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Consumo

¿Por qué nos gustan tanto las patatas fritas? La respuesta está en el ADN antiguo

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¿Por qué nos gustan patatas fritas?
El equipo ha descubierto que la duplicación del gen de la amilasa salival (AMY1) ha tenido un papel clave en la adaptación humana a dietas ricas en carbohidratos. / Unsplash

La irresistible atracción por las patatas fritas, el pan, la pasta o los dulces podría tener su origen en un gen que nos acompaña desde la prehistoria. Este gen, responsable de la digestión del almidón en la saliva, se duplicó cuando nuestros antepasados aún vivían en cavernas, según revela un reciente estudio publicado en Science.

La evolución del gen de la amilasa: clave en la digestión de los carbohidratos

Investigadores de la Universidad de Búfalo y del Laboratorio Jackson en EE. UU. han descubierto que la duplicación del gen AMY1, encargado de la producción de amilasa salival, desempeñó un papel crucial en la adaptación humana a dietas ricas en carbohidratos. La investigación muestra cómo la variabilidad genética de este gen, que aún persiste, influye directamente en la eficacia con la que digerimos alimentos ricos en almidón como las patatas o el pan.

El coautor del estudio, Omer Gokcumen, explica que «cuantos más genes de amilasa se tengan, más eficiente será la digestión del almidón». Esta duplicación genética, que ocurrió hace más de 800 000 años, fue clave incluso antes de la llegada de la agricultura, lo que sugiere que la capacidad de digerir alimentos ricos en féculas ya era importante para nuestros ancestros cazadores-recolectores.

¿Cómo influyó el AMY1 en la dieta de nuestros antepasados?

Los investigadores analizaron el ADN de humanos antiguos, incluido un espécimen de 45 000 años de antigüedad de Siberia, y encontraron que los cazadores-recolectores preagrícolas ya poseían entre cuatro y ocho copias del gen AMY1. Esta habilidad para digerir el almidón proporcionaba una ventaja evolutiva, ya que los alimentos ricos en calorías, como las patatas o los cereales, eran una fuente esencial de energía.

Para nuestros antepasados, alimentos como una tortilla española o una hogaza de pan serían considerados un verdadero festín en épocas de escasez, ya que proporcionaban las calorías necesarias para sobrevivir en ambientes hostiles.

La conexión genética con nuestro gusto por los carbohidratos

Este gen no solo es importante para la digestión, sino que también podría estar relacionado con el deseo de consumir alimentos ricos en carbohidratos. Según Gokcumen, «la variación en el gen AMY1 podría influir en cómo percibimos el sabor de los alimentos ricos en almidón y cómo los metabolizamos», aunque todavía se necesita más investigación para entender completamente este vínculo.

Además, el impacto del AMY1 en la salud metabólica es un tema de debate. Los científicos aún no han determinado si sus efectos son principalmente digestivos, sensoriales o incluso si están relacionados con el microbioma. Sin embargo, está claro que este gen ha perdurado y se ha duplicado a lo largo del tiempo debido a las ventajas evolutivas que ofrecía.

¿Qué significa para la salud moderna?

El estudio también plantea preguntas sobre cómo las variaciones en el AMY1 pueden influir en la salud actual. Por ejemplo, una persona con muchas copias de este gen podría tener una ventaja digestiva si consume una dieta rica en carbohidratos, pero su impacto sería mínimo en quienes siguen una dieta baja en carbohidratos, como la cetogénica.

Los autores del estudio han encontrado pruebas de que este gen también estaba presente en neandertales y denisovanos, lo que sugiere que las primeras duplicaciones del AMY1 ocurrieron mucho antes de la agricultura, hace cientos de miles de años.

Conclusión

Este fascinante descubrimiento no solo aporta información valiosa sobre la evolución de la dieta humana, sino que también nos hace reflexionar sobre por qué seguimos anhelando alimentos como las patatas fritas o el pan. La genética juega un papel más profundo en nuestras preferencias alimenticias de lo que podríamos imaginar, y este estudio abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo estos genes antiguos continúan influyendo en nuestra alimentación actual.

Referencias

  • Feyza Yılmaz et al. “Reconstruction of the human amylase locus reveals ancient duplications seeding modern-day variation”. Science (2024).
  • SINC

Derechos: Creative Commons

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Consumo

Comunicado de Airbnb

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Airbnb rechaza el listado de Consumo y critica el auto del TSJM

Airbnb ha manifestado su «firme oposición» al procedimiento llevado a cabo por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, tras conocerse este lunes un auto del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que insta a la plataforma a eliminar 5.800 anuncios de pisos turísticos.

La compañía denuncia el uso de una «metodología indiscriminada» en la elaboración del listado de anuncios presuntamente ilegales, que formaría parte de una serie de resoluciones remitidas por Consumo, y ha confirmado que continuará recurriendo las decisiones judiciales por considerar que «están en desacuerdo con las normativas españolas y europeas».


