Otros Temas
Cómo responder a los ‘por qué’ de los niños
Publicado
hace 10 mesesen

¿Por qué llueve? Porque hay muchas nubes en el cielo cargadas de agua. ¿Y por qué? Puessss, porque el agua se va condensando y acumulando en ellas y como pesa mucho cae en forma de gotas. ¿Y por qué? Porque… Espera, hijo, que miro en Google.
¿Reconocéis esta escena? Si os habéis sentido identificados es que estáis inmersos en esa maravillosa fase de «la vida pequeña«, ese momentazo entretenidísimo que es la Etapa del «Por qué».
¿Cuántas preguntas puede hacer mi retoño por minuto? ¿Hay manera de salir del bucle preguntón? ¿Es normal que pregunte tanto? ¿Qué le contesto cuando pregunte por…? Sí, lo más irónico de la etapa del «Por qué» es que genera muchas preguntas en los padres. Pero calma, que hay respuesta (para casi todo).
Nos encontramos ante una etapa absolutamente normal
Paul L. Harris, psicólogo especializado en desarrollo infantil, realizó una investigación de la que extrajo que los niños entre los 2 y los 5 años pueden llegar a hacer en total unas 40.000 preguntas. (Los resultados de este estudio aparecen en el libro del propio Harris, Trusting What You’re Told: How Children Learn from Others). ¿Qué te parece?
Preguntar forma parte del proceso evolutivo natural de nuestros hijos, y su función es la de seguir con su (alucinante) desarrollo cognitivo. Cuando son más pequeños descubren y exploran el mundo a través del tacto, la vista, el oído y hasta del gusto (ya sabemos lo tendentes que son a llevarse cosas a la boca). A partir de los 3 añitos, (aproximadamente, ya sabéis que en estas cosas del desarrollo nos movemos en franjas de edad) se abrirá la veda del «Por qué», «Cómo», «Cuándo»… Vamos, que se convierten en mini-periodistas de la vida (aunque a veces parezcan más bien fiscales generales sometiéndonos a un interrogatorio sin piedad).
¿Por qué sucede?
Los peques están en constante desarrollo y en esta etapa, en la que el lenguaje se va asentando, quieren más: más lenguaje y más conocimientos. Están sentando las bases del mundo, entendiéndolo. Por eso mismo esta etapa es tan importante. Además, una manera por la que los peques aprenden es a través de facilitadores, guías, y esos somos nosotros, los papis, así que nuestro papel en esto, como no podía ser de otra manera, es crucial.
Los padres tienen un papel importantísimo en esta etapa
La verdad es que puede llegar a ser agotador y abrumador: después de todo un día de trabajo, casa, tareas, etc. nos llegan con preguntas sin fin, y nuestro cerebro y nuestra paciencia a veces no dan más de sí. Sin embargo, como decía antes, esta etapa es de gran importancia, tanto por las propias preguntas (y por el hecho de preguntar) como por la manera en la que las abordemos y atendamos nosotros.
Cómo responder a los ‘por qué’ de los niños
- Contestar de manera natural. No hace falta que emplees tecnicismos ni recurras a teorías complicadas (ay, el afán de dar información precisa a veces nos hace meternos en unos jardines… ¿verdad?): responde adaptando tu lenguaje al del peque, pero por favor, sin usar un «habla infantilizada». El uso de diminutivos, eufemismos y «palabros inventados», por muy monos que nos parezcan o por mucho que nos dé la sensación de que así nos va a entender mejor, de verdad, de verdad, no sirve para nada bueno.
- No ridiculizarlo. Está claro que si te sale con un «Mamá, ¿por qué tú no tienes huevos?» te va a dar la risa, pero intenta que no sienta que te ríes de él/ella. Piensa que está descubriendo todo, formando ideas, ordenando su mundo, así que no hay «pregunta tonta», todas son igual de importantes, aunque nos parezcan un tanto descabelladas.
- Lo ideal es estar siempre dispuesto a responder a sus preguntas, pero si hemos entrado un poco en bucle y/o hay algo que hacer y no podemos seguir con «la charla», vamos a explicárselo al niño: Cariño, vamos a parar un momento de hacer preguntas porque vamos a hacer tal o cual cosa, pero luego o mañana podemos seguir con ello, ¿te parece?. De esta manera no estamos inhibiendo su curiosidad, sino que le damos entender que es algo positivo, pero que ahora, por la circunstancia X, tenemos que parar un momento.
- No hay tema del que no se pueda hablar. Puede parecernos que hay temas que no son «aptos» para los peques, pero si nos pregunta, desviar la atención o evitar el tema hará que lo perciba como negativo, secreto o «malo» (y por tanto interesante a tope o angustioso). No es el tema lo que hay que evitar, sino elegir bien qué información le damos y cómo se la damos. La sexualidad, por ejemplo, es un tema que suele dar mucho reparo, pero es absolutamente necesario que abordemos si preguntan: con ello lo normalizamos y además nos aseguramos de que la información que reciben es adecuada. Cuando los peques no tienen «datos» lo que hacen es rellenar con la imaginación, y eso no siempre es positivo, sobre todo en temas que pueden generar angustia, miedo, inseguridad, como puede ser la muerte.
Si pregunta es porque tiene dudas o quiere/necesita saber. No le niegues una respuesta.
- ¿Por qué a veces parece que pregunta por llamar la atención pero que en realidad «pasa» de la respuesta? La evidencia científica sugiere que los peques hacen tantas preguntas no para obtener atención, como podría pensarse, sino por pura curiosidad intelectual. Están en pleno desarrollo, y esta es una vía para aprender del mundo. Es cierto que en ocasiones puede ser para que les prestemos atención, pero aún en esos casos, en el fondo, es «hambre de conocimiento».
