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Muere el torero Miguel Báez «Litri» a los 91 años

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Muere el torero Miguel Báez "Litri" a los 91 años

Madrid, 18 may (OFFICIAL PRESS- EFE).- El torero Miguel Báez Espuny «Litri» ha fallecido este miércoles en Madrid a la edad de 91 años.

Litri sufría desde hace años una larga enfermedad que le tenía apartado de la vida pública, por lo que no pudo asistir a la segunda boda de su hijo, el también torero del mismo apodo Miguel Báez Spínola, con la historiadora del arte Casilda Ybarra, celebrada el pasado día 14 en Sevilla.

Miguel Baéz Espuny había nacido en Gandía, Valencia, pero desde su infancia se afincó en Huelva. Estudió en los Hermanos Maristas y pronto sintió la vocación taurina.

Muere el torero Miguel Báez «Litri» a los 91 años

Mató su primer becerro el 1 de junio de 1947 en la localidad onubense de Manzanilla y poco después, el 17 de agosto, debutó como novillero en Valverde del Camino, también localidad de Huelva.

Pero no fue hasta el 12 de octubre de 1950 cuando tomó la alternativa en Valencia y lo hizo de manos de Joaquín Rodríguez «Cagancho» y en presencia de Julio Aparicio.

En 1951, su primer año como matador, El Litri toreó 67 corridas y también confirmó su alternativa en la madrileña plaza de Las Ventas, el 17 de mayo, de manos de Pepe Luis Vázquez y Antonio Bienvenida, padrino y testigo respectivamente.

El 12 de octubre de 1952, cuando estaba en lo más alto y llevaba ya toreadas 59 corridas esa temporada, se retiró de los ruedos en Valencia, y reapareció dos años después.

El Litri se apartó de los ruedos en varias ocasiones, en 1957, año en que cerró con éxito el ciclo isidril en Madrid, donde cortó tres orejas en cada una de las tardes en que actuó; volvió en 1964, no toreó en 1965 y sí lo hizo en 1966 y 1967, año de su retirada definitiva.

Participó después en algún festejo esporádico, como en 1984 con motivo de la reapertura de la plaza de toros de La Merced, en Huelva, y se vistió por última vez de luces el 26 de septiembre de 1987 para dar la alternativa a su hijo, Miguel Báez Spínola, «El Litri», en la plaza francesa de Nimes.

Tremendista y espectacular

Calificado como tremendista y espectacular, El Litri ejecutaba sus manoletinas mirando al tendido. Todavía se recuerda cuando en 1951, con ocasión de la alternativa a Antonio Ordóñez en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid, en la que actuaba como testigo, se tumbó delante del toro. En esa ocasión también triunfó, cortó tres orejas a cada uno de los toros que le tocó en suerte y salió por la puerta grande.

Dedicado desde 1963 a la ganadería de reses bravas en Huelva, de la que más tarde se hizo cargo su hijo, en 1993 colaboró en la redacción del programa del Partido Popular para las elecciones andaluzas del año siguiente.

Litri recibió numerosos homenajes y distinciones y sobre su vida se rodó la película «El Litri y su sombra» (1967), de Rafael Gil.

Desde 2002, la ciudad de Huelva rinde homenaje a la saga de los Litri con un conjunto escultórico.

Entre otras, estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden de la Beneficencia desde 1965 y de la Medalla al Mérito a las Bellas Artes, con la que fue galardonado en 1998 por el Consejo de Ministros. Además poseía el título de Hijo Adoptivo de Huelva desde 2000, la medalla de Andalucía desde 2007 y de la medalla de Oro de la Diputación Provincial de Huelva, en 2010.

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Iñaki Urdangarin rompe su silencio en su entrevista más dura: “Perdí prácticamente todo y uno de los amores de mi vida, que es Cristina”

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Iñaki Urdangarin
IÑAKI URDANGARIN/ EUROPAPRESS

Iñaki Urdangarin ha concedido la que ya es su entrevista más impactante desde que fue condenado por el caso Nóos. Durante 55 minutos de conversación en el programa Pla seqüència, de La 2 Cat, el exduque de Palma se ha abierto como nunca y ha repasado, sin filtros, los episodios más dolorosos de su vida reciente: la cárcel, la soledad, la caída personal y profesional y, sobre todo, el final de su matrimonio con la infanta Cristina.

En una charla íntima, en catalán y con un periodista al que le une una amistad de más de 30 años, Urdangarin ha mostrado una faceta desconocida para el gran público, marcada por la autocrítica, la emoción y el reconocimiento de las pérdidas que arrastra desde hace más de una década.

