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Lo que no se ve de la gala de Elección de Cortes de Honor

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gala de Elección de Cortes de Honor

La noche más mágica del año para el mundo fallero es, sin duda, es la gala de elección de Cortes de Honor en Fonteta. Es una noche de ilusión por conocer a las niñas y chicas que representarán a la ciudad de Valencia y de tristeza para muchas de las candidatas en la noche que se despiden de su sueño. A pesar de que el ritual de cómo se conocen a las 26 elegidas, todo fallero lo conoce, detrás de los focos y los aplausos, hay muchos detalles que pasan desapercibidos.

Los secretos que esconde la gala de Elección de Cortes de Honor: dónde ven la gala o qué ocurre con las candidatas no seleccionadas

Es un día lleno de nervios en el que las candidatas simplemente desfilan para el público, pero la suerte ya está echada. No solamente las 146 candidatas están nerviosas, sino que sus familiares y allegados sienten los mismos nervios por verlas cumplir su sueño.

A pesar de que es un día muy especial, la mayoría de ellas intentan hacer de ese día, uno normal, siguiendo su rutina. En en el caso de los años en los que se ha celebrado un viernes, muchas de las aspirantes fueron a trabajar, para estar distraídas e intentar amainar los nervios. El tiempo para peinado y maquillaje lo guardan con días de antelación, muchas prefieren estar listas desde por la mañana, en cambio, otras prefieren maquillarse después de comer.

El ritual para vestirse, ese día es especial, a la suma de todos los complementos de la indumentaria, se le añade el momento de los amuletos. Las enaguas van repletas de objetos familiares que les han dado suerte a las candidatas o, incluso, el número con el que salieron elegidas en el sector.

Para llegar hasta la Fuente de San Luís algunas de ellas acuden en taxi, otras en los coches de sus familiares, pero siempre acompañadas de una persona especial que les de un beso de despedida, lleno de carga emotiva, el último impulso. Momento en el que muchas deciden dejar el teléfono móvil para poder vivir esa oportunidad al máximo.

¿Dónde se encuentran previamente?

Aunque cada año cambia, se cita a las 146 candidatas hora y media antes de que dé comienzo el acto. Durante ese momento las aspirantes se encuentran en una sala en la que charlan y comentan sus inquietudes con el resto de compañeras. También se les sirve un pequeño tentempié en el que disfrutan de chucherías, papas y varios bocadillos para hacer menos larga la espera. Desde esa sala no tienen acceso a qué es lo que ocurre en el pabellón. En cierto modo, se encuentran aisladas, mientras están acompañadas por miembros de la Junta Central Fallera.

En la mayoría de las ocasiones, el presidente de Junta Central Fallera baja a la sala donde se encuentran para desearles suerte. Al llegar el momento de comenzar el acto, las candidatas siguen en la sala y no pueden ver lo que ocurre en el pabellón. Sí que presencian la despedida de las Falleras Mayores de Valencia, e inmediatamente después se preparan para desfilar. De este modo, solamente pueden escuchar qué es lo que ocurre, pero no ven nada más.

Una vez llega el momento de desfilar, las 146 falleras se preparan y desfilan, desde hace ya casi 20 años por sectores, para así llevar un orden. Mientras van saliendo, van subiendo hacía las gradas, para así poder ver al resto de sus compañeras y disfrutar del espectáculo.

¿Qué pasa con las 120 candidatas restantes?

Al llegar el momento de leer los 13 nombres infantiles y mayores las candidatas esperan en varios accesos del pabellón. Un lugar en el que no se escucha bien y que puede dar lugar a confusiones, como ocurrió en la elección de la Corte de Honor de 2020. Ahí esperan en pequeños corros a que se escuche el nombre de cada una, mientras continúan acompañadas de miembros de JCF. Entretanto los primeros sollozos comienzan a aparecer.

Mientras se canta el himno y se espera a que finalice el acto, se tiene en cuenta a las 26 elegidas. En cambio, nunca se sabe cómo se vive detrás. En cierto modo la gala de elección de Cortes de Honor es un acto pensado sola y exclusivamente para las elegidas.

Las otras sesenta candidatas tanto infantiles, como mayores, lo viven de una manera muy diferente. Es un momento de tensión y tristeza en muchos casos. Una vez ya se conocen los nombres, se lleva rápidamente a las 120 aspirantes restantes a la sala en la que han estado durante la gala. Los pasillos donde se encuentran se desalojan fugazmente para que puedan ser usados, por medios de comunicación  y diferentes miembros de la JCF.

Las dos caras de la moneda

Una vez en la sala, sobre todo en el caso de las infantiles, se vive un momento triste, muchas niñas llorando por no haber podido lograr su sueño, después de muchos días de tensión. Y en el que las pequeñas esperan la llegada de sus familiares.

Aunque no siempre ocurre, en algunas ocasiones, el jurado que las ha acompañado en la aventura, baja a para felicitarlas por su enorme esfuerzo.

