Tras el preservativo, la píldora es el método anticonceptivomás utilizado en España. A pesar de sus 55 años de edad y de su presencia en nuestro país más de 45, todavía existen “leyendas urbanas”, en terminología actual, respecto a su manejo y a las consecuencias de su uso.
Vamos a detenernos, de entrada, en dos falsas creencias o mitos sobre la píldora, muy arraigadas en el medio social y que perjudican un uso racional y basado en el conocimiento científico médico.
Uno de estos mitos es el de los descansos. Muchas mujeres descansan uno o dos ciclos cada 6 u8 ciclos de uso para “normalizar el uso de sus ovarios y depurarse”. La píldora provoca un cese de la ovulación, pero no un perjuicio de las funciones del ovario, que se reanudarán, con la normalidad de la que gozaran antes del uso de la píldora, cuando se suspende el mismo.
Los descansos no aportan ninguna ventaja ni previenen ningún inconveniente. Sin embargo, sus consecuencias pueden ser negativas, en forma de embarazo no deseado o de reaparición de un mayor riesgo de aparición de trombos venosos.
Es cierto que muchas veces es el facultativo o el resto de los agentes de la salud los que aconsejan la realización de estos descansos, pero estos no tienen base científica alguna y es una práctica que sólo tiene implantación en España.
La segunda falsa creencia es la de que la fertilidad de las mujeres que han usado la píldora puede verse afectada negativamente. La píldora no aumenta la posibilidad futura de gestación, pero tampoco la disminuye. Obviamente, el paso del tiempo tiene efecto de disminución de la fertilidad en las mujeres, pero este fenómeno se da con o sin la utilización de la píldora anticonceptiva.
Por tanto, desmontando mitos y “leyendas urbanas”:
No es necesario realizar descansos en la toma de la píldora anticonceptiva cada cierto número de ciclos.
No disminuye la fertilidad de la mujer por el hecho de usar la píldora.
El anisakis es un parásito presente en muchos pescados y cefalópodos que puede causar anisakiasis, una enfermedad que provoca trastornos digestivos y reacciones alérgicas graves. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) advierte que el consumo de pescado crudo o poco cocinado es el principal riesgo, y ofrece recomendaciones para disfrutar del pescado con seguridad.
1. Selección y manipulación del pescado
El primer paso para evitar la infección es elegir pescado fresco y limpio, preferiblemente sin vísceras. Si compras el pescado entero, retira las vísceras inmediatamente, ya que el parásito se encuentra principalmente en ellas. Este gesto reduce significativamente el riesgo de anisakiasis.
2. Cocción adecuada: el método más efectivo
Cocinar el pescado correctamente es fundamental para eliminar el anisakis. Asegúrate de que la temperatura interna alcance al menos 60 °C durante un minuto. Como guía práctica:
Una pieza de pescado de 2,5 cm de grosor necesita unos 10 minutos de cocción, dándole la vuelta a la mitad del tiempo.
Puedes freír, hornear, cocer o cocinar a la plancha, siempre controlando la temperatura uniforme.
3. La congelación salva vidas
Cuando el pescado se va a consumir crudo o semicrudo, la congelación es obligatoria. Las recomendaciones de AECOSAN incluyen:
Congelar a –20 °C o menos durante mínimo cinco días.
Usar frigoríficos con tres estrellas o más para asegurar la temperatura.
Comprar pescado ya congelado de proveedores que cumplan esta norma.
4. Preparaciones que requieren congelación
Algunas recetas tradicionales o internacionales deben seguir este paso:
Boquerones en vinagre, ceviche, sashimi o sushi.
Carpaccios y pescados marinados.
Huevas crudas, arenques o pescados ligeramente salados.
Semiconservas y pescados curados: anchoas, bacalao, mojamas.
6. Legislación y responsabilidad
La UE y España obligan a que los productos de la pesca estén libres de parásitos visibles y que los establecimientos garanticen la seguridad de los alimentos crudos o semicocidos. Además, los consumidores tienen derecho a información sobre congelación previa.
7. Prevención: clave para disfrutar del pescado
La prevención del anisakis combina:
Elección de pescado limpio y fresco.
Cocción a temperaturas seguras.
Congelación adecuada cuando sea necesario.
Siguiendo estas recomendaciones, es posible disfrutar de la merluza y otros pescados sin riesgos, equilibrando tradición culinaria y seguridad alimentaria.
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