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Salud y Bienestar

¿Quiere conocer la probabilidad de coincidir con un positivo estas fiestas? Esta es la calculadora

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Dos personas brindan en una cena de Navidad, con la imagen presente de unos familiares con los que no se han podido reunir. EFE/ Domenech Castelló/Archivo

València, 21 dic (EFE).- Conocer la probabilidad de coincidir directa o indirectamente con una persona que vaya a dar positivo en covid-19 en los próximos 14 días tras asistir a varios encuentros sociales es posible gracias a un sencillo modelo matemático.

Desarrollado por Samuel Morillas, catedrático de Matemática Aplicada de la Universitat Politècnica de València (UPV), en colaboración con el profesor del IES Al-Andalus de Almuñécar (Granada) Antonio Fernández-Baillo, el modelo pone números a los riesgos que conlleva asistir a varios eventos.

«La idea es poner en números lo que todos sabemos, que hay que evitar las reuniones sociales y estar mucho rato con gente sin mascarilla», indica a EFE Morillas, que añade que a medida que aumenta el número de actos y la cifra de asistentes «se incrementa el riesgo de haber estado en contacto con una persona que vaya a ser positivo en covid».

Para acceder a la calculadora y conocer la probabilidad de coincidir con un positivo puede pinchar aquí

Siguiendo el modelo matemático desarrollado, una persona puede conocer el riesgo que está asumiendo cuando planifica su asistencia a una serie de encuentros sociales, un máximo de ocho.

«Las personas deben ser consciente de los riesgos que asumen al asistir a encuentros sociales en reuniones sociales y donde no se lleva la mascarilla ni hay distancia de seguridad», indica el matemático.

Pone como ejemplo que una persona que acude a tres eventos sociales distintos, en los que ha estado con 8, 9 y 10 personas, respectivamente, la probabilidad de que haya tenido contacto con algún positivo en covid-19 es del 15 por ciento.

«Después de tres cenas, casi con toda probabilidad el 99 por ciento ha coincidido con alguien que lo ha hecho, a su vez, con una persona que será positivo en covid y éste último también lo ha hecho, en cadena», indica.

En el caso de acudir a una única reunión en la que hay treinta personas, la probabilidad sube hasta el 17 por ciento.

Según Morillas, «la probabilidad base para calcular todo esto es la incidencia acumulada de covid-19 que nosotros predecimos que va a haber en los próximos 14 días en el contexto que sea».

«Este modelo pretende ilustrar numéricamente cómo aumentan las posibilidades de coincidir directa o indirectamente con una persona que sea positivo en covid-19″, indica.

El catedrático añade que está pensado para concienciar acerca de la necesidad de limitar en cantidad de eventos y de asistentes las actividades sociales en las que participaremos en los próximos días.

Aunque el modelo se puede utilizar para cualquier tipo de eventos, está pensado para aquellos celebrados en sitios cerrados y durante los cuales los asistentes no lleven puesta la mascarilla durante un periodo prolongado de tiempo, casos en los que el riesgo de contagio por covid es alto.

Sus creadores indican que en ningún caso el modelo pretende predecir probabilidades de contagio, sino simplemente reflejar cómo aumentan las posibilidades del mismo a medida que aumentan el número de eventos y/o los asistentes a los mismos.

Además, el modelo hace una previsión de la incidencia futura de positivos por covid-19 y para ello el factor que utiliza es la incidencia en los 14 días previos, de forma que asume que el ratio de crecimiento se mantiene constante, aunque en la práctica depende de numerosos factores.

Se calcula la posibilidad de que exista un contacto indirecto con un futuro positivo en covid, es decir, que se coincida con alguien que a su vez ha coincidido directamente o indirectamente con un futuro positivo.

«Con el término indirectamente -indica- se hace referencia a esa potencial cadena de coincidencias que podría ser una cadena de contagios«.

Aunque para calcular esto de forma precisa se debería saber los eventos previos a los que asiste cada una de las personas, lo que implica una cantidad de datos difícil de manejar, se supone que todos los asistentes van al mismo número de eventos y con el mismo número de asistentes.

Hay que tener en cuenta que estas probabilidades de contacto «no reflejan en absoluto probabilidades de contagio, pues esto depende de muchos más factores que no son considerados en este modelo».

Estos resultados solo pretenden ilustrar cómo aumentan las posibilidades de contagio a medida que aumentan el número de eventos y/o de asistentes a los mismos.

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¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
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Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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