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Los 5 cementerios más famosos del mundo

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Los 5 cementerios más famosos del mundo

El 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos y como es costumbre se visita durante estas fechas los cementerios para llevar flores a familiares y amigos que ya no están con nosotros. Repasamos cuáles son los 5 cementerios más famosos del mundo.

En los últimos años, las visitas a los camposantos también se realizan por parte de turistas y vecinos por interés cultural, por su historia o por los famosos que allí yacen.

Official Press te muestra los 5 cementerios más famosos del mundo:

Père-Lachaise, París (Francia)

Jim Morrison, Édith Piaf, Maria Callas, Honoré de Balzac, Molière, Oscar Wilde, Delacroix, Modigliani… son solo algunos de los más ilustres que descansan en el camposanto más grande y más antiguo de París. Ubicado en número 16 de la Rue du Repos e inaugurado en 1804, es uno de los lugares más visitados de la capital francesa.

 

Cementerio Highgate, Londres (Reino Unido)

Situado al norte de Londres se encuentra este cementerio que es patrimonio cultural inglés. Inaugurado el 20 de mayo de 1839 se divide en una zona que cuenta con tumbas de estilo neogótico victoriano y otra en la que destacan por su aspecto la Avenida Egipcia, Circle of Lebanon y las catacumbas.

Entre los senderos de este camposanto boscoso nos podemos encontrar con las  tumbas de personajes famosos como Karl Marx, los padres de Charles Dickens o el químico Michael Faraday.

 

Old Burying Point Cementery, Salem (EEUU)

Famoso por los trágicos acontecimientos que sucedieron en 1692 y que recoge Arthur Miller en su obra ‘Las brujas de Salem’. Dos niñas sufrieron extrañas convulsiones que fueron atribuidas a actos de brujería. El miedo hizo que vecinos y amigos se acusaran entre ellos. Finalmente 141 personas juzgadas, de las cuales 20 fueron ejecutadas.

 

Cementerio Alegre, Sapantza (Rumanía)

Es uno de los más peculiares del mundo por su colorido y porque en las lápidas, además del nombre y la fecha de defunción, figura también un epitafio poético y un dibujo que cuenta algún hecho característico de sus vidas. La idea fue del artesano local Stan Ioan Patras, quien comenzó la primera talla de este estilo en 1935. Tras su muerte, en 1977, se continuó la tradición.

 

Cementerio Okunoin, Wakayama (Japón)

Este cementerio y área sagrada es el más grande de Japón y se encuentra en el monte Koya. Contiene alrededor de 200.000 tumbas de todas las formas, tamaños y épocas, además de 120 templos que bordean el mausoleo que está dedicado al fundador del budismo Shingon , Kōbō-Daishi. La leyenda dice que no llegó a morir nunca, sino que alcanzó el Nirvana y sigue en silencio, en eterna meditación. Muchos decidieron reposar junto a la protección del monje. Dicen que en el cementerio no hay muertos, sino espíritus.

cementerio famoso

 

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Cultura

Muere a los 47 años el valenciano Azuquita, creador del Rumbakalao e icono de la Ruta del Bacalao

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Azuquita
Azuquita-INSTAGRAM

El mundo de la música en España llora la pérdida de Pedro Bermúdez, conocido artísticamente como Azuquita, fallecido a los 47 años en Palma de Mallorca, ciudad en la que residía en los últimos años. La noticia fue confirmada por la prensa balear en la mañana del sábado 6 de septiembre de 2025 y rápidamente se difundió entre seguidores y compañeros de profesión.

Azuquita deja tras de sí un legado musical muy singular, marcado por la creación del Rumbakalao, un estilo híbrido que en los años 90 unió la rumba con los sonidos electrónicos de la mítica Ruta del Bacalao. Con esta fusión, el artista valenciano alcanzó una gran popularidad y se convirtió en uno de los nombres propios de aquella época.

El origen del Rumbakalao: la rumba se cruza con la Ruta del Bacalao

En plena efervescencia de la Ruta del Bacalao, un movimiento musical y cultural que marcó la Comunitat Valenciana y se extendió por toda España en los 80 y 90, surgió la figura de Azuquita. Mientras los clubes de Valencia y alrededores vibraban con el techno, el dance y el house, él apostó por un camino alternativo: versionar los grandes éxitos de la música de discoteca desde un prisma rumbero.

Ese experimento dio lugar al Rumbakalao, un género propio que unía el ritmo festivo y cercano de la rumba con la energía electrónica que dominaba las pistas de baile. Fue en 1993, con apenas 17 años, cuando Azuquita saltó a la fama al versionar “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo, uno de los himnos indiscutibles de la Ruta. Su propuesta sorprendió y conectó con un público que buscaba nuevas formas de vivir la música.

