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Psicología

Los 7 rasgos de las personas que no saben estar solas

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A las personas dependientes no les gusta estar solas, les cuesta tomar decisiones, están muy comprometidas en sus relaciones, una forma de ser que hace mella en diferentes parcelas de la vida: familiar, sentimental, laboral, etc. Grupo Laberinto nos detalla los principales rasgos de la personalidad dependiente.

Los 7 rasgos de las personas que no saben estar solas:

Baja autoestima: la mayoría de las personas que sufren de dependencia emocional tienen en común una autoestima muy baja que les provoca fuertes inseguridades que, sin duda, hacen mella en sus relaciones afectivas.

Miedo a estar solos: las personas dependientes tienen miedo a estar solas, es decir, necesitan estar con alguien continuamente, sólo así se sienten bien y protegidas.

Les cuesta tomar decisiones por sí mismas: esto se debe a que la mayoría de las personas dependientes no cuentan con demasiada iniciativa para enfrentarse a la vida y, además, a esto se les suma su inseguridad. Por ejemplo, cuando una persona dependiente tiene pareja, deja que todas las decisiones recaigan sobre el otro.

Idealizan a sus parejas y no se cansan de ellas: lo mismo les ocurre con cualquier persona que sea importante en su vida.

Suelen ser celosos: consecuencia, una vez más, de sus inseguridades y baja autoestima. Cuando una persona dependiente se embarca en una relación de pareja, son muchas las que sienten envidia de sus amigos, de ex parejas, hasta de familiares, lo que en muchas ocasiones termina provocando la ruptura.

Necesitan la aprobación constante. Las personas dependientes necesitan tener siempre el sí de todo el mundo que les importa y también, en el caso de las relaciones sentimentales, que la otra persona les esté recordando continuamente lo que la quiere o lo bien que están juntos.

Pánico a ser abandonadas, por sus seres queridos y, especialmente, por sus parejas. Este rasgo es una de las razones por las que muchas personas dependientes no se atreven a dar el paso de romper con una relación cuando ésta ya no les hace felices.

 

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Psicología

¿Por qué recordamos algunos momentos y no otros? La ciencia detrás de la memoria

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Por qué recordamos algunos momentos y no otros
Los participantes en los experimentos observaron imágenes con diferentes recompensas y al día siguiente realizaron una prueba sorpresa de memoria. / Adobe Stock

La memoria es uno de los procesos más fascinantes y complejos de la mente humana. Nos permite construir nuestra identidad, aprender de la experiencia y proyectarnos hacia el futuro. Sin embargo, no todos los momentos de nuestra vida se graban con la misma intensidad: algunos recuerdos permanecen nítidos durante años, mientras que otros desaparecen sin dejar rastro. ¿Qué determina que una experiencia se recuerde y otra se olvide?

Un reciente reportaje de Agencia SINC profundiza en las claves científicas que explican este fenómeno, mostrando que la memoria no funciona como una grabadora que almacena todo lo que vivimos, sino como un sistema altamente selectivo y dinámico.


La memoria como filtro, no como archivo

Contrario a lo que a veces pensamos, el cerebro humano no tiene capacidad infinita ni almacena cada detalle de la vida diaria. La memoria es, más bien, un filtro que selecciona lo más relevante, un sistema adaptativo que decide qué información conservar y qué descartar.

Este filtro es fundamental para nuestra supervivencia: si recordáramos absolutamente todo, sería imposible priorizar, planificar y tomar decisiones rápidas. Por eso, olvidar es tan importante como recordar.


Los primeros pasos: la atención y la codificación

El papel de la atención

El primer requisito para que algo se convierta en recuerdo es prestar atención. Los estímulos que pasan inadvertidos rara vez llegan a almacenarse. Por ejemplo, ¿recuerdas lo que comiste el pasado martes? Probablemente no, a menos que esa comida estuviera asociada a un evento especial, como un reencuentro familiar o una sorpresa inesperada.

La codificación de la información

La atención activa la codificación, el proceso mediante el cual el cerebro transforma una experiencia en un patrón neuronal. Aquí intervienen varias regiones cerebrales, entre ellas el hipocampo, esencial para consolidar la memoria a largo plazo. Si la codificación es débil, el recuerdo difícilmente sobrevivirá al paso del tiempo.