Esa es la ocasión en la que se palpa el gran cambio entre las 120 no elegidas, instante en el que se rompen muchos sueños de una manera cruel y, quizás con una tensión innecesaria. Mientras en otro lugar, se encuentra la otra cara de la moneda, las 26 elegidas están en un momento de felicidad, atienden a los medios y buscan ese abrazo cómplice con su familia. Por delante les queda el reto de llegar a ser Falleras Mayores de Valencia, pero comenzando el año que cambiará sus vidas y que las hará historia viva de las Fallas de Valencia.

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Fallece Carmen Bueso, alma de «Flor» y referente histórico de la indumentaria valenciana

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Fallece Carmen Bueso
Carmen Bueso

La indumentarista que marcó una época deja un legado imborrable en el arte de vestir a las falleras mayores y cortes de honor de València

VALÈNCIA, 29 MARZO 2025 – La indumentaria tradicional valenciana está de luto. Carmen Bueso, conocida por todos como Carmen “Flor”, ha fallecido dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de las Fallas. Su nombre ha estado unido durante décadas a la elegancia, la excelencia artesanal y el profundo respeto por la tradición. Con su partida, València pierde a una de las figuras más queridas y relevantes del mundo fallero.

Aunque recientemente se había jubilado tras cerrar su tienda de la calle Conde Altea, su legado sigue vivo en cientos de trajes que continúan desfilando por la ciudad cada mes de marzo. Su marca, “Flor. Carmen Bueso”, fue sinónimo de calidad, estilo y cariño por los detalles.

De una paquetería de barrio a vestir a las falleras mayores de València

El germen de su trayectoria profesional nació en la Paquetería Flor, un pequeño comercio junto al Mercado de Colón gestionado por la familia de su esposo, Manuel Flor. En su acogedora esquina de Conde Salvatierra, Carmen comenzó haciendo composturas y arreglos, hasta que un día decidió ir más allá: empezó a confeccionar trajes a medida con un pequeño equipo en Benimàmet, mucho antes de que el concepto de “tienda de indumentaria fallera” estuviese consolidado.

Su trabajo pronto se hizo conocido entre clientas exigentes del Pla del Remei y la Gran Vía, y su habilidad con el hilo y la aguja la catapultó a lo más alto del sector.

El espolín «Soto» y un momento para la historia

Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera llegó en 1999, cuando su sobrina, Lola Flor Bustos, fue proclamada fallera mayor de València del año 2000. Fue Carmen quien la vistió de arriba a abajo, confeccionando con su equipo en Benimàmet el histórico espolín “Soto” de color paja, tejido por Garín. Fue, además, el último traje de exaltación no entregado por el Ayuntamiento, en una época en la que las falleras mayores aún vestían trajes confeccionados por familiares o indumentaristas de confianza.

Ese momento marcó el paso de Carmen Bueso de modista a icono.

Lola Flor

El salto a su tienda en Conde Altea y una clientela de élite fallera

Con el nuevo milenio, Carmen decidió dar un paso más y abrir su propia tienda bajo su nombre: “Flor. Carmen Bueso”. Durante más de dos décadas, este espacio fue referente indiscutible en el sector de la indumentaria valenciana, por donde pasaron falleras mayores como Sara Martín, Lucía Gil, Gloria Martínez, Marta Reglero, Nela Ayora o Inmaculada Asensi, así como decenas de componentes de las cortes de honor.

Incluso fue pionera en diseñar los primeros justillos para la “dansà” en el año 2008, cuando esa prenda no era aún habitual.

La tradición familiar también continuó con las nuevas generaciones: su sobrina nieta, Lola López Flor, hija de la fallera mayor del año 2000, fue componentede la corte de honor infantil de 2024. Un legado que se ha transmitido con orgullo y pasión.

Una jubilación que no pudo disfrutar

En 2024, Carmen bajó la persiana de su tienda con la satisfacción del deber cumplido. Se retiraba para disfrutar de una merecida jubilación, traspasando el negocio y cerrando un capítulo brillante de su vida. Lamentablemente, su fallecimiento prematuro ha impedido que disfrute plenamente de esa nueva etapa.

GALERÍA| La espectacular indumentaria de los hijos de Lola Flor

Reconocimiento en vida: premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas

En junio de 2023, Carmen Bueso recibió uno de los galardones más emotivos: el premio Joia del Gremio de Sastres y Modistas de la Comunitat Valenciana, en reconocimiento a una vida entera dedicada al arte textil.

“Nunca hubiera imaginado un final así a mi trayectoria profesional, rodeada de tanta gente que quiero, de personas maravillosas que me he encontrado a lo largo de este camino”, escribió entonces, visiblemente emocionada por el homenaje.

Un legado que se viste, no se olvida

A diferencia de otras disciplinas efímeras de la fiesta, como la pirotecnia o la creación de monumentos falleros, el arte de la indumentaria permanece. Los trajes de valenciana confeccionados por Carmen seguirán vivos en cada desfile, cada exaltación y cada “mascletà”, recordándonos que fue ella quien los hizo posibles.

Cada vez que uno de sus espolines salga del armario, alguien recordará: «Esto es un Flor».

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