Síguenos

PORTADA OFFICIAL PRESS

PERFIL| La caída de Eduardo Zaplana

Publicado

en

VALÈNCIA, 22 May. (EUROPA PRESS) –

El expresidente de la Generalitat Valenciana entre 1995 y 2002 y exministro de Trabajo y Asuntos Sociales con el gobierno de José María Aznar y el hombre que marcó el despegue de los ‘populares’ en la Comunitat, Eduardo Zaplana, ha vuelto este martes a primera línea mediática, que abandonó en 2008 cuando dejó de ser portavoz del PP en el Congreso, a raíz de su detención por blanqueo de capitales, malversación y prevaricación en una investigación coordinada por el Juzgado de instrucción número 8 de València y la Fiscalía Anticorrupción.

Se convierte así en el tercer expresidente de la Generalitat con el PP investigado por delitos relacionados con la corrupción tras José Luis Olivas y Francisco Camps. La excepción es el último, el actual senador Alberto Fabra, que si bien ganó las elecciones de 2015 no pudo gobernar por el pacto del Botànic que dio a PSPV y Compromís la Presidencia.

De usar el coche oficial, Zaplana ha pasado a dejar su residencia en el centro de València detenido en un coche conducido por la Guardia Civil, tras cinco horas de registro en su vivienda, investigado por presuntamente aflorar dinero negro proveniente de contratos irregulares de su etapa al frente de la Comunitat Valenciana.

El ‘expresident’ comenzó a lanzar su carrera en Benidorm (Alicante) cuya alcaldía alcanzó en 1991 gracias al voto de una edil tránsfuga del PSPV, Maruja Sánchez. De ahí, pasó a la presidencia del PPCV y posteriormente a la de la Generalitat en 1995, tras una elecciones en las que obtuvo mayoría simple pero en las que el denominado ‘Pacto del Pollo’ con Unió Valenciana le llevó a presidir el Consell.

En 2002, Aznar le llamó para ocupar la cartera de ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y aunque en repetidas ocasiones él había expresado que no tenía mejor destino que dirigir la Comunitat, se marchó a ocupar el Ministerio y más tarde la portavocía del PP en el Congreso.

Su trayectoria política le permitía decir, en los actos oficiales por el 9 d’Octubre en la Comunitat Valenciana, en 2012, que no había tenido durante su responsabilidad ningún problema judicial. De hecho, recientemente lamentaba, en un acto público en València, que el PP había «renunciado a tener un relato sobre lo que ha aportado a esta tierra desde el año 95» y añadía: «Sin saber bien de dónde se viene, asumiendo los errores que haya que asumir, resaltando los logros obtenidos, es muy complicado explicar bien dónde quieres ir».

TERRA MÍTICA
Sin embargo, pese a no haber tenido ningún problema judicial, sí se vio salpicado por algún caso. Como el de Terra Mítica, que acabó con dos exdirectivos del parque –entre ellos su excuñado– y 20 empresarios condenados por la trama de facturas falsas, una investigación que arrancó de la mano de Fiscalía ya en 2005.

En este caso, Zaplana se vio relacionado porque exdiputados del PSPV habían asegurado que dos de los empresarios implicados les habían dicho que el exministro era uno los comisionistas del parque temático que él mismo impulsó.

Los exparlamentarios grabaron las conversaciones con los empresarios, contra los que se querelló Zaplana, aunque fueron absueltos al retirar la acusación el afectado, que consideró que con la petición de perdón y una retractación de sus manifestaciones el daño había quedado reparado. Asimismo, los empresarios llegaron a decir que los exdiputados socialistas les habían ofrecido contratos si inculpaban en esta causa al expresidente de la Generalitat.

Durante su etapa al frente de la Generalitat se gestó judicialmente también el caso Ivex, en el que se investiga si hubo falsedad documental y malversación de fondos públicos en la forma en la que entonces el Instituto Valenciano de la Exportación pagó al cantante Julio Iglesias para ser la imagen de la Comunitat Valenciana, un contrato que se remonta a 1997 y por el que el intérprete llegó a proclamar que sería la imagen de Valencia hasta que se muriera.

