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Cultura

La autenticidad del Santo Cáliz de Valencia

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Imagen de archivo de una reproducción del Santo Cáliz que alberga la Catedral de Valencia. EFE/ Juan Carlos Cardenas

València, 29 mar (OP-EFE).- Dos investigaciones del profesor de la Universitat Politécnica de València (UPV) Manuel Zarzo, publicadas recientemente, aportan indicios inéditos sobre la autenticidad del Santo Cáliz de la Última Cena, custodiado en la Catedral de Valencia desde 1437.

La autenticidad del Santo Cáliz de Valencia

Zarzo explica que la investigación se ha de hacer desde tres puntos de vista, uno de ellos la datación de la copa, que «es esencial, pues es condición necesaria para ser auténtica el haber sido tallada antes de la Última Cena», ha informado la UPV.

«Por otra parte, hay que seguir investigando en la trazabilidad de la copa desde Jerusalén hasta Huesca, pues los indicios de su presencia en la Península Ibérica son muy escasos antes del siglo XII. Y por último, hay que plantearse qué probabilidad hay de que sea una falsa reliquia», añade.

Una datación precisa

La primera cuestión la aborda con detalle en una de sus recientes investigaciones, publicada en la revista Heritage, en la que concluye que el patrón de diseño de la copa de ágata, la moldura del borde y de la base concuerdan con las copas de época helenístico-Romana.

Sin embargo, el profesor Zarzo opina que la clave para una datación más precisa está en la tecnología del vidrio, cuya elaboración por soplado data del siglo I antes de Cristo.

«Anteriormente, los recipientes de vidrio se fabricaban con moldes, siendo caros y poco transparentes. La disponibilidad de vasos más transparentes fue una revolución, pues permitían apreciar la calidad de los vinos, de modo que su comercio se extendió rápidamente por todo el Mediterráneo», relata.

Según afirma, «dicho desarrollo entró en competencia con los vasos tallados en piedra preciosa, muy valorados por las clases aristocráticas, lo que obligó a los artesanos a reducir el espesor de estos vasos para aumentar su transparencia. Pero, en el caso del Santo Cáliz, el espesor del ágata hace pensar en una manufactura anterior al boom del vidrio por soplado, anterior a la Última Cena».

Ana Mafé, Doctora Historia del Arte: «La única copa en el mundo que resiste análisis científico, el Santo Cáliz de València»

Trazabilidad desde Jerusalén hasta Huesca

Respecto a la trazabilidad de la copa desde Jerusalén a Huesca, durante 800 años «suscita muchos interrogantes, ya que hay muy pocos vestigios de la presencia del Santo Cáliz en la provincia de Huesca con anterioridad al siglo XII», motivo por el que mucha gente considera que «no puede demostrarse que la reliquia venerada en València sea el auténtico Cáliz de la Última Cena».

Zarzo ha revisado algunos de estos indicios, como los propietarios de la copa, supuestamente la familia de san Marcos Evangelista.

«Si Marcos acompañó a San Pedro a Roma y tuvo una estrecha vinculación con él, esto hace verosímil que la copa de la Última Cena viajara hasta Roma, como afirma la tradición», apunta en otra de sus anteriores publicaciones.

La hipótesis de una falsa reliquia

«Si en época medieval, antes del siglo XII, un orfebre hubiese manufacturado un preciado Cáliz a partir de una copa de ágata con la pretensión de que fuese considerado como el auténtico Cáliz de la Última Cena, ¿por qué habría elegido una copa tallada en piedra preciosa?», se pregunta.

A su juicio, «lo razonable habría sido un cáliz de oro o quizás de plata, pues los vasos sagrados de uso litúrgico han sido elaborados con metales nobles desde el siglo tercero».

«Es muy improbable que se hubiera elegido una copa de este material, pues no existen yacimientos de ágata en la Península Ibérica, y esta copa (o bien el ágata en bruto para ser tallado) tendría que haberse traído de muy lejos». De hecho, se especula que la piedra original del Santo Cáliz podría proceder de la India».

Otras claves relevantes

Por otra parte, aporta otras claves relevantes en un reciente estudio publicado en la revista Religions como que «las excavaciones arqueológicas en las décadas de 1970 y 1980, en Jerusalén y alrededores, han descubierto una gran cantidad de recipientes tallados en piedra caliza de época romana».

Estos hallazgos han puesto de manifiesto que, en época de Jesucristo, era habitual el uso de recipientes tallados en piedra para usos rituales de ámbito doméstico, probablemente porque se consideraban inmunes a la impureza ritual, lo que supone que «no necesitaban ser purificados previamente a su utilización».

Esta cuestión no ha recibido demasiada atención hasta la fecha en los estudios sobre el Santo Cáliz pero, según Zarzo, «desde un punto de vista teológico es muy simbólico que Jesús hubiese utilizado un cáliz preciado no susceptible de impureza para instituir la Eucaristía».

