Síguenos

Rosarosae

«Vitals», así es la serie de HBO que pone rostro a los afectados de la primera ola de covid

Publicado

en

vitals serie covid hbo

Madrid, 5 feb (EFE).- Empezó como un proyecto pequeño entre amigos pero tras la implicación de la productora El Terrat y de HBO España, «Vitals» tomó la forma de una miniserie documental que pone cara y emociones a los afectados de la primera ola de covid-19 y que el próximo domingo se estrenará en la plataforma en toda Europa.

Pacientes y profesionales sanitarios, pero también sus familiares y allegados son los protagonistas de estas historias reales rodadas entre marzo y junio de 2020, en lo más crudo de la pandemia.

A lo largo de tres episodios, el director Félix Colomer narra su día a día dentro y fuera del Hospital Parc Taulí de Sabadell. «Un amigo mío es doctor en ese hospital, que está a dos minutos de mi casa y me propuso ir a grabar lo que estaba pasando», explica a Efe Colomer.

El director agradece el «enorme ejercicio de confianza y transparencia» por parte de los responsables del centro, que no impusieron ningún tipo de censura. Se ve cómo montan una UCI improvisada de un día para otro, la falta de material de protección al principio, la desilusión cuando llegan las primeras remesas, no homologadas.

Pero el foco de «Vitals» se pone en las personas, como Alfredo y Matilde, un matrimonio a punto de celebrar los 50 años de casados cuando se ven en el hospital. A ella le dan el alta pronto y tiene que esperar en casa la vuelta de su marido, cada vez más grave.

Vanessa, con 34 años, es ingresada y dada de alta hasta en tres ocasiones en el hospital del que ella misma es enfermera. Ahora está en el otro lado, con grandes dificultades respiratorias y muy débil, y el consuelo de poder hablar con su pareja y ver a su perro por videollamada.

Fotografía cedida por HBO España de la serie «Vitals». EFE

Sandra y Noemí son auxiliares de enfermería y están acostumbradas a la muerte, pero también necesitan bromear e intercambiar confidencias para poder afrontar su día a día. «Una enfermera tiene una vida aparte, aunque estos días haya sido más enfermera que persona, pero teníamos que conocer a su familia, su casa», señala Colomer.

Casas a las que no es fácil regresar después de esas jornadas tan intensas y donde no siempre se cuenta con la comprensión y el apoyo necesario por parte de los convivientes.

La serie incide también en la complicidad que se crea entre enfermeras y pacientes, hasta el punto de romper la clásica barrera que suele imponerse entre unos y otros.

«La dureza es evidente, pero la pandemia, para quienes la han vivido cerca, ha supuesto también momentos de solidaridad y de esperanza, se han creado lazos, en los dos sentidos, porque a veces eran los enfermos quienes las animaban a ellas», dice Colomer.

El propio director ha sido partícipe de muchas de esas vivencias, sirviendo incluso de enlace con los familiares que no podían entrar a ver a sus seres queridos. «Eran doce horas al día rodando sin parar», recuerda.

Al principio estaba solo él y su cámara pero a los 15 días vio que era imposible abarcarlo todo y se incorporó un segundo operador y más tarde un sonidista.

Algunos de los protagonistas de estas historias son amigos suyos pero otros eran completos desconocidos. «Pensaba que cuando les contara mi propuesta iba a encontrarme, con toda la legitimidad, con más negativas, pero todos me dijeron que sí, en el momento de mayor debilidad y fragilidad de sus vidas, eso es de una generosidad tremenda».

El objetivo inicial del documental era servir de «documento histórico», las cámaras captando directamente lo que sucedía en los hospitales, sin narración ni intermediarios. «Si además sirve para concienciar sobre cómo se vive el covid de cerca e ir más allá de los debates estúpidos, mediáticos y políticos, pues mucho mejor», sostiene Colomer.