Iglesias reconoció a un juez dominicano que recibió seis millones de euros por ese contrato, cuatro más de lo que oficialmente se había admitido.

CONVERSACIÓN CON GONZÁLEZ
El pasado mes de diciembre Zaplana tuvo que declarar en calidad de testigo en la Audiencia Nacional por los ‘pinchazos’ de una conversación mantenida con el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González sobre una grabación con la que se chantajeó presuntamente al presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy.

En esta conversación, que ambos mantuvieron en el despacho de González antes de ser detenido en el marco de la operación ‘Lezo’, se hacía referencia a una cinta en la que un empresario reconoció supuestamente unos pagos en ‘b’ al PP en 2008. Por estos hechos, el juez de la Audiencia Nacional que investiga la causa también conocida como ‘los papeles de Bárcenas’ citó a Zaplana, quien reconoció que se produjo la conversación y que González le habló de la existencia del vídeo pero se desvinculó de la presunta financiación irregular del PP asegurando que él había abandonado la política en el año 2008.

Sin embargo, precisamente sobre la presunta financiación irregular del PP, su sucesor en el cargo y enfrentado políticamente con él desde su sucesión –la guerra abierta entre campsistas y zaplanistas fue dura durante una larga temporada en el PPCV por el relevo en el partido– le acusó de ser la persona que introdujo la trama Gürtel en Valencia en el año 2002.

«El presidente del partido Eduardo Zaplana me dijo que esta persona (Álvaro Pérez) era la que se iba a encargar de los actos. Era el año 2002″, afirmó Camps como testigo en el juicio de la Gürtel, algo que el exministro no tardó en contestar, horas después con un comunicado: «De ser cierto lo afirmado por el sr. Camps, sería lo único en lo que habría seguido mis directrices», afirmaba Zaplana, en alusión a sus desencuentros.

Las de González no son las únicas conversaciones en las que salió a relucir el nombre de Zaplana. Anteriormente lo hizo en unas anuladas al concejal del PP de Valencia en 1990 Salvador Palop, en el caso Naseiro, pero que fueron anuladas por el Supremo.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

PORTADA OFFICIAL PRESS

Las frases más duras del rey Juan Carlos sobre Letizia en ‘Le Figaro’

Publicado

en

rey Juan Carlos Le Figaro
Rey Juan Carlos

Con aspecto cansado y apoyado en un bastón tras sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, el rey emérito Juan Carlos I abre las puertas de su refugio en Abu Dabi al medio francés Le Figaro y rompe su silencio tras años de exilio, concediendo una entrevista que ya ha levantado polémica dentro y fuera de España.

En la conversación, el monarca reflexiona sobre su reinado, su legado y su situación actual, marcada por la soledad, la distancia de su familia y el peso de los escándalos. “Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, veo que nunca fui libre”, confiesa.


“La democracia no cayó del cielo”

El rey emérito recuerda la Transición española como “uno de los logros más importantes de su vida” y defiende su papel como garante de la democracia.

“La democracia no cayó del cielo”, afirma, insistiendo en que “si pudo llegar a ser rey, fue gracias a Franco”.

Una declaración que sorprendió al periodista francés, quien le advirtió de la polémica que podrían generar sus palabras. Juan Carlos responde con naturalidad:

“¿Por qué mentir, si fue una persona que me hizo rey, y en realidad me hizo rey para crear un régimen más abierto?”.

Estas afirmaciones forman parte de su nuevo libro, Reconciliación, una obra de 500 páginas que se publicará el 5 de noviembre en Francia y en diciembre en España. Según el propio monarca, Felipe VI mostró su preocupación por el tono “sin filtros” del texto.