«Este conocimiento es relativamente reciente, pero era totalmente desconocido en época medieval, lo cual refuerza la autenticidad del Santo Cáliz de Valencia», concluye.

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Cultura

Muere a los 55 años Esther Uria, actriz de ‘Hospital Central’ y ‘Cuéntame cómo pasó’ 

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Esther Uria
Esther Uria, en una imagen del sindicato vasco de actores. (Euskal Aktoreen Batasuna)

El mundo de la interpretación y la cultura vasca llora la pérdida de Esther Uria, actriz y pedagoga donostiarra conocida por sus papeles en series de televisión tan emblemáticas como Hospital Central, Cuéntame cómo pasó, Doctor Mateo o El comisario.
La intérprete falleció el pasado jueves 23 de octubre a los 55 años, en el Hospital Donostia, tras sufrir una breve enfermedad que sorprendió a familiares, compañeros de profesión y antiguos alumnos.

Su muerte ha provocado un hondo pesar en el sector audiovisual y educativo, donde era muy querida por su doble faceta como actriz y docente.


Una artista con alma de educadora

Nacida en San Sebastián, Esther Uria se formó en Arte Dramático y dedicó buena parte de su vida a unir dos de sus grandes pasiones: el teatro y la educación.
En el escenario, destacó por su talento natural, su versatilidad y su compromiso con los textos clásicos y contemporáneos. Participó en obras como La cacatúa verde y La importancia de llamarse Ernesto, donde demostró una sólida técnica interpretativa.

Su rostro también se hizo familiar en la pequeña pantalla, con participaciones en algunas de las series más populares de la televisión española.
Entre ellas, Cuéntame cómo pasó, El comisario, Doctor Mateo y Hospital Central, donde interpretó a personajes secundarios cargados de humanidad y cercanía.


Una nueva etapa dedicada a la investigación y la enseñanza

En 2008, en el punto álgido de su carrera artística, decidió dar un giro radical y retomar sus estudios universitarios. Su inquietud intelectual la llevó a obtener el Premio Extraordinario en Educación Especial y la Licenciatura en Psicopedagogía con Premio Fin de Carrera.
Posteriormente, cursó un Máster de Formación del Profesorado en Secundaria (2012) y una beca internacional en la Universidad de Victoria (Canadá) para desarrollar una tesis sobre el teatro como herramienta pedagógica para fomentar la convivencia en las aulas.

Esa investigación culminó en 2018 con su doctorado en la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), bajo el título:
Diseño, desarrollo y evaluación de un programa basado en las técnicas del sistema teatral para el fomento de la convivencia positiva en el alumnado de secundaria del País Vasco.

Con este trabajo, Esther Uria consolidó una línea de investigación pionera sobre el poder del teatro como motor educativo y emocional.


Teatro, pedagogía y vida: su legado

Pese a su dedicación a la docencia, Esther Uria nunca abandonó del todo los escenarios. En 2013, junto a su pareja y colaborador artístico Edu Errondosoro, estrenó la obra Cada día es solo una vez al día, un montaje íntimo y reflexivo sobre la importancia de la risa, el amor y el presente.

En una entrevista concedida a El Diario Vasco, Uria resumía su filosofía vital con una frase que hoy resuena con fuerza:

“No nos lamentamos del pasado, tenemos el presente y una forma muy positiva de vivirlo es empezar a hacerlo con humor reflexivo. Vivamos el presente con humor y amor.”

Esta obra representaba fielmente su manera de entender la existencia: optimismo, resiliencia y humanidad. A través de su trabajo, defendía que el teatro no solo debía emocionar, sino también educar y sanar.


Una figura querida en Donostia y en el ámbito cultural vasco

En el País Vasco, su figura trascendía el ámbito artístico. Esther Uria fue reconocida por su compromiso con la cultura local, la enseñanza inclusiva y la promoción del arte como herramienta de convivencia.
Sus compañeros de la Universidad del País Vasco la definen como “una mujer brillante, entusiasta y profundamente humana”.

También numerosos intérpretes que coincidieron con ella en platós y escenarios han expresado su tristeza en redes sociales, recordando su sonrisa constante, su humildad y su forma de hacer del teatro un espacio de encuentro.


El adiós a una vida dedicada al arte y la educación

La muerte de Esther Uria deja un vacío en el panorama cultural español, pero también un legado de inspiración para nuevas generaciones de actores, docentes y creadores.
Su vida fue una lección sobre cómo reinventarse sin perder la esencia, y cómo el arte puede convertirse en una herramienta de transformación personal y social.

El funeral se celebrará en Donostia-San Sebastián en la más estricta intimidad familiar, aunque sus allegados no descartan organizar más adelante un acto público de homenaje para celebrar su vida y su obra.

A los 55 años, Esther Uria se despide dejando tras de sí una huella imborrable: la de una mujer que hizo del teatro una forma de entender el mundo y del humor una forma de resistirlo.

Las tragedias de los protagonistas de la serie Hospital Central

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