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Cultura

El festival de Les Arts llena Valencia de público liberado 

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Festival de Les Arts
Valencia, 5 nov (EFE).- El festival de Les Arts ha vuelto a la ciudad de Valencia con todas las entradas vendidas y con un público que -bien abrigado- no solo ha vuelto a bailar liberado de la mascarilla y con la bebida en la mano sino que ha vuelto a tomar el pulso a la fiesta y el hedonismo de la mano de músicos patrios con voluntad de «hacer humo de las tristezas».

La cita musical ha arrancado hoy con un cartel formado en exclusiva por propuestas nacionales, que han sido tanto o más bienvenidas como las internacionales lo han sido en años anteriores, bien parapetado en las propuestas de La Habitación Roja, Rigoberta Bandini, Vetusta Morla o Amatria.

Los festivales han vuelto a la Comunitat Valenciana. Así ha quedado de manifiesto tras tres fines de semana que bien podrían bautizarse como de “desescalada festivalera”.

El Love to Rock Experience llegó a la Marina de Valencia el 22 y 23 de octubre como la primera cita musical en territorio valenciano en la que el público, certificado covid mediante, podía acceder al recinto y disfrutar de la música en directo con libertad de movimiento y consumiendo no solo en las zonas de restauración sino también frente al escenario.

Tras él, el SanSan llegó a Benicàssim hace solo una semana para volver a poner sobre la mesa el concepto de «macrofestival» en la Comunitat Valenciana, con 20.000 personas bailando y circulando libremente por un recinto de 100.000 metros cuadrados.

Un paso de gigante dentro de la “nueva normalidad” para los amantes de las citas musicales de gran formato, o más bien de los encuentros “musicales que tienen un sentido tribal y primitivo de ritual sagrado”, tal y como esta misma mañana los definía el sabio Santiago Auserón en una cita, menos masificada, la Fira Trovam-Pro Weekend.

Un encuentro musical y de profesionales del sector que, desde Castelló intentaba dilucidar hacia dónde camina un sector especialmente castigado por la pandemia, periodo en el que se ha puesto de manifiesto no solo su necesidad para sobrellevar el confinamiento y para dignificar y dar sentido a la cotidianidad, sino la precariedad laboral que sufre su amplio abanico de profesionales.

La de este viernes era una noche fría, pero nada tan grave como para que no fuera subsanado por un buen abrigo o un buen baile, práctica que se notaba en el ambiente que se había echado de menos tras casi dos años de sequía, y pese a los aplazamientos y las temperaturas, esta «nueva normalidad» también ha llegado a la capital valenciana.

Jorge Martí, vocalista de La Habitación Roja, conoce ya de sobra lo que es tocar enclavado entre las impresionantes edificaciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València y ha dado las gracias ante la clamorosa asistencia de público, al tiempo que ha apreciado que hayan “aguantado” tantas cancelaciones y cambios de fecha que han demostrado sobradamente que, como canta la banda valenciana, “somos indestructibles”.

Tras los valencianos, la catalana Rigoberta Bandini ha confesado en su lengua compartida que esta noche ha sido «la primera vez» que tocan ante público sin estar sentados tras la pandemia. Un público al que han dado la bienvenida con una versión de “Qualsevol nit pot sortir el sol”, de Jaume Sisa, al ritmo de “benvinguts, passeu, passeu, de les tristors farem fum” (bienvenidos, pasad, pasad, de las tristezas haremos humo”.

Paula Ribó, la polifacética artista tras Rigoberta Bandini, no ha parado de dar las gracias, abrumada ante “tanta gente” e incrédula ante el hecho de que “podáis bailar”. Un público entregadísimo que ha querido “ser perra” durante un buen rato, azuzado por Ribó, su banda y sus bailarinas y que ha demostrado que bailar a ritmo de bombo es cosa muy de esta ciudad.

