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Valencia activa la ‘operación Frío’

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Valencia operación Frío
Un indigente duerme resguardado en un portal del centro de València. EFE/ Juan Carlos Cárdenas/Archivo

La ciudad de Valencia ha activado la ‘operación frío’ enfocada en las personas sin hogar. El Área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valencia ha activado la operación Frío mediante la apertura, todas las noches y hasta el 28 de febrero, del Centro de Atención de Emergencias Sociales (CAES), ubicado en la calle Santa Cruz de Tenerife y gestionado por personal de la Cruz Roja.

Con esta medida, el Ayuntamiento de Valencia da respuesta a las necesidades de alojamiento, abrigo e higiene de las personas que pernoctan en la calle.

La concejala de Bienestar Social, Marta Torrado, ha destacado este lunes la importancia de un recurso municipal como el CAES, «un referente en la atención social municipal» durante la visita a sus instalaciones, acompañada por la presidenta local de Cruz Roja, Nieves Dios, y una representación del equipo del proyecto.

Valencia activa la ‘operación Frío’

Torrado ha señalado que el consistorio es «plenamente consciente de las necesidades de las personas sin hogar, sobre todo en los meses más fríos y calurosos del año, con temperaturas extremas, y ha puesto todos los recursos municipales a su disposición».

El CAES, ubicado en la calle Santa Cruz de Tenerife, cuenta con un total de 25 plazas diarias, informa el consistorio.

Igualmente, desde el SAUS (Servicio de Urgencias Sociales) y el CAST (Centro de Atención a Personas Sin Techo) del Ayuntamiento de Valencia, se derivan a las personas sin hogar o en situación de emergencia social.

El Ayuntamiento pide la colaboración ciudadana para que ninguna persona sin hogar duerma al raso

Albergue

Ya en el albergue, el personal de Cruz Roja proporciona productos de abrigo, higiene personal, cena y desayuno, así como la opción de limpieza de ropa y aseo personal.

La atención del CAES es posible gracias a un equipo de siete personas técnicas y más de 100 voluntarias que van rotando en diferentes turnos.

Durante el invierno pasado, se alojaron en este centro municipal un total de 319 personas distintas, de las que 240 eran hombres y 79 eran mujeres.

Además de las ayudas básicas, Cruz Roja garantiza una atención integral al buscar el acceso de estas personas al conjunto de recursos y servicios públicos.

El Servicio de Atención a Urgencias Sociales (SAUS) del Ayuntamiento de València tiene como objetivo dar una respuesta adecuada y rápida a las necesidades que presentan las personas, residentes o transeúntes, que sufren situaciones de emergencia social que no pueden ser atendidas por los centros municipales de servicios sociales.

Entre otros, el SAUS atiende los casos de pérdida repentina de alojamiento a causa de incendios, inundaciones o derrumbamientos; el abandono de menores o personas mayores; tentativas de suicidio; y episodios de violencia de género y agresiones sexuales.

El equipo técnico orienta a las personas necesitadas sobre los recursos existentes, en función de sus necesidades y situaciones específicas, y les deriva a los recursos públicos disponibles.

El Ayuntamiento pide la colaboración ciudadana para que ninguna persona sin hogar duerma al raso

 

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Valencia

El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita

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El duelo de un pueblo no se gobierna con mentiras: es hora de que Carlos Mazón dimita
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. EFE/ Biel Alino/Archivo

La catástrofe desencadenada por la DANA del 29 de octubre de 2024 en la Comunitat Valenciana, que dejó un lacerante saldo de más de 229 víctimas, no puede quedar impune. Más allá del dolor humano y de la reconstrucción material, está la responsabilidad política. Y en ese terreno, Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, acumula mentiras, contradicciones y el profundo desgarro de quienes lo perdieron todo. Por dignidad, por ética y por justicia, Mazón debe dimitir.

Una gestión inexcusable

Cuando la alerta roja estaba activada, Mazón estaba ausente del lugar que le correspondía. Según los informes oficiales, llegó al comité de crisis (CECOPI) a las 20:28 horas, cuando ya se había emitido la alerta a la población minutos antes. No fue un “error de agenda”, sino un fallo estructural que costó vidas.

Mientras Valencia vivía una riada devastadora, el presidente se encontraba en una comida privada en lugar de supervisar la emergencia. Su entorno lo justificó como una reunión de trabajo, pero el contexto lo desmiente: fue ausencia, negligencia y falta de liderazgo.

La falta de movilización de efectivos tampoco puede justificarse. Los informes cruzados detectan irregularidades en el número de bomberos y medios activados. Cuando una emergencia reclama transparencia, los datos confusos o manipulados son una afrenta.

Mentiras, contradicciones y silencio

Mazón ha intentado derivar responsabilidades hacia la Agencia Estatal de Meteorología o la Confederación Hidrográfica del Júcar, en lugar de asumir el liderazgo que su cargo exige. Cuando el caos se instala, quien gobierna debe estar al frente, no buscando culpables.

Peor aún, ha ofrecido versiones cambiantes sobre su paradero, sus llamadas y las decisiones adoptadas aquel día. La investigación judicial avanza con pruebas que desmontan la versión oficial. Cuando un líder debe explicar dónde estaba durante una tragedia, el problema ya no es circunstancial: es estructural.

Las víctimas, traicionadas

No basta con lamentar lo sucedido cuando la dignidad exige acción. Las asociaciones de víctimas han expresado su malestar y exigido respeto ante la falta de explicaciones claras. “Estar con las víctimas también implica asumir responsabilidades”, repiten familiares que aún esperan una disculpa sincera.

No es solo la ausencia inicial. Es el desfile de versiones, el silencio, la falta de empatía y la reconstrucción lenta. Mientras las familias siguen llorando, el presidente intenta sostener su imagen pública como si nada hubiera ocurrido.

La única salida digna: la dimisión

Integridad política. Quien incumple los principios básicos de responsabilidad pierde la legitimidad para seguir al frente.

Justicia para las víctimas. Pedir perdón no basta cuando no se explica con claridad, cuando no se asumen errores ni se ofrecen soluciones. Las víctimas merecen que se depuren responsabilidades reales.

Confianza institucional. La credibilidad de la Generalitat se resquebraja cuando su presidente ofrece explicaciones tardías, contradictorias y evasivas. Eso no solo afecta a Mazón, afecta a toda la Comunitat Valenciana.

Renovación del liderazgo. El desastre del 29-O no puede cerrarse con un “sigo al mando”. Hace falta un relevo que reconstruya no solo los territorios inundados, sino también la confianza de los ciudadanos.

La responsabilidad compartida

Los silencios cómplices también pesan. Los partidos que sostienen a Mazón deben preguntarse si su apoyo es ético o meramente político. Cada día que pasa sin rendir cuentas es una herida más para las víctimas y una mancha más para las instituciones.

La dimisión no sería una derrota política, sino un acto de respeto hacia los que sufrieron, hacia los que murieron y hacia toda una sociedad que exige transparencia y verdad.

La tragedia del 29 de octubre no son solo cifras. Son vidas, familias, municipios arrasados y una sociedad herida. Carlos Mazón mantuvo su comida en El Ventorro cuando la provincia se inundaba, cambió versiones cuando se investigaba y continúa en el cargo pese al clamor ciudadano.

Por integridad, por dignidad, por justicia: Carlos Mazón debe dimitir.
Y quienes lo sostienen, deberían preguntarse si su silencio también los convierte en responsables.

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