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Acabar con la corrupción elevaría un 16% el PIB per cápita

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VALÈNCIA, 26 Oct. (EUROPA PRESS) – Mejorar la calidad institucional y acabar con la corrupción son medidas que pueden elevar un 16 por ciento el PIB per cápita en un plazo de 15 años, lo que significaría añadir cada año en torno a un punto porcentual al crecimiento de la economía española.

Así se ha puesto de relieve en el seminario ‘Los costes económicos del déficit de calidad institucional y la corrupción en España’, que se celebrado en València impulsado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

Los especialistas señalan que la sociedad española ha alcanzado un elevado grado de sensibilización frente a los problemas de corrupción pero otros aspectos de la calidad de las instituciones del país como, por ejemplo, la independencia de las comisiones reguladoras de los mercados o la dotación de medios suficientes para los organismos de control, resultan lejanos a muchos ciudadanos.

En este sentido, hacen notar que la calidad de las instituciones de gobierno y el control de la corrupción son piezas fundamentales para el desarrollo económico de los países, especialmente cuanto más avanzadas son sus economías.

De esa calidad dependen buena parte de los servicios que recibe la ciudadanía y del progreso económico que cabe esperar para el futuro. La calidad de las instituciones de gobernanza española se sitúa entre el 20% de los países con un mayor nivel en el mundo, según los indicadores del Worldwide Governance Indicators (WGI), elaborados para el Banco Mundial y con información sobre 154 países.

No obstante, los resultados que obtiene España se sitúan por debajo de lo que le correspondería de acuerdo con el desarrollo de su economía.
Así, España obtiene un valor de 6,8 sobre 10 en el indicador combinado de calidad institucional, frente al 8 de la media de Alemania, Francia y Reino Unido, que constituyen modelos de economía avanzada.

Ahora bien, se coloca así mismo por delante de otras economías mediterráneas como la italiana y la griega, cuya calidad institucional promedio apenas alcanza un valor de 5,8.

El informe ‘Los costes económicos del déficit de calidad institucional y la corrupción en España’, elaborado en el marco de colaboración de la Fundación BBVA y el Ivie, extrae ese indicador combinado de calidad como un promedio de cinco indicadores que proporciona el WGI, explican los responsables de este análisis en un comunicado.

En concreto, se analiza la voz y rendición de cuentas (democracia y libertades públicas), la efectividad gubernamental, la calidad regulatoria, el respeto a ley y los contratos y, por último, el control de la corrupción.

El nivel de calidad institucional que se obtiene según el indicador combinado de los WGI sitúa a España en torno al percentil 81 (es decir, entre el 20% de países con mejor calidad a nivel mundial).

CAPITAL HUMANO
La productividad española figura notablemente más arriba, en torno al percentil 85 (el país más productivo del mundo ocupa el percentil 100 y el menos productivo ocupa el percentil 1). La calidad institucional aparece, pues, como una debilidad relativa de la economía española. Esa debilidad debe ser compensada por la fortalezas en otros factores, como podría ser su capital humano.

Si todos los factores productivos de la economía española se situasen en ese nivel relativo de la calidad institucional (es decir, si se situasen en el percentil 81 de su distribución mundial), la productividad de la economía española sería un 17% inferior, lo que nos dejaría en los niveles de estado como Eslovenia.

El país presenta su mejor desempeño en las categorías de voz y rendición de cuentas, cumplimiento de la ley y los contratos, y efectividad del gobierno. Sin embargo, las mayores debilidades aparecen en los indicadores sobre calidad regulatoria, donde se sitúa 1,2 puntos por debajo de Alemania, Francia y Reino Unido, y, sobre todo, en control de la corrupción (2,3 puntos por debajo).

Este último indicador mide la confianza en los políticos, los funcionarios, el sistema judicial, el sistema de recaudación de impuestos y la existencia de pagos irregulares en contratos públicos.
En la comparativa mundial, España aparece en el percentil 75, que es el que corresponde a una productividad por ocupado inferior en un 23% a la de la economía española (en los niveles, por ejemplo, de Eslovaquia).

Por su parte, la calidad regulatoria recoge aspectos como el exceso de regulación y sus costes para las empresas, la facilidad para iniciar negocios, la existencia de posibles impuestos discriminatorios, controles de precios y la libre competencia. En este caso, España se sitúa en el percentil 79 de la distribución mundial, lo que corresponde a una productividad por ocupado inferior en un 21% a la de la economía
española y equipararía a España con, por ejemplo, Grecia y la República Checa.