Airbnb defiende la legalidad de su plataforma

Un portavoz de Airbnb ha explicado que el Ministerio de Consumo «no es competente para hacer cumplir regulaciones turísticas» y que ha enviado un listado que incluye anuncios con licencia y otros que, según la plataforma, «podrían no necesitarla, como los arrendamientos de temporada».

Además, ha afirmado que Consumo ha ignorado resoluciones del Tribunal Supremo que aclaran que no todos los anuncios de Airbnb están obligados a mostrar un número de registro. Según la sentencia del Supremo de enero de 2022, la obligación recae sobre el prestador del servicio turístico, no sobre la plataforma de intermediación.


Airbnb se acoge a la Ley de Servicios Digitales

La compañía ha insistido en que actúa conforme a la Ley de Servicios Digitales europea, y que no tiene obligaciones de supervisión activa sobre el contenido publicado por los usuarios. En esta línea, recuerda que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dictaminó en diciembre de 2019 que Airbnb es un servicio de la sociedad de la información, y no un agente inmobiliario, por lo que su función es la de intermediación.

Este argumento es clave en la defensa de la plataforma, que reitera que los anfitriones son responsables de cumplir con las leyes locales y de que los anuncios incluyan la información necesaria cuando así se requiera.


Consumo ya ha notificado más de 65.000 anuncios

En los últimos meses, el Ministerio de Consumo ha remitido a Airbnb tres resoluciones diferentes en las que notificó un total de 65.935 anuncios supuestamente ilegales. El auto conocido este lunes por parte del TSJM corresponde a la primera de esas resoluciones, que obliga a retirar 5.800 anuncios concretos.

El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha calificado esta decisión como una «gran victoria» en defensa del derecho a la vivienda y ha afirmado que se trata de un «aval claro a la labor del ministerio» en su objetivo de proteger a los consumidores.

Respecto a las otras dos resoluciones, el Ministerio espera que la justicia se pronuncie en la misma línea, aunque reconoce que la plataforma «habrá recurrido» también estos casos.


Airbnb recuerda sus políticas de cumplimiento

En relación con sus procedimientos, Airbnb ha recordado que siempre informa a los anfitriones de la necesidad de cumplir las leyes locales antes de publicar sus anuncios. La plataforma exige a los usuarios que certifiquen que cuentan con los permisos necesarios y les recuerda de forma periódica que revisen la normativa aplicable.

Esto se deja claro en los Términos de Servicio y los usuarios que no cumplan con las políticas pueden ser eliminados de la plataforma”, ha indicado el portavoz.

Además, aclaran que no todos los alojamientos publicados en la web corresponden a viviendas turísticas. También se incluyen apartamentos turísticos, hoteles, hostales o arrendamientos de temporada, modalidades que no están sujetas a las mismas obligaciones que el alquiler vacacional de corta duración.


Colaboraciones recientes con gobiernos regionales

Para demostrar su voluntad de cooperación, Airbnb ha puesto en valor sus recientes acuerdos con gobiernos autonómicos como los de Islas Canarias, Región de Murcia y el Consejo Insular de Ibiza, con el objetivo de fomentar un modelo de turismo sostenible. Según la plataforma, estas iniciativas son ejemplos de que «Airbnb quiere trabajar junto a las autoridades locales para crear un sistema equilibrado y beneficioso para todas las partes implicadas».


¿Por qué considera Consumo que los anuncios son ilegales?

La Dirección General de Consumo ha detallado tres motivos principales por los que considera que los anuncios detectados en Airbnb incumplen la normativa vigente:

1. Falta de número de licencia

Una gran parte de los anuncios analizados no incluyen el número de licencia o registro obligatorio, exigido por varias normativas autonómicas. Esta omisión constituye, según el Ministerio, la infracción más frecuente en la publicidad alojada en la plataforma.

2. Falta de información sobre el arrendador

Otro incumplimiento recurrente es que no se identifica la naturaleza jurídica del arrendador. Es decir, no se especifica si quien alquila es un particular o un profesional, algo fundamental para determinar si el contratante está protegido por la legislación de consumo.

3. Licencias no válidas o falsificadas

Consumo también denuncia la presencia de anuncios con números de licencia falsos o inválidos, es decir, no expedidos por ninguna autoridad oficial. Esta práctica puede ser considerada engañosa o fraudulenta, ya que puede inducir a error a los usuarios que creen estar alquilando alojamientos legales.


Conclusión: choque entre Airbnb y Consumo por el control del alquiler turístico

El conflicto entre Airbnb y el Ministerio de Consumo refleja un choque de competencias y de interpretaciones legales sobre cómo debe regularse el alquiler turístico en España. Mientras Consumo insiste en la necesidad de más transparencia y legalidad en las plataformas, Airbnb reivindica su papel como intermediario tecnológico, sin responsabilidad directa sobre el contenido que publican los anfitriones.

La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid marca un punto de inflexión en la batalla judicial entre la administración y las plataformas digitales, y podría sentar precedente para el control del mercado de alquiler turístico en España.

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