Síguenos

Cultura

‘Unamuno, ¿el rebelde sin causa?’, por @JoseSorzano

Publicado

en

Jose Antonio Sorzano Escavy

José Antonio Sorzano Escavy

Foro de Opinión: Salvador de Madariaga

El pasado 31 de diciembre se cumplió el 80 aniversario de la muerte de D. Miguel de Unamuno, uno de los grandes intelectuales de la generación del 98, paridos desde las entrañas de nuestra querida España.

    Si bien siempre se ha dicho que los grandes personajes suelen ir acompañados de esa mochila de “cosas” que los hacen diferenciarse y resaltar en esa sociedad alineada y convencional, en el caso de D. Miguel no podría ser menos a la vista de su rebelde y controvertida vida.

    Nunca se ha entendido como un intelectual de la talla y lucidez de este vasco republicano de convicción  y devoción, y que se consideraba más español que el oso de la Puerta del Sol, pudiera pedir públicamente en sus inicios el apoyo al alzamiento de Franco contra la República. Viendo en los sublevados, un tanto abducido, a esa especie de movimiento regeneracionista autoritario dispuesto a reconducir la deriva del país ante los crecientes desmanes producidos en la República.

     La manifiesta rebeldía de Unamuno, contra todo aquello que él consideraba que atentaba contra España y la razón,  le llevo a criticar  tanto a un  Sabino Arana padre del nacionalismo vasco, así como al mismísimo presidente de la República, Manuel Azaña. Todo ello,  en pura contradicción con ese  sentimiento contra la monarquía y la dictadura de Primo de Rivera, que le llevo, incluso, a ser desterrado a la isla de Fuerteventura.

     Su crítica a la Corona le llevo a definirla públicamente: “como esa dinastía que lo único que ha hecho por el pueblo español es dejarlo empobrecido, envilecido y entontecido”.

      Este filosofo, escritor, profesor, librepensador y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, respetado y admirado en todo el mundo, lo fue casi todo a lo largo de su vida, desde rector de su querida universidad de Salamanca a  diputado a Cortes por la coalición  republicano –socialista.

      D. Miguel, represento en su época, a decir de muchos, ese inconformismo rebelde y ético de permanente afirmación de sus convicciones, que no en pocas ocasiones le hizo equivocarse, pero que de igual manera le hicieron acertar en aquel bárbaro epicentro de la sin razón que azotaba por aquel entonces España.

      Al igual que se equivoco apoyando a los sublevados a la República, creyendo que estos traerían la paz, el progreso y el orden ante el desconcierto político y social por la división en el bando republicano, al final tuvo la lucidez y grandeza de espíritu al reconocer públicamente su error el 12 de octubre de 1936, en un acto de celebración del Día de la Raza, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde Unamuno se enfrento al todopoderoso general Millán Astray, que había pronunciado un discurso vitoreando a la muerte y contra la inteligencia, contestándole D. Miguel con aquellas famosas palabras:  “Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, que es la razón y derecho. Por lo tanto, me parece inútil pediros que penséis en España”.

     Dentro de sus profundas reflexiones, llego a decir en el mes de noviembre de1936: “La barbarie en mi querida España es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los unos y los otros. Y aquí esta mi pobre  España, que se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo”.

Añadiendo posteriormente: “Y a todos aquellos que piensen lo contrario, les diré que en absoluto soy ni fascista ni bolchevique, simplemente soy un pensador solitario”.

    Poco más tarde, el 31 de diciembre de 1936, el autor de Niebla, la Tía Tula y el Poder de la Palabra, entre otros, murió en su casa bajo arresto militar domiciliario, preso de la desesperación y la soledad.

    Y fue su amigo el gran Antonio Machado, quien una vez muerto vino a decir: “A todos aquellos que crean o digan que Unamuno ha traicionado a su pueblo no lo creeré nunca. Quizás a lo largo de su vida, Unamuno fuera contra sí mismo, pero contra su pueblo, jamás”.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cultura

Los secretos de la Casa Judía de València

Publicado

en

casa judia valencia,
Foto: Hugo Román
Los secretos de la Casa Judía de València-Fotos: Hugo Román-OFFICIAL PRESS

Entre los años 20 y 30 del siglo pasado el art déco dominaba en todas las artes decorativas a nivel mundial.