«Aunque estemos saturados, esto va por otro lado, no tiene que ver con el bombardeo de cifras y los cambios de opinión de los que mandan, aquí el paciente, desde su cama en el hospital, te mira directamente a los ojos a ti, en tu sofá».

Magdalena Tsanis

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Rosarosae

La historia de la tiara rusa que lució la reina Letizia en la cena de gala en honor al sultán de Omán

Publicado

en

La joya, una de las más emblemáticas del joyero real español, perteneció a la reina María Cristina de Habsburgo y solo ha sido utilizada tres veces por doña Letizia.


✨ Una noche de gala en el Palacio Real

El Palacio Real de Madrid volvió a brillar este martes 4 de noviembre de 2025 con motivo de la visita de Estado del sultán de Omán, Haitham Bin Tarik. Tras la ceremonia de bienvenida, los reyes ofrecieron una cena de gala que reunió a personalidades del mundo político, económico y diplomático.

Para la ocasión, la reina Letizia volvió a deslumbrar con uno de sus estilismos más aplaudidos: un vestido azul cobalto de The 2nd Skin Co. que ya había lucido en 2024, y la majestuosa tiara rusa, una pieza cargada de historia y simbolismo.


💎 La tiara rusa: una joya con pasado imperial

La llamada tiara rusa fue un encargo de María Cristina de Habsburgo-Lorena, madre de Alfonso XIII, inspirada en los tradicionales tocados rusos conocidos como kokoshnik.

Fabricada en platino, perlas y diamantes, la pieza destaca por su elegancia simétrica y su brillo frío, propio de las joyas de corte imperial. Tras la muerte de María Cristina en 1929, la tiara pasó a Alfonso XIII, quien la regaló a su nuera, María de las Mercedes de Borbón, con motivo de su boda con don Juan de Borbón en 1935.

Durante décadas, la condesa de Barcelona permitió que otras mujeres de la familia la lucieran en ocasiones especiales, entre ellas la reina Sofía, su hija Pilar de Borbón y su nieta Simoneta Gómez-Acebo.


👑 De la reina Sofía a la reina Letizia

En el año 2000, tras el fallecimiento de la condesa de Barcelona, sus tres hijos heredaron la joya, pero el rey Juan Carlos I alcanzó un acuerdo con sus hermanas, Pilar y Margarita, para que la tiara rusa pasara al joyero de la reina Sofía.

La reina emérita la lució de nuevo en 2006, durante una visita de Estado a Noruega, y la convirtió en una de sus piezas más reconocibles.

No fue hasta 2018 cuando la reina Letizia la estrenó públicamente durante la cena de gala ofrecida al presidente de China, Xi Jinping. Desde entonces, solo la ha llevado en tres ocasiones, incluyendo la reciente cena en honor al sultán de Omán.


💫 Detalles del estilismo de Letizia

En esta última aparición, Letizia apostó por una melena suelta con ondas marcadas, un peinado poco habitual en ella, pero perfecto para sostener la tiara. Completó su look con los pendientes de chatones que forman parte de las llamadas joyas de pasar de la Familia Real española, pertenecientes originalmente a la reina Victoria Eugenia.

La monarca lució también la condecoración de la Orden de Omán, una pieza con una gran estrella central, entregada por el propio sultán durante la ceremonia.

Por su parte, el sultán Haitham Bin Tarik vistió el collar de la Orden de Isabel la Católica, distinción otorgada por el rey Felipe VI como símbolo de amistad entre ambos países.


🌍 Un encuentro diplomático y simbólico

Esta visita de Estado, la primera en dos años, refuerza los lazos diplomáticos entre España y Omán. Originalmente prevista para mayo, fue pospuesta tras el fallecimiento de un familiar del sultán. Finalmente, Sayyida Ahad bint Abdullah no acompañó a su esposo en esta ocasión.

La agenda de los Reyes continúa cargada de compromisos: el próximo domingo, Felipe VI y Letizia viajarán a China para una nueva visita de Estado en Pekín.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.


Continuar leyendo