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2020: El año en que cinco letras lo cambiaron todo

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Loli Benlloch

València, 19 dic (EFE).- Cinco letras, las que conforman la palabra covid, resumen el año 2020 también en la Comunitat Valenciana, que ha vivido las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de una pandemia que lo ha marcado todo y que tuvo en València el primer fallecido por el virus de España y Europa.

El coronavirus ha sido el protagonista absoluto de un año que parece que comenzó en marzo, cuando las fallas estaban ya en las calles a la espera de una fiesta cuya suspensión fue la primera de otras muchas -desde la Magdalena a las Hogueras o la Tomatina-, y que también parece que no acaba nunca.

LA FACTURA DE LA COVID

La covid ha dejado hasta el momento una factura humana de 2.718 valencianos fallecidos (825 de ellos ancianos de residencias) y más de 126.000 contagiados, y una factura económica para la Generalitat de mil millones de euros dedicados a luchar contra el virus y sus consecuencias en ámbitos como el laboral, el económico o el social.

La presión hospitalaria llegó al borde del colapso a finales de marzo ante una falta de recursos que el Consell intentó atajar con la Operación Ruta de la Seda, que trajo desde China material en 24 aviones, y la construcción de tres hospitales de campaña, cuyas adjudicaciones de emergencia investiga ahora la Agencia Antifraude.

El pueblo valenciano respetó mayoritariamente un confinamiento en el que hubo poco sol, pero muchos aplausos y música desde los balcones, y ha sido merecedor de la Alta Distinción de la Generalitat 2020 por su responsabilidad, junto a los colectivos que lucharon en primera línea contra el virus.

TIEMPO DE ACUERDOS

La pandemia ha sido tiempo de acuerdos en la Comunitat -se ha firmado uno político, uno social y uno institucional para la reconstrucción- y ha evidenciado la existencia de una «vía valenciana» que contrasta con la confrontación de la política nacional y algunas autonomías.

En el sexto año de gobierno del Botànic ha sido necesario reconducir la relación interna entre el president del Consell, el socialista Ximo Puig, y la vicepresidenta, Mónica Oltra, de Compromís, cuya reclamación pública de más cogobernanza recibió mensajes como «aportas o apartas».

La semana que viene se aprobarán los Presupuestos autonómicos para 2021, los más expansivos de la historia, quizá con el apoyo de Ciudadanos, que ha virado este año de una oposición radical a la búsqueda de acuerdos con el Consell, no sin recelos de Compromís y Unides Podem.

EL AÑO DE LOS ERTE

La palabra que marca el año económico es ERTE: más de 470.000 valencianos se han visto afectados por expedientes de regulación de empleo, presentados sobre todo por pequeñas empresas, pero también por Ford o Air Nostrum, que pese a todo no han evitado que el año acabe con 67.400 parados más.

La hostelería y el turismo han sido los que más se han resentido por las restricciones de la covid, que no obstante ha servido para que sectores como el textil reorientaran su producción a fabricar material contra el virus, como mascarillas o batas.

El inicio del proceso de fusión de Bankia y Caixabank, aprobada en València, es otro de hitos del año económico, que llega a su final con una incertidumbre añadida: la de cómo repercutirá el Brexit en la Comunitat.

GLORIA, GÜRTEL Y VIUDAS NEGRAS

La furia de la borrasca Gloria de enero dio inicio a un año que, en el apartado de sucesos, ha tenido como protagonista la búsqueda de Marta Calvo, y en el de tribunales, los mediáticos juicios de las ‘viudas negras’ de Alicante y de Patraix (Valencia) o la absolución de los 34 acusados por la contrata de las basuras de Orihuela (caso Brugal).

Ha sido el año de la sentencia de los contratos con Gürtel para la retransmisión de la visita del papa a València en 2006 -uno de cuyos procesados, Juan Cotino, murió de covid semanas después de ir al juicio en Madrid-; de una nueva condena al exconseller Rafael Blasco por el caso Cooperación y de la entrada en prisión de los condenados del caso Emarsa.

El levantamiento de sumario del caso Erial ha permitido poner cantidades y nombres al supuesto organigrama corrupto del exministro Eduardo Zaplana; el expresident del Consell Francisco Camps ha visto sobreseídos casos que le afectaban; y se ha dictaminado que Julio Iglesias no es el padre de un valenciano.

EL PRIMER CERVANTES

En este tiempo sin abrazos nos ha dejado Juan Genovés, pero también ha habido cosas buenas, como el primer Premio Cervantes a un valenciano, el poeta Francisco Brines, o el anuncio de que el aeropuerto de Alicante llevará el nombre del poeta oriolano Miguel Hernández.

El 2020, el año en que un virus lo cambió todo, termina con un atisbo de esperanza: el del próximo inicio de la vacunación contra al coronavirus, que permita a los valencianos retomar los afectos y los planes que han quedado en situación de espera.