Azuquita, un artista que rompió moldes en los 90

Con su estilo desenfadado, su humor característico y una personalidad cercana, Azuquita logró hacerse un hueco en la escena musical de los 90. Sus versiones convertían los éxitos electrónicos en temas que podían sonar tanto en una discoteca como en una verbena popular, lo que ampliaba enormemente su público.

Durante esa década lanzó tres discos:

  • Rumbakalao (1994)

  • Escucha que te digo (1995)

  • Sinelo Kalo (1997)

Cada uno de estos álbumes reforzaba su propuesta musical y consolidaba su imagen de artista rompedor. Su voz y su particular manera de interpretar canciones lo convirtieron en un referente de un estilo único que, aunque surgido en un contexto muy concreto, sigue siendo recordado por quienes vivieron aquella época.

La Ruta del Bacalao: un fenómeno cultural más allá de la música

Para entender la relevancia de Azuquita, es necesario recordar lo que supuso la Ruta del Bacalao. Más que un movimiento musical, fue una auténtica revolución cultural en la Comunitat Valenciana que tuvo su epicentro en discotecas míticas como Barraca, Spook, Puzzle o ACTV. Allí sonaban sesiones maratonianas de música electrónica que marcaron a toda una generación.

En ese ambiente dominado por el techno y el dance, irrumpió Azuquita con un toque inesperado: fusionar ese sonido de club con la rumba valenciana. Su propuesta, lejos de pasar desapercibida, ofreció un soplo de aire fresco y demostró que la Ruta también podía reinterpretarse desde otros estilos.

El Rumbakalao se convirtió así en un símbolo paralelo al fenómeno de la Ruta, con un aire más desenfadado y popular, que lo acercaba tanto a la cultura de la calle como a la de las discotecas.

Colaboraciones y proyección internacional

Aunque su época dorada estuvo en los 90, Azuquita no se quedó anclado en el pasado. Ya en los 2000, participó en proyectos que le llevaron más allá de España. Una de las colaboraciones más destacadas fue con el alemán Matthias Reim, lo que le permitió acercarse al público centroeuropeo.

Su versatilidad musical y su capacidad para adaptarse a diferentes estilos lo convirtieron en un artista querido dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.

Azuquita y Los Rumba Kings: su etapa más reciente

En los últimos años, Azuquita formaba parte de Los Rumba Kings, un grupo que mantenía vivo el espíritu de la rumba española y con el que continuaba actuando en fiestas, conciertos y festivales. Desde Mallorca, su lugar de residencia, seguía compartiendo música y demostrando que su pasión por el escenario permanecía intacta.

Para sus seguidores, cada actuación era un viaje en el tiempo que recordaba la frescura de los años 90 y la época dorada del Rumbakalao.

El legado de Azuquita en la memoria musical valenciana

La muerte de Azuquita supone un golpe para quienes vivieron la Ruta del Bacalao y para los amantes de la música fusión en España. Su aportación fue única: logró unir dos mundos aparentemente opuestos, la rumba y la música electrónica, en un género propio que hoy sigue siendo recordado como una seña de identidad de los 90.

Además de su música, queda en el recuerdo su carácter alegre y su humor, que transmitía tanto en entrevistas como sobre el escenario. Su figura forma parte de la memoria colectiva de una generación que bailó sus versiones en discotecas, verbenas y fiestas populares.

La Ruta del Bacalao como patrimonio cultural

Hoy, con el paso del tiempo, la Ruta del Bacalao se reivindica como un fenómeno cultural que fue mucho más que ocio nocturno. Supuso un laboratorio musical, artístico y social que influyó en la música electrónica en España y dejó huella en generaciones posteriores.

En este contexto, artistas como Azuquita ayudaron a ampliar las fronteras de lo que podía ser la Ruta, demostrando que la innovación también cabía dentro de un movimiento ya de por sí experimental.

Un adiós con sabor a nostalgia

El fallecimiento de Azuquita a los 47 años deja un vacío en la música valenciana y en la historia reciente de la cultura popular española. Sus discos, sus versiones rumberas de clásicos de la Ruta del Bacalao y su papel en Los Rumba Kings forman parte de un legado que seguirá vivo en la memoria de sus seguidores.

En un momento en que se recupera la memoria de la Ruta y se organizan homenajes a aquel movimiento, la figura de Azuquita resurge como la de un artista que se atrevió a mezclar mundos y consiguió crear algo nuevo. Su Rumbakalao siempre será recordado como un sonido propio de los 90, un símbolo de una época irrepetible.

 

 

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