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Salud y Bienestar

Urgen a investigar el aumento de efectos secundarios asociados al ibuprofeno

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Urgen a investigar efectos secundarios asociados al ibuprofeno-PEXELS
El ibuprofeno, igual que el resto de los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), está contraindicado en pacientes con enfermedad renal o hepática grave, insuficiencia cardiaca grave, antecedentes de hemorragia intestinal… Además, tiene conocidos efectos secundarios, como el aumento de la presión arterial, posibles hemorragias gastrointestinales y un mayor riesgo de infarto o ictus cuando se toma en dosis elevadas (2.400 mg/día), efectos especialmente peligrosos en personas de edad avanzada, recuerda la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Dado que la incidencia de los efectos no deseados de los AINES aumenta con la dosis, en el caso concreto del ibuprofeno se exige receta médica en presentaciones iguales o superiores a 600 mg. No así en presentaciones inferiores, como la de 400 mg, donde se permite el autoconsumo y la venta sin prescripción médica. El caso es que la agencia francesa del medicamento acaba de advertir de un aumento de casos registrados con efectos adversos graves, en particular hemorragias gastrointestinales y daños renales, paralelamente al aumento de la publicidad de ibuprofeno 400 mg, motivo por el cual prohibirá su publicidad desde el próximo 2 de abril, que no su venta.

Es por ello por lo que OCU ha pedido a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) que investigue cuanto antes en nuestro país si hubiera también un aumento de casos registrados de efectos no deseados asociados al autoconsumo de ibuprofeno 400 mg de venta libre, así como de dexketoprofeno 25 mg, otro AINE sin receta menos conocido.

Mientras tanto, OCU recuerda que la dosis recomendada para una persona adulta es un comprimido de ibuprofeno 400 mg tres veces al día. Y que, tanto para el ibuprofeno como para cualquier otro AINE, la dosis siempre debe ser la menor y durante el menor tiempo posible.

Ibuprofeno 400 mg, ¿más efectos secundarios?

En Francia se ha prohibido la publicidad de los medicamentos a base de ibuprofeno 400 mg al haberse detectado un incremento de los casos de efectos adversos. Pedimos a AEMPS que investigue si también sucede en España.

El ibuprofeno de 400 mg es un antiinflamatorio y analgésico muy común de venta libre. Y así es también en Francia, pero la Agencia Nacional Francesa de Seguridad del Medicamento y Productos Sanitarios (ANSM) ha anunciado que la prohibición, no de la comercialización sin receta, sino de la publicidad de todos los medicamentos que contengan ibuprofeno 400 mg, al constatar un incremento de los efectos adversos asociados a su consumo.

Efectos adversos del ibuprofeno

Los medicamentos tienen efectos adversos. En el caso del ibuprofeno esos efectos adversos son múltiples, e incluyen entre otros: hemorragias, úlceras o perforaciones gastrointestinales, daño renal, daño hepatico, riesgo de sufrir un evento cardiovascular (infarto o ictus…). La posibilidad de sufrir alguno de estos eventos aumenta cuanto mayor es la dosis que se toma. De hecho, tomar ibuprofeno en dosis iguales a 2.400 mg/día, está contraindicado en pacientes con enfermedad cardiovascular grave.

Por todos esto las agencias regulatorias de medicamentos siempre han recomendado que con el ibuprofeno y demás medicamentos de esta familia de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se debe usar siempre la dosis eficaz más baja y durante el menor tiempo posible.

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Qué significa tener hambre al rato de comer: la señal de que algo va mal

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Dieta Bioimis
FREEPIK

¿Te ha pasado que terminas de comer y, apenas una hora después, sientes otra vez hambre? No estás solo. Tener hambre al rato de comer es una sensación más común de lo que parece, y puede estar relacionada tanto con lo que comes como con cómo come tu cuerpo. En este artículo te explicamos por qué ocurre, qué causas pueden estar detrás y qué puedes hacer para controlarlo sin pasar hambre ni ansiedad.


¿Es normal tener hambre poco después de comer?

Sentir hambre poco tiempo después de comer puede ser normal en determinadas circunstancias, pero también puede indicar que algo no está funcionando correctamente en tu metabolismo, tus hormonas o tus hábitos alimenticios.

El hambre es un mecanismo fisiológico controlado por una compleja red de hormonas (como la grelina y la leptina), neurotransmisores y señales del sistema digestivo. Cuando el cuerpo necesita energía, se libera grelina, la “hormona del hambre”, que avisa al cerebro de que es hora de comer. Tras una comida completa, deberían aumentar los niveles de leptina y otras hormonas de saciedad, lo que envía al cerebro la señal contraria: la de estar satisfecho.

Si esa sensación de saciedad dura poco o desaparece enseguida, puede que el cuerpo no esté recibiendo los nutrientes o las proporciones adecuadas para mantenerse estable.


Causas más frecuentes del hambre poco después de comer

1. Comidas bajas en proteínas o grasas saludables

Uno de los errores más comunes es comer platos con muchos carbohidratos simples (pan blanco, arroz, pasta o dulces) y pocas proteínas o grasas saludables.
Estos alimentos provocan picos rápidos de glucosa en sangre que, tras una subida, se desploman en poco tiempo. Esa caída brusca de azúcar activa de nuevo el apetito y genera la sensación de hambre, aunque el estómago esté lleno.

Solución: incluye en cada comida una fuente de proteína (pollo, pescado, huevo, tofu o legumbres) y grasas saludables (aguacate, frutos secos, aceite de oliva virgen extra). Te ayudarán a mantener la glucosa estable y a prolongar la sensación de saciedad.


