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Salud y Bienestar

¿Qué es el cortisol y cómo afecta al sueño?

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¿Qué es el cortisol y cómo afecta al sueño?
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El estrés y la frustración hace que tengamos la cabeza a mil por hora y una de las consecuencias directas afecta al descanso, si no lo hacemos esta hormona va en aumento y nos genera aún más impactos negativos de esta misma índole. Es por ello, que debemos de saber qué es el cortisol y cómo afecta al sueño.

¿Qué es el cortisol y cómo afecta al sueño?

El cortisol se trata de una actividad mediante la cual se emiten señales nerviosas y hormonales a través del hipotálamo. Este se encuentra ubicado en el cerebro y de ahí su importancia. Ya que, aumenta la disponibilidad de las sustancias del organismo que restauran los tejidos. Una vez activada, comienza a producir cortisol a partir de las glándulas suprarrenales. Las cuales, se encuentran situadas a lo alto de los de los riñones. También se conoce dicha hormona como la hormona del «estrés», dado que es una hormona glucocorticoide, es decir, que es una de las encargadas en la regulación del metabolismo de carbohidratos y de esta manera, crea glucosa en sangre (los niveles de azúcar), eliminando la actividad del sistema inmunológico.

En relación con el sueño, el cortisol es una hormona cíclica que está determinada por nuestro ritmo circadiano. Durante la noche, los niveles de cortisol disminuyen para poder descansar y a primeras horas de la mañana aumenta, señal de que ha podemos iniciar el día. Cuando no descansamos bien el estrés va en aumento, debido a que es una necesidad biológica. Así es como puede afectar la hormona del cortisol a nuestro sueño, impidiendo hacer lo que se tenía en mente.

Los malos hábitos del ciclo del sueño

Tras una noche larga, en la que no se puede descansar el organismo no podrá hacer correctamente su función reguladora de las hormonas, generando así altos niveles de estrés, producidos a través de la hormona del cortisol. Pero dicha hormona seguido de un correcto descanso, hará que tu estado de animo sea positivo, al igual que sabrás como gestionar tus niveles de estrés de mejor manera que si no lo haces y esto afectará tanto física como psicológicamente. Por lo que se recomienda descansar por lo menos 8 horas si es posible, si no, 7 horas tampoco se aleja demasiado del objetivo; recuerda que la salud está por encima que cualquier otra cosa.

El proceso en el que hemos permanecido mucho tiempo despierto o con los sistemas en estado «estables», ese estado es controlado por  la homeostasis.

Alteraciones psicológicas por el elevado nivel de cortisol:

  • Fallos en la memoria.
  • Estados de animo como la tristeza.
  • Irritabilidad.
  • Despertares nocturnos.
  • Dificultad al tratar de conciliar el sueño.

Trastornos físicos debido al elevado nivel de cortisol:

  • Hinchazón abdominal.
  • Caída del cabello.
  • Dolor de articulaciones.
  • Tics nerviosos.
  • Cambios en el ritmo intestinal.

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Salud y Bienestar

Cuidado, así afecta el calor del verano a los medicamentos

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Cuidado, así afecta el calor del verano a los medicamentos

Especialistas del Departamento de Salud de la Ribera alertan de que una incorrecta conservación de los medicamentos en verano puede provocar importantes problemas de salud en el organismo al verse alteradas las características de calidad y eficacia de los fármacos.

Efectos nocivos que el calor puede provocar en los medicamentos

Teniendo en cuenta las altas temperaturas que suelen alcanzarse en estos meses, el personal especializado advierte de la necesidad de llevar a cabo una correcta utilización de los fármacos, con especial atención a aquellos medicamentos que deben conservarse en frío o deben utilizarse tan pronto se hayan sacado de la nevera.

Según los farmacéuticos de Atención Primaria del Departamento de Salud de la Ribera, Miguel Murcia y Rocío Broseta, “las condiciones de conservación que indica un medicamento, se establecen según los ensayos realizados antes de ser comercializados, por lo que deben respetarse para no perder su eficacia y seguridad”.

Por ello, antes de consumir cualquier medicamento, se debe comprobar su estado y su apariencia exterior, sobre todo en cremas, colirios, supositorios u óvulos, ya que por su aspecto se puede conocer su estabilidad.

Cuando nunca debes consumirlos

Si no se ha conservado correctamente o el producto ha cambiado al abrirlo, el medicamento no debe ser consumido bajo ningún concepto, ya que podrían estar alteradas las propiedades del fármaco.

Por lo que respecta a la conservación en casa, es aconsejable mantener los medicamentos en sitios frescos y secos, evitando la exposición directa a la luz solar.

Por ello, el personal experto recomienda no guardarlos en la cocina o el baño, estancias de la casa que, por lo general, suelen acumular más calor a lo largo del día, y siempre lejos del alcance de los niños.

En cualquier caso, es importante que antes de tomar un medicamento se consulte con  profesionales sanitarios y se evite la automedicación.

Igualmente, cuando se adquiera por primera vez, se recomienda leer el envase y el prospecto para conocer la temperatura a la que debe conservarse.

Viajar con medicamentos

En los trayectos por carretera, es recomendable no llevar los medicamentos en el maletero o la guantera del coche, ya que pueden llegar a alcanzar altas temperaturas.

Es imprescindible mantener las condiciones de transporte específicas para cada medicamento; es decir, los fármacos a conservar entre los 2ºC y 8ºC, deben conservarse siempre en nevera y, por tanto, transportarse en embalaje isotérmico refrigerado (sin llegar a congelar); por su parte, los fármacos que deben permanecer a una temperatura de entre 25ºC y 30ºC, han de transportarse en un embalaje isotérmico no refrigerado para evitar que puedan alcanzar temperaturas mayores.

Síndrome de agotamiento y golpe de calor

Por otro lado,  el personal especializado advierte de que algunos medicamentos pueden acentuar los efectos de las altas temperaturas, agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación, propiciar los golpes de calor o inducir una hipertermia.

En este grupo de medicamentos se encuentran los diuréticos, los antiinflamatorios no esteroideos, los antihipertensivos, algunos antibióticos y antivirales, los antiarrítimicos, algunos antidiabéticos, los hipolipemiantes (empleados para regular el colesterol), los antidepresivos, los antihistamínicos y los antipsicóticos.

“Hay que estar atentos al estado general de aquellos pacientes que toman este tipo de medicamentos, así como propiciar una serie de medidas que ayude a controlar su temperatura corporal: ambiente fresco, buena ventilación y aireación, y continua hidratación.

Es importante resaltar que, a pesar de las altas temperaturas, en ningún caso se deben suspender los tratamientos establecidos por los facultativos”, concluyen Murcia y Broseta.

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