Síguenos

Salud y Bienestar

¿Cuándo dejan los niños de ir al pediatra?

Publicado

en

¿Cuándo dejan los niños de ir al pediatra?
PEXELS

El cuidado de la salud infantil es una prioridad para cualquier familia. Desde que un bebé llega al mundo, los padres comienzan a recibir visitas periódicas al pediatra, un médico especializado en la salud de los niños. Estas consultas son esenciales para el seguimiento del desarrollo físico y emocional, la vacunación, y la prevención de enfermedades. Sin embargo, con el paso de los años, surge la pregunta: ¿cuándo dejan los niños de ir al pediatra? A continuación, te ofrecemos una guía sobre este proceso y todo lo que debes saber acerca de la transición a la atención médica para adultos.

El papel del pediatra en la infancia

El pediatra es fundamental durante los primeros años de vida del niño. En sus consultas, no solo se encarga de las revisiones físicas, sino que también realiza un seguimiento del desarrollo emocional y cognitivo. Entre las principales funciones del pediatra se encuentran:

  • Control de crecimiento y desarrollo: El pediatra evalúa el desarrollo motor, cognitivo y emocional del niño. Esto incluye la observación de hitos como caminar, hablar y socializar.
  • Vacunación: Asegura que el niño reciba todas las vacunas necesarias para prevenir enfermedades graves.
  • Diagnóstico y tratamiento de enfermedades comunes: Los pediatras tratan desde resfriados y fiebre hasta problemas más complejos como infecciones o enfermedades crónicas.
  • Consejos sobre la salud y el bienestar: Los pediatras brindan orientación sobre la alimentación, el sueño, la actividad física y otros aspectos del cuidado general del niño.

¿Hasta qué edad es recomendable seguir visitando al pediatra?

Aunque la recomendación general es que los niños sigan siendo atendidos por un pediatra hasta los 14 o 15 años, esta edad puede variar dependiendo del país, la cultura y las necesidades individuales de cada niño. La transición a un médico de adultos, como un médico de familia o un internista, puede realizarse gradualmente a medida que el niño crece. Aquí te presentamos los momentos clave:

1. Hasta los 2 años: Consultas frecuentes

Los bebés y niños pequeños requieren visitas al pediatra con mayor frecuencia, debido a su rápido desarrollo y a la necesidad de seguir el calendario de vacunas. Entre los 0 y los 2 años, las consultas son habituales, ya que el pediatra monitorea el crecimiento, las enfermedades comunes y las etapas de desarrollo.

2. De 2 a 6 años: Visitas periódicas

Durante la infancia temprana, las visitas al pediatra siguen siendo necesarias, aunque no tan frecuentes. El pediatra continúa controlando el crecimiento, las enfermedades, la nutrición y el desarrollo físico. También se realizan revisiones periódicas a medida que el niño comienza la escolarización. El calendario de vacunación sigue siendo una prioridad.

3. De 6 a 12 años: Visitas anuales

A medida que el niño entra en la escuela primaria, las consultas al pediatra suelen ser anuales, salvo que haya problemas de salud que lo requieran. Durante este período, el pediatra también revisa el desarrollo social, emocional y físico, y se asegura de que el niño se esté desarrollando adecuadamente en todas las áreas. También se trata el control de enfermedades comunes y se sigue con el esquema de vacunación.

4. De 12 a 14 años: Adolescencia temprana

Cuando los niños entran en la adolescencia, las visitas al pediatra continúan siendo importantes. A esta edad, los pediatras están acostumbrados a tratar problemas relacionados con la pubertad, cambios hormonales, salud mental y orientación sobre hábitos saludables. La adolescencia es un momento crítico para la prevención de problemas como el acné, trastornos de la conducta alimentaria o problemas de salud mental.

5. ¿Cuándo se transita a un médico de adultos?

Alrededor de los 14 o 15 años, algunos pediatras sugieren que es el momento de realizar la transición a un médico de adultos, en parte debido a los cambios fisiológicos que ocurren durante la pubertad. Sin embargo, este paso no es obligatorio y depende de las necesidades específicas del adolescente. En algunos casos, especialmente si el niño tiene una afección crónica o un problema médico significativo, el pediatra puede seguir siendo el médico principal hasta los 18 años.

Consideraciones para la transición al médico de adultos

El paso del pediatra a un médico de adultos no siempre es fácil. Aquí hay algunos factores a tener en cuenta:

  • La relación con el pediatra: Muchos niños y adolescentes se sienten cómodos con su pediatra, que ha sido parte de su vida durante años. La transición puede ser emocionalmente difícil para algunos, ya que pueden sentirse inseguros al cambiar de médico.
  • El tipo de atención médica necesaria: Si el niño o adolescente tiene una condición crónica (como asma, diabetes o problemas cardíacos), es posible que necesite un seguimiento más cercano y especializado. En este caso, el pediatra podría seguir involucrado en el tratamiento hasta la edad adulta.
  • La disponibilidad de un médico de adultos: La transición también depende de la disponibilidad de un médico de adultos en la localidad, especialmente si el niño vive en una zona rural o tiene un acceso limitado a servicios médicos.

¿Qué sucede si el niño tiene problemas de salud a una edad avanzada?

Algunos adolescentes pueden enfrentar problemas de salud a medida que entran en la adolescencia. El pediatra sigue siendo la mejor opción en estos casos debido a su experiencia con problemas específicos de la adolescencia, como trastornos hormonales o emocionales, aunque los médicos de familia también están capacitados para tratar estos problemas.

