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Salud y Bienestar

Los mejores ejercicios del yoga facial y sus resultados inmediatos

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yoga facial

Estos son los 7 ejercicios que debes conocer

Olvídate del bótox y de las cremas para mantener un rostro firme y tonificado. Lo mejor que puedes hacer para conseguir que la piel de tu cara luzca joven, flexible y sin flacidez es practicar yoga facial. Se trata de una disciplina con ejercicios sencillos y resultados rápidos.

ALT: Yoga facial: estos son los 7 ejercicios que debes conocer
Una mujer practicando yoga facial.PEXELS

Como el bótox, pero sin pinchazos.

¿Qué es el yoga facial?

«El yoga facial es una técnica basada en los principios del yoga que lo que hace es mejorar el aspecto del rostro: tonifica, trata arrugas y bolsas… Lo que hace es actuar sobre los músculos de la mímica facial con fines estéticos«, explica en uno de sus vídeos de su canal de YouTube la experta en cosmética y belleza de la piel Eva Rogado

¿Qué beneficios tiene el yoga facial en tu rostro?

Desde la marca de productos para la piel Lullage, destacan que la práctica del yoga facial tiene beneficios tanto para la salud mental, ya que aumenta la autoestima y reduce el estrés, como para la física. En este último caso, los principales son: aporta flexibilidad a la piel de la cara, elimina la flacidez, estimula la circulación de los vasos sanguíneos y fortalece la musculatura del rostro y el cuello.

¿Cuánto tarda en hacer efecto el yoga facial?

Una de las grandes ventajas de este método es que conseguiremos resultados de manera muy rápida sin demasiado esfuerzo. Según Linda Rosaschino, experta en belleza y profesora de yoga, se necesitan apenas 10 días para ir notando los avances. «Hay 70 músculos en la cara, que permiten todas las expresiones faciales: como los de cualquier otra parte del cuerpo, un buen entrenamiento es una ayuda valiosa para mantenerlos tonificados, vitales, desafiando el tiempo y la gravedad«, explica.

¿Cuántas veces al día se puede hacer yoga facial?

«Para conseguir un rostro en forma, con un aspecto joven y radiante, deberíamos dedicar entre 10 y 15 minutos diarios a los ejercicios faciales«, explican desde Lullage. No obstante, debe ser un tiempo inferior al que dedicamos al cuerpo, ya que las fibras musculares son diferentes y se fatigarían mucho. «El descanso también es fundamental«, añaden, por lo que se recomienda practicar yoga facial una vez al día y cuatro sesiones a la semana.

Los ejercicios de yoga facial que deberías practicar

Ahora que ya sabes qué es el yoga facial y todos los beneficios que tiene, es el momento de incorporarlo a tu rutina de belleza diaria. Aquí te proponemos varios ejercicios de lo más sencillos para diferentes partes de la cara que debes conocer y comenzar a practicar. Notarás los resultados.

Adiós a la doble papada con este ejercicio de yoga facial

Presiona el hueso maxilar con el puño desde abajo hacia arriba sin crear arrugas, saca la lengua y mueve los ojos. Hay que mantener durante 10 respiraciones y realizar la misma operación con el otro lado de la cara. Puedes utilizar aceites o cremas.

Una rutina de yoga facial para eliminar las líneas del entrecejo

Sujeta las cejas con tus dedos y frunce el entrecejo para fortalecer el músculo de esta zona de la cara. Debes realizar tres series de 10 repeticiones de este ejercicio.

¿Quieres tonificar los pómulos? Te ayudará esta técnica de yoga facial

Con la boca en forma de O baja, intenta sonreír. Costará, pero esa resistencia hará trabajar al pómulo. Aguanta durante unos 10 segundos y repite el mismo ejercicio cinco veces.

Con este ejercicio de yoga facial reducirás las bolsas de los ojos

Coloca los dedos índices de cada mano arriba de las cejas para fijar y no crear arrugas y los corazones bajo los ojos para aumentar el efecto drenante. Ahora, con los párpados cerrados, sube los ojos hacia arriba. Repite 10 veces el movimiento.

Elimina las líneas nasogenianas con este ejercicio de yoga facial

Para eliminar las líneas nasogenianas, las que van de la nariz a la comisura de la boca, estira el músculo de la zona en profundidad con ayuda de los dedos. Después aplica un aceite facial y estira hacia fuera con un masaje. Repite unas ocho veces.

En tu rutina de ejercicios no debe faltar esta técnica para reducir los párpados caídos

Coloca los dedos en forma de V entre el lagrimal y el extremo del ojo y lleva la mirada hacia arriba y hacia los lados con los párpados cerrados. Mantén cinco segundos en cada movimiento y realiza tres series.

Un ejercicio de yoga facial eficaz contra el bruxismo

Este ejercicio permite reducir el bruxismo, la acción involuntaria de rechinar, crujir o apretar los dientes. Coloca los dedos índice y corazón en el ángulo de la mandíbula y aprieta con este último durante unos 20 segundos. Luego haz la misma operación en el otro lado. Puedes utilizar aceite facial.

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¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
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Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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