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Cultura

Coves de Sant Josep: En el corazón del río subterráneo navegable más largo de Europa

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Historiadores de la talla como J. Cavanilles, Sebastián Miñano o Pascual Madoz, ya citaron en sus obras sobre geografía la existencia de esta cavidad. Se tiene constancia de ella desde el Paleolítico Superior, hace unos 17.000 años como dan fe los yacimientos arqueológicos situados en la boca de entrada junto a las pinturas rupestres del período Magdaleniense. Durante la época íbera la cueva fue conocida y explorada. Los romanos también conocieron el lugar durante su dominación en nuestras tierras como corrobora una lápida encontrada dedicada a Caio Cneo Craso, hijo del cónsul romano Marco Licinio Craso.

Coves de Sant Josep

Les Coves de Sant Josep se encuentran en La Vall d’Uixó, en el Parque Natural de la Sierra de Espadán. Este regalo de la naturaleza ofrece a sus visitantes la esencia mágica de las entrañas de la Tierra en un espacio único y lleno de paz donde el agua ha moldeado rocas a lo largo de miles de años. Un lugar donde la humanidad encontró su hogar en la prehistoria.

El río subterráneo navegable más largo de Europa ofrece a todos aquellos que se adentran un ambiente esculpido con el paso de los siglos y arqueología durante el trayecto sobre sus aguas tranquilas.
Les Coves de Sant Josep son uno de los referente turísticos más importantes de España y su visita tiene una duración aproximada es de 50 minutos.
Entre estalactitas y estalagmitas el recorrido, de 1.050 metros se divide en dos tramos: el primero se realiza en barca y el segundo a pie. Desde el primer embarcadero hasta el final de la Galería Seca, pasando por la Sala de los Murciélagos, el Lago Diana y el Paseo de los Enamorados, familias, parejas, niños y mayores disfrutarán de una experiencia única.
  • Sala de los murciélagos: Esta gran sala debe su nombre a la gran cantidad de murciélagos que en otro tiempo habitaron esa cavidad. Impresiona su bóveda esculpida por el agua a lo largo de millones de años.
  • Lago de Diana:  de 5 metros de profundidad, se caracteriza por las zonas verdes de musgo que crece en este ambiente oscuro.​
  • Galería de los sifones: Con 60 metros de longitud, es el túnel artificial más largo del recorrido. En ella encontramos unos pequeños crustáceos que sólo habitan en este tipo de espacios naturales.​
  • Zona Seca: destacan peculiares formaciones como la Cascada de la Flor.
  • La Catedral: recibe su nombre de la gran altura de su bóveda de 12 metros con estalactitas que como «la Medusa».​

HORARIOS

Consultar horarios según temporada y disponibilidad.Aforo limitado: se recomienda compra de entradas previa para garantizar su visita

Es necesario presentarse 10 minutos antes de la hora de la visita
(No presentarse a la hora reservada o la pérdida de la presente entrada, no implica la devolución del importe de la misma)

Un lugar para disfrutar

El entorno oferta ocio y servicios además de las grutas de San José como su amplio parking gratuito, restaurantes en las grutas de San José, un área de picnic con árboles y buena sombra. Además cuenta con una zona de juegos infantiles para los más pequeños.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram.

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El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

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El misterio del nicho 1501
El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

El Cementerio General de València esconde una curiosa historia en la que el amor, la desgracia, el terror y la fortuna se dan la mano. La historia de un nicho, el nicho de Emilia. Un enigmático caso que parece salido de la mente de Edgar Allan Poe Lovecratf, pero que es real y nos vuelve a confirmar que la realidad supera siempre a la ficción.

Para conocer quien descansa en el nicho 1501 y la historia olvidada que allí yace, debemos trasladarnos hasta finales del siglo XIX. Vicente García Valero era un actor y autor teatral nacido a mediados del siglo XIX que se enamoró perdidamente de Emilia Vidal Esteve. A pesar de su juventud, él contaba con 15 años y ella con 13 no tardaron mucho en casarse.