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Las frases más duras del rey Juan Carlos sobre Letizia en ‘Le Figaro’

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rey Juan Carlos Le Figaro
Rey Juan Carlos

Con aspecto cansado y apoyado en un bastón tras sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, el rey emérito Juan Carlos I abre las puertas de su refugio en Abu Dabi al medio francés Le Figaro y rompe su silencio tras años de exilio, concediendo una entrevista que ya ha levantado polémica dentro y fuera de España.

En la conversación, el monarca reflexiona sobre su reinado, su legado y su situación actual, marcada por la soledad, la distancia de su familia y el peso de los escándalos. “Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, veo que nunca fui libre”, confiesa.


“La democracia no cayó del cielo”

El rey emérito recuerda la Transición española como “uno de los logros más importantes de su vida” y defiende su papel como garante de la democracia.

“La democracia no cayó del cielo”, afirma, insistiendo en que “si pudo llegar a ser rey, fue gracias a Franco”.

Una declaración que sorprendió al periodista francés, quien le advirtió de la polémica que podrían generar sus palabras. Juan Carlos responde con naturalidad:

“¿Por qué mentir, si fue una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto?”.

Estas afirmaciones forman parte de su nuevo libro, Reconciliación, una obra de 500 páginas que se publicará el 5 de noviembre en Francia y en diciembre en España. Según el propio monarca, Felipe VI mostró su preocupación por el tono “sin filtros” del texto.

“Quienes esperen revelaciones trascendentales se sentirán decepcionados”, advierte el emérito, que asegura haber dudado antes de escribir sus memorias:
“Me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían idea de quién era Franco ni de la Transición democrática. Creí necesario dar testimonio directo de lo que viví durante treinta y nueve años de servicio a mi país”.


La melancolía del exilio

Sentado entre olivos centenarios en el jardín de su residencia en la isla de Nurai —una propiedad cedida por el jeque Mohammed Ben Zayed, presidente de Emiratos Árabes—, Juan Carlos I se muestra melancólico y nostálgico.

“Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. Hay días de desesperación y de vacío”, admite.

Desde su marcha en agosto de 2020, el rey apenas ha tenido contacto con su familia, salvo con su nieto Froilán, que vive con él en Abu Dabi. Reitera que su autoexilio fue voluntario, para “no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones soberanas”.

Aun así, deja entrever una fractura emocional con Felipe VI:

“Mi hijo me dio la espalda por sentido del deber. Entiendo que, como rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí su insensibilidad”.

El emérito recuerda una conversación con su hijo durante la Navidad de 2020, que define como “encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor”.


Juan Carlos I: errores, decepciones y la “debilidad” de Corinna Larsen

Entre la nostalgia y el arrepentimiento, el monarca asume haber cometido errores.

“Soy consciente de haber decepcionado. Tengo numerosas debilidades”, confiesa, señalando que fue víctima de “errores de juicio nacidos del amor y la amistad”.

Sobre sus relaciones más controvertidas, hace una referencia directa a Corinna Larsen, a quien califica como “un grave error”.

“Fue un grave error haber aceptado el regalo de cien millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí, pero todos los procesos judiciales han sido desestimados y no se me ha imputado nada”.

Reconoce también que fue “cegado por un cierto séquito malévolo” y que confió en empresarios que lo involucraron “en un embrollo financiero que se escapó de sus manos”.


Letizia y Sofía: la otra cara de la monarquía

El rey dedica unas líneas a las dos reinas de su vida. De Sofía, habla con afecto y nostalgia:

“La llamo ‘Sofi’. Lamento que no me acompañe en mi vida en Abu Dabi”.

Sin embargo, su tono cambia al referirse a la reina Letizia.

“Tengo un desacuerdo personal con Letizia. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”, admite.

Esta confesión, una de las más comentadas de la entrevista, deja entrever el distanciamiento histórico entre el emérito y la actual reina consorte, cuya llegada a la familia real marcó un cambio de estilo y tensiones en el entorno monárquico.


La herencia a Leonor y el mensaje a Felipe VI

En un tono más conciliador, Juan Carlos envía un mensaje a su hijo Felipe VI:

“España no es automáticamente un país monárquico. Es responsabilidad del rey moldear la monarquía cada día”.

También dedica unas palabras a la princesa Leonor, heredera al trono:

“Que tenga seguridad en sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea garante del respeto a la Constitución Española”.


“Hubo tres golpes el 23-F”

El capítulo sobre el golpe de Estado del 23-F es uno de los más reveladores. Juan Carlos I asegura que no fue un solo golpe, sino tres:

“El golpe de Tejero, el de Armada y el de los cargos electos cercanos al franquismo”.

“Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quise mucho, y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, explica.

El monarca también recuerda que, durante sus primeros años de reinado, tuvo el poder de refrendar penas de muerte, aunque nunca tuvo que ejercerlo:

“Si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”.


“Nunca fui libre”

En el cierre de su entrevista con Le Figaro, el rey Juan Carlos hace una reflexión que resume su sentir:

“A pesar de mis problemas de movilidad y los intentos de desacreditarme, desde mi nacimiento no he sido dueño de mi destino. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”.

Con esta confesión, el emérito deja claro que, a sus 87 años, se siente prisionero de su propia historia, atrapado entre el peso de su legado y las consecuencias de sus decisiones personales.

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