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’22 de octubre… y entonces sucedió que…’, por José Luis Fortea

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………………….…..diecisiete años después de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial el deterioro en las relaciones, de los entonces socios y aliados, llegaba a su punto más álgido.

Las diferencias ya fueron sucintamente evidentes durante el desarrollo de la liberación de los territorios en su día conquistados por la Alemania nazi, al pretender establecer, cada una de las potencias aliadas, su correspondiente modelo político y económico una vez aquellos eran reconquistados.

Los soviéticos recelaban de las relaciones amistosas que Gran Bretaña y los Estados Unidos demostraban a cada paso que ambas realizaban, llegando incluso a sospechar que aquellas, deliberadamente, habían propiciado un mayor desgaste de sus tropas en el final de la contienda, para una vez decantada y decidida la guerra a su favor, aliarse y conseguir un reparto más ventajoso a sus intereses.

Eliminado el enemigo común y una vez concluida la guerra, las relaciones acabaron por quebrarse definitivamente, siendo acuñada por el entonces ya ex primer ministro británico (al haber sido derrotado en las elecciones de aquel mismo año de 1945 por Clement Attlee) Winston Churchill la expresión “Telón de Acero” para referirse a la ruptura de las relaciones entre aquellas. En el siguiente enlace y en cincuenta y dos segundos podemos ver el discurso de Churchill, invitado en el Westminster College de Fulton en Missouri, aquel día 5 de marzo de 1946; https://youtu.be/SFUqeh3P71w .

Con todo ello, rápidamente se propagaría otra expresión para definir mejor el nuevo escenario internacional, utilizándose el término de “Guerra Fría” para referirse a esta escalada de tensión cuyos elementos característicos acabaron siendo, el espionaje, la propaganda y la intimidación, pero sin llegar a desencadenar un enfrentamiento directo entre aquellos dos bloques antagónicos, cada vez más distanciados, liderados por los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Hasta el mes de octubre de 1962, con la llamada “crisis de los misiles cubanos”, cuando el mundo estuvo al borde del inicio de la que hubiera supuesto una tercera Guerra Mundial.

En Cuba, desde el 1 de enero de 1959, con el derrocamiento del general Fulgencio Batista, y el triunfo de la revolución, llegaba al poder Fidel Castro, ante la velada oposición de la Administración Norteamericana, que en principio, no veía con buenos ojos un gobierno comunista tan próximo a sus costas y posteriormente, de manera más abierta, con el intento de invasión de la isla a través de Bahía de Cochinos, por parte de tropas de exiliados cubanos, la llamada Brigada 2506, con el apoyo de los Estados Unidos, el 17 de  abril de 1961, con el objetivo principal de acabar con aquel gobierno revolucionario.

Aquel fallido intento de derrocar a Fidel Castro supuso un claro punto de inflexión en las relaciones entre ambos países, máxime cuando esta operación, aunque gestada durante el gobierno del presidente  Dwight Eisenhower, fue llevada a cabo tan solo tres meses después de haber sido elegido, a sus cuarenta y tres años, como trigésimo quinto presidente, John Fitzgerald Kennedy, sirviendo además para convertir aquella pequeña isla caribeña en el mejor aliado del presidente de la Unión Soviética, desde 1958, Nikita Kruschev,.

Las alarmas saltaban el domingo 14 de octubre de 1962, cuando un avión de vigilancia a gran altitud, un avión espía Lockheed U-2, sobrevolando la isla de Cuba, en la base de San Cristóbal había fotografiado, lo que aparentemente parecían ser rampas de lanzamiento para proyectiles soviéticos tipo SAM, siendo posteriormente confirmadas las mismas, por el consejero de Seguridad Nacional, McGeorge Bundy, quien fue el encargado de dar el aviso al presidente Kennedy.

Lo que el presidente constató inmediatamente era, que aquellos misiles nucleares eran soviéticos, que se encontraban en la isla de Cuba y que desde ese momento la amenaza tangible de un ataque directo era un hecho más que evidente, para una administración que veía como ciudades como Miami, Dallas, San Antonio, Atlanta y la misma Washington entraban dentro del alcance de aquellos amenazantes proyectiles, ubicados a pocos kilómetros de sus costas.