- Contestar a su pregunta con otra pregunta. ¿Y tú por qué crees que es? ¿Para qué crees tú que sirve? Sentirá que «sabe cosas» y que apreciamos sus conocimientos y su opinión, y eso es fenomenal para su autoestima.
¿Y si no sé qué contestar?
A veces nos hacen preguntas que nos pillan un poco fuera de bolo, y no tenemos la menor idea de qué responder. Un estudio constató que 9 de cada 10 madres han consultado en internet para dar respuesta a las cuestiones de sus hijos. Así que si tú también lo has hecho, calma de espíritu: no estás solo/a. Si no sabes la respuesta no pasa nada, dile la verdad, reconócelo sin darle importancia y anímale a que busque, contigo, información. De esta manera le estamos transmitiendo que no es malo no saber algo, que hasta los mayores desconocemos cosas, pero que lo «chachi» es buscar respuestas y aprender, siempre, y si es juntos, mejor que mejor.
Lo que hace tu hijo/a no son sólo preguntas, es mucho más. Esta etapa nos proporciona la oportunidad de, por ejemplo:
- Relacionarnos con nuestro hijo, interactuar con él, charlar, y por tanto conocerle y que nos conozca mejor.
- Fortalecer y reforzar esa curiosidad innata suya (tan necesaria, tan importante).
- Servir de guía en su aprendizaje.
- Abordar ciertos temas. Como decía antes, puede que haya temas que realmente no sepamos cómo afrontar o que nos de reparo poner sobre la mesa: su preguntas van a ser la oportunidad perfecta para hablar de ello.
- Introducir nuevos conceptos y palabras en su vocabulario
- Reforzar su autoestima: si se siente escuchado y valorado, si elabora sus teorías sobre el mundo gracias, entre otras cosas, a nuestras respuestas, se va a percibir como «eficaz» y con conocimientos que puede compartir, y eso es maravilloso.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
Relacionado

El fentanilo, un opioide sintético extremadamente potente, se ha convertido en una de las drogas más mortales y peligrosas en el mercado de sustancias ilícitas. El gran problema de esta droga se ha hecho viral después de ver cómo está afectando a la población de Estados Unidos.
En Philadelphia, el ‘youtuber’ Zazza El Italiano daba buena cuenta de los efectos devastadores de esta droga que domina en cada una de las esquinas del barrio de Kensington. En las imágenes del vídeo se aprecian a personas sufriendo espasmos en las aceras, multitud de jeringuillas y gente consumiendo en las mismas calles.
Su llegada ha causado estragos en comunidades de todo el mundo, desatando una crisis de salud pública con consecuencias devastadoras.
Conocido por su efecto narcótico extremadamente rápido y potente, el fentanilo es una amenaza creciente que pone en riesgo la vida de quienes lo consumen y de aquellos que se enfrentan a su tráfico y distribución. Además, el miedo cada vez crece más, pues ya ha llegado a España.
¿Qué es el fentanilo y cómo actúa?
El fentanilo es un poderoso analgésico sintético utilizado originalmente para el tratamiento del dolor intenso, como en el caso de pacientes con cáncer o sometidos a cirugías mayores. Se conoce que es, incluso, hasta 100 veces más potente que la morfina e incluso que la heroína.
Cuando es ingerido, el fentanilo opera en los receptores opioides presentes en el sistema nervioso central, disminuyendo la sensibilidad hacia el dolor y creando una sensación de euforia que guarda similitudes con otros opioides. No obstante, debido a su excepcional potencia, incluso una ínfima dosis de fentanilo puede ocasionar efectos perjudiciales en el organismo, lo que eleva de manera considerable el peligro de sufrir una sobredosis fatal.
La dificultad para detectar el fentanilo en las drogas se agrava por el hecho de que no tiene sabor ni olor, lo que hace que su presencia sea prácticamente imperceptible para los consumidores. Como resultado, aquellos que buscan drogas recreativas corren el riesgo de consumir inadvertidamente el opioide sintético, lo que puede llevar a una sobredosis mortal.
¿Cómo es la sobredosis?
Uno de los factores que ha hecho que esta droga se propague de una manera tan rápida en el país americano es su coste, entre 3 y 5 euros por dosis. Así como por los efectos inducidos por la sensación de euforia, como la felicidad y una profunda relajación. Sin embargo, los efectos perjudiciales son más numerosos, incluyendo somnolencia, desorientación, sedación, dificultades respiratorias, pérdida de consciencia y ralentización del ritmo cardíaco.
De acuerdo con información detallada por la BBC, según un estudio realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, el fentanilo ocasiona problemas respiratorios hasta cuatro minutos antes de que se manifiesten otros cambios perceptibles o se experimente pérdida de consciencia. Esta es una de las razones que explican por qué el consumo de esta sustancia puede resultar mortal: «Provoca un cese en la respiración en las personas incluso antes de que lo perciban», señaló Patrick L. Purdon, líder de la investigación, según reportó la mencionada fuente.
Las sobredosis de fentanilo son extremadamente peligrosas y pueden ser fatales en cuestión de minutos. Los síntomas de una sobredosis de fentanilo incluyen depresión respiratoria, piel fría y húmeda, confusión, pupilas pequeñas, pérdida de la conciencia e incluso coma. En muchos casos, la persona que ha sufrido la sobredosis puede requerir dosis múltiples de naloxona, un antídoto para opioides, para poder revertir los efectos de la droga y salvar su vida.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
Tienes que estar registrado para comentar Acceder