Síguenos

Valencia

Adiós al «agujero de la vergüenza” de Orriols

Publicado

en

Adiós al "agujero de la vergüenza” de Orriols

Las obras de reurbanización del PAI de Agustín Lara que eliminarán uno de los tapones urbanísticos del barrio de Orriols conocido como el “agujero de la vergüenza” han comenzado esta semana.

La urbanización, a cargo de Metrovacesa como Agrupación de Interés Urbanístico, supone la apertura de la calle Agustín Lara hasta la avenida Constitución, conectando también la calle Baeza para crear un nuevo tramo de calle, una zona verde de más de 850 metros cuadrados y dos parcelas de uso residencial que albergarán dos bloques de viviendas.

Mejor circulación y movilidad 

La vicealcaldesa y concejala de Desarrollo y Renovación Urbana, Sandra Gómez, ha visitado esta mañana las obras y ha explicado que “suponen una mejora de las condiciones de seguridad para dar salida a estas dos calles, mejorando la circulación y movilidad de este ámbito.

Los vecinos y vecinas de la calle Agustín Lara y la calle Baeza no tendrán que dar el rodeo actual de casi 400 metros para llegar al centro de salud y contarán con una nueva zona verde que mejorará la calidad ambiental de la zona”.

Día histórico para el barrio de Orriols

“Hoy es un día histórico para el barrio de Orriols, pero también para la ciudad de València ya que vamos a desatascar uno de los históricos tapones urbanísticos que ha sufrido y ha lastrado el barrio de Orriols y la ciudad de València que es el famoso agujero de la vergüenza porque generaba un espacio de degradación de inaccesibilidad de inseguridad para todos sus vecinos y vecinas”, ha manifestado Gómez.

La vicealcaldesa ha explicado que se ha podido solucionar este tapón urbanístico desatascando el PAI de Agustín Lara, “donde, tras mucho esfuerzo y trabajo durante estos últimos años hemos conseguido llegar a un acuerdo entre todos los propietarios de la Agrupación de Interés Urbanístico que nos posibilita desarrollar todas las obras de mejora del entorno en los próximos seis meses y que tienen un coste aproximado de un millón de euros en concepto de cargas urbanísticas”.

Proyecto de más de 5.500 metros cuadrados

 El proyecto abarca una superficie total de más de 5.500 metros cuadrados en un espacio en el que hasta ahora había distintas construcciones abandonadas y deterioradas.

En total afecta a doce parcelas con construcciones fuera de ordenación que a día de hoy suponen un tapón urbanístico y que generan estrechamientos en las aceras de la avenida Constitución y en la calle Baeza.

Además, una de estas propiedades impide desde hace décadas comunicar la calle Agustín Lara con la calle Baeza.

La apertura de la calle Agustín Lara permitirá dotar al barrio de una zona verde de más de 850 metros cuadrados y dos parcelas de uso residencial de 1000 y 1700 metros cuadrados respectivamente.

En estas dos parcelas edificables se levantarán dos bloques de viviendas de siete alturas, completando así las manzanas ya existentes.

Estos edificios podrán albergar unas 120 nuevas viviendas.

Adiós al "agujero de la vergüenza” de Orriols

Tapón urbanístico

En la avenida Constitución, se recupera la alineación del resto de la avenida, ampliando así la acera, en la que podrá plantarse arbolado y colocar mobiliario urbano.

Por otro lado, en la calle Baeza, al eliminar la parte trasera de estos edificios, se regulariza la alineación de la calle, se construye una nueva acera, y se ganan nuevos espacios de aparcamiento.

Las obras, que eliminarán este tapón urbanístico y un espacio degradado, cuentan con un presupuesto de aproximadamente 900.000 euros y se estima que duren unos seis meses.

“Con estas obras cumplimos una reivindicación histórica de los vecinos y vecinas del barrio y facilitamos la conexión de Orriols con Torrefiel y con el centro de salud.

Además, el barrio contará con una nueva zona verde que mejorará la calidad ambiental de la zona, se crean nuevas plazas de aparcamiento y en el futuro esta apertura conectará la nueva supermanzana de Orriols con el barrio de Torrefiel” ha concluído Gómez.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

Publicado

en

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

Continuar leyendo