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Salud y Bienestar

Vinculan el consumo de ultraprocesados con síntomas depresivos y cambios en circuitos cerebrales

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Snacks, bebidas azucaradas, precocinados, bollería industrial, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, pizzas o nuggets se consideran alimentos ultraprocesados. / Pixabay

El estudio, desarrollado por el Centro de Investigación Biomédica en Red, sugiere que el consumo de comida ultraprocesada podría estar asociado con síntomas depresivos y afectaría al volumen de sustancia gris en la amígdala y las regiones frontales del cerebro. En el artículo publicado en Journal of Affective Disorders también se exploran los efectos de la obesidad y los niveles de inflamación.

Un estudio liderado por el CIBER (Centro de Investigación Biomédica en Red) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI) vincula directamente la comida ultraprocesada con la depresión, con el volumen de sustancia gris del circuito cerebral mesocorticolímbico y con parámetros de inflamación.

Vinculan el consumo de ultraprocesados con síntomas depresivos

El trabajo pretende arrojar luz sobre los posibles efectos adversos que el consumo de ultraprocesados (que incluyen snacks, bebidas azucaradas, precocinados, bollería industrial, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, pizzas o nuggets) puede tener sobre la salud mental y el cerebro.

La mayoría de estos alimentos tiene una densidad de nutrientes baja con una concentración energética más alta que la de los alimentos no procesados. Son ricos en ácidos grasos saturados y trans, azúcares añadidos y sal, y son pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes. Además, este tipo de productos suelen contener aditivos para intensificar sus cualidades sensoriales e imitar la apariencia de los alimentos mínimamente procesados, lo que los hace comestibles, sabrosos, altamente atractivos y potencialmente adictivos.

Actualmente, los trastornos depresivos figuran entre las dolencias psiquiátricos más comunes en todo el mundo, limitan severamente el funcionamiento psicosocial y disminuyen notablemente la calidad de vida de quienes los padecen. En datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 280 millones de personas viven con depresión.

Se evaluaron los síntomas depresivos de las personas de la muestra, se realizaron imágenes de resonancia magnética estructural y se midieron parámetros metabólicos

Ahora, los investigadores principales de este estudio, Oren Contreras-Rodríguez y José Manuel Fernández-Real, explican que tenían como objetivo determinar la relación entre el consumo de ultraprocesados y los síntomas depresivos, así como proporcionar nuevos datos sobre la asociación entre el consumo de estos productos y los volúmenes de materia gris cerebral en 152 personas adultas.

Se proponían, asimismo, explorar los efectos de interacción con la obesidad, así como evaluar si los biomarcadores inflamatorios median estas asociaciones previas.  “Como hipótesis de trabajo, esperábamos que un mayor consumo de ultraprocesados se asociara con un mayor riesgo de síntomas depresivos y un menor volumen de sustancia gris en la amígdala y regiones frontales, especialmente en participantes con obesidad, ya que suelen caracterizarse por presentar un mayor consumo de ultraprocesados», indica Contreras-Rodríguez. Y, efectivamente, «los resultados confirmaron nuestra hipótesis”, señala Fernández-Real.

La dieta a examen

Para este estudio transversal, se reclutó a 233 personas y se obtuvo una muestra final de 152 participantes. Con el foco puesto en el consumo de ultraprocesados, se recopiló información sobre la dieta de estas personas durante el último año, mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria validados. A su vez, se utilizó el sistema de clasificación de alimentos NOVA para identificar los alimentos y bebidas, en función de su grado de procesamiento. Finalmente, también se calculó el porcentaje de consumo de ultraprocesados en la dieta global.

Por otro lado, se evaluaron los síntomas depresivos y se realizaron imágenes de resonancia magnética estructural. Finalmente, se midieron varios parámetros metabólicos y biomarcadores inflamatorios, como el recuento de glóbulos blancos, la proteína de unión a lipopolisacárido y la proteína C reactiva.

La asociación entre el consumo de estos productos y los síntomas depresivos fue especialmente notable en el grupo con obesidad

Uno de los resultados principales es la asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y una mayor presencia de síntomas depresivos, así como un menor volumen en regiones cerebrales implicadas en procesar la recompensa y monitorizar el conflicto, aspectos esenciales en la toma de decisiones, incluyendo las alimentarias. También destaca la mediación la cantidad de glóbulos blancos en la asociación entre el consumo de ultraprocesados y los síntomas depresivos.

En efecto, la asociación entre el consumo de estos productos y los síntomas depresivos fue especialmente notable en el grupo con obesidad (58.6 % de los participantes), que partían de una mayor presencia de síntomas depresivos en comparación con el grupo sin obesidad.

En conclusión, la investigación respalda la evidencia previa y proporciona nuevos datos que asocian los hábitos alimentarios con cambios en la estructura de redes cerebrales concretas. Además, muestra que estas asociaciones podrían ser dependientes de la presencia de obesidad y de los niveles de inflamación periférica.

El trabajo de investigación ha estado liderado por dos áreas del CIBER, CIBERSAM (Salud Mental) y CIBEROBN (Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición). También colaboraron investigadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y del Instituto de Investigación de Sant Pau.

