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Lo que nos enseñó el crimen de las niñas de Alcàsser (y nunca aprendimos)

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crimen de las ninas de alcasser

Carla Aliño

València, 22 ene (EFE).- El triple crimen de las niñas de Alcàsser ofreció a la sociedad española una gran lección sobre los límites éticos y morales que no deberían traspasarse en el tratamiento de sucesos, pero 30 años después ha sido poco lo aprendido: muchas prácticas utilizadas entonces, y duramente criticadas después, aún se aplican.

Así lo plantean a EFE varios expertos, que coinciden en señalar que aunque algo se aprendió tras el secuestro, violación y asesinato de las tres niñas de Alcàsser en 1992, no ha servido para hacer un mejor periodismo en sucesos de gran impacto, en los que se sigue recurriendo al sensacionalismo y la «espectacularización».

ALCÀSSER, UN ANTES Y UN DESPUÉS

La aparición, el 27 de enero de 1993, de los cuerpos de Miriam, Toñi y Desirée, tres chicas de Alcàsser de entre 14 y 15 años desaparecidas dos meses antes mientras hacían autoestop para acudir a una discoteca cercana, convirtió a este pueblo de la provincia de Valencia en un gran plató de televisión.

Fue la época en la que acaban de nacer las cadenas privadas (Antena 3 y Tele 5) y existía una fuerte lucha por la audiencia, directamente vinculada a los ingresos publicitarios, señala a EFE la periodista y profesora de Comunicación Audiovisual de la Universitat Politècnica de València (UPV) Nadia Alonso.

En este contexto, las televisiones vieron en este suceso una manera de ganar espectadores y usaron todos los recursos a su alcance para sumar audiencia. Apelaron al morbo, manejaron información personal, explotaron la emoción de los familiares y hasta retransmitieron el entierro de las niñas en directo, recuerda Alonso.

Incluso durante el juicio, lo que ocurría dentro de la sala tenía poco que ver con lo que se contaba fuera, y todavía hoy hay personas que siguen creyendo que hay cuestiones que no han quedado claras, cuando no es así, señala a EFE el periodista y profesor Joan Manuel Oleaque.

Todos los estudios y análisis posteriores concluyeron que lo que se hizo en esos días, con familiares deambulando por los platós de televisión, desde los que se alimentaban teorías de la conspiración y se contradecía a los propios investigadores, excedió todos los límites.

NO SE HACE MEJOR PERIODISMO TRAS ALCÀSSER

Sin embargo, ¿sirvió aquel crimen para sentar las bases de un código deontológico propio para cubrir sucesos de gran impacto social?, ¿sirvió para hacer hoy una mejor cobertura de este tipo de tragedias?

Para Oleaque, autor del libro «Desde las tinieblas. Un descenso al caso Alcàsser», resultado de una investigación realizada durante diez años, la respuesta es tajante: «No, no se hace mejor periodismo tras Alcàsser», lamenta.

Se han dejado de hacer aquellas cosas que han tenido consecuencias graves, legales o penales para la gente que las hizo, explica, pero se mantiene el sensacionalismo y la superficialidad en el tratamiento de los sucesos.

«Alcàsser demostró que -ese tipo de periodismo- es rentable», señala Oleaque, quien considera que este crimen supuso «el pico de un modelo muy centrado en el escándalo y en la parte más horrorosa, que después ha ido evolucionando».

Nadia Alonso añade que al final «todo se reduce a un tema de publicidad e ingresos» y «si encuentras la vía con la que la audiencia responde, la vas a explotar», pero cree que sería necesario poner algún tipo de límite.

EL SENSACIONALISMO SE MANTIENE TRAS ALCÀSSER

Según Alonso, sigue habiendo sensacionalismo, dramatización de hechos muy dolorosos y se sigue llevando este tipo de sucesos al terreno de la telerrealidad o del «reality show», cuando, para Oleaque, los sucesos deberían ser el tipo de cobertura que menos se debería de prestar a este tipo de prácticas, por ser la más delicada.

Solo hay que ver cómo se han tratado crímenes más recientes como el de Asunta Basterra (la menor de 12 años que fue sedada y asfixiada por sus padres en 2013) o Marta del Castillo (la joven de 17 años desparecida y asesinada en 2009, aunque su cuerpo todavía no ha aparecido y el principal acusado ha dado diferentes versiones de los hechos).

También accidentes como el de Julen, el pequeño de 2 años que cayó en un pozo en 2019, en el que hubo televisiones que alimentaron la esperanza (o el milagro) de que pudiera seguir con vida -incluso con una cuenta atrás de las horas que quedaban para su rescate- cuando se sabía que esa posibilidad era imposible.

Lo sucedido en Alcàsser se produjo en un contexto muy determinado, con la irrupción de las primeras cadenas privadas y sin experiencia previa en el sensacionalismo de la prensa rosa que vino después; sin embargo las lecciones de aquel trágico suceso no han servido de aprendizaje para mejorar la cobertura de los sucesos.