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Nestlé anuncia el despido de 16.000 empleados

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Nestlé despidos
Nestlé

El grupo suizo Nestlé, líder mundial en alimentación y bebidas, ha anunciado un plan de reestructuración global que supondrá la eliminación de 16.000 puestos de trabajo en los próximos dos años. La medida, presentada junto a los resultados financieros de los primeros nueve meses de 2025, responde al objetivo de adaptarse a un mercado más competitivo y optimizar costes operativos.

Un ajuste histórico tras la caída de ventas

El nuevo director general de la compañía, Philipp Navratil, ha explicado que el plan de recorte busca “adaptar Nestlé a los nuevos tiempos” y garantizar su rentabilidad a largo plazo. Según los resultados publicados este jueves, la multinacional registró una caída del 1,9% en sus ventas, alcanzando los 65.900 millones de francos suizos (unos 78.000 millones de euros).

“El mundo está cambiando y Nestlé debe adaptarse más rápidamente, lo que implicará tomar decisiones difíciles, pero necesarias”, señaló Navratil en un comunicado.

El directivo, que asumió el cargo en septiembre de 2025, detalló que el recorte incluirá 12.000 puestos administrativos y 4.000 empleos adicionales relacionados con iniciativas de automatización y eficiencia en la cadena de suministro.

Objetivo: ahorrar 1.000 millones de francos anuales

Con este plan de reducción de plantilla, Nestlé espera ahorrar 1.000 millones de francos suizos anuales (unos 1.180 millones de euros) para finales de 2027, el doble de lo previsto inicialmente.

Las medidas se enmarcan dentro de una estrategia más amplia para acelerar la transformación digital, mejorar la logística global y reorientar recursos hacia áreas de innovación y sostenibilidad.

El grupo, con más de 270.000 empleados y presencia en 180 países, cuenta con un extenso portafolio de más de 2.000 marcas, entre ellas Nescafé, KitKat, Maggi, Purina, Nestlé Waters o Nesquik.

Crisis interna y relevo en la dirección

El anuncio llega tras un periodo convulso en la cúpula directiva de la compañía. En septiembre, el francés Laurent Freixe fue destituido como director general tras conocerse una relación sentimental con una subordinada, mientras que el presidente Paul Bulcke anunció también su salida.

En este contexto, la llegada de Philipp Navratil, antiguo responsable de Nespresso, busca devolver la estabilidad y el crecimiento a la empresa, que en los últimos años ha sufrido el impacto de la inflación, los cambios en los hábitos de consumo y las críticas sobre sostenibilidad y salud.

Los analistas financieros señalan que Navratil hereda una compañía sólida pero presionada por la competencia de marcas más jóvenes, la demanda de productos más saludables y la necesidad de reducir costes sin perder calidad.

América Latina, una región clave para Nestlé

Nestlé mantiene una fuerte presencia en América Latina, donde opera desde hace más de un siglo con plantas en México, Brasil, Chile, Colombia y Argentina. Esta región representa una de las áreas con mayor potencial de crecimiento, especialmente en el mercado de alimentos infantiles, lácteos y cafés instantáneos.

Sin embargo, la empresa suiza ha reconocido que la volatilidad económica y las fluctuaciones de divisas han afectado sus márgenes de beneficio en algunos países.

Un futuro centrado en la innovación y la sostenibilidad

A pesar del ajuste, Nestlé asegura que seguirá invirtiendo en nuevas categorías de producto, digitalización y transición hacia un modelo de negocio más sostenible, con el compromiso de lograr cero emisiones netas de carbono para 2050.

Navratil subrayó que el objetivo no es solo reducir costes, sino reorientar la estructura hacia el crecimiento rentable y la innovación responsable:

“Nuestra prioridad es garantizar que Nestlé siga siendo un referente mundial en nutrición, salud y bienestar, ofreciendo valor a los consumidores y a nuestros accionistas.”

Conclusión

La reestructuración de Nestlé marca un punto de inflexión en la historia de la compañía. El despido de 16.000 empleados refleja la magnitud de los desafíos que enfrenta el gigante suizo en un entorno global cada vez más competitivo.

Con un plan que combina eficiencia, digitalización y sostenibilidad, Nestlé busca mantener su liderazgo mundial en el sector alimentario y recuperar el crecimiento perdido tras la crisis de los últimos años.

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