Horas de frenética actividad, de tensas negociaciones, de peticiones expresas de explicaciones y de unas respuestas, dadas por parte de los emisarios soviéticos, muy poco convincentes a juicio de los responsables estadounidenses que veían pasar los días y aumentar la amarga sensación que suponía imaginar el lanzamiento de uno de aquellos proyectiles nucleares.

Y entonces, el presidente Kennedy decidió informar directamente a sus ciudadanos y dirigirse abiertamente a ellos, en un mensaje televisado y radiado simultáneamente a la nación, aquella tarde del 22 de octubre de un día como hoy, de hace cincuenta y cinco años, desde el despacho oval de la Casa Blanca, anunciando la gravedad de la situación, así como el peligro que suponían aquellos misiles y la medida que habían decidido aplicar de bloqueo sobre la isla, mientras se intentaba resolver aquel asunto, diplomáticamente.

En el siguiente enlace la intervención del presidente norteamericano el lunes día 22 de octubre, en 1:33;  https://youtu.be/vHNWFB0HuIg

La tirantez y presión pareció aumentar al anunciar Kennedy que cualquier ataque a los Estados Unidos con un misil lanzado desde algún país del hemisferio Occidental, sería interpretado por estos como una agresión directa de la Unión Soviética. Por su parte, Kruschev amenazó con no desviar ningún barco cuyo destino fuera Cuba, haciendo responsable directamente a los Estados Unidos del ataque que sufriera cualquiera de sus embarcaciones desde ese mismo momento.

El 26 de octubre, ambos países pactaban una solución para reducir aquella tensión, de manera que Kruschev se comprometía a desmantelar los misiles de la isla de Cuba si los Estados Unidos garantizaban no invadir, ni directamente ni a través de terceros, la misma, finalizando esta crisis, oficialmente, el domingo 29 de octubre de 1962.

Con aquella crisis, hubo vencedores sin derrota…………….y ganamos todos.

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¿La píldora engorda y retiene líquidos?, por la Dra. Esther de la Viuda

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Dra. Esther de la Viuda

¿La píldora engorda? Llevamos asistiendo desde hace muchos años a una estética que identifica la belleza con la delgadez, lo que provoca importantes esfuerzos dietéticos y de otro tipo para acercarse a ese ideal y el rechazo a todo lo que pueda suponer un incremento de peso.

Los profesionales sanitarios que trabajamos en el campo de la anticoncepción estamos acostumbrados a escuchar, cuando se propone el uso de un método anticonceptivo hormonal, la afirmación de que la píldora engorda, lo que conlleva a la inmediata resistencia a utilizarla.

Esta percepción no depende de la edad de la mujer y lo plantean desde las adolescentes hasta las mujeres de edad madura, ya que no cabe duda de que las mujeres desean ser atractivas a cualquier edad y, es una lástima, que esta leyenda urbana condicione el que un porcentaje de esta población se pueda encontrar en una situación de riesgo de embarazo no deseado además de no beneficiarse de los efectos adicionales de los anticonceptivos, de los que hablaremos en otra ocasión

¿La píldora engorda?

En este sentido podemos certificar con la certeza que da la evidencia científica que los anticonceptivos hormonales no producen aumento de peso, con una única  excepción que es el acetato de medroxiprogesterona depot que se trata de un método anticonceptivo poco utilizado que consiste en una inyección trimestral con la que, efectivamente, se ha observado un aumento de peso de aproximadamente dos kilos.

¿La píldora retiene líquidos?

En relación con el otro aspecto, el de la retención de líquidos, también podemos afirmar su inconsistencia. Si bien es cierto que, durante los tres primeros meses de uso de un anticonceptivo hormonal combinado (píldora, anillo o parche) se puede tener la sensación de una cierta retención de líquidos, estos síntomas considerados como menores desaparecen pasado este tiempo.

Hay que recordar que los anticonceptivos actuales tiene una dosis baja de estrógenos que se combinan con gestágenos muy seguros y que pueden proporcionar algunos efectos beneficiosos y, en este sentido, se encuentra la drospirenona que tiene una acción positiva para evitar la retención de líquidos.

Si seguimos desmontando mitos podemos afirmar que:

La píldora NO engorda. Ni el anillo, ni el parche, ni el DIU hormonal, ni el implante, ni la píldora de solo gestágenos

Los anticonceptivos hormonales NO provocan retención de líquidos

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