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’22 de mayo … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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………..en 1895, hace hoy por tanto ciento veintidós años de ello, fallecía en Berlín, a los cuarenta y tres años (a diez días de haber cumplido los cuarenta y cuatro), Isaac Peral y Caballero, el inventor del primer submarino torpedero, propulsado por un motor eléctrico, víctima de un basalioma (cáncer de piel), del que ya fuera operado en Madrid, cuatro años antes, en 1891, por el doctor Rubio y Galí, y que tras aquella primera intervención, había sido derivado al especialista, el doctor Bergman de Berlín, el mismo cirujano que había tratado al ministro de Gracia Y Justicia, don Francisco Romero Robledo.

Isaac Peral había nacido en Cartagena un domingo 1 de junio de 1851, el mismo año en el que a principios de iniciarse este, el día 9 de enero lo había hecho, en Jerez de la Frontera, don Luis Coloma Beltrán, periodista y escritor jesuita, que siguiendo el encargo recibido por la entonces regente Mª Cristina de Habsburgo, escribió un breve cuento para su hijo de seis años, el rey Alfonso XIII, para paliar aquel “pequeño trauma” que le había supuesto la caída de su primer diente, creando así el popular personaje del ratoncito Pérez, que visitaba, en dicho cuento, al monarca Buby I (nombre cariñoso con el que doña María Cristina llamaba al pequeño monarca).

Nacido en el seno de una familia con fuerte arraigo marinero y presencia en la Real Armada, donde formaba parte su padre Juan Manuel, y se acabarían enrolando sus hermanos Pedro y Manuel, Isaac se alistó cuando contaba apenas con catorce años de edad, aunque si bien hay que decir a este respecto, que a solicitud de su madre, le había sido conferida, por la misma reina de aquel entonces, Isabel II (hasta 1868), a la pronta edad de ocho años, el título de “aspirante de Marina”, con el compromiso de ingresar en la escuela naval al cumplir la edad requerida, hecho este que se produjo mediante la superación del obligatorio examen de acceso, del Colegio Naval de San Fernando, realizado el sábado día 1 de julio de 1865, donde acabaría destacando a los pocos meses y en donde llegaría a ser nombrado, en tan sólo un año de estudios, aspirante a oficial, demostrando rápidamente un gran interés por los temas relacionados con la inmersión náutica.

Casi veinte años más tarde, después de haber surcado los mares a bordo de todos los navíos y embarcaciones disponibles, de vela, de vapor, de madera, y de todo tipo como cañoneros y corbetas y haber obtenido ascensos, condecoraciones y méritos, se dedica al diseño teórico de un submarino de inmersión propulsado con motor eléctrico como arma de defensa, que tendrá listo para 1888.

Con una eslora de veintidós metros, que es la distancia existente entre la proa (parte delantera de la nave) y la popa (su parte trasera), y con un puntal (altura) de casi tres metros, el buque incorporaba dos motores eléctricos de treinta caballos cada uno y un tubo lanzatorpedos, con almacenaje para tres proyectiles, además de un innovador periscopio o anteojo marinero y un complejo pero eficiente sistema por el que la nave podía realizar la inmersión y mantener la profundidad deseada automáticamente, el denominado “aparato de profundidades”, elemento trascendental en el diseño y funcionamiento de la nave submarina, que junto a un novedoso sistema purificador del aire a través de una bomba de aire comprimido que funcionaba eléctricamente, configuraron un arma de defensa tan completa y eficaz, que serviría de patrón, a partir de entonces, de todos los submarinos existentes hasta la segunda guerra mundial.

El día 8 de septiembre de 1888, en el arsenal de la Carraca de San Fernando, en Cádiz, (primer establecimiento militar de este tipo creado en tiempos de Felipe V) se realizó la primera botadura del llamado desde entonces “submarino Peral”, siendo sometido a todo tipo de probaturas. A la inicial de “flotación” las requeridas posteriores de “cabotaje y desplazamiento en superficie” (comprobándose la correcta estabilidad y conducción de la nave).

No sería hasta julio del año siguiente, ya del año 1889, cuando el submarino Peral saliera del dique y navegase sin complicación alguna por la bahía y en agosto de ese mismo año se realizasen los primeros ensayos de disparo de un torpedo con éxito.

