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¿Por qué no han llegado las incómodas medusas a las costas de la Comunitat?

Publicado
hace 3 añosen
Alicante, 23 jul (/OFFICIAL PRESS/EFE).- Las playas de la Comunitat Valenciana se encuentran cada vez más copadas de bañistas, con familias que acampan con sillas, ‘neveritas’ y mochilas en la arena mientras los niños corren contra las olas y las parejas pasean plácidamente por la orilla con la agradable novedad este año de que no han aparecido las grandes agrupaciones de medusas, habituales a estas alturas del año en esta parte del Mediterráneo.
«Es algo inusual que no hayan enjambres de medusas en las costas valencianas, como acostumbran estas épocas del año», en palabras del jefe de investigación del Área marina del Instituto de Ecología Litorial (IEL) de Alicante.
Una tendencia que parece ir contracorriente ya que es una época en la que cada año las poblaciones de medusas aumentan en los mares del mundo.
De hecho, el IEL recoje en un informe evidencias en años recientes que indican que las poblaciones de medusas han aumentado en abundancia en todos los océanos del mundo y los enjambres o ‘blooms’, que son brotes de decenas a cientos de medusas por metro cúbico, son cada vez más comunes.
Es entre el comienzo de la primavera y el final del verano cuando la presencia de cnidarios es notable en las costas del Mediterráneo coincidiendo con el aumento de la temperatura del agua, una de las claves para entender por qué cada año llegan más medusas a estas zonas.
Sin embargo, no es el único factor que explica que cada año haya más medusas puesto que la disminución de los aportes fluviales a las zonas del litoral hacen que haya una diferencia de salinidades entre el agua de la costa y el mar abierto, y que cuando los vientos cambian las medusas se acercan a la costa por haber una menor densidad del agua, que afectaría negativamente a su flotabilidad.
La sobrepesca también es una de las causas más probables del incremento de las poblaciones de estos cnidarios debido a que la disminución de algunos peces, que compiten con las medusas por el plancton, favorece su desarrollo.
Tras dos años de pandemia por la covid-19, la Comunitat Valenciana parece ir contra esta tendencia, que no se está cumpliendo este año en sus costas. Este verano han habido avistamientos de medusas pero no de enjambres, algo que es «inusual» según Juan Guillén, investigador del IEL.
«Lo habitual es que desde las dos grandes zonas de producción de plancton, como son el mar de Alborán en el sur del Mediterráneo, y el Golfo de León, al norte de las Islas Baleares, los vientos y corrientes hubieran desplazado alguna masa de agua que acercase enjambres de medusas», explica Guillén.
Estos ciclos marítimos acercan a estos animales a las costas y hacen que se queden atrapados, aunque también depende de la dinámica poblacional y estacional de cada especie de medusas.
Ya ocurrió en abril de este año, cuando miles de ‘medusas velero’ llegaron a las orillas de la playa de Dénia, y algo parecido sucedió el mismo mes en 2021, cuando las medusas conocidas como ‘lágrimas del mar’ quedaron varadas en la cala Cantalar, en Alicante, un suceso que es muy común en verano pero que todavía no ha ocurrido en estos meses.
«Estas corrientes que no están llegando a las costas valencianas sí lo están haciendo en otras zonas del Mediterráneo como Málaga, Almería, Ceuta y el norte de la costa africana», ha asegurado el biólogo, que además ha apuntado que aunque se han avistado en la costa central valenciana algunos grupos, «ha sido a una escala muy baja».
El investigador ha afirmado también que esto no ha sucedido con la especie Pelagia Noctiluca, comúnmente conocida como clavel del mar, que es una de las que más picaduras producen.
Guillén ha explicado que «en la zona norte de Alicante se han avistado medusas claveles del mar», mientras que en Santa Pola han habido algunas avispas marinas, pero siempre lejos de los bancos de medusas que acostumbraban a verse en los anteriores veranos.
No obstante, se espera que en agosto lleguen algunos enjambres de medusas a las costas valencianas: «En cuanto se produzca algún movimiento de importancia en anticiclones, las corrientes sufrirán oscilaciones y desde las zonas de producción planctónica se desplazarán masas de agua con grupos de medusas», ha augurado el el investigador marino.
El tiempo que las medusas pasen en las costas valencianas y en sus playas y calas dependerá en gran medida de los vientos locales y de la orografía del terreno.
Por Óscar Bartual
El cambio de hora en España 2025 ya tiene fecha oficial. Según confirma el Boletín Oficial del Estado (BOE), la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre se producirá el paso al horario de invierno.
En ese momento, cuando el reloj marque las 03:00 horas, habrá que atrasarlo una hora, de modo que volverán a ser las 02:00. Esto significa que esa noche dormiremos una hora más.
A partir de entonces, amanecerá más temprano —entre las 08:00 y las 08:30 en ciudades como Madrid o València—, pero también anochecerá antes, en torno a las 17:30 o 18:00 horas.
El Real Decreto 236/2002, de 1 de marzo, establece las fechas del cambio de hora en España conforme a la Directiva 2000/84/CE del Parlamento Europeo. Este decreto fija que:
La hora de verano comienza el último domingo de marzo, cuando se adelanta una hora el reloj.