El trabajo de Vicente le llevó a trasladarse a Madrid, donde un día la alegría se transformó en desgracia cuando la joven falleció 1876 por un brote de fiebres tifoideas. 

El misterio del nicho 1501

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común debido a que la familia no podía costear los gastos, pero el actor quiso recuperar el cuerpo de su amada costara lo que costara y finalmente logró exhumarla de manera clandestina casi dos años más tarde en el día de Nochebuena de 1877. Cuentan que Vicente tuvo que sobornar con dinero al sacerdote que pocas semanas atrás había enterrado a la chica.

Cuando abrió el féretro, Vicente relató que la joven «parecía como dormida». Tal vez lo viera así fruto de su enamoramiento ya que por el tiempo transcurrido su estado debía ser el de putrefacción y descomposición.

250 pesetas fue el precio que le tocó pagar, sin duda toda una pequeña fortuna para la época, para hacerse con el nicho número 1501 a perpetuidad. Y allí en el Cementerio General de València descansa desde entonces.

El tiempo pasó y Vicente se casó con Ángela, la hermana de su difunta esposa. Pero la historia no queda ahí, ya que el matrimonio tuvo una hija, a la que curiosamente llamaron Emilia, el mismo nombre que el amor de su vida.

Porque Vicente seguía obsesionado con su primera mujer. No la podía olvidar, y así lo demostraba cada año, mandando todos los 1 de noviembre dinero al cementerio para que limpiaran el nicho y lo adornaran de flores, hechos que relata él mismo en su libro ‘Páginas del pasado’.

Pero la desgracia volvió de nuevo a su vida con la muerte de su hija a la edad de 4 años y la de su esposa. Duro es el testimonio de un cartero, que fue testigo de la muerte de la pequeña cuando acudió a la casa para entregar un correo y le abrió la puerta Vicente con su hija en brazos. El cartero pensó que la niña estaba dormida y García Valero le respondió «no, está muy dormida, esta muerta.»

Pero en la mente de Vicente permanecía Emilia. No podía olvidar su recuerdo y tal vez fuera por eso que se volviera a casar con la otra hermana, Amparo. ¿Buscaba en ellas a su amada?

El décimo 1501

Si el relato hasta el momento es ya sorprendente todavía faltaba una última vuelta de tuerca. Un nuevo giro que hace de esta, una historia increíble pero cierta. Vicente, dedicó su vida al teatro, repartiendo su tiempo entre Madrid y València, pero tomando como residencia la capital de España. Allí le inundó la pena y tristeza por estar tan lejos del nicho de su amor a pesar de encargarse desde la distancia de su cuidado.

Hasta que un día dejó de enviar dinero. Era el 1 de noviembre de 1911 y su situación económica había empeorado por lo que no pudo hacer que limpiaran la lápida y le colocaran flores. Pero por fin a Vicente García Valero le iba a sonreír la suerte. El destino o lo que ahora llaman karma o tal vez, quien sabe si su amor, le iba a devolver todo el cariño que le había dedicado Vicente durante años.

Caminando por una administración de lotería próxima al teatro Apolo, Vicente vio un décimo y lo compró. Era el 1501.  En el sorteo del 10 de octubre de 1912 su número fue premiado con 6000 pesetas de la época. “Tantos años enviando dinero a mi amada y ahora es ella la que me lo devuelve”, exclamó Vicente según narra en su libro de memorias.

Ahora Vicente podía seguir pagando los arreglos y cuidados de la lápida cada 1 de noviembre. Y así lo hizo hasta que le llegó la muerte en Madrid el 12 de octubre de 1927. Y allí lejos de su amada se piensa que está enterrado.

Hoy en día nadie se acuerda ya del nicho 1501. La inscripción de la lápida está casi borrada por el paso del tiempo. “Recuerdo de V. García Valero” se puede leer.

Pero desde hace unos años, alguien coloca flores en el nicho 1501…

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