“Quienes esperen revelaciones trascendentales se sentirán decepcionados”, advierte el emérito, que asegura haber dudado antes de escribir sus memorias:
“Me di cuenta de que los hijos y nietos de mis amigos no tenían idea de quién era Franco ni de la Transición democrática. Creí necesario dar testimonio directo de lo que viví durante treinta y nueve años de servicio a mi país”.


La melancolía del exilio

Sentado entre olivos centenarios en el jardín de su residencia en la isla de Nurai —una propiedad cedida por el jeque Mohammed Ben Zayed, presidente de Emiratos Árabes—, Juan Carlos I se muestra melancólico y nostálgico.

“Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. Hay días de desesperación y de vacío”, admite.

Desde su marcha en agosto de 2020, el rey apenas ha tenido contacto con su familia, salvo con su nieto Froilán, que vive con él en Abu Dabi. Reitera que su autoexilio fue voluntario, para “no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones soberanas”.

Aun así, deja entrever una fractura emocional con Felipe VI:

“Mi hijo me dio la espalda por sentido del deber. Entiendo que, como rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí su insensibilidad”.

El emérito recuerda una conversación con su hijo durante la Navidad de 2020, que define como “encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor”.


Juan Carlos I: errores, decepciones y la “debilidad” de Corinna Larsen

Entre la nostalgia y el arrepentimiento, el monarca asume haber cometido errores.

“Soy consciente de haber decepcionado. Tengo numerosas debilidades”, confiesa, señalando que fue víctima de “errores de juicio nacidos del amor y la amistad”.

Sobre sus relaciones más controvertidas, hace una referencia directa a Corinna Larsen, a quien califica como “un grave error”.

“Fue un grave error haber aceptado el regalo de cien millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí, pero todos los procesos judiciales han sido desestimados y no se me ha imputado nada”.

Reconoce también que fue “cegado por un cierto séquito malévolo” y que confió en empresarios que lo involucraron “en un embrollo financiero que se escapó de sus manos”.


Letizia y Sofía: la otra cara de la monarquía

El rey dedica unas líneas a las dos reinas de su vida. De Sofía, habla con afecto y nostalgia:

“La llamo ‘Sofi’. Lamento que no me acompañe en mi vida en Abu Dabi”.

Sin embargo, su tono cambia al referirse a la reina Letizia.

“Tengo un desacuerdo personal con Letizia. No contribuyó a la cohesión de nuestras relaciones familiares”, admite.

Esta confesión, una de las más comentadas de la entrevista, deja entrever el distanciamiento histórico entre el emérito y la actual reina consorte, cuya llegada a la familia real marcó un cambio de estilo y tensiones en el entorno monárquico.


La herencia a Leonor y el mensaje a Felipe VI

En un tono más conciliador, Juan Carlos envía un mensaje a su hijo Felipe VI:

“España no es automáticamente un país monárquico. Es responsabilidad del rey moldear la monarquía cada día”.

También dedica unas palabras a la princesa Leonor, heredera al trono:

“Que tenga seguridad en sí misma, que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea garante del respeto a la Constitución Española”.


“Hubo tres golpes el 23-F”

El capítulo sobre el golpe de Estado del 23-F es uno de los más reveladores. Juan Carlos I asegura que no fue un solo golpe, sino tres:

“El golpe de Tejero, el de Armada y el de los cargos electos cercanos al franquismo”.

“Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quise mucho, y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, explica.

El monarca también recuerda que, durante sus primeros años de reinado, tuvo el poder de refrendar penas de muerte, aunque nunca tuvo que ejercerlo:

“Si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado”.


“Nunca fui libre”

En el cierre de su entrevista con Le Figaro, el rey Juan Carlos hace una reflexión que resume su sentir:

“A pesar de mis problemas de movilidad y los intentos de desacreditarme, desde mi nacimiento no he sido dueño de mi destino. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”.

Con esta confesión, el emérito deja claro que, a sus 87 años, se siente prisionero de su propia historia, atrapado entre el peso de su legado y las consecuencias de sus decisiones personales.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram y también puedes suscribirte a nuestro canal de WhatsApp.


Continuar leyendo