Salud y Bienestar
‘Cosmeticorexia’: La obsesión de niñas y adolescentes por las cremas y cosméticos
Publicado
hace 10 mesesen
Cosmeticorexia: la compra compulsiva de cosméticos que afecta a las adolescentes
Es una escena cada vez más frecuente. Niñas de entre 12 y 17 años no dejan de utilizar y comprar productos y cosméticos para su piel adolescente que ven en redes sociales y quieren incorporar en sus rituales de skincare como ellas mismas los califican.
La llamada ‘cosmeticorexia’, la adicción de niñas y adolescentes a la compra y uso de cosméticos, puede tener consecuencias no solo físicas, como reacciones en la piel por el uso de algún producto, sino también a nivel mental, con problemas de autoestima y aumento de trastornos emocionales como ansiedad o depresión.
Así lo coinciden en señalar expertos en psicología, dermatología y adicciones consultados por EFE, que muestran su preocupación por este fenómeno en redes sociales que está «acortando la infancia» de sus protagonistas y haciendo que «maduren peor» y puede llegar a tener un componente «obsesivo» y/o «adictivo» que lleve a la menor a necesitar ayuda profesional.
El uso precoz de cosméticos de adultos
No hay muchos estudios científicos sobre el aumento del uso de cosméticos en niñas y adolescentes. Sin embargo, hemos encontrado uno de ellos publicado por el equipo del Center for Childrens Enviromental Health de la Universidad de Columbia de Nueva York que analiza cómo el público infantil de menos de 12 años está utilizando productos cosméticos. De estos, «el 36 por ciento utiliza principalmente productos de belleza infantiles aunque implica que la mayoría de los niñas que los usan también están expuestas a productos corporales y de maquillaje creados para adultos», según se recoge en el estudio del International Journal of Environmental Research and Public Health.
A propósito de esta tendencia en auge, la doctora Cristina García Millán, dermatóloga responsable de la Unidad de Dermatología Pediátrica del Grupo Pedro Jaén, señala que como médico, ante tanto bombardeo de productos y activos que no dejan de aplicarse en las pieles más jóvenes por esta tendencia de cosmeticorexia, «la única forma que se me ocurre para contrarrestar esta tendencia es hacer divulgación en redes sociales, que es de donde las niñas y adolescentes sacan todas las informaciones y además, lógicamente tenemos que explicarlo a los padres cuando vienen a consulta».
Cosmeticorexia obsesión de niñas por cosméticos
Lo que necesita la piel de los 12 a los 18 años
Las pieles jóvenes no necesitan retinol y otros activos que usan las mujeres a edad adulta. «A esa edad lo importante es tener la piel limpia y bien hidratada para mantener la barrera cutánea en buen estado. Además, puede haber brotes de acné que se deben tratar correctamente en la consulta del dermatólogo para evitar que queden cicatrices y marcas» puntualiza la doctora García Millán. Pero aún hay más, las necesidades de la piel a esta edad no se corresponden con los efectos de los activos para pieles más maduras por lo que «en este caso básicamente lo que ocurre es que se tira el dinero» afirma la experta.
Y lo que es más importante es inculcar los hábitos de higiene diaria de la piel con productos adecuados, así como la hidratación de la piel de la cara y del cuerpo y, por supuesto, «protegerse del sol, ya que las quemaduras solares que recibimos antes de los 18 años están directamente relacionados con el cáncer de piel» advierte la dermatóloga.
En ese línea, Carmen Díaz, facialista y socia directora de Germaine Goya también es clara al recomendar productos para niñas adolescentes priorizando la simplicidad y la suavidad con cuatro básicos o pasos sencillos para el cuidado de la piel a esta edad, «un limpiador suave sin ingredientes agresivos y para pieles sensibles, una crema hidratante ligera y no comedogénica si la adolescente tiene piel propensa al acné y un protector solar a diario».