Vetusta Morla han sido quizá los más esperados de la noche. Con el mismo repertorio que en Benicàssim, su directo ha sido igual de efectivo y aplaudido, porque la banda madrileña difícilmente defrauda a su público. Arrancando y finalizando con “Los días raros”, han devuelto cierto halo de normalidad a una celebración hedonista con pretensión de dejar atrás tiempos peores.

Les Arts continuarán devolviendo porciones de normalidad a la Comunitat Valenciana, “tierra de festivales” por excelencia, en la jornada del sábado, con grupos como Fangoria, Varry Brava, Viva Suecia o La M.O.D.A.

Rosabel Tavera

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Cultura

Muere Robe Iniesta a los 63 años, alma eterna de Extremoduro

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Robe Iniesta Extremoduro
Robe Iniesta de Extremoduro

El mundo de la música ha perdido a Robe Iniesta, que ha muerto a los 63 años, según han confirmado fuentes cercanas al entorno del artista. Su fallecimiento supone un golpe emocional para la cultura española, ya que el compositor y vocalista cacereño, fundador de Extremoduro, era una de las figuras más influyentes y reconocidas del rock en español. Millones de oyentes lo consideran una voz imprescindible para entender la libertad creativa de los años 90 y 2000.

El legado de un genio que transformó el rock en español

Robe, natural de Plasencia, revolucionó la música desde principios de los años 90 con un estilo visceral, poético y transgresor que convirtió a Extremoduro en un fenómeno generacional. La banda consiguió conectar con jóvenes y adultos de toda España gracias a unas letras descarnadas, cargadas de realidad, amor, rebeldía y un profundo sentido vital.

Álbumes como Somos unos animales, Deltoya, Agila o La ley innata marcaron a varias generaciones y consolidaron a la banda como una referencia imprescindible en la historia cultural del país. Estas obras no solo fueron éxitos musicales, sino que redefinieron la manera de escribir canciones en castellano, fusionando rock urbano, poesía, marginalidad y emociones a flor de piel.

Una carrera en solitario sin perder su esencia

Durante los últimos años, el músico había desarrollado una exitosa carrera en solitario, explorando nuevos sonidos y una escritura más introspectiva, sin perder la autenticidad que siempre lo caracterizó. Robe Iniesta se mantuvo fiel a su espíritu creativo, rechazando modas, preservando el misticismo de su figura y demostrando que su obra no dependía únicamente de la nostalgia. Su música seguía siendo libre, intensa y profundamente humana.

Un impacto emocional que se extiende por toda España

La noticia de su fallecimiento ha generado un profundo impacto en el panorama musical y en miles de seguidores que crecieron con sus canciones y su forma única de entender el arte. Redes sociales, compañeros de profesión, periodistas culturales, artistas emergentes y fans de toda España han comenzado a despedirlo con mensajes de admiración y gratitud por una obra que ya forma parte de la memoria colectiva.

El público recuerda conciertos inolvidables, recitales de poesía improvisada, entrevistas enigmáticas, silencios prolongados y una personalidad que rehuía la fama, pero abrazaba la libertad. Cada canción sigue siendo un territorio emocional donde generaciones enteras han encontrado acompañamiento en sus momentos de euforia, rebeldía, dolor o búsqueda personal.

Un artista irrepetible con una obra eterna

Robe se marcha, pero deja una huella imborrable: versos que desbordaban vida, libertad y crudeza; una manera de hacer música que rompió moldes; y una voz que seguirá acompañando a quienes encontraron en sus canciones un refugio, una herida o un camino. Extremoduro no solo fue un grupo: fue un lenguaje, una actitud, un espejo de la realidad de miles de jóvenes que encontraron en sus letras una forma de entender el mundo.

Muchos expertos musicales coinciden en señalar que Robe Iniesta es uno de los últimos grandes poetas del rock español, comparable con referentes literarios en cuanto a su capacidad de generar una comunidad emocional alrededor de sus palabras. Su influencia continúa viva en nuevas generaciones de músicos y escritores que recogieron su audacia artística y su forma de convertir la vida cotidiana en poesía eléctrica.

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