“Lo peor de mi condena fue perder a mi mujer”

La pregunta fue directa y la respuesta, demoledora. Al ser interrogado por el momento más duro de su etapa en prisión, Iñaki Urdangarin no dudó:
“Lo que perdí en prisión fue mucho tiempo. Materialmente perdí prácticamente todo. Y después hay una pérdida muy grande, uno de los amores de mi vida, que es Cristina”.

El exmarido de la infanta Cristina reconoció que el proceso judicial y la posterior condena no solo le arrebataron su libertad, sino también su estabilidad emocional y familiar. “Fue un periodo muy duro. Lo pasamos muy mal durante toda esa época y hubo consecuencias. Me da pena porque es una mujer a la que quiero mucho”, confesó, visiblemente emocionado.

Cataluña, el lugar desde el que decide hablar

Urdangarin explicó que eligió este formato y este idioma por una razón muy personal. Cataluña es el territorio donde creció, donde fue feliz y donde nacieron sus cuatro hijos. “La vinculación con esta tierra es muy importante. Mis hijos son catalanes y ahora estoy a medio caballo entre Vitoria y Barcelona”, señaló al inicio de la entrevista.

Esa cercanía emocional marcó el tono de toda la conversación, en la que se mostró tranquilo, aunque con nervios inevitables al enfrentarse por primera vez a una entrevista televisada tras años de silencio.

El día que supo que entraría en prisión

Uno de los momentos más reveladores llegó al recordar el instante exacto en el que supo que su ingreso en prisión era inevitable. “Estaba comiendo con mi mujer, Cristina, en Ginebra. Yo había trabajado 16 años para darle la vuelta a las acusaciones. Hasta el último momento pensamos que podíamos lograrlo”, relató.

Tras conocer la sentencia, reunió a sus hijos en Suiza para explicarles la situación y decidir juntos cómo afrontar lo que estaba por venir. Un episodio que, según él, marcó un antes y un después en su vida familiar.

“El primer día en la cárcel fue el peor”

Iñaki Urdangarin describió su llegada a prisión como un golpe devastador. “Cuando entras te das cuenta de que se ha acabado una etapa y empieza otra larga y dura. Todo cae. No tienes teléfono, no tienes nada. Los tres primeros meses lo pasé muy mal”, aseguró.

Por motivos de seguridad, eligió cumplir su condena en la prisión de mujeres de Brieva, donde vivió prácticamente aislado. “Era estar en un módulo vacío. Fueron mil noches dentro, con sus mil días”, recordó, reconociendo que no gestionó bien emocionalmente aquel periodo.

“Lloré muchísimo y entré en un bucle negativo”

El exdeportista olímpico no escondió su vulnerabilidad al hablar de su estado psicológico. “No estoy orgulloso de cómo gestioné emocionalmente mi situación. Lloré muchísimo y preocupé a la gente que estaba fuera”, confesó.

Con el paso del tiempo, encontró en la escritura una vía de escape. Durante meses llenó cuadernos con pensamientos, miedos y reflexiones que le ayudaron a recomponerse. No descarta que algún día esos escritos puedan convertirse en unas memorias, siguiendo la estela de otros miembros de la familia real.

El apoyo clave: su madre y sus hijos

Si hubo una figura esencial durante su caída, esa fue su madre, Claire Liebaert. “Ha sido mi primer apoyo siempre. Ella me conoce, igual que mis hijos”, afirmó. Urdangarin insistió en que su entorno más cercano nunca dudó de él: “Mi madre y mis hijos saben que es imposible que yo tuviera voluntad de delinquir”.

Una afirmación con la que vuelve a defender su versión de los hechos y su papel en el caso Nóos, aunque asegura que hoy vive sin rencor.

“El rencor no te ayuda, solo te resta energía”

El cierre de la entrevista estuvo marcado por un mensaje de aprendizaje personal. Urdangarin explicó que el rencor fue uno de los sentimientos que más trabajó en prisión. “Tienes que repasar honestamente lo que has hecho bien y lo que has hecho mal, aceptar dónde estás y darte cuenta de que el rencor no te ayuda. Eso se quedó allí, cuando se cerró la puerta de la prisión”, concluyó.

Con esta entrevista, Iñaki Urdangarin rompe definitivamente su silencio y ofrece su testimonio más crudo hasta la fecha, poniendo palabras al coste personal, familiar y emocional de uno de los mayores escándalos de la historia reciente de la familia real española.

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