«El sensacionalismo sigue ahí, y más con las redes sociales. En aquel momento todo era lo que se contaba desde los medios, pero ahora, con las redes, se puede opinar abiertamente, todo se puede poner en tela de juicio y se hace», denuncia Oleaque.

No obstante, defiende que se puede hacer un periodismo de sucesos atractivo sin caer ese tipo de prácticas: «Hacerlo bien no es hacerlo un rollo y lo otro hacerlo atractivo. El debate no es ese, hay que ceñirse a lo que se puede decir y a lo que es constructivo e importante».

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Estado actual de los incendios en España: Estos son los focos más graves

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Incendio Ontinyent
En la imagen, una tormenta eléctrica en Gandía.Archivo/EFE/ Natxo Frances

Cuatro fallecidos y miles de hectáreas arrasadas en uno de los veranos más críticos de las últimas décadas

El verano de 2025 se está convirtiendo en uno de los más destructivos por incendios forestales en España. A día de hoy, los fuegos se concentran principalmente en Castilla y León, Galicia y Extremadura, dejando un balance devastador: cuatro fallecidos, cientos de heridos y decenas de miles de hectáreas calcinadas.

León: epicentro de la emergencia

La provincia de León vive la peor situación, con 15 incendios activos y un operativo al límite. La tragedia golpeó a los equipos de extinción en Espinoso de Compludo, donde un bombero forestal perdió la vida al volcar la autobomba en la que se dirigía al incendio de Yeres. Otro trabajador resultó herido en el mismo accidente.

La Junta de Castilla y León ha confirmado la evacuación de más de 2.000 personas en 60 localidades y pedanías, muchas de ellas situadas en entornos naturales de alto valor ecológico, como los Picos de Europa.

Galicia: Ourense cercada por las llamas

En Ourense, los incendios arrasan ya más de 58.000 hectáreas y mantienen activos 14 focos. Seis personas han resultado heridas, entre ellas un bombero y un brigadista. La situación ha obligado a suspender los trenes de alta velocidad entre Madrid y Galicia, que acumulan ya dos días de interrupción.

La población se ve obligada a participar en tareas de contención improvisadas, usando cubos de agua y mangueras domésticas para frenar el avance de las llamas en municipios como Retorta.

Extremadura: el fuego de Jarilla

El incendio de Jarilla, en el norte de Cáceres, ya ha calcinado más de 11.000 hectáreas y mantiene un perímetro de 130 kilómetros. Aunque algunas localidades han recuperado la normalidad, otras como Hervás permanecen en alerta. Vecinos de Cabezabellosa tuvieron que ser evacuados en convoy por la Guardia Civil y Protección Civil.

Refuerzos internacionales

El Gobierno de España ha solicitado ayuda a la Unión Europea para reforzar las labores de extinción. Países como Alemania, Eslovaquia y Países Bajos han ofrecido medios aéreos y brigadas forestales, que se suman a los ya enviados por Italia y Francia.


La ola de incendios en España une a agricultores y ecologistas: reclaman más prevención y limpieza de montes

La falta de gestión forestal, en el centro del debate sobre los fuegos que arrasan miles de hectáreas

La grave ola de incendios forestales en España durante este mes de agosto, con numerosos focos activos en comunidades como Castilla y León, Galicia y Extremadura, ha provocado la unión de colectivos que hasta ahora mantenían posturas enfrentadas: agricultores y ecologistas. Ambos coinciden en un mismo mensaje: “Un fuego se apaga en invierno, con limpiezas de montes y más prevención”.

Un verano marcado por el fuego

El balance provisional es devastador: miles de hectáreas calcinadas, decenas de pueblos evacuados y cuatro fallecidos. Las altas temperaturas, el viento y la sequía extrema han creado el escenario perfecto para que los incendios se propaguen sin control.

Precariedad en el sector forestal

Desde los sindicatos de bomberos forestales y agentes medioambientales se denuncia una precarización del sector, con plantillas insuficientes y contratos temporales que impiden garantizar una respuesta sólida durante todo el año. Reclaman una mayor inversión en recursos humanos y materiales, así como planes de formación y estabilidad laboral.

Agricultores y ecologistas, unidos

Lo que sorprende en esta crisis es la alianza entre agricultores y ecologistas, dos colectivos que en muchas ocasiones han mantenido diferencias sobre la gestión del medio rural. Ambos insisten en la necesidad de apostar por una gestión forestal preventiva, que incluya la limpieza de montes, cortafuegos efectivos y una mejor coordinación entre administraciones.

“El verdadero incendio se combate en invierno, con prevención, no en verano con aviones”, señalan representantes del sector agrícola.

Por su parte, las asociaciones ecologistas subrayan que la abandono del campo y el despoblamiento rural son factores clave que favorecen la acumulación de combustible en los montes, lo que agrava la propagación del fuego.

Hacia un consenso en la prevención

La emergencia actual ha abierto la puerta a un debate nacional sobre el modelo de gestión forestal en España. Tanto agricultores como ecologistas reclaman una estrategia a largo plazo, que combine inversión pública, apoyo al sector rural y medidas de conservación del medio natural.

¿Por qué el cielo en la Comunitat Valenciana está blanco?

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