En un proceso lleno de dificultades y formalidades habría que esperar hasta junio de 1890 (casi dos años después) para realizar las primeras pruebas de inmersión, primero hasta la torreta, con esos casi tres metros de altura y más tarde hasta los ocho y de ahí, proceder a navegar una hora bajo el agua.

Fue tal el desgaste que sufrió el inventor, con tantos impedimentos, trabas y esperas, añadidos todos estos junto a una campaña de desprestigio personal e infundadas calumnias, en el que resultaría además rechazado el proyecto por las autoridades del momento, y muy particularmente por la oposición que mostró desde su inicio, el por aquel entonces presidente del gobierno, Dámaso Berenguer y Fusté (a pesar de resultar avalado el experimento por una comisión técnica que daría su visto bueno), que el mismo Isaac Peral llegó a solicitar la baja del cuerpo de la marina, que le sería concedida, licenciándose con fecha de 11 de noviembre de 1890, y con esta, el olvido de tan fantástico invento.

En 1911, sus restos fueron trasladados con honores al cementerio de nuestra señora de los Remedios de su ciudad natal, donde reposan desde entonces, y en 1928 el mismo submarino fue llevado desde la Carraca de San Fernando, para ubicarlo en el paseo de Alfonso XII de Cartagena y recientemente ser definitivamente reubicado en el museo naval como símbolo de la ciudad de Cartagena y descansar definitivamente protegido bajo techo, de las inclemencias propias del tiempo.

En el enlace siguiente podemos observar el interior de este submarino, https://youtu.be/RxdAR_3izL4 .

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¿La píldora engorda y retiene líquidos?, por la Dra. Esther de la Viuda

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Dra. Esther de la Viuda

¿La píldora engorda? Llevamos asistiendo desde hace muchos años a una estética que identifica la belleza con la delgadez, lo que provoca importantes esfuerzos dietéticos y de otro tipo para acercarse a ese ideal y el rechazo a todo lo que pueda suponer un incremento de peso.

Los profesionales sanitarios que trabajamos en el campo de la anticoncepción estamos acostumbrados a escuchar, cuando se propone el uso de un método anticonceptivo hormonal, la afirmación de que la píldora engorda, lo que conlleva a la inmediata resistencia a utilizarla.

Esta percepción no depende de la edad de la mujer y lo plantean desde las adolescentes hasta las mujeres de edad madura, ya que no cabe duda de que las mujeres desean ser atractivas a cualquier edad y, es una lástima, que esta leyenda urbana condicione el que un porcentaje de esta población se pueda encontrar en una situación de riesgo de embarazo no deseado además de no beneficiarse de los efectos adicionales de los anticonceptivos, de los que hablaremos en otra ocasión

¿La píldora engorda?

En este sentido podemos certificar con la certeza que da la evidencia científica que los anticonceptivos hormonales no producen aumento de peso, con una única  excepción que es el acetato de medroxiprogesterona depot que se trata de un método anticonceptivo poco utilizado que consiste en una inyección trimestral con la que, efectivamente, se ha observado un aumento de peso de aproximadamente dos kilos.

¿La píldora retiene líquidos?

En relación con el otro aspecto, el de la retención de líquidos, también podemos afirmar su inconsistencia. Si bien es cierto que, durante los tres primeros meses de uso de un anticonceptivo hormonal combinado (píldora, anillo o parche) se puede tener la sensación de una cierta retención de líquidos, estos síntomas considerados como menores desaparecen pasado este tiempo.

Hay que recordar que los anticonceptivos actuales tiene una dosis baja de estrógenos que se combinan con gestágenos muy seguros y que pueden proporcionar algunos efectos beneficiosos y, en este sentido, se encuentra la drospirenona que tiene una acción positiva para evitar la retención de líquidos.

Si seguimos desmontando mitos podemos afirmar que:

La píldora NO engorda. Ni el anillo, ni el parche, ni el DIU hormonal, ni el implante, ni la píldora de solo gestágenos

Los anticonceptivos hormonales NO provocan retención de líquidos

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