que se sitúa entre el 80% y el 85%».

La reconocida oncóloga ha recordado que el cáncer de mama se diagnostica a 4.000 mujeres en la Comunitat Valenciana cada año, pero «disponemos de un sistema sanitario público modélico y universal, del que debemos sentirnos orgullosos», que hace posible que esta patología «cada vez se cure más y se diagnostique más».

Por eso, ha invitado a las mujeres a acudir a los programas de screening, que ofrece nuestro sistema sanitario, que cuenta con unos «profesionales excelentes» y que son clave para la detección precoz.

Asimismo, ha resaltado que las investigaciones desarrolladas a lo largo de los últimos quince años en biología molecular a través de institutos de investigación son un «pilar fundamental» para avanzar en la medicina de precisión y ofrecer el tratamiento más adecuado a cada paciente y con menos efectos secundarios como los que provoca la quimioterapia, que ha dejado de aplicarse sobre un 35% de pacientes.

En este sentido, se ha referido a la trascendencia de la actividad investigadora de Incliva y, concretamente, a su Unidad de Ensayos Clínicos Fase I Oncológicos –pionera en España y referente internacional– que actúa en fases muy iniciales, que ha permitido investigar, por una parte, acerca de las alteraciones genéticas y moleculares del tumor de cada paciente y, por otra, obtener fármacos nuevos para poder aplicar en función de las características de cada cáncer.

La doctora Lluch ha señalado que el principal reto en la actualidad es la inmunoterapia e investigar en el cáncer de mama triple negativo, que es el de peor pronóstico, para el que existen menos tratamientos y menos fármacos de los que se puedan beneficiar las mujeres que lo padecen.

La Unidad de Ensayos Clínicos Fase I Oncológicos del Instituto de Investigación Sanitaria Incliva del Hospital Clínico de Valencia –en los que se prueba por primera vez en humanos la eficacia de un medicamento en el tratamiento contra el cáncer– ha realizado 82 ensayos en 587 pacientes, que han concluido en contratos con 30 empresas farmacéuticas, en sus primeros quince años de existencia.

Los ensayos realizados durante todo este tiempo han concluido en importantes avances farmacológicos, que han contribuido a mejorar la eficacia del tratamiento de diferentes tipos de cáncer, como mama, páncreas y pulmón.

ENSAYOS ACTIVOS
En la actualidad, hay 31 ensayos activos, que se están desarrollando en colaboración con 40 pacientes en tratamiento oncológico, y se tiene contrato con 17 empresas farmacéuticas. En la Unidad de Ensayos Clínicos Fase I Oncológicos trabajan 10 investigadores principales, 7 investigadores colaboradores, 3 enfermeras de investigación, 2 farmacéuticos, 2 data manager y 3 administrativos.

La Unidad de Ensayos Clínicos Fase I Oncológicos de Incliva, creada en 2004, es pionera en España en este campo: es una de las tres unidades que existen en nuestro país (las otras están en el Hospital Virgen de las Nieves de Sevilla y en el Vall d’Hebron de Barcelona) y la única en la Comunidad Valenciana. Además, se ha convertido en un referente internacional en investigación oncológica y colabora activamente con compañías líderes farmacéuticas de biotecnología y con los mejores hospitales del mundo en el tratamiento contra el cáncer, como el Hospital General de Massachussets en Boston; MD Anderson de Houston; el Hospital Vall d’Hebrón en Barcelona; y la Universidad de Colorado.

MEJORA LA SUPERVIVENCIA
Según el informe SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) 2019, el cáncer sigue constituyendo una de las principales causas de morbi-mortalidad en España, al igual que en el resto del mundo. El número de tumores diagnosticados en nuestro país en el año 2019 alcanzará los 277.234, según las estimaciones de Redecan, en comparación con los 247.771 casos diagnosticados en el año 2015.

Los cánceres más frecuentes diagnosticados en España en 2019 serán los de colon y recto (44.937 nuevos casos), próstata (34.394), mama (32.536), pulmón (29.503) y vejiga urinaria (23.819). A mucha distancia, los siguientes cánceres más frecuentes serán los linfomas no Hodgkin, y los cánceres de cavidad oral y faringe, páncreas y estómago.