Cuando las rutinas faciales virales tienen consecuencias en la piel
Las rutinas de cuidado facial que se están haciendo virales en redes sociales y que siguen las adolescentes, se caracterizan por ser muy complicadas y por tener muchos pasos y productos siguiendo el ejemplo de lo que se hace con los mayores. Esto implica, en ambos segmentos de población tanto en jóvenes como adultos también, «un alto riesgo de reacciones adversas, acné cosmético o irritaciones por mezclar activos incompatibles entre sí, por usar cosméticos no adecuados para la piel o por aplicar un exceso de los mismos, lo que acaba por saturar la piel y provocar lo que llamamos piel asfíctica» advierte la doctora García Millán. Y de hecho, nos confirma que «en consulta, hemos visto algunos casos de pacientes cuyo estado de la piel ha empeorado por culpa de estas tendencias virales no solo en niños, también en adolescentes y pacientes jóvenes».
Cómo abordar la cosmeticorexia: obsesión de niñas por cosméticos
Como psicólogo, Ángel Guillén, director de Psicopartner, apunta que abordar la preocupación sobre el uso excesivo de productos de cuidado de la piel por parte de las adolescentes requiere un enfoque integral. «Se debe combinar la educación, la comprensión emocional y el fomento de una visión positiva de sí mismas» y en este sentido, estas estrategias pueden funcionar.
- Promover la autoaceptación y la autoestima. Trabajar en fortalecer la confianza en sí mismas de las jóvenes, enfocándose en sus cualidades personales, habilidades y valores internos, más allá de lo superficial o lo físico.
- Ayudarlas a entender y valorarse a sí mismas por lo que son y no por cómo las ven los demás.
- Ofrecerles información y conocimientos claros y precisos sobre el cuidado de la piel durante la adolescencia explicando las necesidades propias de la piel juvenil que difieren de la piel adulta y cómo el uso excesivo de productos puede afectarles.
- Es fundamental fomentar un diálogo donde los adolescentes se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos y preocupaciones. Escucharles y hacerlo sin juzgar. Los adultos debemos ser conscientes de cómo hablan los jóvenes sobre su propio cuerpo y mostrar una actitud positiva hacia la propia imagen corporal para influir positivamente en la percepción que tienen los adolescentes de sí mismos.
- Si tienen problemas en la piel o los normales asociados a su edad como el acné, llevarlos a un dermatólogo.
- Enseñarles a pensar y ayudarles a desarrollar habilidades de pensamiento crítico para que puedan ser independientes de la información que reciben en las redes sociales y la publicidad.
- Ser ejemplo de una vida y unas actividades saludables. Animar a los adolescentes a participar en aquellas que fomenten su bienestar general como el deporte o la lectura.
- Quererlos mucho y hacérselo saber, «un apego seguro y amable es la mejor forma de criar hijos con salud mental y recursos» concluye Guillén.
¿La adolescencia se está acortando?
Con respecto a la infancia que tuvimos los adultos de hoy, se puede argumentar que las etapas de desarrollo de las menores de edad y jóvenes están experimentando ciertas modificaciones debido a factores culturales, tecnológicos y sociales. Como nos comenta Ángel Guillén, «esto no significa necesariamente que la niñez o la adolescencia se estén acortando en un sentido literal pero es cierto que los niños y adolescentes del siglo XXI están siendo expuestos a experiencias y expectativas que tradicionalmente eran propias de etapas mucho más tardías». Y en esto tiene mucho que ver la exposición a los medios digitales y a las redes sociales desde edades muy tempranas y «el acceso a información sobre temas adultos, la imagen corporal y la presión social que están íntimamente relacionados» concluye.
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20 noviembre, 2024La tradición popular atribuye propiedades curativas a los alimentos con vitamina C, pero ¿sabemos cuáles son los alimentos para prevenir resfriados?
Algunos como el ajo, la sopa de pollo o la miel frente al resfriado, la tos, la congestión o la gripe. Sin embargo, en la actualidad no hay ninguna prueba científica que demuestre que su consumo sea beneficioso para este objetivo.
Según ha explicado la doctora Laura Arranz, profesora del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimenación y Gastronomía de la Universidad de Barcelona, lo que realmente contribuye a prevenir estas enfermedades, e incluso a aliviar sus síntomas, es seguir hábitos de vida saludables y una alimentación equilibrada.
