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Ángeles de azul y verde combaten en la sombra el drama del suicidio policial

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Ángeles de Azul y Verde

Jordi Ferrer

València, 27 dic (EFE).- Una red de policías y guardias civiles voluntarios, buena parte de ellos psicólogos, trata de frenar de forma altruista y desde dentro la lacra del suicidio en las plantillas de las Fuerzas del Estado, cuyos miembros llegan a triplicar la tasa nacional de este tipo de muertes; son los Ángeles de Azul y Verde y su asociación acaba de cumplir dos años.

Según los datos que maneja su vicepresidenta, la psicóloga y policía ilicitana Mónica Blasco, en lo que va de año se han suicidado en España al menos 27 policías: diez guardias civiles, ocho policías nacionales, cinco policías locales, tres mossos d’esquadra y un ertzaina.

De estas muertes, seis se han registrado en Cataluña, cinco en Andalucía, cuatro en Madrid, dos en Baleares, Canarias, Comunitat Valenciana y Murcia y una en Castilla y León, País Vasco y La Rioja.

Son datos aproximados, insiste Blasco en una entrevista con EFE, ya que en las últimas semanas otras organizaciones dedicadas a la misma labor -como Zero Suicidio Policial- han informado del suicidio de dos guardias civiles en Madrid y Logroño, un policía nacional en Murcia y una guardia urbana de Barcelona.

Además, tampoco se contabilizan de forma oficial algunos casos de suicidio protagonizados por agentes que han sufrido la jubilación forzosa tras haberse visto impedidos por cualquier circunstancia, incluso en acto de servicio. «Éste es un factor de riesgo importante», explica esta agente y voluntaria.

«Los policías duplicamos e incluso triplicamos la tasa nacional de suicidio. Si en España este indicador se sitúa entre 7 y 8 personas por cada 100.000 habitantes, en el caso de las Fuerzas de Seguridad es de 16 o 17 personas; algo más alto en el caso exclusivo de la Guardia Civil», lamenta Blasco.

EL RIESGO QUE LO RODEA TODO

Entre los policías se dan ciertos factores de riesgo evidentes, como el hecho de ir armados, y que se dan en otros colectivos con tasas de suicidio superiores a la media nacional, como el de los médicos, que también tienen acceso a métodos letales, pero además existen otros, advierte esta especialista.

«Los policías forman parte de organizaciones muy grandes cuyos mandos no han recibido formación orientada a dirigir a grupos o reducir los conflictos, y a veces por puro desconocimiento generan problemas entre compañeros -añade-. También el deficiente estado de las infraestructuras policiales o la dificultad para conciliar horarios familiares son hechos a tener en cuenta».

«Lo que no se permite en empresas particulares se tolera en la Administración», lamenta Blasco, que alude a la comisaría de Zapadores en València, una de las dependencias policiales más grandes de la Comunitat, en un grave estado de deterioro, pero no mucho mejor que otras decenas de comisarías y cuarteles.

Por otra parte, se apunta a otros factores laborales, como la disponibilidad para la movilidad geográfica, algo casi obligado en caso de optar a una promoción.

¿PROHIBIDO MOSTRARSE DÉBIL?

«El policía es un profesional especialmente expuesto al estrés y la ansiedad en el trabajo. Vemos violencia y agresiones, en ocasiones la sufrimos, vemos también suicidios, estamos en contacto con la muerte, accidentes, asesinatos… Hemos de tomar decisiones muy rápidas que condicionan la vida de las personas. Un policía ha dado ya muchos pasos hacia la desensibilización», recuerda.

«A los policías, además, se nos juzga de otra forma, desde fuera y entre nosotros; parece que un policía no puede mostrar ninguna debilidad porque deja de ser considerado un buen policía, hemos de ser fuertes en todo momento -lamenta-. Se nos presupone fortaleza e integridad, y ese perfeccionismo al final se acaba convirtiendo en otro factor de riesgo. La posibilidad de llegar tarde, de no tomar la decisión correcta, añade mucha tensión».

EL OBJETIVO DE LOS «ÁNGELES»

Los Ángeles de Azul y Verde no aplican ningún tipo de terapia con sus compañeros, sino que se limitan a detectar los posibles casos, orientar a los afectados y sus familiares o amigos y hacer un seguimiento.

«Nuestra función es asistencial, para orientar e informar siempre como compañeros y estar junto al afectado en los momentos que suelen ser más duros, como la retirada del arma, o las primeras asistencias al psiquiatra o psicólogo. También hacemos una función divulgativa, como campañas de información sobre la importancia del bienestar psicológico», detalla Blasco.

La asociación suele recibir tres o cuatro consultas cada semana, que «no tienen por qué derivar en una atención personalizada», ya que en ocasiones solo se les pregunta «cómo hacer para que se les atienda, la burocracia a veces es complicada».

EL FACTOR DE LA CERCANÍA

«Creo que no hay policía o guardia civil que no haya tenido un caso cercano de suicidio. En los quince años que llevo en València se han suicidado ocho compañeros. Yo conocía a unos cuantos, porque en la plantilla, al final, nos conocemos casi todos; y si conoces directamente a quien lo ha hecho tienes contacto con algún compañero», añade.