2. Exceso de azúcares o carbohidratos refinados

Los productos ultraprocesados, los zumos industriales o los cereales azucarados generan lo que se conoce como “montaña rusa de glucosa”. Este fenómeno hace que, tras un pico energético momentáneo, tu cuerpo reclame más comida rápidamente.

Solución: opta por carbohidratos complejos y de bajo índice glucémico, como avena, arroz integral, legumbres o pan de centeno, que se digieren más lentamente y mantienen estables los niveles de energía.


3. Comer demasiado rápido

Cuando comes con prisa, el cerebro no tiene tiempo de procesar la señal de saciedad. El cuerpo necesita entre 15 y 20 minutos para activar la respuesta hormonal que indica que has comido suficiente. Si terminas antes, es muy probable que al poco rato vuelvas a tener hambre.

Solución: mastica despacio, evita distracciones como el móvil o la televisión y da tiempo a tu cuerpo a “registrar” la comida.


4. Falta de fibra en la dieta

La fibra es uno de los componentes más importantes para regular el apetito. Aumenta el volumen de los alimentos en el estómago, ralentiza la digestión y ayuda a mantener estable el azúcar en sangre.
Si tu dieta es pobre en frutas, verduras o cereales integrales, es normal que la sensación de saciedad desaparezca enseguida.

Solución: añade más fibra soluble (presente en avena, manzana, lentejas o chía) para mantenerte lleno durante más tiempo.


5. Desequilibrio hormonal

En mujeres, especialmente en etapas de perimenopausia o síndrome premenstrual, los niveles de estrógenos y progesterona pueden alterar las señales de hambre y saciedad.
También en hombres y mujeres con resistencia a la insulina o hipotiroidismo, el apetito puede dispararse incluso tras comidas completas.

Solución: si notas que este patrón se repite con frecuencia, consulta con un endocrino. Un análisis hormonal puede detectar desequilibrios que estén afectando tu metabolismo.


6. Deshidratación

A menudo confundimos hambre con sed. El hipotálamo —la parte del cerebro que regula ambas sensaciones— puede enviar señales similares cuando el cuerpo necesita agua.

Solución: antes de picar algo, bebe un vaso de agua y espera unos minutos. Si la sensación desaparece, probablemente tu cuerpo solo necesitaba hidratarse.


7. Falta de sueño y estrés

Dormir poco o vivir en estado de estrés continuo aumenta la grelina (hormona del hambre) y reduce la leptina (hormona de la saciedad). El resultado: más apetito, más ansiedad por comer y más dificultad para controlar los impulsos, sobre todo por alimentos calóricos y dulces.

Solución: procura dormir entre 7 y 8 horas por noche y busca técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como el ejercicio físico, la meditación o pasear al aire libre.


8. Consumo excesivo de alcohol o cafeína

El alcohol inhibe temporalmente la producción de leptina, mientras que la cafeína puede alterar el equilibrio del azúcar en sangre. Ambos factores provocan un efecto rebote de hambre tras su consumo.

Solución: reduce el alcohol y limita la cafeína a dos tazas de café al día. Si te apetece una bebida caliente, elige infusiones naturales o descafeinadas.


Cómo saber si lo que sientes es hambre real o emocional

A veces, el hambre no tiene nada que ver con la necesidad de comer, sino con una respuesta emocional.
El hambre emocional aparece repentinamente, suele dirigirse hacia un tipo concreto de alimento (dulce, salado o ultraprocesado) y no desaparece aunque comas.

Por el contrario, el hambre fisiológica crece gradualmente y puede satisfacerse con casi cualquier tipo de comida.

Truco: antes de comer, pregúntate si es hambre o aburrimiento, ansiedad, estrés o cansancio. Identificar la diferencia es clave para mantener una relación sana con la comida.


Consejos para evitar tener hambre al poco tiempo de comer

  1. No te saltes comidas. Saltar comidas desequilibra tus hormonas y aumenta el riesgo de atracones.

  2. Incluye proteínas y grasas saludables en cada plato. Ayudan a mantener estable el azúcar en sangre.

  3. Prioriza alimentos reales. Evita ultraprocesados y apuesta por frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.

  4. Mantente hidratado. Muchas veces el cuerpo pide agua, no comida.

  5. Descansa lo suficiente. Dormir bien mejora el control del apetito.

  6. Gestiona el estrés. Evita que el cortisol dispare el hambre emocional.

  7. Escucha a tu cuerpo. Come despacio, sin distracciones y solo hasta sentirte satisfecho.


Cuándo consultar con un especialista

Si sientes hambre de forma constante después de comer, incluso tras menús equilibrados y con horarios regulares, puede ser un signo de resistencia a la insulina, hipoglucemia reactiva o alteraciones hormonales.
Un endocrino o nutricionista puede ayudarte a encontrar la causa exacta y ajustar la dieta a tus necesidades metabólicas.


Conclusión: el hambre temprana es una señal que el cuerpo envía, no un fallo

Tener hambre poco después de comer no siempre es un problema, pero sí una alerta de que algo puede mejorarse en tu alimentación, tu descanso o tu equilibrio hormonal.
Escuchar al cuerpo, elegir alimentos saciantes y mantener hábitos saludables son las claves para controlar el apetito sin renunciar al placer de comer.

Cuando el cuerpo recibe los nutrientes adecuados, el hambre deja de ser una lucha y se convierte en un mensaje de equilibrio interno.

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