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Cómo convertirse en Agente de Hacienda y sus ventajas
Publicado
hace 4 añosen
Preparar unas oposiciones suele ser un camino largo que exige un gran sacrificio y mucha constancia por parte del aspirante. No en vano, suelen ser temarios amplios y los plazos de celebración de exámenes tienen a alargarse más de la cuenta.
No obstante, las oposiciones para Agente de Hacienda son una excepción a lo anteriormente descrito. Ya que, normalmente, se convocan cada año y el número de plazas a las que poder acceder es bastante elevado.
Por tanto, podemos afirmar que embarcarnos en la preparación de este cuerpo, puede ser el camino para conseguir una plaza y encontrar un trabajo estable y de calidad. Eso sí, para ello será necesario disponer de un buen temario y de profesores que nos acompañen durante todo el proceso ayudándonos a resolver cualquier duda que surja con el estudio.
¿Cómo empezar a preparar la oposición de Agente de Hacienda?
Optar por una preparación online, se ha convertido, hoy día, en una elección muy demandada, ya que permite interactuar con otros compañeros y contar con una plataforma virtual abierta al estudio las 24 horas y los 365 días del año. En de Administraciondejusticia.com cuentan con un curso completo, en el que se prepara al alumno para el examen con una gran cantidad de material y un seguimiento personalizado. Esto es posible gracias a la asignación de tutores personales que se asignan al alumno. Además, se ofrecen clases en formato vídeo que pueden visualizarse en cualquier horario y las veces que se necesite.
El temario se ofrece tanto en formato PDF (descargable e imprimible) como en audio. Además, los cursos incluyen una gran cantidad de recursos tales como ejercicios tipos test por tema, de repaso, simulacros, así como casos prácticos, etc. La actualización del temario siempre es continua, lo cual garantiza al alumno saber que está estudiando, en todo momento, el contenido que será preguntado en el examen. Consúltalo aquí, obtén más información al respecto y comienza a preparar las oposiciones.
¿Por qué estudiar la oposición de Agente de Hacienda?
Ser Agente de Hacienda supone contar con un trabajo estable y con grandes beneficios personales y económicos. Entre los que destacan:
Sueldo. El sueldo mínimo oscila en 18.000 euros y el máximo 25.000 euros, lo que implica que la persona que alcance su plaza puede acceder a un sueldo de 1.400 euros al mes. Además de dos pagas extras que se perciben tanto en verano como en Navidad. El total de pagas que perciben estos funcionarios será, por tanto, de 14 distribuidas en un año. Acceder a este tipo de oposiciones es una forma de alcanzar un buen ritmo de vida y vivir bien, contar con un sueldo digno.
Vacaciones. Las vacaciones están aseguradas cada año, permitiendo conciliar la vida familiar con el trabajo, además de poder descansar plenamente. Para un Agente de Hacienda sus vacaciones se distribuyen en 22 días hábiles, pudiendo disfrutar de ellos como máximo hasta el día 15 de enero del año siguiente. Además de contar con 6 días hábiles para asuntos propios.
Trabajo dinámico. Un Agente de Hacienda cuenta con tres grandes áreas de trabajo:
- Área de recaudación. Atendiendo al público, notificando embargos, apremios y gestionando posibles subastas.
- Área de Inspección. También se atiende al público, se gestiona información tributaria, así como expediente de inspección y sanciones. Por último, se investiga y se comprueba que la situación tributaria es real.
- Área de Gestión Tributaria. Que implica funciones de notificación y solicitud de información. Se gestionan devoluciones y se controlan documentos telemáticos. También se tramitan quejas y se gestionan sugerencias.
Las oposiciones de Agente de Hacienda pueden ser muy accesibles siempre que se cuente con el material adecuado y el apoyo de profesores. La plaza será el mejor premio, alcanzando la estabilidad que todo el mundo desea.
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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo.
Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora
El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales.
Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más.
En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres.
Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro.
Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro
Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona.
El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol.
Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza
Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz.
Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas.
Cuando posponer deja de ser ahorrar
En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general.
España, país de coches y de responsabilidad
España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma.
Dónde acaba el “hazlo tú mismo”
– Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
– El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible.
Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color.
Último paso: rutina sin dramatismo
Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen.
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