Había nacido en París y pronto Hollywood lo popularizó como símbolo de glamour.

Y esos aires y aquella esencia de aquella Belle Époque o los llamados Años Locos quedaron inmortalizados en una de las edificaciones más asombrosas de València.

El art déco bebía de todas las culturas, reutilizando de manera libre los elementos arquitectónicos de otras épocas.

Plasmaban los asombrosos hallazgos de aquellos tiempos.

En Egipto como el  descubrimiento de la tumba de Tutankamón, así como de culturas mesopotámica, africana, azteca, maya, hindú que fueron dotándole de un exotismo y una belleza única.

Los secretos de la Casa Judía de València

Caminando por la calle Castellón, en el número 20 nos encontramos con toda una joya que aguarda la mirada de los curiosos que se detienen para admirar un amalgama de formas y colores único.

Entre Germanías y la Estación del Norte está la conocida como Casa Judía de València, que fue construida hacia 1930 por el arquitecto valenciano Juan Francisco Guardiola Martínez.

Nacido en Sueca en 1895 en el seno de una familia de clase media, se trasladó a Barcelona en 1917 para estudiar arquitectura.

Allí fue premiado en  1922  por el proyecto de la estación de metro de la Plaza de Cataluña.

Según cuentan, los diversos viajes que realizó el arquitecto por Asia pudo influir en él a la hora de diseñar el estilo del edificio levantado en el ensanche de la capital valenciana a petición de Yosef Shalóm.

Su apellido nos da la pista del sobrenombre de Casa Judía.

Casa Judía.- Años treinta.- Archivo Ana María Ferrín.

La fachada de la Casa Judía

Un detalle de sus orígenes nos recibe en el dintel de la puerta principal, en el frontón curvilíneo.

Ahí se aprecia una estrella de seis puntas rematado por dos volutas y una hoja de acanto en el arco final.

Su fachada dividida en tres cuerpos, basamental, central y superior, nos transporta sin movernos de la calle a escenarios babilónicos y egipcios por su colorido y las formas de sus columnas, capiteles, remates con forma de pagoda y ventanas ojivales.

Si levantamos la vista podemos admirar el impresionante remate del edificio de inspiración oriental, árabe e hindú.

Foto: Hugo Román

Según cuentan ​en el edificio se reunía de manera discreta la reducida comunidad judía de la época que residía en València para realizar sus celebraciones religiosas.

¿Cómo es en la actualidad?

En la actualidad en el edificio de siete alturas viven familias particulares.

Las viviendas tienen unos 100 m2 cada una, y originalmente contarían con tres habitaciones, un baño, una cocina y un comedor.

Tan solo su fachada, su zaguán y la decoración exterior e interior mantienen la esencia de aquellos años en los que el arte iba asociado a la construcción, en el que cada ladrillo tenía una misión estética.

Años en los que los edificios eran monumentos esperando ser habitados.

Muchos comentan que su fachada parece salida del decorado de la película del Mago de Oz o tal vez de la mente de Tim Burton.

La Casa Judía no es un edificio protegido

Inspiradora y evocadora permanece allí pese a la bomba que cayó cerca durante la guerra y a pesar de que en alguna ocasión haya sufrido modificaciones debido a que, incomprensiblemente, no está protegida.

De hecho los remates del edificio de estilo hindú que lo coronaban fueron retirados en el pasado y su plantas baja han alterado su estilo original.

Guardiola falleció en Alzira en 1962.

Su trayectoria como arquitecto fue amplia con proyectos de viviendas residenciales, fábricas, almacenes, iglesias, teatros y cines, una estación y un banco.

Entre las más destacadas están el Ateneu del Socors en Sueca (1927) y la Casa Xina o Casa Ferran Guardiola en Barcelona (1929) que muestran su talento y originalidad.

Pero sin duda, la Casa Judía es su gran obra maestra.

Una obra que contempla el pasar de los años desde su espectacular fachada, una fachada que nos hace viajar a lugares remotos sin salir de la ciudad.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

 

Continuar leyendo