El número absoluto de cánceres diagnosticados en España continúa en aumento desde hace décadas por el aumento de la población (hasta 2012); el envejecimiento de la población (la edad es un factor de riesgo fundamental en el desarrollo del cáncer); la exposición a factores de riesgo como el tabaco, el alcohol, la contaminación, la obesidad y el sedentarismo; y, en algunos tipos de cáncer –como colorrectal y mama, cérvix o próstata–, el aumento de la detección precoz.

De hecho, si los programas de detección precoz son adecuados, deberían producir una reducción de la mortalidad pero también, en mayor o menor grado, un aumento del número de casos. Debido a la combinación de estos factores, se puede dar el caso de que, a pesar de que la exposición a factores de riesgo no varíe a lo largo del tiempo, el número absoluto de casos aumente debido a los otros dos factores (magnitud de la población y/o envejecimiento).

La mortalidad del cáncer en España ha experimentado un fuerte descenso en las últimas décadas. Estas tendencias reflejan las mejoras en la supervivencia de los pacientes con tumores debido a las actividades preventivas, las campañas de diagnóstico precoz y los avances terapéuticos.

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Qué significa tener hambre al rato de comer: la señal de que algo va mal

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Dieta Bioimis
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¿Te ha pasado que terminas de comer y, apenas una hora después, sientes otra vez hambre? No estás solo. Tener hambre al rato de comer es una sensación más común de lo que parece, y puede estar relacionada tanto con lo que comes como con cómo come tu cuerpo. En este artículo te explicamos por qué ocurre, qué causas pueden estar detrás y qué puedes hacer para controlarlo sin pasar hambre ni ansiedad.


¿Es normal tener hambre poco después de comer?

Sentir hambre poco tiempo después de comer puede ser normal en determinadas circunstancias, pero también puede indicar que algo no está funcionando correctamente en tu metabolismo, tus hormonas o tus hábitos alimenticios.

El hambre es un mecanismo fisiológico controlado por una compleja red de hormonas (como la grelina y la leptina), neurotransmisores y señales del sistema digestivo. Cuando el cuerpo necesita energía, se libera grelina, la “hormona del hambre”, que avisa al cerebro de que es hora de comer. Tras una comida completa, deberían aumentar los niveles de leptina y otras hormonas de saciedad, lo que envía al cerebro la señal contraria: la de estar satisfecho.

Si esa sensación de saciedad dura poco o desaparece enseguida, puede que el cuerpo no esté recibiendo los nutrientes o las proporciones adecuadas para mantenerse estable.


Causas más frecuentes del hambre poco después de comer

1. Comidas bajas en proteínas o grasas saludables

Uno de los errores más comunes es comer platos con muchos carbohidratos simples (pan blanco, arroz, pasta o dulces) y pocas proteínas o grasas saludables.
Estos alimentos provocan picos rápidos de glucosa en sangre que, tras una subida, se desploman en poco tiempo. Esa caída brusca de azúcar activa de nuevo el apetito y genera la sensación de hambre, aunque el estómago esté lleno.

Solución: incluye en cada comida una fuente de proteína (pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva virgen extra). Te ayudarán a mantener la glucosa estable y a prolongar la sensación de saciedad.


2. Exceso de azúcares o carbohidratos refinados

Los productos ultraprocesados, los zumos industriales o los cereales azucarados generan lo que se conoce como “montaña rusa de glucosa”. Este fenómeno hace que, tras un pico energético momentáneo, tu cuerpo reclame más comida rápidamente.

Solución: opta por carbohidratos complejos y de bajo índice glucémico, como avena, arroz integral, legumbres o pan de centeno, que se digieren más lentamente y mantienen estables los niveles de energía.


3. Comer demasiado rápido

Cuando comes con prisa, el cerebro no tiene tiempo de procesar la señal de saciedad. El cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos para activar la respuesta hormonal que indica que has comido suficiente. Si terminas antes, es muy probable que al poco rato vuelvas a tener hambre.

Solución: mastica despacio, evita distracciones como el móvil o la televisión y da tiempo a tu cuerpo a “registrar” la comida.


4. Falta de fibra en la dieta

La fibra es uno de los componentes más importantes para regular el apetito. Aumenta el volumen de los alimentos en el estómago, ralentiza la digestión y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.
Si tu dieta es pobre en frutas, verduras o cereales integrales, es normal que la sensación de saciedad desaparezca enseguida.