La consolidación: cuando los recuerdos se hacen duraderos

Una vez codificada, la información necesita consolidarse para fijarse de manera estable. Este proceso ocurre en gran medida durante el sueño, especialmente en las fases profundas y en el sueño REM, cuando el cerebro reactiva conexiones neuronales y fortalece lo aprendido.

Por eso, tras una noche de buen descanso, es más fácil recordar lo estudiado o lo vivido el día anterior. En cambio, la falta de sueño puede deteriorar gravemente la memoria.


El olvido como mecanismo saludable

El olvido suele verse como un fallo, pero la ciencia lo interpreta como un mecanismo saludable. Nos permite deshacernos de información irrelevante y evitar la saturación mental. Este fenómeno, conocido como “olvido selectivo”, ayuda a centrar la atención en lo realmente importante.

Ejemplo claro: recordamos el día que conocimos a nuestra pareja o la emoción del primer viaje al extranjero, pero olvidamos cientos de trayectos rutinarios al trabajo.


Factores que hacen que un recuerdo perdure

Los investigadores señalan que varios elementos determinan si una experiencia se recuerda o se olvida.

1. Emoción intensa

Las experiencias cargadas de emoción —positiva o negativa— se graban con más fuerza. Por eso recordamos dónde estábamos en un acontecimiento histórico o cómo nos sentimos en un momento personal crucial.

2. Relevancia personal

Cuanto más significativa sea una experiencia para nuestra vida, más posibilidades tendrá de permanecer en la memoria. Un examen importante, un ascenso laboral o el nacimiento de un hijo son ejemplos claros.

3. Repetición y evocación

Cuantas más veces se recuerde o se hable de un evento, más se refuerzan las conexiones neuronales. Contar una anécdota familiar una y otra vez hace que sea casi imposible olvidarla.

4. Sorpresa y novedad

El cerebro está programado para prestar atención a lo inesperado. Lo novedoso activa circuitos dopaminérgicos que potencian la memoria.


Cómo se aplica este conocimiento en la vida diaria

Educación y aprendizaje

Los expertos recomiendan que en la enseñanza se incorporen elementos emocionales, novedosos y prácticos. Una clase con experiencias interactivas se recuerda mucho más que una exposición teórica sin estímulos.

Salud y psicología

En terapia, la memoria juega un papel central. Existen técnicas de reactivación de recuerdos que ayudan a tratar traumas, fobias o incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Recordar no siempre es positivo, y en algunos casos se trabaja para desactivar recuerdos dañinos.

Publicidad y marketing

Las marcas lo saben: las campañas que apelan a la emoción o a la sorpresa quedan grabadas más fácilmente en el consumidor. Por eso, los anuncios que nos hacen reír, llorar o reflexionar tienen más probabilidades de permanecer en la memoria colectiva.


Los recuerdos como construcción

Un aspecto sorprendente de la memoria es que no siempre es fiel a la realidad. Cada vez que recordamos, reconstruimos la experiencia, lo que abre la puerta a distorsiones o incluso a la creación de falsos recuerdos.

Esto explica por qué varias personas pueden tener versiones diferentes de un mismo acontecimiento. La memoria es, en cierto modo, una narrativa personal más que un archivo exacto.


La memoria y la identidad

Nuestros recuerdos son la base de quiénes somos. Desde los logros personales hasta las pérdidas, cada experiencia recordada contribuye a construir nuestra identidad. La memoria nos conecta con el pasado, guía nuestras decisiones en el presente y nos ayuda a proyectar el futuro.

Por eso, estudiar cómo recordamos y por qué olvidamos no solo tiene interés científico, sino también humano y social.

Recordamos algunos momentos y olvidamos otros porque la memoria es un proceso activo y selectivo. Atención, emoción, relevancia, repetición y novedad son factores clave en qué experiencias permanecen grabadas. El olvido, lejos de ser un error, es una herramienta esencial para mantener el equilibrio mental.

Como subraya el reportaje de Agencia SINC, comprender cómo funciona nuestra memoria nos ayuda a aprender mejor, a sanar heridas emocionales y a dar valor a esos recuerdos que nos definen como personas.

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