La lucha de esta y otras asociaciones similares por combatir esta lacra se ha traducido hace apenas un mes en un nuevo protocolo antisuicidios para la Policía Nacional que, todavía sobre el papel, recibe el reconocimiento de Ángeles de Azul y Verde.

«Es muy bueno, y aunque no ha habido tiempo para ponerlo en marcha, nos gusta lo que hemos leído. Incide en cuestiones que creemos esenciales, como la formación de los mandos en la dirección de grupos, la prevención y detección de ciertas conductas, el bienestar emocional, pero sobre todo legislando y poniendo derechos por escrito», concluye.

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Estado actual de los incendios en España: Estos son los focos más graves

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Incendio Ontinyent
En la imagen, una tormenta eléctrica en Gandía.Archivo/EFE/ Natxo Frances

Cuatro fallecidos y miles de hectáreas arrasadas en uno de los veranos más críticos de las últimas décadas

El verano de 2025 se está convirtiendo en uno de los más destructivos por incendios forestales en España. A día de hoy, los fuegos se concentran principalmente en Castilla y León, Galicia y Extremadura, dejando un balance devastador: cuatro fallecidos, cientos de heridos y decenas de miles de hectáreas calcinadas.

León: epicentro de la emergencia

La provincia de León vive la peor situación, con 15 incendios activos y un operativo al límite. La tragedia golpeó a los equipos de extinción en Espinoso de Compludo, donde un bombero forestal perdió la vida al volcar la autobomba en la que se dirigía al incendio de Yeres. Otro trabajador resultó herido en el mismo accidente.

La Junta de Castilla y León ha confirmado la evacuación de más de 2.000 personas en 60 localidades y pedanías, muchas de ellas situadas en entornos naturales de alto valor ecológico, como los Picos de Europa.

Galicia: Ourense cercada por las llamas

En Ourense, los incendios arrasan ya más de 58.000 hectáreas y mantienen activos 14 focos. Seis personas han resultado heridas, entre ellas un bombero y un brigadista. La situación ha obligado a suspender los trenes de alta velocidad entre Madrid y Galicia, que acumulan ya dos días de interrupción.

La población se ve obligada a participar en tareas de contención improvisadas, usando cubos de agua y mangueras domésticas para frenar el avance de las llamas en municipios como Retorta.

Extremadura: el fuego de Jarilla

El incendio de Jarilla, en el norte de Cáceres, ya ha calcinado más de 11.000 hectáreas y mantiene un perímetro de 130 kilómetros. Aunque algunas localidades han recuperado la normalidad, otras como Hervás permanecen en alerta. Vecinos de Cabezabellosa tuvieron que ser evacuados en convoy por la Guardia Civil y Protección Civil.

Refuerzos internacionales

El Gobierno de España ha solicitado ayuda a la Unión Europea para reforzar las labores de extinción. Países como Alemania, Eslovaquia y Países Bajos han ofrecido medios aéreos y brigadas forestales, que se suman a los ya enviados por Italia y Francia.


La ola de incendios en España une a agricultores y ecologistas: reclaman más prevención y limpieza de montes

La falta de gestión forestal, en el centro del debate sobre los fuegos que arrasan miles de hectáreas

La grave ola de incendios forestales en España durante este mes de agosto, con numerosos focos activos en comunidades como Castilla y León, Galicia y Extremadura, ha provocado la unión de colectivos que hasta ahora mantenían posturas enfrentadas: agricultores y ecologistas. Ambos coinciden en un mismo mensaje: “Un fuego se apaga en invierno, con limpiezas de montes y más prevención”.

Un verano marcado por el fuego

El balance provisional es devastador: miles de hectáreas calcinadas, decenas de pueblos evacuados y cuatro fallecidos. Las altas temperaturas, el viento y la sequía extrema han creado el escenario perfecto para que los incendios se propaguen sin control.

Precariedad en el sector forestal

Desde los sindicatos de bomberos forestales y agentes medioambientales se denuncia una precarización del sector, con plantillas insuficientes y contratos temporales que impiden garantizar una respuesta sólida durante todo el año. Reclaman una mayor inversión en recursos humanos y materiales, así como planes de formación y estabilidad laboral.

Agricultores y ecologistas, unidos

Lo que sorprende en esta crisis es la alianza entre agricultores y ecologistas, dos colectivos que en muchas ocasiones han mantenido diferencias sobre la gestión del medio rural. Ambos insisten en la necesidad de apostar por una gestión forestal preventiva, que incluya la limpieza de montes, cortafuegos efectivos y una mejor coordinación entre administraciones.

“El verdadero incendio se combate en invierno, con prevención, no en verano con aviones”, señalan representantes del sector agrícola.

Por su parte, las asociaciones ecologistas subrayan que la abandono del campo y el despoblamiento rural son factores clave que favorecen la acumulación de combustible en los montes, lo que agrava la propagación del fuego.

Hacia un consenso en la prevención

La emergencia actual ha abierto la puerta a un debate nacional sobre el modelo de gestión forestal en España. Tanto agricultores como ecologistas reclaman una estrategia a largo plazo, que combine inversión pública, apoyo al sector rural y medidas de conservación del medio natural.

¿Por qué el cielo en la Comunitat Valenciana está blanco?

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