La doctora ha precisado que «más allá de la vitamina C hay muchos nutrientes imprescindibles para el sistema inmunitario. Todas las vitaminas, minerales como el zinc, antioxidantes como los polifenoles o los betacarotenos, grasas como los Omega-3 y las fibras (sobre todo de tipo soluble) son básicos en un cóctel de salud».
MINERALES Y VITAMINAS
Las vitaminas A, C y E, el magnesio, el cobre, el manganeso o el hierro son algunos de los elementos clave en los procesos celurares que ayudan a neutralizar los radicales libres y el estrés oxidativo.
La doctora Arranz ha aclarado que «el funcionamiento correcto del metabolismo y de las defensas antioxidantes requiere la presencia de estos nutrientes en cantidades suficientes». La pregunta que subyace es qué alimentos propocionan estos nutrientes.
Según la experta, «los alimentos de origen vegetal son ricos en antioxidantes, pero especialmente la fruta, las hortalizas, las verduras de hoja verde, las semillas y los frutos secos». Además, ha aconsejado «consumir una buena parte de estos vegetales en crudo o con tiempos de cocción adecuado para que la ingesta de antioxidantes se amayor».
EL ZINC COMO REGULADOR DEL SISTEMA INMUNE
La doctora Arranz ha explicado que «el zinc es un oligoelemento esencial que juega un papel clave en más de 300 enzimas y está involucrado en la comunicación celular, además de desempeñar un importante papel en la regulación del sistema inmune».
Ha añadido, además, que «el déficit de zinc, que afecta al 20% de la población mundial, se asocia a la disminución del sistema inmunitario». Entre los alimentos que contienen zinc se encuentran las carnes, el pescado, los moluscos, las espinacas o los frutos secos.
OMEGA-3: GUARDIÁN DE LAS DEFENSAS
Las grasas Omega-3 son importantes para el sistema inmunitario, para la salud cardiovascular y para la salud visual y cerebral pero además intervienen como precursores de las moléculas antiinflamatorias.
La experta ha detallado que «si queremos cuidar las defensas, debemos aumentar la ingesta de frutos secos, especialmente nueces y almendras, para conseguir un aporte diario de dos gramos de ácido alfa-linolénico y pescado azul para conseguir 200 gramos de ácido docosahexaenoico (ácido graso poliinsaturado omega-3)».
LA FIBRA, UNA COMPAÑERA ALIADA
La nutricionista ha revelado que «la fibra ayuda a la nutrición y el bienestar de las bacterías beneficiosas que residen en el intestino y que juegan a un rol principal en el sistema inmunitario, por lo es imprescindible en el día a día».
Además, la fibra dietética proviene de los alimenos de origen vegetal tales como las legumbres, las semillas, los frutas secos, las verduras o las frutas.
Sin embargo, la doctora ha advertido que las legumbres «puedencausar problemas de flatulencia debido a la gran cantidad de fibra que aportan». Por ello, para evitar este problema ha aconsejado «tomar raciones pequeñas tres veces pro semana en lugar del tradicional plato de legumbres solo un día a la semana».
Alimentos para prevenir resfriados
La lista de alimentos que ayudan a prevenir gripes, catarros y resfriados es larga… Educo nos la detalla.
1. Pescados, un gran aporte de Omega-3
Los pescados, entre los que destaca el pescado azul, aportan proteínas y Omega-3 al organismo. Estas sustancias ayudan al organismo a proteger los pulmones de las infecciones respiratorias al sintetizar anticuerpos. Ya ves: incluye pescado en el menú semanal. Dos porciones semanales de salmón ayudarán a levantar tus defensas.
2. Cítricos, el consejo de la abuela
¡Y cuánta razón tiene la abuela! Los cítricos son ricos en vitamina C, un nutrientes que puede ayudar a frenar el avance de un resfriado. ¿Lo mejor? Alternar los cítricos consumiendo naranja (muy rica en vitamina C), mandarina (rica en betacarotenes) y limón (gran valor antiséptico que lo convierte en un remedio natural contra el dolor de garganta y la tos).