Referencia:

Contreras-Rodriguez, O. et al. «Consumption of ultra-processed foods is associated with depression, mesocorticolimbic volume, and inflammation». Journal of Affective Disorders (2023)

Fuente:SINC
Derechos: Creative Commons.

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¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando no desayunas?

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¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando no desayunas?

Se suele decir que el desayuno es la comida más importante del día, y una señal muy evidente está en la raíz etimológica de la palabra en español: es la ruptura del ayuno al que nos sometemos cuando dormimos (otros idiomas simplemente lo definen como «primera comida del día»).

Técnicamente, entonces, siempre habrá una ruptura del ayuno, así sea el almuerzo, salvo que uno de se haya embarcado en una huelga de hambre o algo así, pero el desayuno entendido como la primera comida de la mañana, esa que ingerimos antes de comenzar el día, resulta de gran importancia, tal como se ha sugerido.

El desayuno

Según varios estudios, la principal razón para no desayunar suele ser sencillamente que muchos no sienten apetito en la mañana, enseguida después de levantarse.

En estos casos, los expertos recomiendan comenzar por algo pequeño como un batido o un licuado, al mismo tiempo que una cena liviana y recortar el consumo de alcohol o de bocadillos antes de ir a dormir.

Aunque en situaciones puntuales y con determinados alimentos (como un consumo elevado de carbohidratos) el desayuno puede traer ciertos riesgos asociados a la salud, los médicos recomiendan ingerir entre 300 y 500 calorías dentro de la hora o las dos horas después de haberse levantado.

Lo ideal es consumir alimentos ricos en fibras, proteínas y carbohidratos complejos.

Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando no desayunas:

Baja el nivel de azúcar en la sangre

Desayunar ayuda a restaurar los glucógenos y a estabilizar los niveles de insulina. Cuando esto no sucede tiendes a sentirte luego más hambriento, y también malhumorado y fatigado.

El metabolismo

Otros estudios han probado que el desayuno acelera el metabolismo y hace que el cuerpo queme más calorías a lo largo del día. Cuando ayunas por mucho tiempo, el cuerpo comienza a actuar de un modo defensivo, intentando protegerse, y almacena la mayor cantidad de calorías posible.

Se altera la hormona del estrés

El desayuno tiene un efecto positivo sobre el cortisol, la hormona que se libera como respuesta al estrés, que también tiene como función incrementar el nivel de azúcar en la sangre.

Si no desayunas los niveles de cortisol tienden a mantenerse muy altos, generando una sensación de nerviosismo o agitación.

Efectos sobre el corazón

Una ausencia de desayuno sostenida puede generar mayores riesgos cardíacos asociados a la presión alta, la obesidad, el colesterol y la diabetes. Un estudio conducido por Harvard con participantes hombres de entre 45 y 82 años, demostró que los que nunca desayunaban tenían un riesgo 27% mayor de experimentar enfermedades cardíacas.

¿Qué es el ayuno intermitente? ¿Tiene beneficios para la salud?

El ayuno intermitente significa que no comes durante un período cada día o semana. Algunos enfoques populares para el ayuno intermitente incluyen:

  • Ayuno de días alternos. Sigue una dieta normal un día y ayuna completamente o haz una pequeña comida (menos de 500 calorías) al día siguiente.
  • Ayuno 5:2. Come una dieta normal cinco días a la semana y ayuna dos días a la semana.
  • Ayuno diario con tiempo restringido. Come con normalidad, pero solo dentro de un lapso de ocho horas cada día. Por ejemplo, no desayunes, pero almuerza al mediodía y cena a las 20:00

Algunos estudios sugieren que el ayuno en días alternos es casi tan eficaz como una típica dieta baja en calorías para bajar de peso. Eso parece razonable porque reducir la cantidad de calorías que comes debería ayudarte a perder peso.

¿Puede el ayuno intermitente mejorar tu salud? Perder peso y hacer actividad física ayuda a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad, como la diabetes, la apnea del sueño y algunos tipos de cáncer. Para estas enfermedades, el ayuno intermitente parece ser tan beneficioso como cualquier otro tipo de dieta que reduce las calorías totales.

Algunas investigaciones sugieren que el ayuno intermitente puede ser más beneficioso que otras dietas para reducir la inflamación y mejorar las afecciones asociadas con la inflamación, por ejemplo:

  • Enfermedad de Alzheimer
  • Artritis
  • Asma
  • Esclerosis múltiple
  • Accidente cerebrovascular

Es importante señalar que el ayuno intermitente puede tener efectos secundarios desagradables, pero normalmente desaparecen en un mes. Los efectos secundarios pueden incluir los siguientes:

  • Hambre
  • Fatiga
  • Insomnio
  • Náuseas
  • Dolores de cabeza

El ayuno intermitente es seguro para mucha gente, pero no para todos. Saltarte las comidas puede no ser la mejor manera de controlar tu peso si estás embarazada o amamantando. Si tienes cálculos renales, reflujo gastroesofágico, diabetes u otros problemas médicos, habla con tu médico antes de comenzar el ayuno intermitente.

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