Carlos Rosique
València, 24 oct (EFE).- El magnate singapurense Peter Lim cumple este jueves una década como máximo accionista del Valencia, un club que en este decenio ha pasado de ser octavo en el ‘ranking UEFA’ de 2014 a desaparecer de la lista con los 427 mejores equipos de Europa al llevar ya años fuera de los torneos continentales y a ser colista en Primera.
La derrota del lunes ante Las Palmas ha provocado que el club viva este décimo aniversario como propiedad de Lim como colista de la Liga, una amarga situación que ha multiplicado las ya constantes protestas contra el inversor, un ambiente opuesto al que había cuando se le recibió con un ‘tifo’ el 25 de octubre de 2014.
La creciente desafección ante la decepción de no ver cumplida la promesa de devolver y estabilizar al Valencia en la élite europea, ha coincidido con una prolongada ausencia de Lim, que no visita València desde diciembre de 2019.
El inicio de la década fue bueno. El primer movimiento del singapurense, antes incluso de firmar como máximo accionista, fue el de relevar en el banquillo a Juan Antonio Pizzi por el portugués Nuno Espirito Santo, una maniobra arriesgada pero que salió bien, dado que en su primer curso igualó el récord de puntos del club en una misma temporada, 77, y entró en la Liga de Campeones.
Peter Lim y su nefasta gestión en el Valencia
Sin embargo, la salida de la dirección deportiva de los exjugadores Roberto Fabián Ayala y Francisco Javier Pérez ‘Rufete’ y el ascenso de Nuno creó muchas suspicacias por su cercanía con Lim y la influencia del agente Jorge Mendes y no funcionó, lo que conllevó la destitución del luso.
Lim confió el banquillo a su amigo Gary Neville, leyenda como jugador pero que sin pasado como técnico. El inglés convulsionó todavía más la situación de la plantilla y también fue relevado.
Pako Ayestaran certificó la permanencia pero su pésimo inicio del siguiente curso provocó un nuevo relevo. Fue seguido de Cesare Prandelli, que dimitió, y Voro González se puso al frente del equipo a mediados de 2016-17 para acabar fuera de Europa.
La entrada de Mateu Alemany a la dirección el club supuso un punto de inflexión. Firmó a Marcelino y en el verano de 2017 a jugadores importantes como Geoffrey Kondogbia y Gabriel Paulista y llevó cedidos al club a otros Gonçalo Guedes o Andreas Pereira.
Su apuesta, a costa de elevar el coste de plantilla, funcionó y el equipo de Marcelino, de nuevo con una identidad propia, se clasificó para la Liga de Campeones del curso siguiente, precisamente la temporada del centenario del club. Lim incluso tuvo su papel para rematar las negociaciones del traspaso de Guedes.
El asturiano, con futbolistas como Dani Parejo, Rodrigo Moreno o Guedes, lideró al Valencia para repetir clasificación a la Liga de Campeones, a la par que llegó a las semifinales de la Liga Europa y alzó la Copa del Rey ante el Barça de Leo Messi.
No obstante, ese verano, el proyecto que aspiraba a hacer crecer al Valencia implosionó. Los movimientos de Lim para recortar el presupuesto fueron contestados por Marcelino en la sala de prensa. «Solo los cangrejos van hacia atrás», apuntó el asturiano, que fue destituido dos semanas después sin motivo deportivo y sustituido por Albert Celades. Unas semanas después, Alemany salió del club.
Cinco años de debacle
Desde ese momento, la nada más absoluta. El conjunto de Celades, un seleccionador sin experiencia en un club de fútbol, no entró en Europa y eso aceleró el tijeretazo en la plantilla.
Más allá de las ventas de Rodrigo y Guedes -que salió el verano de 2022-, el Valencia perdió dinero en todas las operaciones de los jugadores que acababan de disputar la Liga de Campeones simplemente para reducir el coste de plantilla.
Los únicos referentes que quedaron fueron Carlos Soler, Guedes -una temporada más- y José Luis Gayà. La llegada de José Bordalás tras un dubitativo paso de Javi Gracia en la 2021-22 permitió al equipo no sufrir por la permanencia y llegar a una final de Copa del Rey, perdida en los penaltis ante el Betis, a la que Lim ni siquiera acudió.
Pero ese bagaje no impidió que Lim, ‘mitómano’, echara a Bordalás para que, como ocurriera con Neville, llegara la leyenda del fútbol Gennaro Gattuso. Al italiano, sin bagaje en la Liga española se le cayó el equipo en enero, una dinámica impulsada por la errática gestión del mercado. Pidió salir y se lo concedieron
Sólo el impulso de Baraja y los canteranos Javi Guerra, Diego López y Alberto Marí evitó la debacle de perder la categoría. La pasada campaña, el equipo se salvó con holgura pero cuando se puso a luchar por Europa quedó claro que le venía grande.
La deriva deportiva del Valencia ha regresado en el inicio de este ejercicio, ha reavivado el riesgo de bajar a Segunda División y ha vuelto a poner en evidencia el modelo de Lim al frente de un club, que acumula 1.700 días sin estar en competición europea, una racha que amenaza con alargarse ‘sine die’ pero que puede no ser el peor panorama, visto lo visto.
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