3. Huevos: proteínas, vitaminas y minerales
Los huevos son un comodín en la cocina, no dudes en prepararlos un par de veces por semana. Un huevo contiene casi 7 gramos de proteína, pero además aporta al organismo vitaminas y minerales, entre los que destacan las vitaminas B6 y B12, el selenio y el zinc, ¡fundamentales para mantener fuerte el sistema inmunológico!
4. Yogur, el poder de los probióticos
Hoy en día se habla mucho de probióticos en la publicidad, pero ¿qué son? Los yogures tienen cultivos vivos que ayudan al sistema inmunológico a evitar que las bacterias malas progresen dentro del cuerpo. ¿Cómo? Muy fácil: si las bacterias buenas son más que las malas, ¡la guerra por la salud está ganada!
5. Verduras de hojas oscuras para reducir el tiempo de la enfermedad
La mayoría de nosotros piensa en un zumo de naranja para ingerir vitamina C. ¿Qué me dirías si te digo que las espinacas, las coles de Bruselas, la lechuga y el brócoli tienen más vitamina C que los cítricos? Incluye estas verduras en la dieta de los peques y si los niños se niegan a comer verduras, ¡disfrázalas! En el enlace te damos ideas al respecto.
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El betacaroteno es esencial para el organismo ya que cuando éste lo absorbe, se transforma en vitamina A, un nutriente que mejora las defensas y ayuda a prevenir enfermedades. Dale a tus hijos calabaza asada, en crema, mezclada con arroz o en puré, ¡es rica y súper nutritiva! Si a tu hijo no le gusta la calabaza pero sí la zanahoria, ¡a por ella! Las zanahorias también tienen mucho beta-caroteno, motivo por el cual su acción es similar a la de la calabaza.
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Un kiwi aporta al cuerpo más vitamina C que una naranja. Es cierto que puede ser más difícil para los peques comer un kiwi que beber un zumo pero ¡con intentar no se pierde nada!
8. Cebolla y ajo, antibióticos naturales
Tanto la cebolla como el ajo ayudan a prevenir y curar la gripe y los resfriados. Ambos tienen propiedades mucolíticas que ayudan a expulsar secreciones. ¿Un consejo? A los peques suele molestarles más la textura que el sabor de estos alimentos, por eso te recomendamos trocearlos y cocinarlos hasta que no sean perceptibles en el paladar. No abuses de ellos y verás que los peques los comen sin casi darse cuenta.
9. Miel, efecto antitusivo ¡y preventivo!
Incluir la miel en el desayuno de los niños mayores (recuerda que los niños menores de 3 años no deben consumir miel por el riesgo de botulismo) puede ser una gran idea. La miel tiene un efecto preventivo al aumentar las defensas naturales y antitusivo, aliviando la molesta picazón de garganta. Sírvele a tu hijo una tostada con miel o coloca un poco de miel en la leche, ¡le encantará!
10. Frutos secos y legumbres para mantener el calor corporal
Parece una locura pero no lo es: en invierno, perdemos fácilmente el calor corporal, exponiéndonos a toda clase de enfermedades. Los alimentos híper calóricos como las legumbres y los frutos secos aportan la energía necesaria para mantener la temperatura corporal correcta, manteniendo a raya a las enfermedades. Además, tanto los unos como los otros aportan hierro y antioxidantes, fundamentales para mantener el sistema inmunológico fuerte.
11. Frutos rojos, vitamina C en pequeñas dosis
Los frutos rojos aportan vitamina C aunque para que sean realmente efectivos es necesario consumir gran cantidad. Los mencionamos porque ¡son fáciles de incluir en la dieta y a los peques les encantan! ¿Quién puede resistirse a las fresas, las moras y los arándanos? Incorpóralos al yogur o haz un rico batido de frutos rojos con leche.
12. Setas, propiedades antibacterianas
Las diversas setas, hongos y champiñones tienen propiedades antibacterianas que ayudan a combatir las enfermedades. Utilízalos en tostadas, cremas o como acompañamiento para carnes. Una buena alimentación es tan importante como un buen abrigo. Este invierno no lo dudes y prepara un menú equilibrado que incluya estos alimentos para prevenir gripes, catarros y resfriados.
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