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¿Sabes quién inventó la noria de feria?

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quien invento la noria de feria

Puede que mientras estés leyendo este artículo te encuentres haciendo cola para subir a una de las muchas atracciones de la feria. Pero si hay una que destaca por su forma perfecta y grandes dimensiones esa es sin duda la noria.

Parques de atracciones, ferias y muchas ciudades, usan estas impresionantes construcciones como reclamo turístico desde la que disfrutar de vistas únicas o bien para descargar la adrenalina. Pero, ¿sabes cuándo se inventó la noria? ¿Cuál es la más alta del mundo? En Official Press te contamos todos sus secretos.

¿Quién inventó la noria de feria?

–El origen de la noria. Muchísimos siglos antes que la noria se convirtiera en parte de una atracción de feria o en paisaje de una ciudad este mecanismo hidráulico surgió como herramienta de trabajo para hacer más fácil las labores de hombres y mujeres. Arquímedes, en el siglo III antes de Cristo ya se refería a este invento que servía para esquivar obstáculos del terreno y elevar el agua por medio de una rueda movida por la propia fuerza de la corriente del agua. Pero no fue el único que dejó constancia de este invento, ya que dos siglos más tarde lo hicieron en sus escritos el poeta Lucrecio y el arquitecto Vitrubio. Posteriormente fueron los romanos quienes desarrollaron y mejoraron la noria para extraer el agua de las profundidades de las minas.

«La que llora, la que gime»

La palabra noria viene del árabe Na’úra, que significa «la que llora, la que gime» Tal vez recibió ese nombre por el sonido que producía al pasar de forma constante el agua sobre las paletas de las norias de agua. Los árabes adaptaron este invento para emplearlo exclusivamente para el regadío.

La primera vez que se utilizó la noria como uso lúdico fue en la Exposición Universal de Chicago en 1893. El ingeniero estadounidense George Ferri, quien había dedicado toda su vida a construir carreteras, puentes y a la industria del ferrocarril, quiso realizar un proyecto que superase en volumen y magnitud a la Torre Eiffel de la Exposición Universal de París de 1889. Tras convencer a los organizadores de su seguridad, se alzó esta obra maestra de la época.

–La noria de Ferri medía 80 metros de altura y 76 de diámetro. Tenía 36 cabinas giratorias y una capacidad de 2.160 personas (60 personas por coche) Se calcula que cerca de 40.000 al día subieron a esta increíble atracción. La conocida también como Chicago Wheel fue demolida en 1906.

La noria de atracción recibe varios nombres en todo el mundo: rueda de la fortuna o rueda Ferrisrueda de Chicago, viaje a la lunarueda moscovitanoriaestrellarueda gigante o vuelta al mundo.

–El ranking de norias más altas del mundo lo encabeza la High Roller, en Las Vegas (EE.UU) con 176´6 metros de altura; seguido de Singapore Flyer, en Marina Bay (Singapur) con 165 metros; Estrella de Nanchang (China) con 160 metros y el London Eye, en Londres (Inglaterra) con 135 metros.

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El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

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El misterio del nicho 1501
El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

El Cementerio General de València esconde una curiosa historia en la que el amor, la desgracia, el terror y la fortuna se dan la mano. La historia de un nicho, el nicho de Emilia. Un enigmático caso que parece salido de la mente de Edgar Allan Poe Lovecratf, pero que es real y nos vuelve a confirmar que la realidad supera siempre a la ficción.

Para conocer quien descansa en el nicho 1501 y la historia olvidada que allí yace, debemos trasladarnos hasta finales del siglo XIX. Vicente García Valero era un actor y autor teatral nacido a mediados del siglo XIX que se enamoró perdidamente de Emilia Vidal Esteve. A pesar de su juventud, él contaba con 15 años y ella con 13 no tardaron mucho en casarse.

El trabajo de Vicente le llevó a trasladarse a Madrid, donde un día la alegría se transformó en desgracia cuando la joven falleció 1876 por un brote de fiebres tifoideas. 

El misterio del nicho 1501

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común debido a que la familia no podía costear los gastos, pero el actor quiso recuperar el cuerpo de su amada costara lo que costara y finalmente logró exhumarla de manera clandestina casi dos años más tarde en el día de Nochebuena de 1877. Cuentan que Vicente tuvo que sobornar con dinero al sacerdote que pocas semanas atrás había enterrado a la chica.

Cuando abrió el féretro, Vicente relató que la joven «parecía como dormida». Tal vez lo viera así fruto de su enamoramiento ya que por el tiempo transcurrido su estado debía ser el de putrefacción y descomposición.

250 pesetas fue el precio que le tocó pagar, sin duda toda una pequeña fortuna para la época, para hacerse con el nicho número 1501 a perpetuidad. Y allí en el Cementerio General de València descansa desde entonces.

El tiempo pasó y Vicente se casó con Ángela, la hermana de su difunta esposa. Pero la historia no queda ahí, ya que el matrimonio tuvo una hija, a la que curiosamente llamaron Emilia, el mismo nombre que el amor de su vida.

Porque Vicente seguía obsesionado con su primera mujer. No la podía olvidar, y así lo demostraba cada año, mandando todos los 1 de noviembre dinero al cementerio para que limpiaran el nicho y lo adornaran de flores, hechos que relata él mismo en su libro ‘Páginas del pasado’.

Pero la desgracia volvió de nuevo a su vida con la muerte de su hija a la edad de 4 años y la de su esposa. Duro es el testimonio de un cartero, que fue testigo de la muerte de la pequeña cuando acudió a la casa para entregar un correo y le abrió la puerta Vicente con su hija en brazos. El cartero pensó que la niña estaba dormida y García Valero le respondió «no, está muy dormida, esta muerta.»

Pero en la mente de Vicente permanecía Emilia. No podía olvidar su recuerdo y tal vez fuera por eso que se volviera a casar con la otra hermana, Amparo. ¿Buscaba en ellas a su amada?

El décimo 1501

Si el relato hasta el momento es ya sorprendente todavía faltaba una última vuelta de tuerca. Un nuevo giro que hace de esta, una historia increíble pero cierta. Vicente, dedicó su vida al teatro, repartiendo su tiempo entre Madrid y València, pero tomando como residencia la capital de España. Allí le inundó la pena y tristeza por estar tan lejos del nicho de su amor a pesar de encargarse desde la distancia de su cuidado.

Hasta que un día dejó de enviar dinero. Era el 1 de noviembre de 1911 y su situación económica había empeorado por lo que no pudo hacer que limpiaran la lápida y le colocaran flores. Pero por fin a Vicente García Valero le iba a sonreír la suerte. El destino o lo que ahora llaman karma o tal vez, quien sabe si su amor, le iba a devolver todo el cariño que le había dedicado Vicente durante años.

Caminando por una administración de lotería próxima al teatro Apolo, Vicente vio un décimo y lo compró. Era el 1501.  En el sorteo del 10 de octubre de 1912 su número fue premiado con 6000 pesetas de la época. “Tantos años enviando dinero a mi amada y ahora es ella la que me lo devuelve”, exclamó Vicente según narra en su libro de memorias.

Ahora Vicente podía seguir pagando los arreglos y cuidados de la lápida cada 1 de noviembre. Y así lo hizo hasta que le llegó la muerte en Madrid el 12 de octubre de 1927. Y allí lejos de su amada se piensa que está enterrado.

Hoy en día nadie se acuerda ya del nicho 1501. La inscripción de la lápida está casi borrada por el paso del tiempo. “Recuerdo de V. García Valero” se puede leer.

Pero desde hace unos años, alguien coloca flores en el nicho 1501…

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