Solución: añade más fibra soluble (presente en avena, manzana, lentejas o chía) para mantenerte lleno durante más tiempo.


5. Desequilibrio hormonal

En mujeres, especialmente en etapas de perimenopausia o síndrome premenstrual, los niveles de estrógenos y progesterona pueden alterar las señales de hambre y saciedad.
También en hombres y mujeres con resistencia a la insulina o hipotiroidismo, el apetito puede dispararse incluso tras comidas completas.

Solución: si notas que este patrón se repite con frecuencia, consulta con un endocrino. Un análisis hormonal puede detectar desequilibrios que estén afectando tu metabolismo.


6. Deshidratación

A menudo confundimos hambre con sed. El hipotálamo —la parte del cerebro que regula ambas sensaciones— puede enviar señales similares cuando el cuerpo necesita agua.

Solución: antes de picar algo, bebe un vaso de agua y espera unos minutos. Si la sensación desaparece, probablemente tu cuerpo solo necesitaba hidratarse.


7. Falta de sueño y estrés

Dormir poco o vivir en estado de estrés continuo aumenta la grelina (hormona del hambre) y reduce la leptina (hormona de la saciedad). El resultado: más apetito, más ansiedad por comer y más dificultad para controlar los impulsos, sobre todo por alimentos calóricos y dulces.

Solución: procura dormir entre 7 y 8 horas por noche y busca técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como el ejercicio físico, la meditación o pasear al aire libre.


8. Consumo excesivo de alcohol o cafeína

El alcohol inhibe temporalmente la producción de leptina, mientras que la cafeína puede alterar el equilibrio del azúcar en sangre. Ambos factores provocan un efecto rebote de hambre tras su consumo.

Solución: reduce el alcohol y limita la cafeína a dos tazas de café al día. Si te apetece una bebida caliente, elige infusiones naturales o descafeinadas.


Cómo saber si lo que sientes es hambre real o emocional

A veces, el hambre no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino con una respuesta emocional.
El hambre emocional aparece repentinamente, suele dirigirse hacia un tipo concreto de alimento (dulce, salado o ultraprocesado) y no desaparece aunque comas.

Por el contrario, el hambre fisiológica crece gradualmente y puede satisfacerse con casi cualquier tipo de comida.

Truco: antes de comer, pregúntate si es hambre o aburrimiento, ansiedad, estrés o cansancio. Identificar la diferencia es clave para mantener una relación sana con la comida.


Consejos para evitar tener hambre al poco tiempo de comer

  1. No te saltes comidas. Saltar comidas desequilibra tus hormonas y aumenta el riesgo de atracones.

  2. Incluye proteínas y grasas saludables en cada plato. Ayudan a mantener estable el azúcar en sangre.

  3. Prioriza alimentos reales. Evita ultraprocesados y apuesta por frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

  4. Mantente hidratado. Muchas veces el cuerpo pide agua, no comida.

  5. Descansa lo suficiente. Dormir bien mejora el control del apetito.

  6. Gestiona el estrés. Evita que el cortisol dispare el hambre emocional.

  7. Escucha a tu cuerpo. Come despacio, sin distracciones y solo hasta sentirte satisfecho.


Cuándo consultar con un especialista

Si sientes hambre de forma constante después de comer, incluso tras menús equilibrados y con horarios regulares, puede ser un signo de resistencia a la insulina, hipoglucemia reactiva o alteraciones hormonales.
Un endocrino o nutricionista puede ayudarte a encontrar la causa exacta y ajustar la dieta a tus necesidades metabólicas.


Conclusión: el hambre temprana es una señal que el cuerpo envía, no un fallo

Tener hambre poco después de comer no siempre es un problema, pero sí una alerta de que algo puede mejorarse en tu alimentación, tu descanso o tu equilibrio hormonal.
Escuchar al cuerpo, elegir alimentos saciantes y mantener hábitos saludables son las claves para controlar el apetito sin renunciar al placer de comer.

Cuando el cuerpo recibe los nutrientes adecuados, el hambre deja de ser una lucha y se convierte en un mensaje de equilibrio interno.

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