¿Es posible que el niño no pase directamente al médico de adultos?

En algunos casos, los pediatras pueden seguir atendiendo a niños mayores de 15 años si la situación lo requiere, especialmente si el niño tiene condiciones médicas complejas que necesitan seguimiento. Además, en algunos países, existen clínicas de atención para adolescentes donde se puede seguir recibiendo atención especializada, pero no necesariamente bajo el marco de la pediatría tradicional.

Conclusión

El momento de dejar de ir al pediatra depende de varios factores, incluidos el desarrollo físico y emocional del niño, así como la salud y el tipo de atención médica que necesite. Aunque la mayoría de los niños hacen la transición a un médico de adultos entre los 14 y 15 años, este proceso puede ser flexible, dependiendo de las circunstancias. Lo importante es asegurarse de que el niño o adolescente reciba el seguimiento médico adecuado en todas las etapas de su vida para garantizar su bienestar.

Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a las necesidades de salud de sus hijos, y si tienen dudas sobre cuándo hacer la transición o cómo, pueden consultar con su pediatra para determinar la mejor opción para el futuro de la salud de su hijo.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salud y Bienestar

Importante aviso de los expertos sobre colesterol

Publicado

en

aviso expertos colesterol
Importante aviso de los expertos sobre colesterol-PEXELS

Un nuevo estudio del Centro Médico Weill Cornell, publicado en la prestigiosa revista ‘Nature’, ha revelado un descubrimiento clave sobre cómo la microbiota intestinal influye en el metabolismo de las grasas y los niveles de colesterol en el organismo. Los hallazgos abren nuevas vías para posibles tratamientos de trastornos metabólicos como la hipercolesterolemia, el hígado graso y la obesidad. Este es el aviso de los expertos sobre el colesterol.

El papel de la microbiota intestinal en el metabolismo de las grasas

El cuerpo humano ha evolucionado en simbiosis con los microbios que habitan en el intestino, conocidos como microbiota. Estos microorganismos desempeñan un papel esencial en la digestión de los alimentos y en la absorción de nutrientes. Sin embargo, el nuevo estudio ha identificado que su influencia va mucho más allá de la digestión.

Uno de los descubrimientos más relevantes es cómo los ácidos biliares, producidos a partir del colesterol en el hígado, son modificados por los microbios intestinales para regular el metabolismo de las grasas. Estas moléculas no solo ayudan a descomponer los alimentos, sino que también actúan como señales para controlar la producción de colesterol y evitar su acumulación en el organismo.

La clave: una nueva molécula llamada BA-MCY

Los investigadores han identificado una molécula llamada ácido biliar-metilcisteamina (BA-MCY), que se produce en el intestino y juega un papel crucial en la regulación del colesterol. Esta molécula, generada por las células intestinales, inhibe un receptor conocido como FXR, promoviendo la producción de ácidos biliares y ayudando a impulsar el metabolismo de las grasas.

David Artis, coautor del estudio y catedrático de Inmunología en Weill Cornell Medicine, explicó que el descubrimiento revela un diálogo esencial entre los microbios intestinales y el organismo. «Este equilibrio es vital para regular los ácidos biliares y mantener un metabolismo saludable», afirmó.

¿Cómo influye el BA-MCY en el colesterol?

Los ácidos biliares actúan como moléculas de señalización que regulan los niveles de colesterol en el organismo. Cuando los microbios intestinales producen demasiados ácidos biliares que activan el receptor FXR, el organismo genera BA-MCY para contrarrestar esta señal y evitar una acumulación excesiva de colesterol.

Este mecanismo de equilibrio es fundamental para prevenir trastornos metabólicos como el hígado graso y la hipercolesterolemia. Según Frank Schroeder, coautor del estudio y catedrático de la Universidad de Cornell, «los ácidos biliares no son solo ayudas digestivas; también actúan como un sistema de control que regula el colesterol y el metabolismo de las grasas».

Beneficios de la fibra y posibles tratamientos

El estudio también demostró que aumentar los niveles de BA-MCY ayuda a reducir la acumulación de grasa en el hígado. Además, se observó que una mayor ingesta de fibra alimentaria mejora la producción de esta molécula clave.

Mohammad Arifuzzaman, profesor adjunto de inmunología en Weill Cornell Medicine, destacó que los BA-MCY también se detectaron en muestras de sangre humana, lo que sugiere que el mismo mecanismo podría estar presente en personas. «Esto abre la puerta a posibles tratamientos para trastornos relacionados con el colesterol y la obesidad», señaló.

Nuevas vías terapéuticas contra el hígado graso y la obesidad

Los hallazgos de este estudio podrían tener importantes implicaciones para el desarrollo de nuevas terapias dirigidas a trastornos metabólicos como el hígado graso, la hipercolesterolemia y la obesidad. Según los investigadores, mejorar la dieta con alimentos ricos en fibra podría ser una estrategia efectiva para reforzar los sistemas de control natural del organismo.

Además, el estudio sugiere que la metabolómica, una técnica que permite identificar moléculas en el cuerpo, podría ser clave para investigar cómo la microbiota intestinal influye en otras enfermedades como la inflamación crónica, la obesidad y ciertos tipos de cáncer.

David Artis concluyó: «Nuestro trabajo es una hoja de ruta para comprender mejor cómo el diálogo entre la microbiota y el organismo afecta a una amplia gama de enfermedades».

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.

 

 

Continuar leyendo