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Salud y Bienestar

Cómo identificar un ataque de pánico

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Cómo identificar un ataque de pánico
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La OMS apunta que un 30% de la población global padece o ha experimentado una crisis. Pero cómo identificar un ataque de pánico. Gran parte de la población alrededor del mundo ha sufrido de estas sensaciones y un alto porcentaje ha tenido al menos un episodio en el transcurso de su vida. Se estima que al menos 264 millones de personas se ven afectadas, lo que corresponde a un 3,5% de la sociedad. Esto representa un 15% más que hace diez años.

 En una era donde prima la instantaneidad y las tecnologías, el avance de las crisis de pánico ha sido silencioso pero abultado, afectando a millones de personas en diferentes países. La edad no es un factor importante, se experimentan en cualquier rango pero son más frecuentes en los jóvenes y adultos, incluso en aquellos niños que están más próximos a la adolescencia, donde muchas veces son confundidos con ansiedad.

Cómo identificar un ataque de pánico

Según la Fundación Crisis de Pánico, estos episodios poseen algunas características bien definidas: existe el miedo a perder el control, gran sudoración, sequedad en la boca y en algunos casos, aceleración cardíaca y falta de oxígeno. Son causantes de gran cantidad de estrés y malos ratos y pueden hacer que la persona se aísle de su círculo cercano al no compartir la experiencia por vergüenza u otros factores. Estos no suelen durar mucho tiempo, alcanzan su clímax entre los 10 y 20 minutos, pero si estos persisten pueden ser confundidos fácilmente con un ataque cardíaco.

Las malas costumbres alivian, pero castigan

El consumo de alcohol y cigarrillos permiten la disminución y distracción del sujeto de una manera temporal, pero cuando los efectos de estas drogas desaparecen, los síntomas vuelven con más fuerza.

El consumo excesivo de comida, o al contrario, la disminución de esta puede terminar agravando el problema, debido a la poca resistencia que el individuo muestra ante el trastorno, que lo pueda atacar con mayor frecuencia.

Las crisis de pánico son causantes de insomnio. La preocupación excesiva por volver a caer en una afecta nuestro sueño y la falta de este se convierte en combustible para la reaparición de una nueva crisis.

La automedicación

La automedicación de una persona que sufre crisis de pánico también es un error grave. El conocimiento de algunos remedios o la recomendación de amigos puede hacer que la persona se vea afectada de mayor manera, haciendo que el evento adquiera un tono riesgoso y el aumento de la crisis. De hecho, tal como advierte este artículo sobre fármacos para el trastorno de pánico de la Fundación Crisis de Pánico, las benzodiazepinas, a menudo utilizadas para hacer frente a los ataques, tienen un alto poder adictivo.

Según Diego Becerra, psicólogo especialista en trastornos de pánico: ‘Es muy importante estar informado acerca de las distintas alternativas de tratamiento, ya que muchas veces no se hace todas las preguntas al psicólogo o psiquiatra tratante, ignorándose los efectos adversos de algunos medicamentos o técnicas’. En este sentido, continúa Becerra, ‘se recomienda estar atento si el tratamiento resulta adecuado, notar los efectos adversos post-consumo del fármaco y su intensidad y ante cualquier duda acudir nuevamente al profesional, ya que es su derecho estar informado’.

Ignorar la crisis no es una opción

Hacer como si el problema no existiese no es una opción válida.

A pesar de que estos trastornos no son la puerta a enfermedades más graves, se le debe tomar la atención necesaria y ser tratadas con los especialistas correspondientes. En la mayoría de los casos, las crisis de pánico se ven acompañadas por una condición llamada Agorafobia, que es el miedo existente a descomponerse en un lugar público donde resulte difícil obtener ayuda o controlarse en el hipotético caso de caer en una crisis.

Es más común de lo que se cree

Según las cifras oficiales de la OMS, las crisis de pánico afectan apenas al 1% de la población total. A pesar de que este porcentaje es bajo, esta afecta a una gran cantidad de personas, sin distinguir continentes, color de piel, edad ni sexo.

Algunos famosos como los actores Johnny Depp y Scarlett Johansson, el médico Sigmund Freud (el caso más celebre y que ayudó en la investigación de esta cualidad) y la modelo Julieta Prandi han declarado abiertamente (y en más de una ocasión) haber sufrido de una gran cantidad de crisis de pánico en muchos escenarios, tales como películas, importantes pasarelas e incluso durante la alfombra roja o conferencias de prensa donde está muy presente el ansia de hablar, actuar o salir de una vez.

Pese a que las crisis tienden a inundar de temor, miedo y malos pensamientos a aquellas personas que la sufren, hay que tratar de respirar y mantener la calma para mantenerse sereno y entender que es un acto casual que le puede suceder a cualquiera, tal y como un resfriado.

Con la ayuda adecuada y siguiendo los consejos de un especialista, la crisis de pánico no tardará en desaparecer y convertirse sólo en un mal recuerdo para la persona que la experimentó.

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Los peligros de las cafeteras de monodosis: ¿pueden afectar a tu salud?

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Las cafeteras de monodosis, también conocidas como máquinas de cápsulas, se han convertido en un electrodoméstico muy popular por su comodidad y rapidez. Sin embargo, cada vez más expertos alertan de que su uso continuado podría tener efectos negativos para la salud y el medioambiente, sobre todo por los materiales de las cápsulas y el impacto de los residuos.

1. Cápsulas de aluminio y posibles riesgos

Muchas monodosis están fabricadas en aluminio, un material que, en contacto con altas temperaturas, puede liberar pequeñas partículas. Aunque los fabricantes aseguran que cumplen con la normativa alimentaria, diversos estudios científicos sugieren que una exposición excesiva al aluminio podría relacionarse con trastornos neurológicos o problemas de salud a largo plazo.

2. Plásticos y liberación de microplásticos

Además del aluminio, existen cápsulas elaboradas en plásticos. El calor del agua al pasar por la cápsula podría provocar la migración de microplásticos o sustancias químicas como el BPA (bisfenol A), que se ha vinculado a alteraciones hormonales y otros problemas de salud.

3. Residuos y medioambiente

Uno de los principales peligros de las cafeteras de monodosis no solo afecta a la salud, sino también al planeta. Cada año se generan miles de millones de cápsulas desechadas, muchas de ellas sin reciclar, lo que contribuye a la contaminación ambiental.

4. ¿Es seguro consumir café de cápsulas?

La mayoría de organismos de salud indican que el consumo ocasional no supone un riesgo grave. El problema aparece con el uso diario y prolongado, ya que aumenta la exposición a aluminio, plásticos o compuestos químicos.

5. Alternativas más seguras

  • Usar cafeteras italianas o de émbolo (prensa francesa).

  • Optar por cápsulas biodegradables o compostables.

  • Escoger marcas certificadas que garanticen cápsulas libres de BPA y con sistemas de reciclaje efectivos.

Las cafeteras de monodosis ofrecen comodidad, pero es importante conocer sus riesgos potenciales para la salud y su gran impacto medioambiental. Reducir su uso, elegir cápsulas más sostenibles y apostar por métodos de preparación tradicionales puede ser la mejor forma de disfrutar del café sin comprometer nuestro bienestar ni el del planeta.


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