El horario de invierno comienza el último domingo de octubre, cuando los relojes se atrasan sesenta minutos.
La última actualización publicada en la Orden PCM/186/2022, de 11 de marzo, confirma que los cambios de hora seguirán aplicándose hasta, al menos, el año 2026.
El cambio de hora no es algo reciente. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando Benjamin Franklin —embajador de Estados Unidos en Francia— propuso, de forma satírica, que los parisinos madrugaran más para ahorrar aceite y velas.
La medida comenzó a aplicarse en varios países durante la Primera Guerra Mundial como una forma de ahorrar energía, y se reimplantó de forma generalizada tras la crisis del petróleo de los años 70.
En España, el cambio horario se introdujo oficialmente en 1918, aunque su uso regular comenzó en 1974. Desde entonces, se repite dos veces al año: en marzo (para el horario de verano) y en octubre (para el de invierno).
Durante décadas se argumentó que atrasar o adelantar los relojes ayudaba a aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo energético, especialmente en iluminación.
Sin embargo, expertos como Ricardo Margalejo, cofundador de Gana Energía, señalan que el ahorro real hoy es mínimo, ya que “los avances tecnológicos en eficiencia y los nuevos patrones de consumo han reducido el impacto de esta medida en la factura de la luz”.
Además, el cambio de hora genera otros efectos secundarios: modifica nuestros ritmos de sueño y afecta al reloj biológico, lo que puede provocar fatiga, irritabilidad, insomnio o dificultad de concentración durante algunos días.
El cuerpo humano se rige por un ritmo circadiano, influido directamente por la luz solar. Por eso, el cambio horario puede provocar desajustes temporales, sobre todo en personas mayores o niños pequeños.
Los síntomas más frecuentes son:
Cansancio y somnolencia diurna.
Problemas para conciliar el sueño.
Cambios de humor o irritabilidad.
Falta de concentración.
Los médicos recomiendan adaptarse de forma progresiva: acostarse y levantarse unos minutos antes durante los días previos, evitar pantallas por la noche y aprovechar la luz solar para reajustar el reloj interno.
El debate sobre la eliminación del cambio horario sigue abierto en Europa. En 2019, la Comisión Europea propuso que cada país decidiera si mantener el horario de verano o el de invierno de forma permanente.
Aunque el Parlamento Europeo votó a favor de suprimir los cambios a partir de 2021, el Consejo de la UE no ha alcanzado aún un acuerdo, por lo que la medida sigue en suspenso.
Mientras tanto, España ha publicado un calendario oficial que mantiene los cambios de hora hasta 2026, a la espera de que Bruselas retome la negociación.
Si la Unión Europea aprueba finalmente la eliminación de los cambios de hora, España deberá decidir si mantiene el horario de invierno (UTC+1) o el de verano (UTC+2).
Expertos en cronobiología sugieren que el horario de invierno es el más saludable, ya que se ajusta mejor a los ritmos naturales de luz y descanso, mientras que el de verano prolonga artificialmente la luz del día, afectando al sueño y al rendimiento.
📅 Fecha: la madrugada del domingo 26 de octubre de 2025
⏰ Hora exacta: a las 03:00 habrá que atrasar el reloj a las 02:00
🌅 Efecto: amanecerá y anochecerá antes
😴 Consejo: adapta tu horario unos días antes para evitar el “jet lag social”
El nuevo horario de invierno tiene como efecto que los días sean más cortos, dado que anochece antes y, por tanto, se reduce la luz natural. El objetivo de este cambio es reducir el consumo de energía, haciendo coincidir el comienzo de la jornada laboral con las horas de luz. Una costumbre de modificar la hora, tanto atrasarlo en invierno como adelantarlo en verano, que se empezó a aplicar de forma generalizada en 1974 para poder aprovechar mejor la luz del sol tras la primera crisis del petróleo.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el potencial de ahorro en iluminación en España por el cambio de hora puede llegar a representar un 5 por ciento del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.
Ofrece numerosas ventajas para la salud, tal y como afirma el doctor Gonzalo Pin, jefe del Servicio de Pediatría y de la Unidad de Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia.
Gracias a este nuevo cambio horario, el sol saldrá una hora antes, lo que facilitará un despertar más acorde con los relojes biológicos, proporcionando un inicio de jornada más armónico desde el punto de vista fisiológico. También adelantará nuestros horarios de alimentación y sueño, lo que favorece ir a la cama antes y, por lo tanto, dormir más horas. Anticipar los horarios de comidas puede contribuir a la disminución de la obesidad y la diabetes 2, y un mayor tiempo de descanso favorece la disminución de la tasa de accidentes laborales y de tráfico, muchos de ellos relacionados con el déficit crónico de sueño.
Entre las desventajas de este nuevo horario, que nos acerca más al del sol, el especialista señala la pérdida de una hora de luz por la tarde, «pero solo los meses de mayor número de horas de sol, que comprende desde finales de marzo hasta finales de octubre».
Por sus múltiples ventajas, el doctor Pin abogaría por mantener este horario a lo largo del año, «ya que los cambios no solo se producen en nuestros relojes, sino también en nuestros estilos de vida; y sus consecuencias, en nuestra salud».
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